sábado, 5 de agosto de 2017

LA BESTIA TIENE UN LENGUAJE PROPIO

http://gazzettadelapocalipsis.com/2015/08/09/el-lenguaje-de-la-bestia/
NO HE PODIDO RESISTIRME A ESTE ARTÍCULO. PERTENECE A gacetadelapocalipsis Y LO HE ENCONTRADO EN www.bibliotecapleyades.net. ME HA PARECIDO MUY BUENO

La Bestia habla... Tiene un idioma propio...

Esa bestia, a la que llamamos Sistema, tiene una presencia cada vez menos abstracta: ya empieza a ser un ente con unas características bien definidas y reconocibles.

Y una de ellas es un lenguaje propio, con unas lógicas propias y con una intencionalidad final concreta.

Un lenguaje que ha sido inoculado en nuestras mentes y que nos ha programado a todos sin que nos demos ni cuenta, para que seamos partícipes directos de la eliminación de nuestra propia identidad individual y de nuestra conversión en meras piezas de la maquinaria.

Como hemos dicho con anterioridad en otros artículos, el Sistema actúa como si fuera una especie de maquinaria psíquica, que está instalada en nuestras psiques, programando todas nuestras acciones de forma semi-inconsciente.
 



Es muy difícil identificarlo correctamente, pues no tiene nombre, ni cara, ni cuerpo, ni podemos hacernos una imagen clara de él; se refleja en todas nuestras expresiones culturales, en lo que creemos que son nuestros anhelos y sueños, en nuestras leyes, en nuestras creencias e ideologías.

Solo podemos detectar su presencia poderosa y omnisciente en los resultados, constatando que efectivamente está ahí, oculto en cada gesto y en cada uno de nuestros actos, dirigiendo la orquesta humana desde las sombras del inconsciente colectivo…

Pero desde hace un tiempo, relativamente corto, ha dado un salto adelante. Ha salido de las sombras y ha empezado a hablar con una voz propia cada vez más reconocible...

El suyo es un lenguaje explícito, frío y eficiente… pero también es extremadamente sincero:
nos dice, sin ambages, que no nos considera seres humanos individuales, sino simples números, susceptibles de ser sumados, restados o borrados en cualquier momento.
Lo podemos percibir en la profusión de lenguaje estadístico que inunda nuestras existencias y que nos ha convertido a todos en cifras abstractas parametrizables.

Un ejemplo claro de como ese lenguaje está calando en nuestras mentes y en nuestra visión del mundo y de la realidad, lo podemos encontrar en los medios de comunicación y más concretamente al escuchar cualquier noticiario televisivo.
 


 



LA LENGUA DE LA BESTIA EN LA TV
Fijémonos, por ejemplo, en lo que encontramos en un noticiario televisivo de forma habitual.

Las noticias vienen acompañadas de una amplia profusión de fríos datos estadísticos, cuyo efecto principal es la uniformización, la despersonalización y la eliminación de cualquier expresión de individualidad.

Cuando combinamos esa deshumanización estadística con un bombardeo de imágenes morbosas, en forma de grandes desastres, espectaculares accidentes, explosiones, cadáveres, dolor y muerte, eso acaba teniendo un efecto devastador sobre nuestra forma de ver el mundo, a las demás personas y a nosotros mismos.

Nos hemos acostumbrado a ver morir a seres humanos y a convertirlos automáticamente en datos estadísticos en nuestro cerebro, en forma de muertos o heridos y clasificándolos según etiquetas, como si fuera la cosa más natural del mundo.

Podríamos decir que la máquina nos está "mecanizando" a nosotros también, programando nuestras mentes con su lógica fría y calculadora, para que seamos como ella.
 


 

Pongamos un ejemplo:
supongamos que por la televisión, en un noticiario, nos muestran uno de esos vídeos de accidentes desgraciados grabados con una cámara de vigilancia.

Nos muestran a una persona que pasea tranquilamente por la calle con su perrito y de repente, vemos como el animal cruza la calle de improviso, su dueño corre tras él y lo atropella un coche.

Ver una imagen como esta, puede provocarnos un impacto emocional. No importa si esa persona es china, rusa, blanca o negra.

Nos identificaremos con ella porqué está haciendo algo que podríamos hacer nosotros y le sucede algo que también podría sucedernos a nosotros mismos o a algún ser querido.

Eso provoca que sintamos empatía hacia esa persona y que su desgracia nos provoque un cierto grado de dolor.
¿Pero qué sucede si yo acompaño esas imágenes con una nutrida dosis de fríos datos estadísticos?

Supongamos que nos muestran esas mismas imágenes, pero una voz en off nos va diciendo que,
"cada año mueren 1500 personas atropelladas por distracciones en las ciudades del país, de las cuales, un 25% fallecen",
...y posteriormente nos muestran vídeos muy cortos o en multipantalla de muchos otros atropellos en diferentes países, con los datos estadísticos comparativos de víctimas en aquellos lugares, con números de muertos, heridos y tantos por ciento de hombres y mujeres atropellados.

Esa profusión de datos, acompañada de las imágenes impactantes, tiene un efecto demoledor en nuestra forma de ver y sentir la realidad.
 


 

De repente, ya no vemos a esa persona desconocida concreta con la que podíamos identificarnos y que podía provocarnos empatía; esa empatía se ve sustancialmente reducida, porque esa persona pasa a ser el reflejo visual de un dato estadístico.

Bien, pues este efecto de programación en nuestra mente, se repite de forma incesante y constante, hora tras hora, día tras día, sin que seamos conscientes de ello, como un veneno que va calando en nuestra psique gota a gota.

Esa es la función principal de los medios de comunicación de masas: son la herramienta de uniformización masiva más poderosa de todos los tiempos.

Son la antena desde la que el sistema emite constantemente los paquetes de datos que deben ser instalados en nuestros cerebros para las consiguientes "actualizaciones diarias del software del Sistema".

Si los analizamos con atención descubriremos que esta programación mental propia de una máquina, está estructurada con una serie de lógicas internas completamente perversas, de las que nadie se da ni cuenta.
 


 



LA MAGNITUD DE LA TRAGEDIA
El lenguaje de programación mental que nos transmiten los noticiarios, no se limita a reducir a las personas a simples cifras estadísticas:
también las clasifica de forma lógica según un sistema de valores implícito, y a la vez, crea un sistema paralelo de simulación cuantitativa de empatía hacia los demás, algo parecido a una nueva sub-rutina de programación mental basada en emociones pre-fabricadas y parametrizables, cuyo objetivo es sustituir los posibles rastros de empatía real, espontánea y sincera que aún alberguemos y que nos caracteriza como individuos humanos.
Vamos a intentar aclarar lo que acabamos de exponer.

Cada día las noticias nos muestran a personas muriendo o sufriendo.

Pero a todos se nos hace más que obvio que los medios cuantifican sibilinamente la cantidad de empatía que debemos sentir hacia esas personas dependiendo de sus características:
los medios no las tratan a todas por igual.
Hay diferentes escalafones, determinados por la raza o la proximidad étnica o nacional.

Incluso hay diferentes escalas dependiendo de las clases sociales y las profesiones.

Por ejemplo, en un noticiario cualquiera, de forma inadvertida y sutil, se nos transmite la idea de que un policía o un agente de la autoridad siempre tiene 'más' valor que cualquier otro civil.
 


 

Cuando las víctimas son policías, siempre se cuentan aparte del resto, como si fueran de una clase superior.

¿Cuántas veces hemos escuchado narraciones del tipo,
"en el tiroteo, se produjeron 5 víctimas mortales, 2 de las cuales eran policías?"
Es una distinción continuada que los periodistas ya parecen hacer de forma inconsciente.

Pero en muchos casos, este tipo de distinciones no tienen nada de inconsciente, sino que estamos ante una manipulación emocional premeditada de carácter político.

Recordemos cuando en España sufríamos los atentados de ETA y moría un policía, un guardia civil o un militar:
siempre nos decían cuántos hijos tenía la víctima, con la intención poco disimulada, de manipular nuestras emociones y generar una respuesta empática en favor de la víctima (y por lo tanto del gobierno) y de rechazo visceral hacia los terroristas.
Como vemos, el lenguaje de programación mental del Sistema que nos transmiten los noticiarios, contiene implícitamente una escala de valoración de las personas dependiendo de su "clasificación" dentro de la sociedad.
 


 

Si en una noticia nos dicen que mueren 4 obreros en un accidente laboral (en el caso excepcional de que nos hablen de un muerto en accidente laboral que no lleve uniforme y pistola), ¿alguna vez nos notifican cuántos hijos huérfanos dejan esos trabajadores?

Nunca, o casi nunca...

Y la razón implícita de ello es que, siguiendo la lógica interna del Lenguaje del Sistema, un obrero tiene un valor muy inferior a un policía y por lo tanto no es necesario condicionar una respuesta empática artificial ante su desaparición, básicamente porque el sistema tampoco obtendría ningún beneficio al hacerlo, como sí sucede al tratar de generar empatía con alguien que representa a la autoridad y al poder.

Esa es la cruda realidad.

Pero la perversión implícita en este lenguaje del Sistema, va mucho más allá aún.

Este es un razonamiento que a algunas personas les puede incomodar, pero la realidad es que todas las catástrofes o tragedias que nos cuentan en los noticiarios, siguen unas fórmulas implícitas que todos tenemos asumidas de forma inconsciente.

Cualquier tragedia es cuantificable tanto en Magnitud como en Intensidad y dispone de su propia unidad de medida, como la tiene la distancia, el volumen, la fuerza o la corriente eléctrica.

No seamos hipócritas:
la MAGNITUD de una tragedia se mide en Muertos. Y los heridos, son algo parecido a los decimales.
¿Cuántas veces hemos escuchado en las noticias algo como "el accidente provocó 21 muertos y 37 heridos"?

Eso significa que la magnitud de la tragedia, fue de 21.37. Un suceso con 1 muerto y 3 heridos, tiene una magnitud de 1.3 y uno con tan solo 26 heridos, una magnitud de 0.26

¿Parece un cálculo frío e inhumano de lo que es una tragedia? Lo es. Es inhumano...

Pero este es el lenguaje de la Bestia, el lenguaje del Sistema, que inadvertidamente los medios de comunicación inoculan en nuestra psique.

Y todos lo tenemos plenamente asumido de forma inconsciente:
programa nuestra mente como si fuéramos poco más que autómatas.


 

Pero no solo se cuantifica inconscientemente la Magnitud de las tragedias.

También se cuantifica la Intensidad de la tragedia, es decir, la carga emocional o empatía condicionada que debe provocar en el espectador. Y para cuantificar la intensidad de la tragedia, existe otra unidad de medida: el Niñomuerto.
  • ¿Cuántas veces hemos escuchado en las noticias algo como "el accidente provocó 200 muertos, 75 de los cuales eran niños"?
     
  • ¿Qué nos transmite una noticia redactada de esta manera?
Pues que la tragedia tuvo una Magnitud de 200 y una Intensidad de 75.

La función final de la cuantificación de la Intensidad de la tragedia, midiéndola en niños muertos, es condicionar la cantidad de empatía que el suceso debe despertar en nosotros. Es un mecanismo que busca programar y cuantificar nuestra respuesta emocional, convirtiéndola en algo fácilmente parametrizable, como si fuéramos máquinas.
 



Puede parecer una exposición muy dura y descarnada, pero esa es la auténtica realidad y la podemos constatar cada día cuando encendemos la televisión, escuchamos la radio o leemos las noticias en un diario o en Internet.

Y puesto que todos hemos aceptado funcionar según estos parámetros de programación, ¡Dejémonos ya de tanta hipocresía y digamos las cosas por su nombre, de forma explícita y sin tantos rodeos!

Hagámoslo de una vez:
añadamos ya estas unidades de cálculo de tragedia a las ya múltiples unidades de medida del Sistema Internacional. Pongamos al Muerto y al Niñomuerto al lado del Metro, el Kilogramo, el Amperio, el Newton o el Joule.
Que no mareen más la perdiz nuestros amigos los periodistas:
que lo digan con toda naturalidad…"Última hora: se ha producido una tragedia de 200.42 Muertos de magnitud y una intensidad de 55 Niñosmuertos".
Porque de hecho ya lo hacen y solo la repugnante hipocresía de nuestra sociedad y del mundo periodístico en particular, les impide exponerlo explícitamente.
 


 

Y ya puestos a arrancar máscaras y a aceptar sin tapujos que hemos sido programados con el frío e insensible lenguaje de la Bestia, acabemos de deducir qué otras fórmulas se ocultan en su interior.

Hemos hablado de las unidades de magnitud e intensidad que sirven para cuantificar las tragedias y la respuesta emocional condicionada que deben provocar en el espectador.

Pero dichos cálculos se ven alterados por un conjunto de parámetros adicionales que no podemos ignorar. Y es que como ya indicábamos antes, no todos los muertos cuentan igual.

Para calcular el valor de un muerto, también se aplica algo parecido a una fórmula matemática implícita, que incluye una serie de factores correctores.

La cantidad de valor que tiene un muerto depende de,
  • su profesión (un político cuenta más que un policía y un policía más que un barrendero o un camionero, por ejemplo)
  • su posición social (un empresario rico vale más que un obrero)
  • su nivel de celebridad (un jugador de fútbol famoso vale más que un maestro de escuela), etc.
Y a ello, debemos añadir los importantes factores correctores referentes a la raza, la cultura o la procedencia.

En Occidente, por ejemplo,
  • un blanco vale por 1, un oriental vale por 0,3 y un africano negro o un indio, valen por 0,1
  • un hindú, un musulmán o un budista vale menos que un cristiano
  • un alemán vale más que un rumano
  • un norteamericano vale mucho más que un bengalí, etc...


 

Además, si la víctima habla tu idioma vale más que si lo hace en otro idioma; y podríamos decir que el valor dado a la víctima de una tragedia, también es inversamente proporcional a la distancia entre su lugar de origen y el tuyo.

A ello debemos añadir un factor adicional de corrección referente a la forma en que se han producido las víctimas.

Por ejemplo, a un muerto en accidente de avión se le otorga un valor de tragedia superior a un muerto por hambruna, a causa del impacto visual y psicológico del suceso… y así con un largo etcétera de condicionantes diversos.

Todos estos elementos configuran algo parecido a una fórmula matemática que aplicamos de forma inconsciente a cada víctima cuando en las noticias nos hablan de cualquier tragedia o suceso.

Es este conjunto de rutinas lógicas, instaladas inadvertidamente en nuestra mente, las que provocan que sintamos un mayor impacto emocional por 4 muertos por un accidente de avioneta en nuestro país, que por 5.000 muertos en Etiopía a causa del hambre o de la guerra.

Si habláramos solo de "magnitud nominal" de la tragedia, la tragedia de Etiopía tendría una magnitud de 5000 respecto a la de 4 de nuestro país… pero los factores correctores reducen enormemente el valor de la unidad de magnitud de tragedia (el Muerto) en el caso de los etíopes, de manera que cada muerto etíope queda reducido a apenas unas milésimas de "muerto occidental" próximo a nuestra casa.

Sí, es muy cruel hablar en estos términos… pero así es el lenguaje de la Bestia, instalado en nuestra mente y actualizado y reforzado, cada día, por los medios de comunicación.

Y lo aplicamos constantemente, como si fuera la cosa más natural y lógica del mundo.

Otra cosa es que nos neguemos a aceptar que nuestro cerebro está programado con estos parámetros… allá cada uno con su nivel de tolerancia a la hipocresía.
 


 



LA NUEVA RELIGIÓN
Esta es la cruda realidad y este es el lenguaje con el que la maquinaria del Sistema está programando nuestra mente a nivel profundo.

Susurra incesantemente sus cifras estadísticas en nuestros oídos, como un mantra que nos aturde las emociones, hasta el punto de que ya no vemos a las demás personas como iguales a los que amar o respetar, sino como datos sumables o restables, como puntitos lejanos que oteamos desde una gran altura y por los que no podemos sentir nada.

Este lenguaje, con su lógica fría y su simulación numérica y simplista de lo que es la emoción o la empatía, tiene la capacidad de convertir lo mágico, lo misterioso, lo inaprensible, en una mera desviación estadística.

Por lo visto, es el lenguaje del nuevo mundo hacia el que nos encaminamos.

Un lenguaje científico y tecnocrático, en el que los individuos de valor incalculable, con sus sueños y talentos únicos, son sacrificados impíamente en los altares de la 'eficiencia' del Sistema, para aumentar en un 0,1% algún indicador estadístico de la gran maquinaria.

Nos han infectado la mente con este nuevo lenguaje, con el objetivo de que nos adaptemos sumisamente al nuevo mundo que se está gestando y para que concibamos sus lógicas internas como algo natural e inevitable, como lo es el paso del tiempo , la ley de la gravedad o la constante de la velocidad de la luz.

Y de hecho, es algo que ya está sucediendo; la infección ya ha llegado a lo más hondo de nuestra psique.
 



Con la crisis, hemos visto como a gran cantidad de personas, con sus sueños, sus anhelos y décadas de esfuerzos denodados a sus espaldas, se las ha "desechado" como piezas inservibles, para favorecer un descenso de 100 puntos en la Prima de Riesgo, o para aumentar en un 0,3% el crecimiento económico interanual.

¡Y la mayoría de gente se lo ha tragado como si fuera la cosa más 'natural' del mundo!
Por lo visto, la inmensa mayoría de la población está dispuesta a sacrificarse en pos de alguna cifra macroeconómica abstracta, sin tan solo preguntarse qué representa esa cifra, si es algo real o no, ni a quien favorece realmente la mejora de ese indicador de significado tan difuso.

Con expresión resignada nos encaminamos nosotros mismos hacia el altar de la oblación, siguiendo el sendero de la "responsabilidad ciudadana", para ser sacrificados por la gloria del Dios-Sistema.

Las voces de los grandes sacerdotes resuenan en los altavoces mediáticos, prometiéndonos que,
"nuestra sangre fertilizará los campos y aumentará el rendimiento de las cosechas en un 10%",
...y conformados, nos tumbamos sobre el altar para que nos desollen… y ya ni tan solo, en el colmo de nuestra derrota como seres humanos, exigimos que se realice un ritual decente para nuestra inmolación, adornado con bellos cánticos de ofrenda o danzas ceremoniales.

¡Que va! Nos han programado hasta tal punto, que permitimos que cualquier funcionario gris y mediocre nos abra en canal y nos despelleje con desprecio, como si fuéramos reses en un matadero.

Y aquellos que se atreven a rebelarse y levantan sus gritos llamando a la rebelión, a la desobediencia, o incluso a quemar el templo, no tardan en ser acallados por sus propios compañeros, que los acusan de violentos, de insolidarios o de vagos improductivos que no están dispuestos a sacrificarse por el bien común, el progreso de la humanidad, o la recuperación patria.

Son los nuevos herejes, ahora denostados bajo el apelativo de "terroristas anti-sistema" y no tardan en ser golpeados o incluso linchados por esas masas dispuestas a eviscerarse por la "gran causa" del Dios-Sistema.

Imaginemos por un momento, ¿qué habría pasado durante esta crisis (2015), o ahora, durante la impostada fase de recuperación, si el lenguaje de la Bestia no estuviera instalado en nuestra mente con toda su parafernalia estadística?

La reacción de la población habría sido muy diferente.
 


 

Si la gente no se hubiera creído, absolutamente convencida, que su sufrimiento y sus apuros servían para que la prima de riesgo bajara 70 puntos o las expectativas de crecimiento pasaran del 0,9% al 1,4%, nadie habría tragado con la situación.

Los ciudadanos solo se habrían fijado en los aprietos de su día a día, solo habrían visto a sus hijos viviendo peor que antes y eso los podría haber llenado de una rabia incontenible de impredecibles consecuencias.

Sí, es cierto, la rabia ha existido, se ha reflejado en las calles de alguna manera, pero ha sido apaciguada en gran manera (entre otros factores) por la susurrante voz de la Bestia...

Con su lenguaje falaz y su profusión de datos, ha conseguido hipnotizar a las masas y desviar toda esa rabia real y tangible, diluyéndola en un mar de datos abstractos e incomprensibles.

Ha sido al otorgarle cifras estadísticas al sufrimiento individual, disfrazándolo de esfuerzo colectivo, cuando la gente ha aceptado sumisamente su estado de precariedad.

Cada gota de sufrimiento ha sido sustituida por un "dato estadístico esperanzador" que indicaba unos "prometedores resultados" y una "incipiente recuperación" y la gente ha seguido recibiendo los latigazos con la cabeza gacha, pensando,
"bueno, ahora toca remar fuerte, pero pronto llegaremos a puerto", como esclavos en una galera romana a los cuales se les comunica, tras una jornada extenuante, que "han rendido un 0,25% mejor que el día anterior y que su navío es un 1,2% más rápido que el resto de galeras de la flota".


 

Mucha gente dirá que ha sido el gobierno el que ha manipulado a la población, ofreciendo todos esos datos macroeconómicos esperanzadores; pero esa solo es una visión superficial de la situación.

La realidad profunda, es que si nuestra mente no hubiera sido programada con el lenguaje de la Bestia y si no lo hubiéramos interiorizado tanto, hasta el punto de alterar nuestra percepción de la realidad, los gobiernos no dispondrían de ningún resorte para conducirnos como un rebaño.

La clave de todo, radica en la aceptación de los programas mentales.

Somos esclavos en una galera, que pensamos:
"Hoy me han pegado 3 latigazos, pero la media para esta galera es de 4 latigazos diarios, ¡soy afortunado!"

"Hoy han muerto 8 remeros por extenuación, pero en el resto de galeras mueren 10…tenemos un índice de mortalidad del 80% respecto a la media de la flota romana, ¡qué satisfactorio!"

"Hoy ha fallecido mi compañero de remo; es el cuarto de este mes, lo que indica un descenso interanual en el número de compañeros fallecidos en acto de servicio… ¡Las condiciones mejoran!"


 

¿Dónde está la dignidad y el amor incondicional por la propia vida y por la de los demás?

Si pensamos así, si sustituimos cada latigazo y cada abuso, cada muestra de nuestra hiriente esclavitud e indignante sometimiento, por un dato estadístico vacío de sentido,
  • ¿Quién es el principal culpable de nuestra situación?

  • ¿El que abusa de nosotros y lo decora con datos vacíos para sacar beneficio de nuestro lavado de cerebro, o nosotros, que nos creemos este lenguaje y lo tenemos interiorizado como si fuera algo real?
     
  • ¿Qué sucedería si ignoráramos toda esta acumulación de datos vacuos y nos centráramos en el dolor del latigazo y en la injusticia de estar encadenados en un navío, remando hasta la muerte, para beneficio de un sistema que desprecia nuestra existencia?
A base de calcular las condiciones estadísticas de nuestra esclavitud, hemos acabado olvidando lo realmente esencial:
que somos esclavos, que estamos encadenados a un remo y que nos pegan latigazos para que sigamos remando.


 

Solo centramos nuestra atención en contabilizar los latigazos, en lugar de focalizar toda nuestra energía en luchar por dejar de ser unos esclavos de una vez por todas.

¡Debería darnos vergüenza...!

La dignidad no se puede cuantificar; no es algo negociable o relativizable. Se tiene o no se tiene. Uno se respeta a sí mismo o no se respeta. Punto. Y lo mismo sucede con las demás personas.

Como ya hemos dicho otras veces, nuestro valor real es incalculable.

Pero es algo que hemos olvidado por completo.
 


 



LOS NUEVOS SACERDOTES
Debemos reconocer que el Sistema es una maquinaria tremendamente eficiente a la hora de manipularnos y reducirnos a la nada.

Ha conseguido programar nuestras mentes, primero para que sacrificáramos nuestras vidas por conceptos abstractos, pero con un reflejo tangible y real, como eran las patrias, las religiones y las ideologías.

Y con el paso del tiempo, ha dado un paso más y está consiguiendo que sacrifiquemos nuestra existencia y nuestra dignidad por simples datos estadísticos, mucho más abstractos y difusos, hasta el punto de que prácticamente existen solo dentro de nuestra mente.

Podemos decir, alto y claro, que,
  • Los datos y las macro-cifras estadísticas, son la nueva representación de la divinidad.
     
  • La imagen icónica del nuevo Dios al que debemos entregar nuestras vidas y las de nuestros hijos si es necesario.
     
  • Ahora, la santísima trinidad son la Eficiencia, el Rendimiento y la Sostenibilidad.
     
  • A través de ellos se alcanza el paraíso.
     
  • Todos hemos aceptado este nuevo modelo de divinidad; todos nos hemos subyugado servilmente a esta entidad abstracta.
     
  • Y con ella, aceptamos la autoridad implacable de sus máximos representantes: los tecnócratas, los flamantes sacerdotes de la nueva religión mundial.


 

Ellos son los portavoces máximos de los designios de nuestro nuevo dios:
la Máquina-Sistema, que exige continuos sacrificios de sangre para ser cada vez más eficiente.
Los viejos dogmas de fe de la religión han muerto para siempre:
ahora la nueva religión es la ciencia y tiene un lenguaje litúrgico propio.

Las túnicas han caído y las sotanas se apolillan en los armarios por el desuso… pero que nadie crea que los viejos sacerdotes han desaparecido.

Ahora llevan batas blancas cuando pertenecen a la Sagrada Orden de los Científicos, o visten trajes y corbatas cuando forman parte de la Santa Orden de los Economistas; y han cambiado sus cruces y báculos por tubos de ensayo, escáneres cerebrales y completas auditorías de las cuentas.
 


 

Sus antiguos sermones se han convertido en sesudos estudios científicos igualmente dogmáticos, pues son portadores de una supuesta verdad absoluta indiscutible, respaldada por presuntos datos incontrovertibles.

Es la religión del Nuevo Mundo...
  • el destino de los individuos seguirá estando escrito de antemano, como antaño
  • ahora vendrá determinado por tantos por ciento y cifras solo escrutables por los magnos sacerdotes
  • nuestro destino vendrá determinado por nuestra inclinación genética, cuantificable mediante probabilidades y por condicionantes socio económicos parametrizables mediante análisis estadísticos
Los nuevos sacerdotes,
  • determinarán si en base a estos datos debemos ir en una dirección o en otra
  • determinarán si seremos más eficientes para el sistema ocupando una u otra posición social
  • si seremos prescindibles o si debemos ser reciclados
  • si iremos al cielo de la eficiencia o al infierno de la improductividad
La nueva doctrina, vomitada por los nuevos sacerdotes nos dice:
"No sois nada. Solo sois paquetes de datos clasificables. Y estáis al servicio del Dios-Sistema. Lo amaréis por encima de todas la cosas y temeréis su ira cuando oséis ignorar sus designios"
¿Acaso no son los mismos conceptos que han encadenado nuestras mentes durante milenios, pero mucho más evolucionados y perfeccionados?

¡Es fascinante la capacidad que tiene el Sistema para cambiar de piel y adaptarse a las nuevas circunstancias que su propia evolución va generando...!

 


HOY ME APETECE HABLAR A MI (III)

DE LA Mierda, POR EJEMPLO

No os dejéis impresionar por el título, que viene con el contenido. El caso es que, con el aumento de las vías de información y aprovechando los problemas que pueden tener los jóvenes, hay mucho desaprensivo que, con grandes titulares y mucha pseudomedicina, promocionan productos, no sólo no contrastados, sino además muchas veces nocivos para la salud. Y, naturalmente, estos productos ni curan ni corrigen ninguno de los problemas de los que hablan. Si escribes alguna queja, te dicen que dejaste el tratamiento muy pronto, que te queda una segunda y una tercera fase que, gustosamente te mandarán previo pago de ............ (muchos euros). Tú, que estás martirizada, por ejemplo por el acné, te sientes culpable, primero por haber protestado y después por haber dejado el tratamiento antes de tiempo. Con lo que encargas los dos siguientes pedidos y, encima pides disculpas.
Acerca de este tema y, como un experimento de dos licenciados en una Universidad española, se inventó, con datos totalmente falsos y en lenguaje pseudocientífico, un tratamiento que lo curaba todo, aduciendo incluso datos históricos como algunas tribus indias que nunca enfermaban por las normas medicinales que seguían. Se inventaron, incluso, testimonio de consumidores (que, por supuesto no existían) a los que les había ido de maravilla con esta nueva técnica.

Os adjunto, como material de meditación, tanto el invento como su negación y testimonio por parte de los autores del fraude de cómo lo hicieron y qué comprobaron. Es mejor que lo leáis de primera mano:

http://fecomagnetismo.byethost7.com/?i=1 Aquí la presentación del producto

http://https://www.vice.com/es/article/mvdavx/fernando-cervera-el-arte-de-vender-mierda-135
Aquí hablan los autores y explican sus conclusiones

viernes, 4 de agosto de 2017

HOY ME APETECE HABLAR A MI (II)

DE LOS NÚMEROS RAROS
El asunto de los números también tiene su aquel. Ocurre que los número que manejan los científicos son los más raros. Por ejemplo, el famoso ”pi”, el 3,1416 famoso que no es el que he escrito, que el último 6 todos sabemos que es un redondeo, porque es un número infinito. No es entero, pero es infinito. Leí en algún sitio que un japonés (estas cosas siempre las hacen los japoneses) lleva no sé cuantos años con una computadora, que trabaja día y noche, con la intención de encontrar el final del número “pi” y hoy es el día en que todavía no lo ha conseguido. Podríamos recordar a este respecto a la escuela de Elea y a su aporía de Aquiles y la Tortuga. Empiezan con una verdad evidente (o casi): entre el uno y el dos hay una serie infinita de números virtuales, por lo que, si partimos del uno, nunca podemos llegar al dos. En cambio, llegamos. O sea, a esa verdad racional oponemos la verdad de la realidad y, aunque la serie de “pi” sea infinita, podemos dibujar un círculo, hacer una esfera, triangular el espacio. Incluso mandar cápsulas calculando las trayectorias y acertando en el blanco. Vamos a la Luna, a Marte, tenemos el Hubble lejos y mandándonos (eso nos dicen) paradisíacas fotografías de todo el Universo, que, por cierto, si os fijáis, está bastante roto y tiene flotando muchos deshechos de los que le sobran cuando acaba una galaxia.

Otro número intrigante es la raiz cuadrada de 2, imprescindible para, por ejemplo, hallar la hipotenusa de un triángulo rectángulo de lado 1. No existe tal raiz cuadrada y sin embargo, la hipotenusa la podemos medir con una escala numerada y, el triángulo es una figura de la que no podemos prescindir en matemáticas. Ahí tenemos las Pirámides, ¿os imagináis si no pudiéramos manejar en la realidad ni cuadrados ni triángulos? Sencillamente, mucho me temo que, y esto quizá sea una exageración, no habríamos salido de las cavernas. Para cualquier refugio que el hombre construya, maneja el círculo, el cuadrado, el triángulo.

El año- luz, ¿qué podemos decir del año-luz que vemos continuamente cada vez que nos quieren entretener con Tierras distantes. Es una medida de distancia sobre una medida de tiempo. ¿es una medida de tiempo o de distancia? Yo diría que las dos cosas. Acerca del asunto, hay cuestiones que no pensamos a la primera. Si percibimos la luz de una estrella determinada, esa estrella ya no es la que está, sino la que recibes. La luz que recibes salió de aquella estrella hace………. ¿cuánto?. Pues depende de la distancia de la que nos informen. Si la estrella más próxima (alfa Centuri, según creo recordar) está a cuatro años luz de distancia, parece fácil afirmar que la recepción de su luz ha durado cuatro años, pero eso ¿cuántas UA, unidades astronómicas de distancia significa?. Pues mucha, en realidad demasiada como para llegar a ella con nuestra tecnología. Si queréis saberla exactamente, debéis partir de la velocidad de la luz (300.000 k/s, por convención). Digo por convención porque he aquí otro número usado alegremente fuera del campo científico. La velocidad de la luz no es 300.000 k/s; es menos y, si queremos ser exactos hay que tener en cuenta la distorsión de la luz debido a fenómenos como el plegamiento del espacio o las ondas gravitacionales. Pero para hacernos una idea, multiplicamos 300.000 por sesenta segundos del minuto, por sesenta minutos de la hora, por veinticuatro horas al día, por trescientos sesenta y cinco días del año y, por último por cuatro años. Es una cifra tan grande que tendremos que expresarla de forma abreviada (con potencias del 10, por ejemplo). Y, si sobrevivimos al esfuerzo, nos quedamos atónitos ante la enorme distancia que nos separa de lo más próximo. No digo nada de cuando los titulares resaltan cifras más altas que, a primera vista, no parecen grandes distancias. P.e. 38 años luz y, como nos gusta la ciencia-ficción, enseguida pensamos en hibernación, pero se olvida la cuestión de la energía. Ya sabemos calcular la distancia, pero ¿la energía, cuánta energía necesitamos para los tanques de hibernación y la enorme distancia? Pues no lo sé, pero en expresión crematística os informo que para poner un kilogramo en órbita alrededor de la tierra cuesta 20.000. Y sólo en órbita. A partir de aquí, el que quiera que calcule costos, distancia, energía de aceleración, y gastos diarios. ¿Y de verdad sois capaces de creer tanta tontería con la que intentan intoxicarnos?.

Podemos echar una ojeada a la famosa ecuación e= m.c2 (sí, esa, la de la relatividad) que todos nos sabemos aunque no alcancemos a comprender lo que significa. Ssu significado es la energía en reposo, o sea, la energía que necesita una partícula por el sólo hecho de tener masa. O sea, que ya me contaréis. Si estando en reposo una partícula cumple tal ecuación, en cuanto se mueva un milímetro…… la intemerata.

El n.º “e”, es también rarillo. Pero tiene más que ver en el terreno económico y ese es un terreno árido que sólo interesa a los aburridos.

Antes de acabar, quiero decirles algo a todas esas personas que se atreven a opinar sobre lo divino y humano y, cuando se les enfrenta con cualquier número concreto, se cubren las espaldas con el consabido “es que soy de letras”. No, no eres de letras, no eres de nada, pues, aunque en tu día tuvieras que elegir, has renunciado al lado más interesante del universo e incluso de la realidad. No te pido que te aprendas las fórmulas, pero intenta entender los conceptos porque, si no, tú solo te meterás los goles en tu propia portería.


Y QUEDA EL NÚMERO MÁS DESCONOCIDO DE TODOS LOS NÚMEROS: EL DE LOS TONTOS

Pero, para ellos, ya nos dejaron los latinos su veredicto:

ESTULTORUM NUMERUM INFINITUM EST.


Y, espero que mañana vuelva a amanecer

jueves, 3 de agosto de 2017

HOY ME APETECE HABLAR A MÍ

HOY TENGO GANAS DE HABLAR

Acerca de la gnosis, por ejemplo. He leído y leeré todo lo que encuentro tanto a favor como en contra de la gnosis y he sacado en consecuencia que sigue siendo tan peligrosa para el orden establecido como lo ha sido siempre. Han cambiado los argumentos y los métodos, pero sigue siendo temida por aquellos que no quieren que nos apartemos un ápice de los cauces establecidos. Hay mucha basura publicada que hay que poner siempre en entredicho. La GNOSIS es muy simple: se trata de llegar a tu verdadero “yo” y descubrir quién eres realmente. Es así de escueto y así de difícil. Para avanzar un poco hay que admitir una cierta trascendencia a la muerte, o sea, creer que después de la muerte, la vida continúa de alguna manera. Y, admitir también, que volveremos a reencarnarnos. Todo lo demás es brumoso. Es cierto que hay una conspiración: primero, durante los tres primeros años de la vida, vamos olvidando no sólo de dónde venimos, a qué hemos venido y, sobre todo, quiénes somos. Esta amnesia que sobreviene no es natural, es contra-natura, porque, si hemos venido a algo, lo lógico es que lo recordáramos. Eso de que Dios quiere que tú resuelvas tus incógnitas por tí mismo, me parece un insulto al mismo Dios, suponiendo que creas en su existencia; o, por lo menos un insulto al Principio, sea el que sea. De la definición que tradicionalmente se da de Dios, se desprende una imposibilidad metafísica de que cometa o sea el responsable de tan inmensa PUTADA.

Se supone entonces, si es que queremos seguir con el tema, que, además de ese Principio y yo, existe algo intermedio empeñado en hacernos la Puñeta: o sea, borrarnos la memoria e incorporarnos a su granja energética. Esta granja tiene animales variopintos, quizá cada grupo con su forma y su figura; pero algo les unifica: tienen mente y capacidad de pensar; tienen capacidad de sentir; tienen capacidad deducir; e, incluso, y esto ya sería el colmo: tienen capacidad de despertar. Y este despertar es el que hay que impedir a toda costa o nos quedamos sin reservas para la batalla final. Esto de la batalla final, sin querer yo profetizar, me lo indican los 7.000 millones de almas que hay ahora mismo en el planeta. Nunca, a lo largo de nuestra historia hemos llegado a semejantes cifras. Ni hambre, ni guerras, ni enfermedades rebajan un ápice el número de habitantes. Tiene que ser por algo.

Desde el momento en que nacemos, el sistema (que cada día es más difícil de definir), al que imagino como un pulpo gigante con millones de brazos, se apodera de tu mente: lenguaje (que se nos olvida de una vida a la otra, aunque sea el mismo), correcta utilización del lenguaje (que es una primera forma de establecer una división entre individuos de un mismo lenguaje), relación con los padres, amigos, relaciones correctas con los amigos, despertar a la sexualidad, relaciones sexuales correctas…… etc., etc.,etc., Capas y capas que en nuestra mente se convierten no sólo en formas de comportamiento, sino también en maneras de pensamiento. Aquí se dan la mano tres instituciones, por lo menos: escuela, religión, poder. Cuando cumples, por ejemplo 30 años, aquel pensamiento sencillo, sano y puro que trajiste al nacer, ha quedado sepultado por tantas cosas que, cuando te quieres dar cuenta, ya casi no hay marcha atrás, te has convertido en un miembro valioso de la sociedad. La sociedad te mima, te premia, te hace un triunfador, te crea necesidades que tú satisfaces con el dinero que la misma sociedad te da. Estás y eres propiedad del GRAN PULPO, que te hará la misma faena una y otra vez, apoderándose de tu alma en cada una de las vidas y reponiendo tu cuerpo que, al ser orgánico, se degenera.

No sólo no sabemos quién somos ni qué hacemos aquí; tampoco sabemos cuántas vidas llevamos vividas, ni cuántas veces los dueños de la graja nos han utilizado. Por supuesto, estos dueños, no están encarnados. Como tampoco Dios está encarnado. Son espíritus que necesitan ayudantes materiales para llevar a cabo sus planes, que por cierto es muy sencillo: acabar con todo y quedarse con la energía que indudablemente nos pertenece. No hace falta enumerarlos con nombres y apellidos, basta con decir que todo el que colabora en la manipulación de nuestra mente y emborrona nuestras conciencias con seculares mentiras, es acólito o colaborador VOLUNTARIO de estos espíritus que no son del mal ni del bien; eso son tonterías con las que nos entretienen; a ellos, el bien y el mal les importa tres pepinos: lo que quieren es que emitamos energía, y cuanta más mejor. Parece que el ser humano emite más energía cuando sufre que cuando es feliz. Por eso la finalidad de estos agentes de manipulación es nuestra desgracia, la privación, el hambre, la enfermedad y, cuando ya no emitimos más porque se nos agotan las pilas, pues cambio de envoltura y vuelta a empezar.

Lo que ocurre es que existe algo que se llama “umbral”. Es una magnitud de la que sabían mucho, por ejemplo, los inquisidores que arrancaban confesiones inverosímiles a los detenidos después de haberles hecho crecer medio metro en el potro. El umbral máximo, en este caso concreto es cuando nuestra mente se va y nuestro organismo pierde toda sensibilidad, o sea, que nos desmayamos. Todos las épocas, gobiernos, clanes, mafias, pandillas, etc. etc. tienen sus “ejecutores” que manejan muy bien la cantidad de dolor que hay que infringir para aque se sienta, pero sin “perder el conocimiento”. Lo que ocurre con el dolor, se da en todas las sensaciones. No notamos el polvo que cae en nuestras manos a lo largo del día, pero, si nos cae un ladrillo, lanzaremos un lastimero ¡ay!.

Hasta aquí, umbrales físicos. Pero, lo mismo que decimos de los sentidos, podemos decir de nuestra mente. Sobre este asunto no hay estadísticas, pero todos los días aparecen artículos con letras grandes sobre los nuevos métodos de manipulación mental que se están inventando o experimentando. En realidad, no son necesarios. Como decíamos antes, nuestra mente es manipulada desde la cuna. Pero pudiera pasar que los “manipuladores” se pasaran de listos. De dos formas, por lo menos: acumulando tantas almas en un mismo momento temporal que no pudieran manipular todas al mismo tiempo. Para estos casos, simplemente pueden retirar el alma y dejar al cuerpo a su aire hasta que se agote solo. Es cruel, pero a ellos no les importa. Todos conocemos a alguien que da la sensación de haber nacido sin alma. Mucho antes de que yo leyera tanto sobre este tema, recuerdo una conversación con alguien cercano a mí:

- Oye, tú crees que a Dios se le pueden agotar las almas?
- Ay, hija, yo qué sé…!! Pregúntaselo a la Sor
- Sor, usted cree que a Dios se le pueden agotar las almas?
Como siempre, la pobre Sor que, en ese momento estaba haciendo tertulia con un grupo más divertido que yo, se quedó patidifusa:
- Pero,…… ¿cómo puede Vd. pensar esas cosas? ¿No vé que ese es un insulto a Jesús?… ande, vaya a la capilla y pida perdón por semejante blasfemia.
- Sor ¿puedo ir con ella? Es que me ha hecho pecar….. mi amiga tenía toda la gracia de su Andalucía

Eso era cuando yo ya había notado que, muchas gente carecía de alma, aunque no pudiera entonces racionalizar ni explicar el por qué de semejante intuición. Hoy estoy convencida de que entonces tenía razón. He conocido y conozco a gente que carece de alma.
Cuando la población rebasa el umbral máximo para el control de almas, empiezan entonces a ocurrir el fenómeno inverso al que pretende el manipulador: algunas almas van despertando por sí mismas: después de plantearse toda clase de preguntas y ver las piezas que no cuadran se lanzan a la búsqueda de su propio yo, que, por supuesto buscan dentro de ellas. No es fácil, porque el radar, un radar gigante compuesto por las mentes ya totalmente manipuladas, las detectan y entonces empieza una verdadera lucha a muerte entre todos a una por todos los frentes contra una pobre alma que lo único que quiere es saber quién es. Los ataques vienen naturalmente de las fuentes autorizadas: culturales (se empiezan a perder amigos; algunos se abandonan porque quieren retrasarte en tu búsqueda o simplemente se ríen de tus problemas, con el consabido: “desde luego, cómo se nota que no tienes problemas…… si tuvieras los que yo” y “¿qué problemas tienes tú?” preguntas la primera vez dejándote llevar por tu natural bondad. Y la interlocutora, suelen ser mujeres, te empieza a relatar toda la retahíla de lo que ella considera problemas insalvables. En ese momento es mejor dejar la conversación, porque todos los problemas que te cuenta los has tenido tú y los has solucionado para dedicarte a lo que de verdad te importa. Pero desde luego, has perdido una amiga); religiosos: en cuanto abres la boca en cualquier sitio, por ejemplo, en internet, acuden como moscas a la miel toda suerte de salvadores que te bombardean con las escrituras, te cuentan lo bien que les va desde que se han entregado a Jesús, te citan salmos, proverbios, con capítulos y versículos y te quieren enseñar, precisamente, lo que tú acabas de apartar como no válido. Estos son peores, porque si no lo consiguen por las buenas, lo intentarán por las malas, retorciendo palabras, intentando razonar en algo que al ser vivencial no admite razonamiento, cambiando tus intenciones, tus escritos o sea, un ataque a nivel intelectual que te deja los pies fríos y la cabeza caliente. A lo mejor, con un poco de suerte, llega el momento en que te dejan en paz. A este mismo grupo pertenecen los francotiradores: personas en solitario, con su verdad particular (por lo general más extremista que lo que tú estás buscando), su propia visión de todo, que generalmente se resume en una o dos frases claves. Aquí hay que distinguir, porque los hay que utilizan armamento punta y otros que utilizan tirachinas. No despreciemos a los tirachinas como hizo Goliat, pero estemos prevenidos contra las armas de última generación.

Una vez que has despertado, aunque lo quieras, ya no vas a parar. Hasta ahí llega la voluntad del Altísimo, sea quien sea y se llame como se llame. Buscas el cómo, o sea, como consigo encontrar mi “yo” auténtico. Y aquí ya te puedes echar a temblar. Si por cada palabra que he leído sobre el cómo se diera un euro a, por ejemplo ACNUR, habría……. Yo creo que sobraría. Filosofía tibetana, hindú, china, mantras, meditaciones, chacras (bien alineados), pero es curioso: ninguno, pero ninguno de estos escritos habla de aquellos que en su día se consideraron heterodoxos y a nadie le interesa leer los escritos ancestrales que, por una razón o por otra, están saliendo a la luz.

En fin, yo os puedo ofrecer algún atisbo de por dónde yo intento andar mi camino: 1) admitir que somos animales; 2) que podemos pensar; 3) que todo lo que se nos ha enseñado como obligatorio es falso. Como corolario al 1) y, porque es algo que se nos prohibe de mil maneras, admitir el sexo como lo más natural del mundo y buscad vuestra propia identidad sexual. Os parecerá una locura, pero hay que empezar siempre por lo que más reprimido está. Y no hay nada que lo esté más. Acordaos que habéis vivido más vidas u no necesariamente con el sexo que os ha tocado en ésta. Huy! No os podéis imaginar cómo de despeja vuestra mente en un momento y caen tabúes por todas partes. Estáis limpiando vuestra mente, estáis recordando. Pero tened en cuenta que, en realidad, somos SERES DE LUZ A LOS QUE SE LES HA ROBADO EL RESPLANDOR. Y, no os fiéis de la luz blanca: buscad el rayo dorado: ese es el camino.

Me gustaría hablar de más cosas, confío que mañana sea otro día.


martes, 1 de agosto de 2017

MEDITACIÓN DE GRANDES VERDADES

Rubén Torres Sierra es un señor muy serio que, a mi entender, vé las cosas con una claridad meridiana. Es un "despierto" que no cree en fantasmas, canalizaciones o intervenciones exteriores de buena fe. Todo lo pone en duda y todo lo repasa con crudeza. Su blog "La cosecha de almas" es muy instructivo. También es provechoso de leer para no dejarse llevar por cantos de sirena. Me gusta su postura, porque me veo un poco retratada en ella: hay que verlo todo, leerlo todo, pensarlo todo pero con "suspensión del juicio". No hay que tomar partido por nada que nos digan los que se autoproclaman portadores de la Verdad. Hay que huir de estructuras familiares, sociales, religiosas y políticas y recordar que ninguno de estos estamentos actúan en nuestro beneficio.
La Verdad se esconde con miles de triquiñuelas, de miles de formas se ponen cortapisas a nuestra libertad de pensamiento. Tenemos que conseguir la libertad de espíritu a pesar de todos los obstáculos que actúan en nuestra contra. El cerco cada día es más aplastante, porque el poder de los controladores está llegando a su fin, aunque los últimos coletazos siempre son a la desesperada y caiga quien caiga. El entramado de mentiras, manipulaciones, robos de recursos, guerras de ocupación bajo falsos motivos religiosos, todo se enfrenta hoy con el hecho imparable de que cada día somos más difíciles de controlar, cada día nos creemos menos cosas y cada día, con mucho esfuerzo por nuestra parte, descubrimos nuevos atisbos de quiénes somos y quiénes son ellos.
Os recomiendo la lectura de estos tres artículos que os ayudarán, o así lo creo, a clarificar por dónde ataca el enemigo actualmente.

FAMILIA TÓXICA

http://lacosechadealmas.blogspot.com.es/2015/09/la-familia-deconstruida.html


http://lacosechadealmas.blogspot.com.es/2016/03/familia-toxica-todos-mienten.html







http://lacosechadealmas.blogspot.com.es/2017/02/el-proceso-evolutivo-del-alma.html










domingo, 30 de julio de 2017

EL INVESTIGADOR CIENTÍFICO Y EL BUSCADOR RELIGIOSO (SABIDURÍA ORIENTAL) OSHO



Con esta entrada, doy por finalizado mi viaje por el pensamiento de este sabio, pues así se le puede calificar. Me ha gustado el tono cercano que utiliza. La frescura que desprende su concepción del ser humano y muchas de las cosas que he transcrito. Hay algunas con las que no estoy de acuerdo, pero, como estoy cansada de discusiones eruditas que no me enriquecen y me levantan dolor de cabeza, me las guardo para mí. Con la misma intención las he puesto a vuestra disposición. Ya sabéis que comparto conforme leo, y escribo por compartir.
Me volveré con los Frisones, que todavía nos queda el segundo libro.

EL INVESTIGADOR CIENTÍFICO Y EL BUSCADOR RELIGIOSO


Hacer girar la llave

Le preguntaron a un gran maestro: «¿Qué es el Buda?»
«La mente es el Buda», contestó. Cuando el mismo discípulo volvió a hacerle la misma pregunta muchos años después, dijo: «No Buda, no mente.»
«Entonces, ¿por qué dijiste anteriormente "La mente es el Buda"?»
«¡Para que el bebé deje de llorar! Una vez que el bebé ha dejado de llorar, digo: no mente, no Buda.»

La filosofía es solo un juguete, un juguete para que el bebé deje de llorar. Y también la teología. En realidad, la religión se constituye de experiencia, de experimentación; no tiene nada que ver con la especulación. En su esencia natural es la ciencia de lo interno; es tan científica como cualquier otra ciencia. La diferencia entre la religión y la ciencia no es su metodología, sino solo su objeto.
La ciencia observa el mundo objetivo en el que fluye nuestra energía, en el que fluye nuestra luz. La religión investiga lo subjetivo, donde nuestra luz no está fluyendo pero se puede hacer que fluya. Por eso la ciencia es más fácil que la religión. No pienses ni un solo momento que la religión es más simple que la ciencia. Es una ciencia más elevada; ¿cómo va a ser más simple que la ciencia? Es una ciencia superior.
Primero la luz tiene que fluir hacia dentro; entonces cae en tu ser, entonces se revela tu ser y puedes entrar en tu ser. Y entrar en el propio ser es entrar en el reino de Dios. Ahí, tú no existes y existe Dios: tú sólo existes en la sombra. Cuando la luz fluye hacia fuera, existes sólo en la sombra. Existes porque permaneces inconsciente de tu verdadero ser. Tu verdadero ser es el ser supremo. Tu verdadero ser es un Ser con S mayúscula. No tiene nada que ver contigo; es el ser de todo. Pero para eso tiene que tener lugar una gran transformación.
La naturaleza te ha preparado para el flujo hacia fuera. La función de la naturaleza ha terminado. Con el hombre, la naturaleza ha alcanzado su clímax; ahora nada más va suceder de manera natural a menos que el hombre tome la decisión de ir más lejos que la naturaleza. La naturaleza te ha llevado al punto desde el que eres capaz de valerte por ti mismo. El hombre ya no es un niño, el hombre se ha hecho adulto. Ahora la naturaleza ya no será tu madre; no es necesario.
La evolución natural se ha detenido con el hombre. Esto es un hecho. Incluso los científicos están tomando cada vez más conciencia de ello: durante miles de años nada le ha sucedido al hombre, el hombre ha permanecido igual; como si el trabajo de la naturaleza estuviera hecho. Ahora el hombre tiene que hacerse cargo del futuro desarrollo. Eso es la religión.
Religión significa que el hombre empieza a valerse por sí mismo, se vuelve el responsable de su propio ser, empieza a buscar y a indagar y a inquirir la realidad: ¿quién soy? Y esto no debería ser solo por curiosidad.
La filosofía es por curiosidad. La religión es una búsqueda muy sincera, muy auténtica; es una investigación. Y hay una gran diferencia entre curiosidad e investigación. La curiosidad es infantil, tan solo un niño con picor en la cabeza; quisieras rascarte y luego te sientes satisfecho. La filosofía es ese rascarse; la religión es una cuestión de vida y muerte. En la filosofía nunca te implicas, permaneces distanciado. Juegas con los juguetes, pero no es una cuestión de vida y muerte. Acumulas conocimientos, pero nunca los practicas.
He oído que...

Había una vez un eminente erudito confuciano. Era un caballero de casi ochenta años y se decía que no tenía igual en conocimiento y entendimiento.
Entonces corrió el rumor de que muy lejos de allí había surgido una nueva doctrina que era aún más profunda que su conocimiento. Al anciano caballero esto le pareció intolerable y decidió que había que zanjar la cuestión de una manera u otra.
A pesar de su edad, emprendió un largo viaje. Tras meses de penalidades en el camino, llegó a su destino, se presentó y refirió el propósito de su visita.
Su anfitrión, que era un maestro de la nueva escuela Zen, se limitó a citar: «Evitar hacer el mal, hacer todo el bien posible: ésta es la enseñanza de los budas.»
Al oír esto, el caballero confuciano se puso furioso: «He venido hasta aquí a pesar de los peligros y los riesgos de un viaje tan largo y accidentado, y pese a mi avanzada edad, ¡y tú simplemente citas una pequeña rima que cualquier niño de tres años sabe de memoria! ¿Te estás burlando de mí?»
Pero el maestro Zen contestó: «No me estoy burlando de usted, señor. Por favor, considere que aunque es verdad que cualquier niño de tres años conoce este verso, incluso un hombre de ochenta años pasa por alto vivir de acuerdo a ello.»

La religión no es una cuestión de saber, sino de vivir de acuerdo a ella. La religión es la vida, y a menos que la vivas, no sabrás nada acerca de lo que es. Y para vivir la religión hay que dejar de filosofar y hay que empezar a experimentar. Hay que convertirse en un laboratorio. El laboratorio del científico está fuera; el laboratorio de la persona religiosa es su propio ser: su propio cuerpo, su propia alma, su propia mente. El científico tiene que concentrarse en el objeto sobre el que está experimentando: su trabajo tiene que hacerlo con los ojos abiertos. El trabajo de la religión hay que hacerlo con los ojos cerrados: hay que concentrarse en uno mismo.
Y la complejidad es grande, porque en el mundo de la religión el experimentador y lo experimentado son el mismo; de ahí la complejidad, de ahí la rareza, de ahí la incomprensibilidad, de ahí la falta de lógica. El conocedor y lo conocido son el mismo en el mundo de la religión. En el mundo de la ciencia el conocedor está separado, lo conocido está separado; las cosas están bien definidas, demarcadas. Pero en la religión todo se funde, todo se transforma en todo lo demás; ¡ni siquiera el conocedor puede permanecer separado! La religión no te da conocimiento separado del conocedor. Te da experiencia, no separada del conocedor, sino como la esencia misma del conocedor.
Para ser un buscador religioso hay que dejar de filosofar; hay que desechar todos los conocimientos a priori, porque todo conocimiento a priori es un obstáculo. Detiene tu investigación, tu investigación se vuelve deshonesta: se envenena desde el mismo comienzo. ¿Cómo vas a investigar si ya has concluido? Ser cristiano y ser religioso es imposible, o ser hindú y ser religioso es imposible. ¿Cómo vas a ser religioso si eres hindú? Ser hindú significa que ya has concluido, ya has decidido qué es la verdad. ¿Qué sentido tiene ahora la investigación? ¿Qué vas a investigar? Lo único que estarás haciendo será encontrar apoyos, argumentos a favor de lo que ya has concluido. Y puede que tu conclusión sea errónea; nadie lo sabe, porque tu conclusión no es tuya, te la ha dado la sociedad.
A la sociedad le interesa mucho darte conclusiones. A la sociedad no le interesa darte consciencia para que puedas concluir por ti mismo. Antes de que te vuelvas consciente, antes de que comience ninguna investigación, la sociedad te atiborra de todo tipo de conclusiones, para detener la investigación, porque el que investiga es peligroso para la sociedad. El que no investiga es conveniente, el que no investiga es obediente. Simplemente recoge las órdenes, los mandatos, y los sigue. Es conformista, es convencional. Una vez que has atiborrado la mente de alguien con una creencia, le has drogado; la creencia es una droga. Empieza a creer, sigue creyendo... Poco a poco empieza a pensar que su creencia es su experiencia.
La creencia es un sistema de hipnosis. Sigues sugestionando al niño: «Eres hindú, eres hindú»; le llevas al templo, le guías en ceremonias religiosas, supuestamente religiosas, y poco a poco queda condicionado con la idea de que es hindú, y de que todo lo que es hindú es bueno y todo lo que no es hindú es malo.
Y se hace lo mismo en todo tipo de sociedad: has drogado al niño; su fuente misma de consciencia ha sido envenenada. Y si crees algo, empieza a parecer que es verdad. Si empiezas a creer algo, encontrarás todo tipo de apoyos para ello, todo tipo de argumentos para sustentarlo: tu ego se involucra. No es solo una cuestión de verdad, en el fondo es una cuestión de: «¿Quién tiene razón, yo o tú? ¿Cómo voy a estar equivocado yo? Tengo que tener razón». Y optas por todo lo que te respalda. Y la vida es tan compleja que puedes encontrar todo tipo de cosas en la vida..., elijas lo que elijas, decidas lo que decidas. Si eres pesimista, encontrarás todo tipo de argumentos en la vida que sustenten el pesimismo. Si eres optimista, hay todo tipo de argumentos disponibles para ti.
La vida es dual, la vida es paradójica, la vida es multidimensional. Por eso existen tantos tipos de filosofías, «ismos», teologías, en el mundo. Y cada teología vive confinada por sus propias conclusiones y se siente perfectamente bien.
Solo en esta era les está resultando un poco difícil a los creyentes, y esto es una gran bendición, porque han tomado conciencia también de otros creyentes. Ahora el hindú no está tan complacido de sí mismo, no puede estarlo: sabe que hay cristianos. Y el cristiano no puede seguir creyendo que tiene la única patente de la verdad, porque sabe que existen los mahometanos y los taoístas y los budistas y ¿quién sabe?
Esta era está muy confusa; nunca ha sido así antes. Pero recuerda: esta confusión es una gran bendición; algo está en camino, algo tremendamente importante va a suceder. Este caos en la mente es el principio de un nuevo amanecer. En el futuro las personas no serán mahometanas ni hindúes ni budistas. Serán investigadoras. La creencia está desapareciendo y la oscuridad de la creencia está desapareciendo. En el futuro nadie va a creer. La gente investigará, y cuando encuentre, confiará. La creencia es prestada; la confianza es la propia experiencia.
Lo que enseño aquí es ese tipo de religión que va a suceder más y más en el futuro. Os estoy trayendo el futuro en el presente: os estoy haciendo investigadores puros, sin ningún sistema de creencias, listos para entrar en la investigación pero sin ninguna conclusión, abiertos a lo que pueda ser la verdad, dispuestos a aceptarla..., pero solo abiertos a aceptar la verdad.
El hombre que cree es un hombre cerrado: sus ventanas y puertas están cerradas, vive en una especie de prisión. Tiene que vivir en una especie de prisión; si abre las ventanas y las puertas y entra el sol y entra el viento y entra la lluvia, es posible que sus sistemas de creencias se perturben. Si la verdad entra por todos los lados, le resultará imposible proteger su creencia. Tiene que esconderse de la verdad; tiene que vivir en un mundo acotado, sin ventanas, para que nada le perturbe, para que pueda seguir creyendo, sin perturbaciones. Esto es bueno para la sociedad, pero muy arduo para la salud del individuo.
La sociedad te ha estado dando juguetes para que juegues con ellos; igual que tú les das juguetes a los niños para que cuando se involucren en el juego no te molesten. Los padres están a gusto: el padre puede leer el periódico, la madre puede trabajar en la cocina..., el niño está ocupado con los juguetes.
En India, en los pueblos, ésta ha sido la práctica habitual: las mujeres pobres que tienen que trabajar en los campos tienen que llevar con ellas a sus hijos pequeños. Si los hijos son lo suficientemente mayores pueden jugar solos, pero si son muy pequeños y no pueden jugar solos son una constante distracción para la madre. Llorarán, tienen hambre o se han orinado o tienen frío, y la madre tiene que venir y ocuparse de ellos continuamente, y esto la distrae del trabajo y el jefe no lo permitirá. De modo que la práctica corriente es darle un poco de opio al niño. Entonces el niño está profundamente dormido en el sopor gozoso que le ha dado el opio, soñando bellos sueños, y la madre puede seguir trabajando sin distracciones. Esto es bueno para el trabajo, esto es bueno para la madre, esto es bueno para el propietario; pero es muy arriesgado y peligroso para la salud del niño. Para su futuro esto es también venenoso. Pero esto es lo que ha estado sucediendo.
La sociedad te da creencias para que no necesites experimentar, para que no te distraigas con la investigación, porque la investigación tomará tanta energía de ti que no podrás ser un buen empleado o un buen jefe de estación o un buen cobrador o un buen policía. Tu investigación te distraerá; estarás más interesado en lo interno y tu interés en lo externo empezará a desaparecer.
La sociedad quiere que vivas una vida extrovertida; la sociedad quiere que seas eficiente en el mundo, que seas más productivo en el mundo; que la producción sea buena o mala no importa. Si trabajas en una fábrica en la que se crean bombas, tienes que ser eficiente y productivo. Si trabajas en el ejército tienes que ser eficiente y siempre obediente. Estés donde estés, que el trabajo sea bueno o malo no importa; tienes que obedecer lo que haya decidido la sociedad, tienes que estar bajo control.
Si empiezas a investigar, entonces hay peligro: te volverás cada vez más introvertido, tus prioridades cambiarán, tus valores serán diferentes. Puede que no te preocupes mucho por el dinero, puede que no te preocupes mucho por el poder, puede que no sigas siendo ambicioso, puede que ya no seas posesivo, puede que tu interés por la propiedad desaparezca. Empezarás a buscar riquezas internas, el reino de Dios interno. Pero entonces serás cada vez menos eficiente para la sociedad, y la sociedad no puede permitirse eso; aunque será un mundo mejor, en el que hay más personas introvertidas y que van a su aire, en vez de ser traídas y llevadas por otros para que hagan sus cosas. Será un mundo mejor, en el que las personas son más meditativas. Entonces los políticos no podrán armar tantos líos como han estado armando en el pasado. Las guerras desaparecerán automáticamente si las personas son más introvertidas. Entonces ¿quién querrá luchar y quién querrá matar y asesinar?
Y la violencia se pinta de tal modo que parece bella. Asesinato en nombre de la «nación», asesinato en nombre del islam, asesinato en nombre del cristianismo..., y entonces el asesinato se vuelve bello. El asesinato es el asesinato; no importa que asesines por el cristianismo o por la iglesia o por el país o por la nación. Ésas son simplemente excusas para asesinar, excusas para ser destructivo, excusas para estar loco.
Cada diez años estalla una gran guerra en el mundo, porque en cada periodo de diez años la gente acumula tanto pus en su ser que tiene que salir a borbotones. Acumulan tanto veneno en su ser que ya no pueden contenerlo. Explota una locura, una locura global.
Si las personas fueran más introvertidas, las guerras desaparecerían, la política desaparecería. Si las personas fueran más introvertidas, por supuesto, no serían tan eficientes; pero no es necesario: serían más felices. Puede que no estén tan ocupadas continuamente, ocupadas locamente con cosas, pero serán más felices, más alegres, celebrarán más. Crearán suficiente de lo que es necesario, no se preocuparán por lo innecesario.
Pero estamos demasiado preocupados por lo innecesario, lo que no es necesario en absoluto. Nos podemos permitir no tenerlo. Pero no podemos, porque nos han adiestrado de tal manera que tenemos que seguir corriendo y apresurándonos. No conocemos otra forma de ser.
La sociedad te droga con creencias y mata tu investigación desde el mismo comienzo. Religión significa revivir tu investigación; religión significa llevarte de vuelta a tu fuente original.
Y recuerda: no es curiosidad; es una búsqueda muy sincera. Vivir sin conocerse a uno mismo es casi sinónimo de estar muerto. ¿Cómo vas a vivir realmente sin saber quién eres? ¿Qué significará la vida si no te conoces a ti mismo? ¿Qué harás contigo mismo si no sabes quién eres? ¿Cómo decidirás cuál va a ser tu destino? Sí, habrá mucho ruido, pero no habrá música. Habrá mucho cálculo, pero no habrá celebración. Y habrá muchas idas y venidas de aquí para allá, pero no habrá ninguna llegada. Entre el nacimiento y la muerte vivirás en una especie de tensión constante, pero no conocerás la belleza, la bendición de la vida y la existencia, porque ni siquiera pudiste conocer la belleza y la bendición de tu ser interno, que es lo más cercano que se puede conocer, lo primero que hay que conocer.
El primer paso hacia la vida es el del autoconocimiento. No puede ser solo curiosidad. Hay demasiadas personas que preguntan por curiosidad, pero la curiosidad nunca puede transformar tu vida; de nuevo, es solo una comezón que puede satisfacerse muy fácilmente.

Había una vez un posadero que, aunque parezca extraño, era incapaz de ganarse la vida. Nada de lo que intentaba surtía efecto. Intentó imponer en su casa una gestión totalmente nueva, pero eso también fue en vano. Desesperado, consultó a una mujer sabia.
«Es muy sencillo», le dijo ella mientras se embolsaba la tarifa. «Debe cambiar el nombre de su posada.»
«Pero ha sido El León Dorado durante siglos», replicó él.
«Debe cambiar el nombre», dijo ella. «Debe llamarla Las Ocho Campanas y el letrero debe tener una hilera de siete campanas.»
«¿Siete?», dijo él. «¡Pero eso es absurdo! ¿De qué servirá eso?»
«Vaya a casa y lo verá», le dijo la mujer sabia.
De manera que se fue a casa e hizo lo que le había dicho. E inmediatamente todo viajero que pasaba por allí se paraba a contar las campanas y luego se apresuraba a entrar en la posada a hacer ver el error, cada uno de ellos, según parece, creyendo que era el único que se había dado cuenta de ello, y todos deseando descansar después de su esfuerzo.
Y el posadero engordó e hizo fortuna.

Así es la gente. La posada se llama Las Ocho Campanas y el símbolo tiene solo siete campanas: suficiente para despertar la curiosidad de la gente, suficiente para mantenerla ocupada. Pero este tipo de curiosidad no te va a llevar a ninguna parte.
La gente pregunta acerca de Dios, la gente pregunta acerca de la verdad; pero se puede ver en sus ojos, en la manera en que preguntan, que no hablan en serio. Igual que la gente habla del tiempo, la gente habla también de Dios; es conversación educada. Nadie parece estar implicado, nadie parece estar buscando apasionadamente. Y a menos que tu búsqueda contenga una gran pasión, un tremendo compromiso, una absoluta implicación, no serás capaz de conocer los secretos de tu ser, porque habrá que trabajar mucho. La persona curiosa no puede trabajar tanto. La curiosidad no es suficiente para llevarte lejos; su energía es muy pequeña, muy diminuta. Solo una pasión sincera por saber puede llevarte a través de todas las dificultades que serán necesarias. Es una tarea escarpada.
De modo que lo primero para comprender El secreto de la Flor Dorada es: no ser filosófico, no estar drogado por la sociedad, no creer y tampoco descreer. Recuerda: cuando digo «No creas», no estoy diciendo que deberías descreer; descreer es otra forma de creer, una forma negativa. Cuando digo «No creas», estoy diciendo que hay que desechar tanto la creencia como el descreimiento. Tienes que estar simplemente abierto, sin ninguna conclusión. Sencillamente tienes que ser consciente de tu ignorancia, sin ningún conocimiento que oculte tu ignorancia. Tienes que ser inocente, inocentemente ignorante. Tienes que decir: «No sé.»
Todos los enfoques correctos empiezan con esto: «No sé.» Si ya «sabes» cualquier cosa sin saber, si eres un erudito, entonces esa creencia misma será un obstáculo; esa creencia misma creará experiencias que no son verdaderas. Y cuando estás drogado por una creencia y la creencia es como el LSD o la marihuana o el hachís, cuando estás drogado por una creencia, ésta crea su propio mundo proyectado, da libre juego a tu imaginación. Y cuando tu imaginación empieza a entretenerse contigo, ya no formas parte de la realidad: has creado un mundo privado y separado; eres un idiota.
Ése es el significado de la palabra «idiota»: alguien que vive en un mundo privado, que tiene su propia realidad, que ha roto completamente con lo real; alguien cuya imaginación se ha vuelto tan real para él que la realidad simplemente ha desaparecido de su visión. Y eso es lo que sucede cuando tomas LSD o marihuana u otros tipos de drogas: se crea un pequeño mundo de fantasía en ti, lleno de color; al menos parece muy colorido cuando estás perdido en la droga. Y cuando estás en la droga, todo lo que experimentas parece ser la verdad suprema.
Cada día viene a mí alguien que me dice: «Gracias a las drogas tomé conciencia de lo hermoso que es el mundo.» De lo que tomaste conciencia es solo de tu mundo de ensueño; las drogas simplemente te quitan tu facultad crítica. Las drogas solo drogan tu razón, y entonces tu mundo de ensueño abre todas sus puertas y fluye en todas las direcciones. Y cuando no está funcionando la facultad crítica, cuando no está funcionando la razón y la imaginación se apropia de la escena y tiene absoluto poder autónomo, parece que es la verdad suprema. No lo es. No tiene nada que ver con la verdad.
La verdad solo está disponible para los que están completamente no drogados; no solo químicamente, sino también religiosamente. Los que están completamente no drogados, solo ellos, tienen la capacidad de conocer la verdad.
He oído que...

Bajo la influencia del óxido nitroso, el gran psicólogo William James llegó a la «verdad» suprema. Él fue uno de los primeros que experimentaron, y en aquellos días la gente no tomaba drogas.
Bajo la influencia del óxido nitroso, sintió que había dado con la verdad suprema. Era un gran psicólogo y también un gran filósofo, pero hizo algo que muy pocas personas hacen: lo escribió inmediatamente en su cuaderno de notas. Todavía tenía el suficiente sentido para saber que algo de inmenso valor había surgido en su consciencia y que tenía que escribirlo inmediatamente. ¿Quién sabe? Puede que lo olvidase cuando saliera de la experiencia de la droga. De manera que lo escribió y esperó el momento en que desaparecieran la droga y su impacto para poder leer la verdad suprema que había encontrado. Pensaba que se había convertido en un Buda o un Cristo, que había visto a Dios o que había visto algo que vieron los visionarios de los Upanishads, o Lao Tse, o Zaratustra, o Mahoma... Algo de esa importancia.
Pero se quedó sorprendido y desconcertado cuando volvió a sus cabales y miró su cuaderno. Lo que había escrito era esto:

«Hogamus, Higamus,
El hombre es polígamo.
Higamus, Hogamus,
La mujer es monógama.»

Ésta era la verdad suprema que había encontrado.
Cualquier cosa absurda puede parecer suprema cuando no estás en tus cabales, cuando la razón no está funcionando, cuando la facultad crítica se ha dormido completamente... Cualquier estupidez. Pero en ese momento no es estúpida; en ese momento parece la verdad suprema.
Aldous Huxley dice que cuando tomó LSD por primera vez estaba sentado en una habitación muy corriente y justo enfrente de él había una silla muy corriente. Cuando el LSD empezó a surtir efecto en su sistema, en su química, la silla empezó a parecer tan hermosa que no podía dar crédito a sus ojos: nunca había visto algo tan bello en su vida. Era luminosa; la luz irradiaba de la silla en todas las direcciones..., multicolor, psicodélica. La silla es la misma silla; solo tu imaginación está creando todo el juego. Es solo que el LSD te ha vuelto loco. Ha eliminado cualquier posibilidad de ser crítico.
Por eso digo que la creencia está en contra de la duda, pero la confianza no está en contra de la duda. La confianza crece con la duda, la creencia crece reprimiendo la duda. Ésa es la razón por la que la creencia es una especie de droga. Eso es exactamente lo que hace la droga: reprime tu facultad de dudar, que solo te mantiene alerta para que no te vuelvas un idiota, para que no seas una víctima de tu propia imaginación. Y eso es lo que las religiones han estado haciendo a lo largo de los tiempos. Dicen: «No dudes. Si dudas irás al infierno. ¡Cree! Si llega la duda, reprímela, apártala. Simplemente sigue creyendo. Y creer», dicen, «es ver. Si crees, verás».
La verdad es un fenómeno totalmente diferente. Surge de una consciencia no drogada, una consciencia abierta, que ni cree ni descree, sin ninguna conclusión sujeta a ella, simplemente libre, inocente.
La duda sigue siendo útil. Hasta que llegas a la verdad, la duda ayuda. La duda es amiga de la confianza. El proceso mismo de la duda te ayuda a no volverte víctima de tu imaginación; de lo contrario, la imaginación ha estado haciendo estragos.
Por ejemplo, si has nacido hindú y has estado leyendo acerca de la kundalini, entonces tu imaginación puede crear toda la experiencia: cualquier día, desde la base de la columna, la serpiente empezará a desenrollarse y con un gran sonido callado ascenderá hasta el séptimo chakra. Y si alguna vez has creído en ello, la experiencia te parecerá tan real que no puedes dudar sobre ella. Pero Jesús nunca oyó hablar de la kundalini, Mahoma nunca supo nada acerca de ella..., ni siquiera Buda, que había nacido hindú. Pero como era un hombre que investigaba sinceramente y había desechado todas las creencias, nunca se topó con la kundalini. Mahavira nunca supo nada sobre ella, Zaratustra no habló de ella. De modo que ¿qué ha sucedido? ¿Se la perdieron? Es una creencia; si crees en siete chakras, esos siete chakras se convertirán en hechos en tu vida. Si crees en cualquier cosa, empezarás a verla.
Gopi Krishna, que se ha convertido en un proponente de la energía kundalini en la era moderna, dice que estuvo esforzándose durante trece años, sentándose y esperando a que ascendiera la kundalini. Trece años es mucho tiempo. Si puedes creer en la kundalini durante trece años y puedes esperar y puedes seguir observando profundamente la base de tu columna, no es un milagro que suceda.
Entonces un día sucedió: la serpiente se desenrolló, ascendió rápidamente con mucha energía, penetró en el cerebro con un sonido, el sonido rugiente de una cascada..., y desde entonces Gopi Krishna piensa que ha salido a la luz su genialidad. Piensa que si asciende tu kundalini te convertirás en un genio. Pero no veo qué ha hecho su genialidad. Sí, escribe algunos poemas estúpidos, muy corrientes, de muy mala calidad. Si eso es la genialidad, será mejor que la gente mantenga su kundalini bien abajo, reprimida. Si todo el mundo se vuelve un poeta de cuarta categoría, eso no será una buena situación. ¿Qué tipo de genialidad sale a la luz?

Así no se va a ninguna parte; eso son solo imaginaciones. Y si crees en cierta cosa, empezarás a verla; ése es el peligro. Ni empieces con la creencia. Ésa es la visión del Tao: investiga, experimenta y espera a que la conclusión llegue por sí misma.