Nunca he buscado un alma gemela, no quiero tenerme enfrente todo el día; aunque gemela, gemela no la habría, por mucho que se me pareciera.
Sobre nada, seguro. Sobre algo, quizá. Mi miedo a lo oscuro. Mi alegría, cuando el colchón se hunde indicando que tengo compañía. Y yo me quedo quieta por no asustar a quien viene a decirme: "buenas noches", mi niña
Ahora que empiezo a husmear por mis adentros y descubro que no me conocía. Lo que voy conociendo no me gusta. Y sólo con cambiar de perspectiva. Me veo tan lejana, tan ajena, tan desconocida que parece que estoy mirando un alma que no es mía.
Si quieres tener algo, busca dentro, me dice Dios ahora que me habla y no lo desees, porque el deseo demuestra que no lo tienes, ni lo das. Eres el universo en pequeñito así que elige lo que quieras y dalo, dalo a manos llenas, no te cortes; el universo no se agotaré por más que cojas.
Pero siempre para darlo, no te lo quedes y sentirás que vuelve a ti multiplicado y exactamente desde dónde tú lo esperas, porque el viento aventará tus dones en cualquier dirección que se te antoje y todos notarán que lo reciben y sabrán que es de ti de dónde viene. Manda todo ese amor que crees que tienes, y no esperes su vuelta.
Empieza a jugar ese juego que inventaste, cuando la realidad era cruel y fea. Juega a "inventar el mundo" e imagina las escenas que te hubieran gustado que ocurrieran. Esas que, a veces, sueñas en los sueños que te alegrarán el día cuando llega. De casa del abuelo, la chimenea. La manta en el suelo, que está frío y si tú quieres, reposa la cabeza sobre el regazo que quieras. Imagina que alguna mano amiga, se posa sobre ti mientras tú cuentas historias de otros tiempos que, por el tiempo, ya no duelen porque sabes que tú escribiste el guión a cada paso. Y si las cosas fueron dolorosas, también te dieron, la humanidad, la bondad, la comprensión y esa ternura que posees muy adentro de tu alma. Sácala, ¿qué hace ahí escondida? Utiliza el pensamiento que posees y lanza todo lo bueno a los puntos cardinales y, seguro que, entre tú y miles más haréis vibrar el universo entero y a quién les llegue, sentirán de pronto un poquito menos de tristeza.
Yo no me siento sola, estoy conmigo, no conozco mejor que yo por compañía; sólo, quizá un poquito, al fin del día me gustaría charlar con un amigo.
Sobre nada, seguro. Sobre algo, quizá. Mi miedo a lo oscuro. Mi alegría, cuando el colchón se hunde indicando que tengo compañía. Y yo me quedo quieta por no asustar a quien viene a decirme: "buenas noches", mi niña
Ahora que empiezo a husmear por mis adentros y descubro que no me conocía. Lo que voy conociendo no me gusta. Y sólo con cambiar de perspectiva. Me veo tan lejana, tan ajena, tan desconocida que parece que estoy mirando un alma que no es mía.
Si quieres tener algo, busca dentro, me dice Dios ahora que me habla y no lo desees, porque el deseo demuestra que no lo tienes, ni lo das. Eres el universo en pequeñito así que elige lo que quieras y dalo, dalo a manos llenas, no te cortes; el universo no se agotaré por más que cojas.
Pero siempre para darlo, no te lo quedes y sentirás que vuelve a ti multiplicado y exactamente desde dónde tú lo esperas, porque el viento aventará tus dones en cualquier dirección que se te antoje y todos notarán que lo reciben y sabrán que es de ti de dónde viene. Manda todo ese amor que crees que tienes, y no esperes su vuelta.
Empieza a jugar ese juego que inventaste, cuando la realidad era cruel y fea. Juega a "inventar el mundo" e imagina las escenas que te hubieran gustado que ocurrieran. Esas que, a veces, sueñas en los sueños que te alegrarán el día cuando llega. De casa del abuelo, la chimenea. La manta en el suelo, que está frío y si tú quieres, reposa la cabeza sobre el regazo que quieras. Imagina que alguna mano amiga, se posa sobre ti mientras tú cuentas historias de otros tiempos que, por el tiempo, ya no duelen porque sabes que tú escribiste el guión a cada paso. Y si las cosas fueron dolorosas, también te dieron, la humanidad, la bondad, la comprensión y esa ternura que posees muy adentro de tu alma. Sácala, ¿qué hace ahí escondida? Utiliza el pensamiento que posees y lanza todo lo bueno a los puntos cardinales y, seguro que, entre tú y miles más haréis vibrar el universo entero y a quién les llegue, sentirán de pronto un poquito menos de tristeza.
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