La
última pregunta:
¿Se
puede transcender el sexo sin entrar en él?
Entonces,
¿qué
necesidad hay de transcenderlo? La necesidad de transcendencia surge
solo porque estás
en él. Naces en
él, naces de él:
eres un fenómeno
sexual.
A
excepción de
Jesús, nadie ha
nacido de una virgen. Y los cristianos insisten demasiado en la
teoría de que
María era
virgen, para poder condenar el sexo. Si Jesús
también nació
del sexo, entonces será
difícil condenar
el sexo. En realidad, Jesús
nació del sexo
como todos los demás.
El
cuerpo tiene que
constituirse de energía
masculina y femenina; de lo contrario, el cuerpo no puede
constituirse. Decir que María era virgen es decir que en tu casa
tienes electricidad de un solo polo: positivo o negativo. Eso será
igual de disparatado. La electricidad necesita tener ambos polos,
positivo y negativo. Sin esos dos polos no puede existir la
electricidad, no puede ser creada..., ni siquiera en casa de Jesús;
la electricidad necesitará
dos polos. A la electricidad no le importa quién
seas: incluso en mi casa necesita dos polos.
Puedes
preguntarle a Haridas. Él
lo intenta, se pasa el día
intentándolo,
trabajando continuamente para hacer que la electricidad sea virgen.
Pero hasta ahora no lo ha conseguido. Pero más
adelante podéis
escribir historias sobre mí,
como que «en la
casa de Osho la electricidad tenía
un solo polo».
Estas historias siempre se crean posteriormente, porque tienes que
demostrar que tu maestro era excepcional.
Los
jainas dicen que Mahavira nunca transpiró.
Pero ¿qué
tipo de tontería
es ésa? Se
perdió la
delicia de sudar al sol. Y vivió
desnudo y anduvo desnudo; de hecho, debió
haber sudado más
que nadie. Si vosotros decís
que yo no sudo, puede ser correcto, porque vivo en una habitación
con aire acondicionado; pero Mahavira, que iba desnudo, ¿nunca
sudó? Algo
parece sospechoso, capcioso. Debió
de apestar. Para ocultar ese hecho, tienes que encubrirlo y decir que
nunca transpiró,
y así cortarlo
todo de raíz.
Nunca defecó,
nunca orinó.
¿Cómo
vas a imaginar a Mahavira meando? Eso no parece estar bien en
absoluto.
Estas
historias se crean. Estas historias demuestran simplemente que los
seguidores son estúpidos.
No dicen nada sobre Mahavira o Cristo o Mahoma; simplemente
demuestran que los seguidores que vinieron después
eran unos neuróticos.
Jesús nació
de dos sexos como todo el mundo. Tú
vienes del sexo; cada célula
de tu cuerpo es una célula
sexual. Cada célula
de tu cuerpo tiene dos polos: el masculino y el femenino, yin y yang.
Me
preguntas: «¿Se
puede transcender el sexo sin entrar en él?»
La única
posibilidad es no nacer. Una vez que has nacido ya eres un ser
sexual. Que hagas el amor a una mujer o a un hombre, eso no importa.
Puedes ser célibe,
pero ser célibe
no significa ir más
allá de la
sexualidad. La sexualidad ya ha calado. En el momento en que entraste
en el útero de
tu madre te convertiste en un ser sexual. No hay manera de evitarlo.
De modo que lo único
que puedes hacer es reprimirlo. Te volverás
antinatural y toda tu vida será
una vida pervertida. La represión
es posible, pero la transcendencia no es posible de la manera en que
preguntas.
He
oído que...
Ellen
y Dolph habían
estado casados treinta años
y nunca se habían
perdido una noche de gozo conyugal. Un día,
Ellen fue a ver a su médico
y éste le dijo
que debía tener
un descanso completo durante seis meses o no sobreviviría.
Ellen
y Dolph decidieron permanecer completamente separados durante este
periodo. Ella se mudó
a un dormitorio del piso de arriba y él se quedó
abajo.
Después
de tres meses de total abstinencia y soledad, la fuerza de voluntad
de Dolph se vino a pique y empezó
a subir a la habitación
de Ellen. Cuando empezó
a subir las escaleras, vio que ella bajaba.
«Amor
mío»,
dijo ella, «bajaba
a morir».
«Me
alegro, cariño»,
dijo él, «porque
yo subía a
matarte».
No
te vuelvas loco, deja que las cosas sean simples. No hay necesidad de
matar o de morir. La represión
hará que todo
sea muy complicado en tu vida; estarás
dividido, esquizofrénico:
célibe en la
superficie y en el fondo justo lo contrario.
Transcendencia
significa la desaparición
de la necesidad del otro, la desaparición
del deseo de perderse en una mujer o en un hombre. Y esto solo es
posible si has comprendido, y la comprensión
solo llega con la experiencia. De manera que no te digo que te
desprendas de tus relaciones; más
bien, que te vuelvas más
meditativo en tus relaciones.
Al
hacer el amor, haz también
de ello una meditación.
Y te sorprenderás:
si mientras haces el amor entras además
en un estado meditativo, comprenderás
a un nivel muy profundo lo que está
sucediendo, y todo el anhelo que llamamos sexo se volverá
consciente. Y una vez que se ha vuelto consciente, puede desaparecer.
Y desaparece por si solo; no necesitas hacer, no necesitas practicar
nada para ello. Cuando se va por sí
mismo es hermoso. Sí,
el sexo desaparece; uno lo transciende, pero no luchando contra él.
Esto es verdad, y debido a esta verdad ha habido mucho malentendido
en el mundo.
El
sexo desapareció
de la vida de Buda; el sexo desapareció
de la vida de Cristo. La gente ha visto que el sexo desaparece, y la
gente ha visto que cuando el sexo desaparece hay un gran esplendor:
algo del cielo baila en la tierra, el más
allá llega a la
tierra, lo mundano se impregna de lo sagrado. Y como la gente ha
visto estas cosas, surge un gran deseo en ellos de transcender el
sexo también.
Pero entonces todo va mal: empiezan a luchar contra él.
Es
una ciencia secreta, y si no lo haces correctamente, todo irá
mal.
A
un hombre le dijo su amigo que debía
elegir una esposa que fuera «una
economista en la cocina, una dama en el salón
y una prostituta en la cama».
Se
vuelven a encontrar algún
tiempo después
de la boda y el amigo le pregunta si está
satisfecho con su elección.
«Bueno,»
dice el recién
casado, «hice lo
que dijiste, pero me parece que he cometido un error en alguna parte.
¡La mujer con la
que me he casado ha resultado ser una prostituta en el salón,
una dama en la cocina y una economista en la cama!».
Tan
solo un poco de desarreglo, un par de cosas fuera de su sitio, y todo
va mal.
La
transcendencia nunca sucede mediante la represión;
la transcendencia sucede mediante el entendimiento, la transcendencia
sucede mediante la consciencia.
La
otra noche le di sannyas a un psicoanalista, un hombre muy hermoso.
Le di el nombre Anand Veetkam. Significa
«gozo más
allá del sexo».
Y le dije que si te vuelves meditativo mientras haces el amor,
llegarás a
conocer algunas cosas inmensamente significativas.
La
primera y más
significativa es que cuando entras en un profundo orgasmo, cuando
está sucediendo
el clímax, hay una gran alegría
porque en ese momento el sexo desaparece. El sexo te lleva al estado
orgásmico, y una
vez que ha cumplido su propósito,
el sexo desaparece. En el estado orgásmico
no queda sexualidad en ti: simplemente estás
palpitando y no hay deseo; estás
absolutamente aquí-ahora;
no hay futuro, ninguna fantasía,
ni imaginación,
nada. Y cuando sucede el orgasmo, el hombre está
solo; puede que la mujer esté
ahí, pero él
no es consciente de la mujer. Y la mujer está
sola; el hombre está
ahí, pero ella
no es consciente del hombre.
El
orgasmo es individual: está
sucediendo dentro del hombre, está
sucediendo dentro de la mujer. El otro lo ha activado, pero ahí
acaba la función
del otro; ya no estás
interesado en el otro. En el orgasmo profundo simplemente estás
dentro de ti mismo, no hay sexo en ello; de ahí
el gozo. Y después
de un buen orgasmo, te sentirás
muy dichoso durante horas, y no volverás
a pensar en el sexo durante horas; el deseo se ha ido de ti. ¿Qué
ha sucedido? Si te sientes dichoso, no puede haber deseo. Si hay
deseo, no puede haber dicha. El deseo y la dicha nunca están
juntos.
Y
si meditas profundamente mientras haces el amor, tomarás
consciencia de que el tiempo desaparece; en el clímax no hay tiempo,
de repente estás
aquí-ahora. Solo
entonces conoces el significado de aquí
y ahora; de otro modo, estás
en el pasado o en el futuro. Y cuando desaparece el tiempo,
desaparece la mente, porque la mente es otro aspecto del tiempo, otro
nombre del tiempo. La mente es pasado y futuro. Cuando no hay tiempo
no hay mente. Reflexiona: no mente, no tiempo, no deseo sexual..., y
hay un gran gozo. Pero la gente se lo pierde porque no está
alerta a ello. La gente se pone a hacer el amor inconscientemente,
mecánicamente.
Hazlo conscientemente, atento, recordando lo que está
sucediendo, observando, siendo un testigo, y eso liberará
entendimiento en ti; eso irradiará
consciencia en ti. Y la consciencia es transcendencia, la consciencia
es libertad.
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