viernes, 9 de junio de 2017

¿ES POSIBLE UNA FEDERACIÓN EN ESPAÑA? ( I I I )?

3.-UN REPASO GENERAL ANTES DE DECIDIR
(Consejo: Manteniendo apretado el dedo en la tecla "Ctrl" y manejando la ruedecita del ratón, podréis ver los textos al tamaño que queráis)









Como no soy ni historiadora ni pertenezco a partido político alguno y, además nunca he intervenido en política, he tenido que remitirme a escritos, diagramas y explicaciones que he ido encontrando en páginas y libros de los que se consideran autorizados en estas cuestiones.
De mis lecturas y ayudada por mis reflexiones y, sobre todo, por mi imaginación, he llegado a la conclusión de que actualmente nos está pasando lo que tantas veces en nuestro pasado: hemos llegado a destiempo y con prisas. Es una constante en la historia de nuestro País el querer hacer las cosas cuando ya no pueden ser. Es difícil que, en un mundo que tiende a la globalización, al gobierno universal, a la religión universal y sometido al poder omnímodo de las grandes corporaciones, podamos nosotros, en este pequeño trozo de Europa, a la que estamos unidos por un jirón de tierra, como añadidos a última hora y con un paso tan difícil como lentos de los aconteceres, tratar de mover algo de lo que está instituido. Y me parece mezquino que en cualquier parte de España, haya políticos que conscientemente enerven los ánimos de sus pueblos con promesas que, saben mejor que nadie, no podrán cumplir. En realidad, esos políticos sólo tienen como finalidad el mantenimiento de su parcela de poder e influencia. Esos no son más que politiqueo o politiquerías con las que se dejan embaucar algún que otro intelectual entusiasmado por una idea que en realidad no ha examinado. También los intelectuales “tienen su corazoncito” y sueñan con ser “profetas en su tierra”.

Al final, pero muy al final me gustaría diferenciar dos conceptos que se manejan unidos, como si fueran sinónimos: nacionalismo y separatismo. Ni son sinónimos ni se parecen en sus fundamentos, intenciones ni valor personal o ético.

Pero vamos hoy a ponernos serios y, si queréis, repasad conmigo las razones que me llevan a ser pesimista en este tema: vamos a hablar de Federación. Para constituir una Federación, es necesario que “todo el pueblo” admita como punto de partida algunos principios (1):

1.-Aquello que nos une es el respeto por la diferencia, y si alguna parte entiende que ese respeto se ha quebrado podrá separarse en cualquier momento, sin otro requisito que una decisión mayoritaria de sus habitantes;

2.-Ninguno pagará protección a iglesias, nobles o casas reales, ni admitirá otros administradores que los elegidos en cada circunscripción por sufragio directo.

3.-Nadie podrá hacer del gobierno un medio de vida, y los ciudadanos asumirán todas las responsabilidades de administración y defensa, con mandatos muy breves y siempre irrelegibles.
(1)Paráfraseando de A. Escohotado, “Caos y Orden”

Estos principios, a primera vista, pueden parecer fáciles y hasta naturales, o sea, que se sobreentienden. Pero ¿se sobreentienden realmente?, ¿Podemos considerarlos como parte del “derecho natural”? Veámoslo:

-Si bien sobre el papel, se admite que “todos los hombres son iguales” y se enuncia la necesidad de respetar las minorías y se prohibe la discriminación por sexo, cultura, estrato social, raza, etc., no podemos decir que los españoles seamos especialmente respetuosos con las diferencias: más bien el diferente es mirado de malos modos, empezando por el ateo, agnóstico, protestante, de derechas, de izquierdas, forasteros, inmigrantes, extranjeros. Al mismo tiempo estos grupos atípicos (atípicos para los que no pertenezcan a ellos) cumplen una labor importante en la política: se manipulan contínuamente con dos propósitos:
. Como propaganda de vanguardia o como conservación de valores tradicionales: en este sentido el grupo más manipulado es el llamado “mundo Gay”, que cada año da lugar a un espectáculo esperpéntico que, bajo el lema de la libertad, resulta hasta insultante para ellos mismos, que, sin embargo, participan en él pensando de verdad que son libres. O se modifica en el código la definición de matrimonio para convertirla en una especie de “unidad de destino en lo universal” con tal que dos se junten y se apunten a una lista. Este tema no sólo lo explotan los políticos de un signo, sino también los de signo contrario y cada uno vocifera su postura para aglutinar los votos en dos bandos que, a veces, se enfrentan y producen espectáculos lamentables que se focalizan en el destrozo de “mobiliario urbano” que, ellos mismos han pagado y pagarán de nuevo.
Creo que acerca de las tendencias sexuales del ser humano, cuanto menos se hable, mejor, a no ser que provoquen conductas que caigan de pleno bajo las leyes penales.

. Un tema también muy recurrente es el de las “minorías étnicas”. El español, por lo general, cuando oye esa expresión no recuerda más que a los gitanos, con los que ha convivido toda la vida desde una postura de superioridad. Hace poco tiempo oí un comentario en la TV., según el cual, un alto porcentaje de españoles no tendrían inconveniente en que uno de sus hijos se casase con un “negro”. Y a mí se me ocurrió pensar que muy pocos españoles tenían oportunidad de hacer amistad con un “señor de color”. Me hubiera parecido más correcto una encuesta en la que el posible matrimonio se realizara con un gitano. Pero esa encuesta no hubiera servido para alabar la falta de racismo en nuestra sociedad.

. Y, realmente, para comprobar si aceptamos de buen grado al diferente, basta pensar, sin gastar un euro, la opinión que cada Comunidad, Provincia o Municipio tiene de los de “al lado”. Catalanes, roñosos y “agarraos”; aragoneses, cabezotas; vascos, brutos forzudos; asturianos, borrachos y dinamiteros; castellanos, altaneros; andaluces, fulleros; murcianos, todos gitanos., etc.

.Resulta aburrido, por reiterativo, el tema de la igualdad entre los sexos. El hombre español, aunque escriba o diga algo distinto, sólo reconoce dos tipos de mujeres: las putas y la suya. Todas son lo que son, cuando dicen “no” es que lo están deseando, la maté porque se fue con otro, la pego porque se lo merece (o, “si la pega, por algo será”, que es otra variante). Aunque no es el tema, me gustaría algún día profundizar en el tema de la desigualdad entre sexos. Es corriente pensar en el maltrato femenino, quizá porque la mujer pide más veces ayuda, pero también existe el maltrato masculino, con sus propias características.

Estos pequeños ejemplos que damos, están por encima de clases o cultura. La única diferencia es que las clases adineradas tienen más facilidades para solucionarlo en el seno de la casa o la familia. Es cierto que estas opiniones se dan casi a nivel universal pero, otras naciones, a pesar de las diferencias, son capaces de unirse ante una situación que afecte a todos.
Una incógnita que siempre me ha llamado la atención es el saber dónde quedaron aquellos primitivos iberos que, desde el Neolítico, poblaban toda la Península y, aunque con nombres diferentes, parecían tener un origen común. Vivían más o menos en paz y llevaban a cabo alianzas y pactos de no agresión para facilitar la convivencia. Qué fué del reino de Tartessos que estableció tratos con los fenicios, pueblo éste que también constituye una incógnita. Se sabe que en algunos asentamientos iberos se utilizaba una escritura esquemática cuyos secretos no han sido todavía descifrado.
Quizá esos habitantes ancestrales formaran lo que consideraríamos “el pueblo” a través de tantas y tantas invasiones como sufrimos, puesto que tenemos cuatro puertas abiertas de par en par al mar. Entre cartagineses hacia el Norte, Romanos hacia el Sur, Celtas empujados y entrando por los Pirineos, los Godos, los Musulmanes, los Judíos, los que se declararán más tarde salvadores de la Corona y la Fe, cuatro o cinco caudillos astures que tenían gente bajo su mando e inventaron la guerra de guerrillas porque así hay que luchar en las montañas. Según avanzaron en sus conquistas más renombre y pleitesía recibieron hasta que se funda una verdadera Monarquía, con la ayuda de Dios y a la que presta sus servicios el mismísimo Apostol Santiago (en la famosa batalla de Clavijo).
Si cogemos todos estos ingredientes, los mezclamos y agitamos, el resultado será la España que, abstracción hecha de los Títulos Nobiliarios, ha llegado a nuestros días: una Monarquía (constitucional actualmente, aunque los ejes lógicos del cerebro crujan cuando intentan unir ambos conceptos), un Clero que aprieta o afloja según sea el viento de libertad o represión y un pueblo sometido durante siglos a estos dos poderes y que, inevitablemente, llega a pensar que las cosas tienen que ser así, y que “siempre hubo ricos y pobres” y eso no hay quien lo arregle. Un pueblo todavía más sometido en los dos últimos siglos y con una política errática y unos políticos incapaces de hacer que un gobierno sea un poco duradero.
Así que, la primera idea que poníamos como requisito para una federación, se hace bastante dificultosa en las circunstancias actuales. Largo será el camino de la concienciación y muchos los escollos que sortear. Deseo de todo corazón que, quién lo intente, triunfe. A lo mejor habría que inventar “la guerra de guerrillas legales” que ahora mismo no sé lo que puede ser, porque se me acaba de ocurrir. El pasado puede resultar esclarecedor.

2
Más, muchísimo más escabrosa nos va a resultar llevar a la práctica la segunda idea. Aquí, para relajar la tensión vienen bien aquellos versos que me hicieron memorizar las monjas y que definen bastante bien la situación:

Juntáronse los ratones
para librarse del gato
y, después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que convendría
el ponerle un cascabel
que, andando el gato con él,
librarse mejor podrían

Salió un raton barbicano,
colilargo, hiciquirromo
y, encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano:
¿quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?”

Hay mucha tela que cortar en la cuestión de la protección de las religiones. Pero, ya van varias veces que oigo una noticia que me inquieta y enfada. Parece ser que, aprovechando un vacío legal, la Iglesia andaluza se ha apropiado por escritura pública de muchos enclaves de nuestro Patrimonio Cultural. Lo que no he oído es que alguien, algún partido, alguna asociación, alguno de esos Organismos que se crean para los parientes y que tenga como función el evitar estos expolios, digan media palabra. Si no entendí mal, el último robo ha sido la Alhambra. Eso, además de expolio, es de un cinismo que sobrepasa el “umbral máximo”

La Iglesia inscribió 4.500 propiedades sin publicidad y sin pagar impuestos
Las diócesis vivieron un boom inmobiliario a partir del año 2003
El obispado de Córdoba registró la mezquita en marzo de 2006 por 30 euros

Es de destacar el hecho de que actualmente, el dinero recaudado por las entradas, van a parar a las arcas de la Iglesia en concepto de limosnas que no están obligadas a declarar ni desglosar el IVA. Repaso las noticias y en toda la geografía española, sólo se enciende una lucecita de inquietud, casi parpadeante, en el Reino de Navarra, una de las tierra que tienen más derecho que cualquier otra a llamarse “reino” pues, desde el principio de la historia, sus reyes tuvieron relación con reinos extranjeros. Navarra presenta una superficie y una dispersión demográfica que nos permitiría tomarla como patrón de lo que debe ser un cantón. En Navarra se ha impuesto una ley protectora del Patrimonio Cultural. Pero, también es verdad que, precisamente y a pesar de las condiciones idóneas que hemos mencionado, en Navarra la Iglesia tiene una importancia difícil de anular.

3

A la hora de elegir a los representantes del pueblo, existen dos métodos:

La democracia directa, llamada también democracia pura, es una forma de democracia en la que el poder es ejercido directamente por el pueblo para formar una asamblea. Dependiendo de las atribuciones de esta asamblea, la ciudadanía podría aprobar o derogar leyes, así como elegir a los funcionarios públicos. La democracia directa contrasta con la democracia representativa, pues en esta última, el poder lo ejerce un pequeño grupo de representantes, generalmente elegidos por el pueblo. Lo de pequeño grupo es un decir, pues lo característico de esta democracia es la cantidad de políticos que se necesitan y la perpetuación en el cargo.


Muchos países que poseen democracias representativas, permiten formas limitadas de democracia directa, como son la iniciativa popular, el referéndum(plebiscito), La iniciativa popular permite a los ciudadanos presentar peticiones a los poderes del Estado para que un determinado asunto público sea tomado en consideración, como puede ser una reforma legislativa o incluso constitucional. El referéndum puede emplearse para aprobar o rechazar una determinada ley. Es de resaltar el detalle de las 500.000 firmas que pide la Constitución Española, frente a las 50.000 que impone la Suiza.
Las democracias directas no producen una clase exclusiva de políticos y pueden ser más económicas que las representativas. Veremos el caso de Suiza, que todo el mundo cita como modelo. Los políticos siguen ejerciendo sus profesiones en la sociedad y se ocupan de la política una media de cinco horas diarias.
No podemos esperar que un Pais como España pueda salir adelante con el resultado de nuestra forma de gobierno: un gobierno central enterito, con todo lo que ello conlleva de moscas necesarias alrededor de cualquier cargo y 17 autonomías que son calcos directos del gobierno central. Cada una con su Junta de Gobierno y tantos Consejeros como parlamentarios en el Gobierno Central. A ésto le tenemos que añadir los Gobiernos Municipales de cada pueblo que, además del Alcalde cuentan con los concejales oportunos. La Unión Europea también es un gasto añadido con una serie de representantes, cuyo total desconozco.
Se adjunta un artículo de El Economista dónde se coloca la cifra de los políticos en 400.000. Basta el gasto de la política para llevar a la bancarrota al país, sin necesidad de hablar de la corrupción, escape y fuga de capitales a países extranjeros. Aunque fueran Angeles del Cielo, no tenemos dinero para todos, si se tiene en cuenta que el único que paga es el contribuyente y que parte de los ingresos de los políticos son opacos y no declarables por desconocidos.


España es el país europeo con mas políticos: hasta 400-000, uno por cada 115 personas
La organización del Estado autonómico ha consolidado a España como el primer país de la Unión Europea por número de cargos públicos. Las últimas estimaciones realizadas apuntan, en este sentido, que podría haber más de 400.000 políticos en activo si se incluyen asesores y cargos de confianza, publica este lunes El Economista.
Son diputados, senadores, alcaldes, concejales, miembros de los parlamentos autonómicos o de las diputaciones provinciales, de las mancomunidades, de las empresas públicas… y así un larguísimo etcétera. Lo cierto es que no existe ni siquiera ningún informe oficial que cifre cuál es el número exacto de políticos que hay en España cobrando una nómina de la Administración, sea central, autonómica o local.
Si se tiene en cuenta esta cifra, en España habría así más cargos políticos que médicos, policías y bomberos juntos. Y eso en un país con casi cinco millones de parados. En Europa, el segundo Estado con un mayor número de políticos sería de acuerdo con los estudios y estima así, tiene, de acuerdo con los cálculos hechos, la mitad que nosotros, unos 200.000.
Más o menos en el mismo nivel estaría Francia, y muy por detrás, con poco más de 100.000, Alemania. Y eso en un país federal, dividido en 16 lander, y con un grado de descentralización mucho mayor que España.
Hay que tener en cuenta que no hay cifras oficiales y que se trata tan sólo de estimaciones, pero aún así, en nuestro país habría alrededor de un cargo político por cada 115 ciudadanos, lo que nos sitúa muy por encima de nuestros vecinos. Entre las grandes economías de la eurozona, el ratio es, de hecho, mucho más bajo.
En Italia hay así uno por cada 300 aproximadamente, en Francia uno por cada 325 y en Alemania uno por cada 800 ciudadanos. No hay así comparación posible de gasto. Joaquín Trigo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), que frente a la previsible subida del IVA, apunta en este sentido que “se está perdiendo un tiempo precioso” y urge a rebajar el coste de la Administración del Estado, recortando la masa salarial de los cargos políticos y funcionarios, si es necesario cambiando incluso la ley.


No se trataría tanto de bajar los sueldos, que en la mayoría de los casos están ya muy ajustados y han bajado considerablemente en los últimos dos años, como de recortar el número de nóminas con cargo a las arcas públicas.
Y en la misma línea se pronuncia también Carlos de Benito, director de la Nebrija Business School. “A partir de ahora, desde la perspectiva laboral poco más se puede hacer, en todo caso adelantar el retraso en la edad de jubilación, que no será a los 67 años hasta 2027. Pero lo más importante es reformar el marco jurídico del Estado”, asegura. “Hay que recuperar competencias autonómicas porque el modelo actual es inviable e insostenible. Es necesario adelgazar urgentemente la estructura y reducir el número de cargos públicos”.
Una gran parte del problema está ahora mismo en las empresas públicas. El Gobierno ha anunciado un plan de “simplificación y racionalización” tanto en éstas como en las fundaciones, que debe acabar con el cierre o privatización de una buena parte de ellas. Pero aún así no es una tarea fácil porque, de acuerdo con los últimos datos oficiales, hay todavía 2.800 empresas públicas estatales y otras 2.350 más autonómicas.
Según informó el diario La Razón, el Ejecutivo estaría estudiando también una modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) para reducir sustancialmente el número de concejales en los Ayuntamientos españoles. Actualmente hay en la administración local 68.462 cargos electos, lo que supone 2.300 más que en la anterior legislatura.
El ranking por provincias lo encabezan Barcelona, con 3.761 concejales; Valencia, con 2.964; Madrid, con 2.287, y Salamanca, con 2.168. En el lado opuesto están Álava, con 431; Las Palmas, con 598, y Cádiz, con 716. Pero a estas cifras hay que sumar además los 8.116 alcaldes, por cada uno de los ayuntamientos existentes en la actualidad.
http://www.preferente.com/noticias-turismo-destinos/espana-es-el-pais-europeo-con-mas-politicos-hasta-400-000-uno-por-cada-115-personas-232062.html



jueves, 8 de junio de 2017

¿ES POSIBLE UNA FEDERACIÓN EN ESPAÑA? ( II )

2.- UN PRIMER INTENTO

A) ENCUADRANDO EL ASUNTO

En el 1873, España intentó estructurar un Estado Federal que duró casi un año, todo un record si se repasa la política desastrosa de aquellos tiempos. Amadeo I de Saboya se había ido, tras refugiarse en la embajada Italiana por temor de su vida. Dejó el país tan desastroso como lo había encontrado. Es de destacar el recibimiento que le hicieron en las Cortes el día de su proclamación. Emilio Castelar, Presidente en aquel momento, que, en su discurso de bienvenida, no deja de mostrar su rechazo:

Visto el estado de la opinión, Vuestra Majestad debe irse, como seguramente se hubiera ido Leopoldo de Bélgica, no sea que tenga un fin parecido al de Maximiliano I de México...

Y, a los pocos meses, pese a su buena voluntad, ya estaba deseando marcharse: la situación se había agravado por la Tercera guerra carlista (de las que no hablaremos, por no convertir una simple aproximación en una Enciclopedia, puesto que materia hay de más) y el recrudecimiento de la Guerra de Cuba. Dicen que, harto de España, Amadeo esclamó:”Ah, per Bacco, io non capisco niente. Siamo una gabbia di pazzi” (exactamente, una “jaula de locos” parecía el país). El rey ni siquiera se despidió y presentó su dimisión ante las Cortes desde la embajada italiana, no personalmente, sino a través de su esposa. Puesto que, a pesar de todo, los historiadores coinciden en que fué un rey con muy buena voluntad al que se oponían hasta los monárquicos, creo que se merece que echemos una ojeada a su escrito de renuncia:

Al Congreso: Grande fue la honra que merecí a la Nación española eligiéndome para ocupar su Trono; honra tanto más por mí apreciada, cuanto que se me ofrecía rodeada de las dificultades y peligros que lleva consigo la empresa de gobernar un país tan hondamente perturbado. Alentado, sin embargo, por la resolución propia de mi raza, que antes busca que esquiva el peligro; decidido a inspirarme únicamente en el bien del país, y a colocarme por cima de todos los partidos; resuelto a cumplir religiosamente el juramento por mí prometido a las Cortes Constituyentes, y pronto a hacer todo linaje de sacrificios que dar a este valeroso pueblo la paz que necesita, la libertad que merece y la grandeza a que su gloriosa historia y la virtud y constancia de sus hijos le dan derecho, creía que la corta experiencia de mi vida en el arte de mandar sería suplida por la lealtad de mi carácter y que hallaría poderosa ayuda para conjurar los peligros y vencer las dificultades que no se ocultaban a mi vista en las simpatías de todos los españoles, amantes de su patria, deseosos ya de poner término a las sangrientas y estériles luchas que hace tanto tiempo desgarran sus entrañas. Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos largos años ha que ciño la Corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla. Nadie achacará a flaqueza de ánimo mi resolución. No habría peligro que me moviera a desceñirme la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles; ni causó mella en mi ánimo el que corrió la vida de mi augusta esposa, que en este solemne momento manifiesta, como yo, el vivo deseo de que en su día se indulte a los autores de aquel atentado. Pero tengo hoy la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos e irrealizables mis propósitos. Éstas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la Nación, y en su nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo de ella renuncia por mí, por mis hijos y sucesores. Estad seguros de que al desprenderme de la Corona no me desprendo del amor a esta España tan noble como desgraciada, y de que no llevo otro pesar que el de no haberme sido posible procurarle todo el bien que mi leal corazón para ella apetecía. Amadeo. Palacio de Madrid a 11 de febrero de 1873.
BOLAÑOS MEJÍAS, Carmen: El reinado de Amadeo de Saboya y la monarquía constitucional. Madrid, UNED, 1999, pp. 238-239

A esta dimisión, el mismo Castelar contesta “caballerosamente” con un escrito muy característico del carácter español:

Señor: Las Cortes soberanas de la Nación española han oído con religioso respeto el elocuente mensaje de V.M., en cuyas caballerosas palabras de rectitud, de honradez, de lealtad, han visto un nuevo testimonio de las altas prendas de inteligencia y de carácter que enaltecen a V.M. y del amor acendrado a ésta su segunda Patria, la cual, generosa y valiente, enamorada de su dignidad hasta la superstición y de su independencia hasta el heroísmo, no puede olvidar, no, que V.M. ha sido jefe del Estado, personificación de su soberanía, autoridad primera dentro de sus leyes, y no puede desconocer que honrando y enalteciendo a V.M. se honra y se enaltece a sí misma. Señor, las Cortes han sido fieles al mandato que traían de sus electores y guardadoras de la legalidad que hallaron establecida por la voluntad de la Nación por la Asamblea Constituyente. En todos sus actos, en todas sus decisiones, las Cortes se contuvieron dentro del límite de sus prerrogativas, y respetaron la autoridad de V.M. y los derechos que por nuestro pacto constitucional a V.M. competían. Proclamando esto muy alto y muy claro, para que nunca recaiga sobre su nombre la responsabilidad de este conflicto que aceptamos con dolor, pero que resolveremos con energía, las Cortes declaran unánimemente que V.M. ha sido fiel, fidelísimo guardador de los respetos debidos a las Cámaras; fiel, fidelísimo guardador de los juramentos prestados en el instante en que aceptó V.M. de las manos del pueblo la Corona de España. Mérito glorioso, gloriosísimo en esta época de ambiciones y de dictaduras, en que los golpes de Estado y las prerrogativas de la autoridad absoluta atraen a los más humildes no ceder a sus tentaciones desde las inaccesibles alturas del Trono, a que sólo llegan algunos pocos privilegiados de la tierra. Bien puede V.M. decir en el silencio de su retiro, en el seno de su hermosa Patria, en el hogar de su familia, que, si algún humano fuera capaz de atajar el curso incontrastable de los acontecimientos, S.M., con su educación constitucional, con su respeto al derecho constituido, los hubiera completa y absolutamente atajado. Las Cortes, penetradas de tal verdad, hubieran hecho, a estar en sus manos, los mayores sacrificios para conseguir que V.M. desistiera de su resolución y retirase su renuncia. Pero el conocimiento que tienen del inquebrantable carácter de V.M.; la justicia que hacen a la madurez de sus ideas y a la perseverancia de sus propósitos, impiden a las Cortes rogar a V.M. que vuelva sobre su acuerdo, y las deciden a notificarle que han asumido en sí el Poder supremo y la soberanía de la Nación para proveer, en circunstancias tan críticas y con la rapidez que aconseja lo grave del peligro y lo supremo de la situación, a salvar la democracia, que es la base de nuestra política, la libertad, que es el alma de nuestro derecho, la Nación, que es nuestra inmortal y cariñosa madre, por la cual estamos todos decididos a sacrificar sin esfuerzo no sólo nuestras individuales ideas, sino también nuestro nombre y nuestra existencia. En circunstancias más difíciles se hallaron nuestros padres a principios de siglo y supieron vencerlas inspirándose en estas líneas y en estos sentimientos. Abandonados por sus Reyes, invadido el suelo patrio por extrañas huestes, amenazado de aquel genio ilustre que parecía tener en sí el secreto de la destrucción y la guerra, confinadas las Cortes en una isla donde parecía que se acababa la Nación, no solamente salvaron la Patria y escribieron la epopeya de la independencia, sino que crearon sobre las ruinas dispersas de las sociedades antiguas la nueva sociedad. Estas Cortes saben que la Nación española no ha degenerado, y esperan no degenerar tampoco ellas mismas en las austeras virtudes patrias que distinguieron a los fundadores de la libertad española. Cuando los peligros estén conjurados; cuando los obstáculos estén vencidos; cuando salgamos de las dificultades que trae consigo toda época de transición y de crisis, el pueblo español, que mientras permanezca V.M. en su noble suelo ha de darle todas las muestras de respeto, de lealtad, de consideración, porque V.M. se lo merece, porque se lo merece su virtuosísima esposa, porque se lo merecen sus inocentes hijos, no podrá ofrecer a V.M. una Corona en lo porvenir; pero le ofrecerá otra dignidad, la dignidad de ciudadano en el seno de un pueblo independiente y libre. Palacio de las Cortes, 11 de febrero de 1873.
FERNÁNDEZ-RÚA, José Luis: 1873. La primera república. Madrid, Tebas, 1975, pp. 231 233. 8

Si alguien pensara que estos escritos han sido recogidos para ocupar espacio y poderme acusar de copiar y pegar, dése por mandado a la “porra”. Ambos se han incluído para analizar algunos aspectos que reflejan perfectamente las características que Díaz Plaja destaca como propia del “ser español” en su libro “El español y los siete pecados capitales”. Se debe tener en cuenta que la educación impone escribir incluso las quejas sin palabras directas que puedan herir al lector. El escrito de S.M. Amadeo I empieza agradeciendo pero un agradecimiento que se puede interpretar como un “anda y que os zurzan, ¡¡menudo embolao!!”, “pensé que tanto pasado glorioso y el estado catastrófico en que tenéis al país, podría ser solucionado por alguien que, venido de fuera, viera las cosas con objetividad. Pero, si a vosotros no os preocupa, no sé por qué tiene que preocuparme a mí. Sois como gallos de pelea, os picáis unos a otros sin ton ni son. Yo me voy con mi familia y no os preocupéis que nadie de mi linaje volverá a pisar suelo español”.
Y, quizá el monarca, al atravesar los Pirineos, también limpió sus botas para no llevarse de España ni el polvo. Eso sí, cargadito de medallas: todas y cada una de las Ordenes Religiosas (Montera, Calatrava, Santiago) y las oficiales que podía conceder el gobierno, como la Gran Cruz de Isabel la Católica, el Toison de Oro, etc.

La contestación de D. Emilio, alabado siempre por su oratoria, es más larga y constituye no sólo un saludo, sino una declaración de principios y alguna que otra advertencia al oyente: Es altanero, si bien utiliza frecuentemente la expresión S.M., las palabras no implican reconocimiento de ninguna autoridad; el pueblo español, por su glorioso pasado, sabrá salir de la crisis; ya mostró su heroísmo luchando contra alguien que parecía invencible (Napoleón, Guerra de la Independencia) y lo hizo sin ayuda de nadie; y, si cuando todo esté arreglado, el rey quiere volver, desde ya se le concede el título de ciudadano de la nueva sociedad independiente. Orgullo, pasado glorioso, poso religioso indeleble, individualismo, rechazo a lo distinto; todas estas cosas se dejan sentir a través del escrito. Veremos poco a poco que la idiosincrasia del español convertirá el intento federal en una comedia bufa que, si no fuera de pena, nos haría reir.

B) CAMINO DESPEJADO
Desde la llegada de Amadeo de Saboya hasta la ocupación de las Cortes por el General Pavía, transcurre lo que se conoce como “sexenio democrático”. Ido el Rey, la redacción de una Constitución en la que se declaraba a España una República Federal, resultó un poco más fácil, puesto que uno de los requisitos se podía obviar: la desaparición de la Monarquía. En cuanto a la desamortización de la Iglesia, puesto que desaparecía la colaboración con cualquier religión, sus bienes deberían ser repartidos entre el pueblo de acuerdo a unos criterios que apenas pudieron ser establecidos.
En las Cortes las fuerzas estaban repartidas entre :
- Los “intransigentes” que no tenían un líder representativo y querían una constitución que empezara a organizarse desde los municipios y fuera subiendo hasta reunir en el Estado todos los poderes políticos: legislativo, ejecutivo y judicial. El proceso hubiera sido largo y las cosas requerían una solución rápida.
- Los “centristas”, cuyo portavoz era Pi y Margall. Partidarios también de una República Federal, abogaban por redactar primero una constitución y después organizar los cantones.
- Los “moderados”, la derecha de la Cámara, presididos por Castelar y Salmerón. Querían una constitución unitaria y rechazaban los cantones.

Para dar una idea del ambiente que se respiraba en la Cámara,, recurro a Pérez Galdós que, desde la tribuna de la prensa, gustaba de acudir a las sesiones:

Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria. El individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores, enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas. Días y noches transcurrieron sin que las Cortes dilucidaran en qué forma se había de nombrar Ministerio: si los ministros debían ser elegidos separadamente por el voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras o a Pi para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y desechados fueron todos los sistemas. Era un juego pueril, que causaría risa si no nos moviese a grandísima pena”.
Presidiendo un Consejo de Ministros, harto de debates estériles, llegó Estanislao Figueras a gritar en catalán: Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: estic fins als collons de tots nosaltres!.

Esto nos puede dar una idea aproximada del ambiente que se respiraba. Si añadimos la animación en la calle, con los de derechas esperando a ver quién era el presidente para intervenir y en la calle paralela los de izquierdas con las mismas intenciones; la policía, parando dos o tres intentos de golpe de estado que se produjeron durante las deliberaciones y el hecho de que empezábamos a salir en la prensa extranjera más desavenidos que nuestros primeros padres iberos, no es de extrañar que un Teniente de la Guardia Civil, “harto de tanta tambor y tanto pito”, encerrara a los parlamentarios bajo llave con la advertencia de que de allí no se movía nadie hasta que nombraran un presidente de la Nación.
Después de muchas trifulcas, entre votos de censura y protestas, Pi y Margall es nombrado presidente, con el encargo de que vaya arreglando el fin de las guerras carlistas, y una comisión de 25 parlamentarios se nombran para redactar la Constitución que Emilio Castellar presentó en 24 horas y que sirvió de texto base para introducir toda clase de enmiendas y exigencias, pues el texto tuvo la virtud de unir a toda la Cámara en su contra.



https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/11/Mapa_de_Espa%C3%B1a_-_Constituci%C3%B3n_de_1873.svg/200px-Mapa_de_Espa%C3%B1a_-_Constituci%C3%B3n_de_1873.svg.png


Pero la respuesta de los “intransigentes” no se hizo esperar. Abandonando las Cortes, animaron a la rápida formación y proclamación de los cantones, formando “comités de salud” y “juntas revolucionarias”. Andalucía, Valencia, Murcia y muchas otras ciudades se fueron apuntando a la rebelión (con las Cortes abandonadas) y fué el desbarajuste más grande que se pueda uno imaginar: pueblos que se separaban de sus propios cantones para constituirse en independientes (Camuñas en la Mancha o Jumilla en Murcia) y una guerra de todos contra todos.
Hay que destacar el más famoso, por la buena organización y planificación que había sido estudiada con antelación y funcionó perfectamente. Nos referimos al cantón de Cartagena, que cuenta con las fragatas Almansa y Victoria para proteger sus costas. Estas fragatas fueron apresadas como piratas por buques británicos y alemanes. La situación se agrava en el País Vasco donde Carlos VII ya ha empezado a acuñar moneda y nombrar ministros. Esta situación obliga a Pi y Margall al uso de la fuerza, si bien públicamente y en las Cortes se niega a ello. Un telegrama les llega a los gobernadores civiles:
...]Obre V.S. en esa provincia enérgicamente. Rodéese de todas las fuerzas de que disponga, principalmente de las de voluntarios y sostenga el orden a todo trance. [...] Las insurrecciones carecen hoy de toda razón de ser puesto que hay una Asamblea soberana, producto del sufragio universal y pueden todos los ciudadanos emitir libremente sus ideas, reunirse y asociarse. Cabe proceder contra ellas con rigurosa justicia. V.S. puede obrar sin vacilación y con perfecta conciencia

Pi y Margall es obligado a dimitir y se nombra como Presidente a Salmerón, con 32 provincias en son de guerra. Cuando se restablece el orden, Pi y Margall, en una sesión de las Cortes se queja de los métodos que se han empleado:

El Gobierno ha vencido a los insurrectos, pero ha sucedido lo que yo temía: han sido vencidos los republicanos. ¿Lo han sido los carlistas? No. Interín ganabais vitalidad en el mediodía, los carlistas la ganaban en el norte. [...] Yo no hubiese apelado a vuestros medios, declarando piratas a los buques de que se apoderaron los federales; yo no hubiese permitido el que naciones extranjeras, que ni siquiera nos han reconocido, viniesen a intervenir en nuestras tristísimas discordias. Yo no hubiese bombardeado Valencia. Yo os digo que, por el camino que seguís es imposible salvar la República, porque vosotros desconfiáis de las masas populares y sin tener confianza en ellas, es imposible que podáis hacer frente a los carlistas”.

(Excepto los comentarios, todos los datos y hechos históricos, incluso los textos, los he resumido apoyándome en la Wikipedia, en la que, acerca de este período de la historia hay muchos y muy buenos trabajos históricos)

Y, esta es la historia de cómo, una vez más, nuestra impaciencia, incultura, afán de mando y otros muchos componentes nacionales, dieron al traste con nuestra aventura cantonal. Esperemos que la historia no se repita.

No puedo acabar hoy sin recordaros que, en la época que hemos repasado, las mujeres no tenían derecho al voto (contemplado en la nueva constitución que nunca llegó a terminarse)

miércoles, 7 de junio de 2017

¿ES POSIBLE UNA FEDERACIÓN EN ESPAÑA? (I)

¿ES POSIBLE UNA FEDERACIÓN EN ESPAÑA?

1.- Nuestras Raíces

Se me antoja a mí que las vacaciones constituyen un buen momento para la meditación sobre temas que, durante el curso, no nos es permitido abordar, por las obligaciones que impone nuestros respectivos trabajos. Así que me he propuesto dedicar un pequeño esfuerzo a meditar y exponer algunos temas que forman parte del aire que respiramos y que no nombramos por si alguien se pudiera sentir ofendidos. Para hablar de Federación, una palabra que yo oí algunas veces en los primeros mítines del Psoe y que luego desapareció arrinconada al cajón de “la cuerda en casa del ahorcado”. Y es que, según yo veo el asunto, el federalismo es un concepto unido a “buen gobierno”, “austeridad”, “justificación puntual del gasto”, “exclusión de la política como medio de vida” y muchos etcéteras que irán saliendo conforme vayamos adentrándonos en el tema. Cualquier tema es tratable, si se conserva el respeto. Pero ningún tema puede ser falseado con intenciones espúreas y, uno de estos temas, el más manipulado desde mi punto de vista, es la Historia (así con mayúscula) del suelo que nos ha caído en el reparto.

Empiezo el tema hoy, con unos mapas copiados, naturalmente de Internet, que provienen todos de los preciosos libros que manejan nuestros hijos y nietos y que nosotros no gozamos jamás. Nuestros libros eran aburridos, intensos, con demasiada materia para memorizar y, si queríamos un esquema, éramos nosotros los que lo confeccionábamos. Los materiales escolares sólo tienen una “pega” que para nosotros hubiera sido fatal, dado que los libros los solíamos heredar de los que acababan el curso siguiente. Había que cuidarlos, los teníamos en depósito y debían estar lo más limpios posible. Un libro no se pintaba, no se subrayaba; ni siquiera tu nombre podías poner. La última actividad, que resultaba divertida y festiva en mi colegio era la preparación de nuestros libros para la generación que nos seguía. Sobre todo, el forrado, todos en azul, un papel que nos iban proporcionando las monjas y sobre el que colocábamos una etiqueta con el nombre del libro y el curso corrrespondientes. El primer día de curso, recibías un lote entero que, aunque usado, para tí era una alegría inmensa. Teníamos nuestras usuarias preferidas, aquellas que se habían hecho un buen nombre a base de cuidarlos mejor que otras.

Pero el capitalismo salvaje todo lo convierte en ganancias para los fabricantes y ahora los libros son personales e intransferibles y sobre todo, no reciclables. Un método consiste en tener que hacer los ejercicios en el propio libro, cuando a nosotras se nos enseñó a estudiar con una hoja en blanco al lado y un lapicero de mina. Sólo cuando comprobabas que tus ejercicios estaban bien, los pasabas al cuaderno de limpio que, como su nombre indica, tenía que estar “impoluto”. Entonces, podías utilizar tinta y se consideraba que un cuaderno bien estructurado, era señal de una mente ordenada.

Bien, volviendo a la historia, como os decía, he incluído unos mapas, haciendo bueno el dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”. En ellos y a vista de pájaro saltarín pretendo que os entretengáis con el baile de fronteras y pueblos que ha habido en la Península Ibérica desde tiempos inmemoriales.

Da igual el lugar en el que se haya nacido en la Península Ibérica. Todos procedemos de los mismos, mezclados, fundidos, asimilados, esclavizados, sojuzgados por el poder de turno, engañados y explotados generación tras generación, nuestra sangre ibera proporciona una capa común de ADN desde los tiempos inmemoriales. Tan inmemoriales que los historiadores no han sabido esclarecer la procedencia de los primeros pobladores y tampoco su cultura. Los antropólogos, que datan las edades por los restos que van dejando los pueblos , se vuelven hacia “cada vez más lejos” y establecen su existencia en una época tan temprana como el 7.000 a.C. Sobre estos iberos, se extenderán los celtas con su espiritualidad pegada a la Naturaleza, sus Druidas, que saben hablar con los árboles, sus sacrificios a un Dios al que destronará otro Dios . Y todos ellos están en nosotros. No hay ningún factor que nos diferencie, una vez que las razas se junten, a veces por pactos y otras veces por ansias expansionistas de unos y otros. Al final, en época histórica, ya no hay diferencias que resaltar y aparecerán en escritos clásicos como “celtíberos”. Podemos citar muchos nombres que no representan distintos pueblos, sino más bien y en el albor de los tiempos, distintas tribus o familias. He aquí sus nombres para que os apuntéis al que más os guste:


Más tarde aprenderíamos a escribir y comerciar con los fenicios, de los que tampoco se sabe mucho. Se dedicaban al comercio e intercambiaban mercancías en todas las cosas del mediterráneno (incluído el Norte de Africa). Y queda como un poso de leyenda la existencia de un Reino al Sur, al que llamaron Tartessos, de extensión cambiante según el autor que se consulte. Todos coinciden en que abarcó tierras de Huelva, Sevilla y Cadiz. Y, el nombre de un Rey, Argantonio (hombre de plata). Todo lo demás son teorías. Aprovechando el estado de desconocimiento sobre los tartessios, a nosotros no nos resultan desconocidos, ya que hemos tratado con ellos en aquella novela de setecientas y pico páginas, cuyo título era “el misterio de Bellicena Wilca” y de la que os transcribí, bajo el título de “Lucha del bien contra el mal”, muchas de ellas y que están archivadas en mi comunidad: Heterodoxia y Verdad. En ella nos presentaban a los tartessios como los supervivientes de la hundida Atlántida que arriban a las cosas del Sur y cuyos secretos se encomiendan a la casa de Tharsis.

Lo cierto es que, dado el enclave de la Península, si pudiéramos ver la historia en versión acelerada, contemplaríamos un contínuo trasiego de puebles hacia el norte y el sur, unos persiguiendo y otros escapando, de los que algunos, cansados de tanto movimiento, se quedaban el suficiente tiempo como para unirse a fundirse con la población autóctona, aportando sus genes a los que ya existían y enriqueciendo de esta manera la sangre peninsular, que nos hace ser, pasando los siglos, tal como somos: primero cartagineses en viaje de ataque a Roma, los romanos que persiguen a los cartagineses hasta que los echan de la zona hacia Cartago y, de paso, se quedan, añadiendo Hispania a su Imperio. Cuando éste se deshace, vienen las tribus godas que se asientan con idea de durar. Los visigodos serán empujados hacia el Norte por los musulmanes, que establecen sus califatos y sus ciudades tributarias durante 800 años. Serán expulsados, poco a poco, por los señores que quedaban, atrincherados en las montañas de Covadonga y se empiezan a formar los reinos que conocemos hoy en día, sobre todo la Corona de Aragón y la Corona de Castilla, además del Reino de Navarra que, desde antiguo lleva una política de pactos matrimoniales con reinos europeos. Es de suponer que, el estrato más bajo de la Sociedad, que ha visto pasar a todos siempre apegado a la tierra y a los ganados, ha sobrevivido y formará el mismo estrato hasta nuestros días. Cambiarán los tiempos, los gobiernos, la forma de relación con los gobernantes, cambiará la cultura, vendrá la revolución industrial, la cibernética. Da lo mismo, el “pueblo” que, hasta que interese, será “populacho”, siempre estará ahí y sufrirá toda clase de calamidades: lo encarcelarán, lo mandarán a la guerra, lo venderán como esclavo, se liberará por sí mismo en contadas ocasiones, pero nadie le librará de tener que dar de comer a los señores. No en vano es el sector primario

Pobladores desde el 7.000 a.C.








España durante el Imperio Romano




Invasión de los visigodos







División y extensión de la España musulmana





Dispersión de los Judíos tras la destrucción de Jerusalén por los Romanos






Organigrama de las Sociedad Feudal



España durante el reinado de los Reyes Católicos.