En la Introducción se nos indican los tres objetivos que se
persiguen con estas enseñanzas. Hoy sólo leeremos estos objetivos,
porque considero que hay muchos conceptos que asimilar y sobre todo
un vocabulario al que hay que acostumbrarse. Un consejo práctico que
os recomiendo es leer el texto con un papel en blanco a mano, para ir
apuntando el significado de muchas palabras que acostumbramos a usar
con un significado distinto. Estas distinciones no pueden darnos la
idea de que nuestras capacidades sean limitadas. Si leemos dos o tres
veces aquello que nos parece que no entendemos, veremos que nos suena
casi todo el contenido. Sólo es la forma de expresarlo y exponerlo
lo que se modifica.
TRATADO
DE LOS SIETE RAYOS
DE
ALICE A. BAILEY
CAPITULO
1
INTRODUCCIÓN
1.
Los Tres Objetivos en el Estudio de los Rayos
EL
ESTUDIO de los rayos y la verdadera y profunda comprensión de la
significación interna de la enseñanza, proporcionará tres cosas:
A.
Arrojar Luz sobre la historia.
Arrojará
mucha luz sobre el panorama histórico transcurrido durante épocas y
ciclos. En último análisis, la historia es un relato del
crecimiento y desarrollo del hombre desde la etapa de las cavernas,
con su conciencia centrada en la vida animal, basta el momento actual
en que la conciencia humana va siendo cada vez más incluyente y
mental, y así sucesivamente va ascendiendo hasta la etapa de un
perfecto hijo de Dios. Narra lo que el hombre ha captado de las ideas
creadoras que han moldeado la raza y están estableciendo su destino.
Nos presenta un cuadro dramático del progreso realizado por esas
almas que entran y salen de la manifestación debido a la aparición
o desaparición de un rayo. A medida que estudiamos veremos que las
palabras entorpecen en gran parte las explicaciones dadas sobre las
realidades implicadas, por lo tanto, debemos procurar penetrar por
debajo del significado superficial y llegar hasta la estructura
esotérica de la verdad.
Los
rayos están en constante movimiento y circulación, y manifiestan
una actividad progresiva y cíclica que evidencia un impulso cada vez
mayor. En ciertas épocas dominan, en otras permanecen inactivos, y
de acuerdo al rayo particular que haga
sentir
su presencia en un período determinado, así será la cualidad de la
civilización, el tipo de formas que aparecerán en los reinos de la
naturaleza y la consiguiente etapa de percepción (estado de
conciencia) de los seres humanos que vienen a la vida en una era
particular. Estas vidas que encarnan (en los cuatro reinos de la
naturaleza) responderán a determinada vibración, cualidad, colorido
y naturaleza en cuestión. El rayo que está en manifestación
afectará poderosamente los tres cuerpos que constituyen la
personalidad del hombre, y la influencia del rayo producirá cambios
en su contenido mental y en su naturaleza emocional, determinando la
calidad
del cuerpo físico.
Me
doy cuenta que al dar a conocer esta enseñanza relativamente nueva
sobre los rayos, y en mi esfuerzo por arrojar nueva luz sobre el
tema, quizás momentáneamente aumente su complejidad. Pero a medida
que se hacen experimentos y se estudian a las personas en los
laboratorios de los sicólogos y de los psicoanalistas, en relación
con los rayos y lo que ellos manifiestan, y a medida que las nuevas
ciencias puedan ser utilizadas inteligentemente dentro de una esfera
decuada, obtendremos muchos
beneficios y corroboraremos la enseñanza dada.
Entonces
veremos surgir un nuevo acercamiento a las antiguas verdades y una
nueva forma de investigar a la humanidad. Mientras tanto, procuremos
enunciar con claridad la verdad acerca de los rayos, y tratemos de
clasificar, delinear e indicar su
naturaleza,
propósito y efectos.
Los
siete rayos se manifiestan cíclicamente y, debido a ello, entran y
salen continuamente de la manifestación, dejando en el transcurso de
las épocas su impronta en el género humano, conteniendo por lo
tanto la clave para toda verdadera investigación histórica,
investigación que aún queda por hacerse.
B.
Dilucidar la Naturaleza del Hombre.
Otro
de los resultados que se lograrán por el estudio de los rayos
esclarecerá nuestro conocimiento sobre la naturaleza del hombre. La
moderna sicología experimental y académica ha reunido mucha
información respecto a cómo funciona el hombre, cuál es la
naturaleza de sus reacciones, la capacidad de su aparato mental, la
cualidad de su mecanismo físico, su modo de pensar y la suma total
de sus complejos, sicosis, neurosis, instintos, intuiciones y
estabilidad intelectual, que indudablemente él es. La sicología
médica también nos ha dado mucho, y hemos aprendido que el ser
humano está totalmente condicionado por su instrumento de expresión
y no puede manifestar más de lo que le permiten sus sistemas
nervioso, cerebral y glandular. Sin embargo, algunas de las teorías,
hasta las mejores que se han comprobado, se desmoronan dadas las
diversas condiciones. El campo que abarca la sicología en la
actualidad es tan vasto, como numerosas y variadas son sus escuelas y
engorrosa su terminología, que no intentaré ocuparme de ello.
La
deuda de gratitud que tiene el mundo para con los sicólogos
entrenados es inestimable, pero si no se introduce una idea clave en
el campo del pensamiento, caerá por su propio peso y producirá
(como ya lo está haciendo) problemas, complejos y enfermedades
mentales, resultado directo de sus propios métodos. El conocimiento
que ahora tenemos del modo en que actúan los hombres en el plano
físico como personalidades integradas, y cómo puede esperarse que
actúen dadas ciertas condiciones, es extenso y sólido, y la
amplitud de su comprensión puede, hasta cierto punto, ser medida si
comparamos lo que actualmente sabemos con lo que se sabía hace
ciento cincuenta años. El conocimiento se ha fundado en gran parte
en el estudio de lo anormal y en el aspecto forma (siendo este último
el verdadero método científico); por lo tanto se halla limitado y
circunscripto al comprobarlo en el análisis definitivo, comprobado a
la luz de lo supranormal que indudablemente existe.
Lo
que quiero hacer y la contribución que deseo aportar al tema
conciernen al énfasis que pondremos sobre la naturaleza del
principio integrador que reside en todas las formas coherentes, y en
aquellos que denominamos alma o yo, a falta de mejor término. Este
principio, que anima al cuerpo y expresa sus reacciones por medio de
sus estados emocional y mental, es
lógicamente
reconocido por muchas escuelas de sicología, pero sigue siendo, sin
embargo, la cantidad desconocida e indefinible. No pueden descubrir
su origen; no saben qué es, si es o no una entidad animadora,
distinta y separada del cuerpo; se preguntan si es la suma total
energética integrada, traída a la existencia mediante la función
de las células corporales y, por lo tanto, a través del proceso de
la evolución, que constituye un ente pensante y sensible, o si es
sólo el conjunto de vida y conciencia de las mismas células.
Lo
antedicho es una generalización que servirá a nuestro propósito y
abarcará el tema en general. A medida que se estudia, veremos que
las energías que animan a las personalidades y constituyen la
naturaleza del ser humano se dividen lógicamente en tres grupos:
- Las energías denominadas "los espíritus de los hombres". Obsérvese la absoluta superficialidad de esta frase. Conduce a error y no tiene sentido. El espíritu es Uno, pero dentro de esa esencial unidad se ven y observan "los puntos de fuego" o "las chispas divinas". Estas unidades, dentro de la unidad, están matizadas por tres tipos de energía y reaccionan a ellas en forma cualitativa, porque es una verdad científica y una realidad espiritual de la naturaleza de que Dios es Tres en Uno y Uno en Tres. El espíritu del hombre vino a la encarnación a lo largo de una línea por donde emana la fuerza proveniente de una u otra de estas tres corrientes, las cuales forman una corriente que emana desde el Altísimo.
- Estas corrientes de energía se dividen en tres corrientes principales, no obstante ser una sola corriente. Esto es un hecho oculto, que merece la más profunda reflexión. A su vez se diferencian en siete corrientes que "conducen hacia la luz" a los siete tipos de almas, según se dice, los cuales consideraremos aquí.
- Las energías dentro de las cuales se distribuyen las tres corrientes se convierten en siete, que a su vez producen los cuarenta y nueve tipos de fuerza que se expresan a través de todas las formas, en los tres mundos y en los cuatro reinos de la naturaleza. Por lo tanto tenemos:
a.
Tres grupos monádicos de energías. La Unidad esencial expresa,
mediante estos tres, las cualidades de Voluntad, Amor e Inteligencia.
b.
Siete grupos de energías, por cuyo intermedio los tres grupos
expresan las cualidades divinas.
c.
Cuarenta y nueve grupos de fuerzas, a las cuales todas las formas
responden, constituyendo el cuerpo de expresión de los siete, que a
su vez son reflejo de las tres cualidades divinas.
Por
lo tanto, en cierta forma misteriosa, las diferenciaciones que se
manifiestan en la naturaleza se encuentran en el reino de la cualidad
y no en el reino de la realidad.
Consideraremos
los siete grupos de almas (o energía del alma) y las triples formas
del cuarto reino de la naturaleza que ellas crean, a través de las
cuales tienen que expresar la cualidad de su grupo de rayo y la
energía de uno de los tres grupos esenciales con el que se relaciona
el rayo del alma. Por eso intentaremos, si es posible, agregar algo
más a la sicología moderna y enriquecer su contenido con la
sicología esotérica que trata del alma o yo, la entidad animadora
dentro de la forma.
C.
Formular la Nueva Psicología.
El
tercer efecto que se producirá al estudiar los rayos será doble. No
sólo llegaremos a comprender algo de la parte interna de la
historia, o a adquirir una idea de las cualidades divinas que surgen
de los tres aspectos y determinan las formas de expresión en el
plano físico, sino que tendremos un método práctico de análisis
para llegar a una correcta comprensión de nosotros mismos como
entidades animadoras, y a una comprensión más inteligente de
nuestros semejantes. Por ejemplo, cuando comprobamos por el estudio
que la tendencia de nuestro rayo de alma es de poder o voluntad, pero
que el rayo que rige a la personalidad es el de devoción, entonces
podemos medir con más exactitud nuestras oportunidades, capacidades
y limitaciones y determinar con más precisión nuestra vocación y
servicio, nuestro debe y haber y nuestro verdadero valor y fortaleza.
Cuando podemos agregar a ese conocimiento un análisis que nos
permita comprender que el cuerpo físico reacciona preeminentemente
al rayo del alma, mientras que el cuerpo emocional está bajo la
influencia del rayo de la personalidad, históricamente en
manifestación en ese momento, entonces estamos en posición de
juzgar con acierto nuestro problema, y podemos ocuparnos más
inteligentemente de nosotros mismos, de nuestros hijos, amigos y
asociados. Descubriremos que somos capaces de colaborar más
inteligentemente con el Plan, a medida que trata de manifestarse en
determinada época.
Es
una verdad muy conocida que el verdadero significado de "sicología"
es "lo que dice el alma". Es el sonido que puede ser
emitido por un rayo determinado, el cual produce un efecto en la
materia. Esto es en cierto modo difícil de expresar, pero si tenemos
en cuenta que cada uno de los siete rayos emite su propio sonido, y
al hacerlo pone en movimiento esas fuerzas que deben actuar al
unísono con él, podrá solucionarse toda la cuestión del libre
albedrío del hombre, de su destino eterno y de su poder de
autofirmación. A medida que proseguimos trataremos de responder a
estos interrogantes.
Algunos
de los puntos que trataré de aclarar no podrán ser sustanciados ni
comprobados por ustedes, por lo tanto, sería prudente aceptarlos
como hipótesis activas, a fin de comprender lo que trato de decir.
Otros puntos que mencionaré podrán ser verificados en sus propias
experiencias de la vida, y demandarán el reconocimiento de la mente
concreta, o podrán producir una reacción que traerá como
consecuencia una intensa convicción que emanará de sus Yoes
intuitivamente conscientes. De todos modos, lean lentamente; apliquen
las leyes de analogía y de correspondencia; hagan un análisis de sí
mismos y de sus hermanos; procuren vincular lo que digo con el
conocimiento que puedan poseer de las teorías modernas, y recuerden
que cuanto más vivan realmente como almas, tanto más captarán lo
que se trata de impartir.
A
medida que estudian no olviden el concepto fundamental de que todo
trabajo oculto se ocupa de la energía -unidades de energía, energía
contenida en las formas y corrientes de energía que afluyen; estas
energías llegan a ser poderosas y encarnan nuestro propósito
mediante el empleo del pensamiento, pues siguen las líneas bien
definidas de las corrientes mentales del grupo.
Debe
recordarse, sin embargo, que en la región del pensamiento se produce
la separación entre la magia blanca y la magia negra. Utilizando el
poder del pensamiento se puede observar cómo actúan los dos
aspectos de la magia y, por lo tanto, verificar que no existe magia
negra, en sí, hasta que se llega al reino de la mente. Nadie puede
ser mago negro hasta que la voluntad y el pensamiento no trabajen al
unísono, hasta que el control mental y el trabajo creador de la
mente enfocada puedan comprobarse. Se ha dicho repetidas veces que el
mago negro es muy raro, y esto es verdad porque el pensador creador
que tiene el poder de aplicar la voluntad en forma sostenida, también
es raro.
Permítaseme
explicarlo. Es necesario pensar en forma clara sobre estas cosas,
porque a medida que estudiamos la sicología del microcosmos y
llegamos a comprender sus impulsos y energías de rayo, debemos
lógicamente ver con claridad el camino a seguir, a fin de hollar el
sendero del altruismo, que conduce a ser consciente del grupo, y no
el sendero del individualismo que lleva oportuna e inevitablemente (a
medida que el aspecto mental se organiza) al sendero de la izquierda,
de la magia negra.
Esas
almas fuertes que conscientemente y a sabiendas entran en los reinos
de la fuerza espiritual y toman de allí lo que necesitan y desean,
tienen que trabajar con inteligencia para que pueda haber la
consiguiente y sensata distribución de fuerza dentro de una zona
elegida. Quienes saben que forman parte de las filas de aspirantes y
poseen la perseverancia que los llevará adelante hacia la meta,
deben recordar que tienen la responsabilidad de agregar su cuota a la
suma total, lo cual se lleva a cabo cada vez que piensan en el grupo,
escriben a un aspirante o meditan.
Extiendan
la idea, comenzando desde el estudiante de un grupo hasta el grupo
mismo, considerándolo como una unidad grupal dentro de un grupo
mayor. Así tendrán una perfecta analogía de la forma en que los
Grandes Seres trabajan actualmente. Por lo tanto, consideren que todo
el trabajo que realizan es grupal, que causa efectos inevitables y
contribuye a la potencialidad de la forma mental del grupo.
La
segunda cosa que quisiera explicar concierne a las pruebas que
inevitablemente se realizan ahora entre aspirantes y discípulos.
Esto no es sólo una prueba sobre el lugar que ocupan en el Sendero,
sino más bien la capacidad de vivir en el mundo como ciudadanos de
otro reino y como custodios de aquello que el mundo como regla
general no reconoce. Hasta donde se aplique esa prueba y hasta donde
pueda medirse, señalaré que no se la aplica como algunos creen por
la afiliación en algún grupo, ni por su determinación fija de
hollar el Sendero, sino porque la propia alma del aspirante lo ordenó
antes de reencarnar y su voluntad era que debería lograrse cierta
medida de desarrollo, desconocido hasta entonces, alcanzar cierto
grado de desapego de la forma y adquirir cierta preparación que lo
liberará de la vida de la forma. Es totalmente falsa la idea de que
un renovado esfuerzo hacia la meta de la luz espiritual ocasione
trastornos o produzca desastres. El grado de disciplina a que debe
ajustarse un discípulo es decidido y conocido por su alma antes de
reencarnar, lo cual está determinado por la ley.
Ahora
trataremos de investigar el problema de las unidades de energía y la
mutua interacción que subsiste en el tema de los rayos. Cada grupo
en el mundo es un núcleo para el enfoque y la interacción de los
siete tipos de fuerza, así como cada ser humano es el punto de
reunión para los siete tipos de energía -dos en el ascendente y
cinco menos poderosos. Cada grupo puede ser, por lo tanto, un centro
creador, y producir aquello que es la expresión de las energías
controladoras y del pensamiento dirigido de los pensadores del grupo.
Según el punto de vista de Quienes observan y guían, cada grupo
construye algo que sea relativamente tangible y esté regido por
ciertas leyes constructivas. El gran trabajo de los Constructores
prosigue con firmeza. Frecuentemente, lo que se construye es
incipiente, fútil, amorfo, sin propósito, y no sirve a los dioses
ni a los hombres. La raza como un todo está entrando en una era en
que la mente se convierte en un poderoso factor; la mayoría está
aprendiendo a mantener la mente firme en la luz y, en consecuencia,
es receptora de ideas hasta ahora desconocidas. Si un grupo de mentes
pueden atraerse mutuamente y fusionarse en una síntesis adecuada, y
si (en sus meditaciones individuales y diarias) se mantienen
enfocadas y orientadas en lo que puede ser aprehendido, se captarán
grandes conceptos y se intuirán grandes ideas.
Los
hombres pueden aprender a pensar -como grupo- y llevar a la
manifestación las ideas intuidas sobre la verdad y la belleza del
Plan; de esa manera podrá construirse una bella creación que
incorpore un principio divino. Reflexionen sobre esto, traten de
capacitarse para registrar tales ideas, entrénense para formularlas
en pensamientos y trasmitirlas, a fin de que otros puedan también
captarlas. Tal la naturaleza del verdadero trabajo que deben realizar
los nuevos grupos, y los estudiantes que puedan captar hoy esta idea,
tendrán la oportunidad de realizar algo de este trabajo precursor.
El
individuo avanzado y equilibrado siempre ha sido capaz de intuir y
concretizar ideas. Los grupos de estudiantes que meditan en forma
sincronizada deben ahora tratar de hacer lo mismo. El empeño
demostrado en sincronizar el esfuerzo no se relaciona con el elemento
tiempo, sino con la unidad de intensión y de propósito.
En
el reino de la intuición existen cosas maravillosas; hoy es
posible hacer contacto con dicho reino. La raza tiene ahora el
privilegio de hacer contacto con "esa nube de cosas conocibles",
a la cual se refirió el antiguo vidente Patanjali en su cuarto libro
de los Aforismos; la raza por medio de sus numerosos aspirantes puede
hoy precipitar esa "nube", para que los cerebros humanos de
todas partes puedan registrar ese contacto. Hasta ahora esto había
sido el privilegio del raro e iluminado vidente. Así se introducirá
la Nueva Era y penetrará el nuevo conocimiento en la mente de la
humanidad.
Esto
puede ser demostrado prácticamente si quienes se interesan por este
Tratado sobre los Siete Rayos logran armonizarse y pensar con
claridad, y con mente equilibrada e iluminada tratan de comprender lo
que es relativamente un nuevo aspecto de la verdad.
Al
comprometerme a revelar algo sobre los siete rayos siento la
necesidad de recordar, a quienes emprenden este estudio, que
cualquier conjetura que se hace respecto a la fuente de origen de los
rayos no será útil hasta que cada estudiante desarrolle el aparato
de respuesta y ese mecanismo sensible que le permitirá registrar
campos de contacto más amplios de lo que es posible ahora. Muchas
personas se encuentran todavía en la etapa inicial donde se registra
la percepción de un campo de expresión que saben que existe -el
campo de percepción del alma-, pero que aun no constituye para ellas
el campo natural de expresión.
Teóricamente
conocen mucho sobre esto, pero desconocen los efectos prácticos del
conocimiento aplicado. Otros son conscientes de la conciencia, del
reino del alma y de una casual reacción a una impresión de ese
reino, pero aún no son la conciencia misma ni están tan
identificados con el alma como para que desaparezca la conciencia de
todo lo demás. Su meta y objetivo es lograrlo.
Además
quiero recordarles que el curso que sigue la mónada (un aspecto de
la energía que se halla en uno de los tres rayos principales) puede
dividirse más o menos en tres partes, las cuales conducen a una
cuarta:
- La realización de una unidad inferior, es decir, la unidad de la naturaleza forma. El alma en esta unidad se identifica tan íntimamente con el aspecto material que no establece diferencia alguna, cree que es la forma, y no se conoce como alma. Esto con frecuencia llega a su máxima expresión en determinada vida donde se manifiesta plenamente la personalidad, donde el alma está totalmente centrada en las reacciones de la personalidad, y la vida inferior es tan fuerte y vital que se expresa en forma potente y material.
- La consiguiente y dolorosa diferenciación de la conciencia en una dualidad realizada. En esta condición el hombre es consciente de lo que se denomina su dualidad esencial; sabe que es espíritu-materia, vida-forma y el alma en manifestación. Durante esta etapa, que abarca muchas vidas y conduce al hombre por el sendero de probación y del discipulado hacia la tercera iniciación, el centro de gravedad (si así puedo denominarlo) cambia constantemente, sale de la forma y se centra cada vez más en el alma. Hay una acrecentada conciencia de que existe una Realidad que envuelve y al mismo tiempo extingue a la dualidad.
Recuerden
que toda la historia de la evolución es la historia de la conciencia
y de la creciente expansión del principio de "llegar a ser
consciente", de manera que desde el microscópico interés del
hombre consciente de sí mismo -porque vamos a confinar la
explicación dentro de los límites del cuarto reino de la
naturaleza- tenemos una inclusividad que se desarrolla lentamente, y
que lo llevará finalmente a la conciencia del Cristo cósmico.
- 3. La elevada realización de la unidad sigue a este sentido de dualidad y, en esta etapa final, se pierde la sensación de ser el alma y el cuerpo. La conciencia se identifica con la Vida que mora internamente en el planeta y en el sistema solar. Cuando esto sucede, se registra un estado del ser que está más allá de las palabras, de la mente y de la forma. El gran vidente judío trató de explicar estas tres etapas con las palabras, Yo- Soy-Ese-Yo-Soy. Lo expresó en forma concisa y adecuada. ¡ Si tuviéramos el desarrollo necesario para comprenderlo ! La tercera etapa -en cualquier forma que se entienda- desafía toda explicación e insinúa un cuarto tipo de comprensión, el de la Deidad misma, sobre la cual no podemos hacer conjeturas.