sábado, 26 de noviembre de 2016

DIOS SIGUE HABLANDO CON NOSOTROS EN TIEMPOS DE TRIBULACIÓN (II)


El alma es la que percibe y revela la verdad
Sabemos la verdad cuando la vemos, dejemos que los escépticos y los burlones digan lo que quieran. La gente tonta te pregunta, cuando dices lo que no deseaba oír: "¿Cómo sabes que es cierto, cómo sabes que no estás equivocado?" En mi opinión, sabemos la verdad cuando la vemos, como sabemos que estamos despiertos cuando lo estamos...
Distinguimos los avisos del alma, las manifestaciones de su propia naturaleza, mediante el término
Revelación. Siempre los acompaña la emoción de lo sublime, pues esta comunicación es una
desembocadura de la mente Divina en nuestra mente. Es un reflujo del arroyo individual ante los fluidos oleajes del mar de la vida.
Ralph Waldo Emerson



Nota del autor

Como en todas las conversaciones, en ésta hay cosas que ya se dijeron antes. Quiero que sepas que estoy consciente de ello. No hice ningún intento por “suprimir” material que dice lo mismo (a veces con las mismas palabras) que en los anteriores libros que he escrito.

Asumo que esos temas no habrían vuelto a surgir si no fueran importantes en el contexto de lo que se comenta aquí. Así pues, he pasado por alto todas las redundancias, y te invito a que hagas lo mismo.

En particular, la lista de falacias sobre Dios y la Vida en este libro parece muy similar a las Diez Ilusiones Sobre los Humanos que se nos dio en Comunión con Dios. Es evidente que se basan en esas ilusiones, y son recontextualizaciones de ellas. Sin embargo, no todos los que han llegado al diálogo actual han leído el libro anterior, y es obvio que lo que se deseaba era que el presente material se sostuviera por sí solo.


1


Dios, por favor ven. Necesitamos ayuda.

Aquí estoy.

Necesitamos ayuda.

Lo sé.

En este momento.

Entiendo.

El mundo está al borde del desastre. Y no me refiero a un desastre natural, sino a una calamidad ocasionada por el hombre.

Lo sé. Y tienes razón.

Quiero decir que los humanos hemos tenido discrepancias antes, y serias, pero hoy nuestras divisiones y discrepancias pueden conducir no simplemente a guerras -lo cual ya es bastante malo-sino al final de la civilización tal como la conocemos.

Eso es correcto. Has planteado la situación de manera correcta.
Ustedes entienden la gravedad del problema, lo que no entienden es su naturaleza. Como no saben
qué lo causa, siguen tratando de resolverlo en todos los niveles menos en el que existe.

¿Cuál es?

El nivel de la creencia. El problema que enfrenta el mundo hoy es un problema espiritual.
Sus ideas sobre la espiritualidad los están matando. Siguen tratando de resolver el problema mundial como si fuera político, económico o incluso militar, y no es ninguno de ellos. Es un problema espiritual. Y ése es el único problema que los seres humanos parecen no saber cómo resolver.

Entonces ayúdanos.

Lo estoy haciendo.

¿Cómo?

De muchas maneras.

Dime una.

Este libro.

¿Este libro nos ayudará?

Puede hacerlo.

¿Qué tenemos que hacer?

Leerlo.

¿Y luego qué?

Hacerle caso.

Eso es lo que dicen. “Todo está en El Libro”, dicen. “Léelo y hazle caso. Es todo lo que tienes que hacer”. El problema es que cada quien muestra un libro diferente.

Lo sé.

Y cada libro dice otra cosa.

Lo sé.

¿Entonces ahora debemos “leer y hacerle caso” a este libro?

No se trata de lo que debas hacer. Es una cuestión de lo que podrías hacer si lo eligieras. Es una
invitación, no una exigencia.

¿Por qué querría leer este libro cuando ya los Verdaderos Creyentes me han dicho que todas las
respuestas están en los otros libros -los libros a los que ellos me dicen que haga caso?

Por qué no les han hecho caso?

Sí lo hemos hecho. Creemos que sí. .


Ésa es la razón por la que ahora necesitan ayuda. Creen que lo han hecho, pero no es así. Siguen diciendo que su Libro Sagrado (sus culturas tienen muchos diferentes) los ha autorizado a tratarse unos a otros como se tratan, y a hacer lo que hacen. Pueden decir eso sólo porque no han escuchado realmente el mensaje más profundo de esos libros. Los han leído, pero no los han escuchado de verdad.

Claro que sí. ¡Estamos haciendo lo que dicen que debemos hacer!

No. Están haciendo lo que USTEDES dicen que ellos dicen que deberían hacer.

¿Qué significa eso?

Significa que el mensaje básico de todas las escrituras sagradas es el mismo. Lo único diferente es cómo los han interpretado los seres humanos. No tiene nada de “malo” tener diferentes interpretaciones. Sin embargo, lo que podría no beneficiarlos es separarse por esas diferencias, echarse unos a otros la culpa por esas diferencias y matarse unos a otros como resultado de esas diferencias.

Eso es lo que están haciendo.

Es lo que han hecho por un buen rato.
No pueden ponerse de acuerdo ni siquiera dentro de un grupo en particular, mucho menos entre grupos, sobre lo que un libro en particular dice y lo que significa, y utilizan esas divergencias como justificaciones para matarse unos a otros. Discuten entre ustedes sobre lo que dice el Corán, y lo que significan sus palabras. Discuten entre ustedes sobre lo que dice la Biblia, y lo que significan sus palabras. Discuten entre ustedes sobre lo que dicen los Vedas, el Bhagavad-Gita, el Lun-yü, el Pali Canon, el Tao-te Ching, el Talmud, el Hadith, el Libro de Mormón...
¿Y lo que dicen el Upanishad, el 1 Ching, el Adi Granth, el Mahabharata, los Yoga Su tras, el
Mathnawi, el Kojiki?

De acuerdo, ya entendimos.

No, en realidad, no. Y ése es el problema. El problema es que hay muchos escritos santos y escrituras sagradas, y ustedes actúan como si sólo hubiera uno. Es su escritura sagrada la realmente sagrada. El resto no son más que pobres sustitutos en el mejor de los casos, y blasfemias en el peor. No sólo hay una Escritura Sagrada, sino sólo existe una manera de interpretar esa Escritura: la suya.

Esta arrogancia espiritual es lo que les ha causado sus mayores pesares como especie. Han
sufrido más -y causado más sufrimiento a otras personas- por sus ideas sobre Dios que por sus ideas sobre cualquier otra cosa de la experiencia humana. Han convertido la fuente de la mayor alegría en la del mayor dolor.

Es una locura. ¿Por qué es así? ¿Por qué hemos hecho eso?

Porque hay una cosa por la cual los seres humanos parecen dispuestos a entregarlo todo. Por esta sola cosa entregarán el amor, la paz, la salud, la armonía y la felicidad, entregarán la seguridad, la estabilidad e incluso su cordura.

¿Cuál?

Tener la razón. Están dispuestos a entregar todo aquello por lo que han trabajado, todo lo que han deseado, todo lo que han creado, por tener la “razón”. En verdad están dispuestos a entregar la vida misma por esto.

¿Pero no es así como debe ser? Quiero decir, tienes que defender algo en la vida. ¡Y la Palabra de
Dios ES lo correcto!

¿Cuál Dios?

¿Cuál Dios?

Sí, ¿cuál Dios? ¿Adonai? ¿Alá? ¿Elohim? ¿Dios? ¿Hari? ¿Jehová? ¿Krishna? ¿El Señor? ¿Rama? ¿Visnú? ¿Yahwey?

El Dios cuyas palabras nos trajeron evidentemente el Maestro y los Profetas.

¿Cuál Maestro y cuáles Profetas?

¿Cuál Maestro? ¿Cuáles Profetas?

Sí. ¿Adán? ¿Noé? ¿Abraham? ¿Moisés? ¿Confucio? ¿Siddhartha Gautamal? ¿Jesús? ¿Patanjali?
¿Mahoma? ¿Baha 'u 'llah? ¿Jalal al-Din Rumi? ¿Martín Lutero? ¿Joseph Smith? ¿Paramahansa
Yogananda?

No los estarás poniendo al mismo nivel a todos, ¿verdad?¿Por qué no? ¿Alguno es más grande que otro?

¿Por supuesto!

¿Cuál?

¡Aquél en quien creo!

Exactamente. Ahora lo entiendes.

Entonces qué quieres que haga, ¿que abandone mis creencias?

Yo no “quiero” que hagas nada. La pregunta es: ¿Tú qué quieres hacer?

Quiero encontrar una manera de superar todas esas creencias confusas que tenemos los humanos.

Existe una manera.

¿Cuál?

Trascenderlas.

¿Qué significa eso?

Trascender significa ir más allá, rebasar. No significa rechazar por completo ni destruir totalmente. No tienes que destruir algo para rebasarlo. No querrías destruir tu antiguo sistema de creencias por ningún motivo, pues querrías conservar mucho de él. “Trascender” no siempre significa ser “otro diferente a ': siempre significa ser “más amplio que”. Su nuevo y más amplio sistema de creencias sin duda conservará algo de lo viejo -esa parte del antiguo sistema de creencias que tienen la impresión de que aún les sirve- por lo tanto, resultará una combinación de lo nuevo y lo antiguo, no un rechazo de lo viejo de pe a pa.
¿Puedes ver la diferencia?'

Creo que sí.

Qué bueno. Entonces puedes suprimir tu resistencia.

La razón por la que los humanos se han aferrado tan tenazmente a sus antiguas creencias es que
no desean deshonrarlas rechazándolas completamente, de pronto. Creen que ésta es la opción que tienen: rechazar lo viejo o aceptar lo viejo, y ya. Sin embargo, no es la única opción. Pueden revisar lo viejo y ver qué partes ya no funcionan. Pueden añadir a lo viejo para renovar algunas partes de su sistema de creencias.
Rechazar por completo sus creencias actuales sería desacreditar mucho de lo que se les ha enseñado, mucho de lo que han entendido, mucho de lo que han hecho -y mucho de lo que ha estado bien.
Haría sentir que muchas cosas del mundo están “equivocadas”. Haría parecer que los ancestros se “equivocaron ,:.que todas las escrituras parecieran “equivocadas': que las vidas actuales están “equivocadas”. La gente tendría que admitir que todos los aspectos espirituales de la experiencia humana han sido un error, un malentendido. Esto es más de lo que la mayoría de la gente puede admitir. Es más de lo que deben admitir, pues no es verdad.
De hecho, no tienen que declarar que “se equivocaron” en algo, porque no fue así. Simplemente
no tenían una comprensión total. Necesitaban más información.
Trascender las creencias actuales no es rechazarlas por completo, sino “sumar” a ellas. Ahora que tienen más información que pueden añadir a lo que creen actualmente, pueden ampliar sus creencias -no rechazarlas completamente, sino ampliarlas- y seguir adelante con sus vidas de una
manera nueva. Una que funcione.

Pero yo no tengo más información.

Sí, sí la tienes.

¿De veras?

Tienes este libro.

2

Deja ver si entiendo. ¿Dices que este libro está al mismo nivel que la Torah, la Biblia entera, el Bhagavad- Gita?

No dije eso pero, para propósitos de esta charla, ¿acaso esos libros no fueron escritos por mortales guiados por una revelación Divina?

Bueno, sí, pero sin duda no pondrás estas palabras al mismo nivel de las de Confucio, las
enseñanzas de Buda, las revelaciones de Mahoma. . .

Lo repito... ésos eran simples seres humanos, ¿o no?

Yo no los llamaría “simples” seres humanos. Fueron seres humanos muy especiales. Seres humanos que entendieron verdades enormes. Seres humanos profundamente inspirados.

Tú también puedes entender verdades enormes. Tú también puedes ser profundamente inspirado.
¿Crees que esas experiencias están reservadas a muy pocos? Óyelo bien, están destinadas a la mayoría. La inspiración Divina es un derecho de nacimiento de cada ser humano. Todos ustedes son muy especiales. Simplemente no lo saben. No lo creen.

¿Por qué no?

Porque sus religiones les han dicho que no lo son. Les han dicho que son pecadores, que son indignos, que sólo muy pocos de ustedes han alcanzado el nivel de valía necesario para ser inspirados directamente por Dios -y que todos ellos están muertos. . Los han convencido de que nadie vivo en estos días podría alcanzar ese nivel de valía. Por lo tanto, ningún libro escrito hoy podría contener verdades sagradas o la Palabra de Dios.

¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué nos han dicho eso?

Porque decirles lo contrario sería abrir la posibilidad de que otro maestro, otro profeta, otro mensajero de Dios pudiera llegar, traer nuevas revelaciones y abrirlos a ustedes a nuevas interpretaciones –y eso es algo que las religiones organizadas ya establecidas no podían tolerar. Así pues, mientras sus religiones mundiales no sean capaces de ponerse de acuerdo sobre cuál libro contiene la verdad más alta y la sabiduría más profunda y la verdadera palabra de Dios, hay una cosa en la que sí pueden ponerse de acuerdo.

¿Cuál es?

Sea el libro que sea, es uno antiguo.

Definitivamente.

Es un libro antiguo.

No podría ser reciente. No podría ser un libro escrito hoy.

Sus religiones están de acuerdo en que las revelaciones directas de Dios acabaron hace mucho
tiempo. Sólo los antiguos libros sagrados pueden contener una revelación Divina. La mayoría de la gente puede aceptar que las grandes verdades de Dios han llegado a los humanos a través de humanos. Lo que sencillamente no pueden aceptar es que eso pudiera aplicarse a los humanos de la actualidad.
Así es como piensan. Así es como lo han elaborado.
Si es viejo, es valioso; si es nuevo, no lo es.
Si es viejo, es cieno; si es nuevo, es falso.
Si es viejo, es correcto; si es nuevo, está equivocado.
Si es viejo, es bueno; si es nuevo, es malo.

Esta peculiar actitud es lo que hace tan difícil el progreso en su planeta, y la evolución tan lenta. Lo que complica todo esto es que, como lo elaboraron, esta actitud se aplica sólo a cosas -es decir, objetos inanimados y a ideas. Irónicamente, cuando tiene que ver con la gente lo elaboran al revés. Si es nuevo, es valioso; si es viejo, no lo es. Por consiguiente, su sociedad desecha algunas de las nuevas ideas más brillantes y a algunas de las personas viejas más sabias.
Pregúntale a Hermann Kümmell.

¿Hermann Kümmell?

Un médico de Hamburgo que vivió afines del siglo XIX,a quien le costó muchísimo trabajo convencer a otros doctores de que era una buena idea lavarse las manos antes de hacer una cirugía. La idea de “restregarse” era sumaria mente rechazada por “aquellos que sabían más”. Kümmell se convirtió en el hazmerreír, y casi lo echaron de su amada profesión médica por atreverse a sugerir que semejante práctica podría salvar vidas.
Esta obstinada tendencia de los seres humanos a aferrarse a su pasado, a rechazar la innovación o nuevas maneras de pensar, hasta que se ven forzados a aceptarlas por el finalmente vergonzoso peso de la evidencia, ha retrasado su proceso evolutivo por milenios.

Sin embargo, no pareciera que hoy podamos damos el lujo de prolongar ese proceso. A pesar de todo, pareciera que hoy el tiempo es esencial. Hemos llegado a una encrucijada.

Sí. Hoy enfrentan un peligro nuevo y sobrecogedor-un peligro que corre toda su especie. Una amenaza a su supervivencia planteada por la combinación de una ruptura en la ideología y un avance en la tecnología, lo cual les permite tratar de resolver sus diferencias con herramientas de destrucción humana distintas a cualquier cosa que pudieran haber soñado hasta hoy en sus peores pesadillas.

Dios mío, ¿qué podemos hacer?

Hay cinco cosas que pueden elegir si lo que quieren lograr es cambiar su mundo, y la dirección autodestructiva hacia la cual se dirige.
1. Pueden elegir reconocer que algunas de sus viejas creencias sobre Dios y la Vida ya no funcionan.
2. Pueden elegir reconocer que hay algo que no entienden sobre Dios y la Vida, cuya comprensión lo cambiará todo.
3. Pueden elegir estar listos para una nueva comprensión de Dios y la Vida de aquí en adelante, una comprensión que produzca una nueva forma de vida en su planeta.
4. Pueden elegir ser lo bastante valientes para explorar y examinar esta nueva comprensión y, si se alinea con su verdad y conocimiento internos, ampliar su sistema de creencias para incluirla.
5. Pueden elegir vivir sus vidas como demostraciones de sus creencias más altas y grandiosas, en vez de negaciones.
Estos son los Cinco Pasos para la Paz, y si los dan, pueden modificar todo en su planeta.

¿Por qué todo este énfasis en Dios y nuestras creencias? ¿Por qué no nos dices que modifiquemos nuestros sistemas político o económico mundiales? ¿Por qué no nos dices que cambiemos nuestras leyes, detengamos la violencia, compartamos nuestros recursos, dejemos de discriminar, paremos de oprimir, redistribuyamos nuestra abundancia, dejemos de hacer guerras y vivamos en paz?

Porque todos esos son cambios de conducta.

¿Qué no es nuestra conducta exactamente lo que necesitamos cambiar en este momento?

Sí. Si lo que deciden que ahora quieren es un mundo que viva en paz y armonía, la respuesta es sí.

De acuerdo, me doy por vencido. No entiendo. ¿Por qué hablas de creencias cuando lo que necesitamos hacer es cambiar conductas?

Porque las creencias crean conductas.

3

¿Todas las conductas son creadas por creencias?

Todas.

¿No existe algo así como “reacciones automáticas”?

Hasta esas reacciones se basan en lo que tú crees que está ocurriendo, está por ocurrir o podría ocurrir. Todas las conductas son auspiciadas por creencias. No pueden realizar un cambio de conductas a largo plazo sin ocuparse de las creencias que las sustentan. Voy a repetir eso, pues la brevedad de la afirmación contradice su importancia.
Dije:
No pueden realizar un cambio de conductas a largo plazo sin ocuparse de las creencias que las sustentan.

Entonces es en nuestras creencias en las que necesitamos enfocamos como sociedad.

Exacto. Y en esto es precisamente en lo que la mayoría de sus sociedades no se ha enfocado - excepto aquellas que hoy están causando, e históricamente han causado, los peores trastornos.

Pero si nosotros...

...Escúchame. Les estoy diciendo algo muy importante.
Lo que acabo de decir es que... Las sociedades que hoy están causando, e históricamente han causado, los peores trastornos en su mundo son aquéllas que se han enfocado en sus creencias. La mayoría de los humanos trata de modificar las cosas enfocándose en las conductas. Siguen pensando que pueden mejorar las cosas haciendo algo. Por eso todos corren de un lado a otro tratando de imaginar qué pueden hacer. El foco está en hacer algo, en vez de en creer algo. Sin embargo, fuerzas radicales en sus sociedades siempre han intentando cambiar las cosas
utilizando el poder del pensamiento, no la acción, pues saben que el pensamiento produce acción. Haz que una persona piense de cierta manera y puedes hacer que actúe de cierta manera. Lo contrario no ocurre fácilmente.
Ve el asesinato, por ejemplo. Es muy raro que alguien pueda hacer que una persona vaya y mate a otra simplemente diciéndole que lo haga. Tiene que darle una razón. Y la razón existe sólo en el pensamiento. Y el pensamiento se basa siempre en la Creencia. Por lo tanto, si quieres que una persona mate a otra, el camino más rápido es darle una creencia que sustente la acción, y pueda patrocinarla.

¿Por ejemplo cuál?

Una creencia así podría ser que eso es lo que Dios quiere, que matar es hacer la Voluntad de Dios, y que habrá recompensa en el cielo por hacerlo. Ésa podría ser una creencia poderosa, un poderoso incentivo. Y así, mientras la mayoría en el mundo intenta producir el cambio diciéndole a la gente qué HACER, quienes verdaderamente saben cómo motivar a la gente, producen el cambio diciéndoles en qué CREER.
¿Lo captas?

Guau. Sí.

Su mundo enfrenta problemas enormes en este momento, y ustedes deben resolverlos al nivel de la creencia. No pueden resolverlos al nivel de la conducta. Intenten cambiar creencias, no conductas. Después de cambiar una creencia, la conducta cambiará por sí misma.

Pero somos una sociedad muy orientada hacia la acción. El mundo occidental, en particular, ha encontrado siempre sus soluciones en la acción, no en la tranquila contemplación o la filosofía.

Pueden realizar cualquier acción que quieran para modificar la conducta o detener la conducta de alguien, pero a menos que modifiquen las creencias que la producen, no alterarán ni detendrán nada. Pueden cambiar una creencia de dos maneras: ampliándola o cambiándola por completo. Pero deben hacer una u otra cosa o no modificarán la conducta, sólo la interrumpirán.

En otras palabras, la conducta volverá.

¿Hay alguna pregunta al respecto? ¿No ves cómo se repite su historia?

Claro que lo veo. Y es frustrante.

Su especie hace lo mismo una y otra vez porque no ha cambiado sus creencias básicas -sobre Dios y sobre la Vida- en milenios. En casi todas las escuelas de su planeta, en casi cada cultura, de una forma u otra, se enseñan creencias. A menudo se presentan creencias como “hechos” pero, con todo, son creencias. Esto no sería tan malo, y no produciría resultados tan terribles si lo que creen: si lo que enseñan, fuera cierto. Pero no lo es. Enseñan mentiras a sus hijos, y les dicen “esto es así”. Por lo general no lo hacen intencionalmente. No saben que son mentiras. Después de todo, son las cosas que les enseñaron. Por lo tanto, asumen que son verdades. Así es como los pecados del padre se endosan al hijo hasta la séptima generación”.
El resultado es la creación en algunas escuelas -en particular algunas escuelas religiosas donde se alienta a los niños en sus primeros años a ver la vida a través del prisma de doctrinas religiosas particulares y prejuicios culturales- de conductas increíblemente negativas que reflejan creencias por completo equivocadas.
Ustedes enseñan a sus hijos a creer en un Dios intolerante, y con ello aprueban tácitamente sus propias conductas de intolerancia. 
Enseñan a sus hijos a creer en un Dios iracundo, y con ello dan aprobación tácita a sus propias conductas iracundas.
Enseñan a sus hijos a creer en un Dios vengativo, y con ello aprueban de manera tácita sus propias conductas vengativas.
Entonces mandan a sus hijos a luchar contra los demonios que ustedes mismos han creado. No es un accidente que la mayoría de “guerreros” que participan en cualquier movimiento radical sean jóvenes.
Cuando trasladan a sus jóvenes de escuelas religiosas o academias militares directamente a sus fuerzas de combate, asegurándoles que pelean por “una causa” o “un propósito grandioso” o que Dios está de su lado, ¿'qué pueden pensar? ¿Van a contradecir a sus mayores, sus maestros, sus sacerdotes, sus ulama? Sin embargo, si no son cuidadosos, sus propios hijos los destruirán a ustedes.

Entonces debemos cambiar las creencias de los jóvenes.

Sí. Sin embargo, eso sólo puede ocurrir si cambian las creencias de quienes enseñan a losjóvenes. Y eso significa las de todos ustedes, dado que sus jóvenes no sólo aprenden en las escuelas sino en cada momento de sus vidas, mientras los observan a ustedes, sus modelos, vivir sus vidas. Esto es algo que deben entender: Su vida entera es una enseñanza. Todo lo que piensan, dicen y hacen instruye a otros. ¿Imaginan que otros no saben lo que ustedes están pensando? ¿Piensan que ellos no escuchan lo que ustedes dicen? ¿Desean que no observen lo que ustedes hacen?
La gente joven, en especial, está ansiosa por aprender sobre la vida, y por lo general aprenden sobre la vida de la vida misma. Y esto lo saben intuitivamente. Es por eso que observan con tanta atención. A la gente joven no se le escapa nada. ¿Creen que la están engañando? Reflexionen sobre ello. Los jóvenes ven el miedo. Ven la rabia. Ven la hipocresía. Observan cuando se dice una cosa y se hace otra. Y sí, incluso saben bastante de lo que ustedes piensan. Más de lo que ustedes creen que ellos saben.

Entonces debemos cambiar nuestras creencias antes de que podamos esperar que cambien las de
nuestros hijos.

Sí. Y si no lo hacen, estarán allí para ver de cerca a sus jóvenes hacer cosas terribles, inimaginables, y para preguntarse de dónde pudieron sacar semejantes ideas. 

Como los jóvenes que llevaron a un universitario gay llamado Matthew Shepard a un alejado tramo del camino vecinal a las afueras de Laramie, Wyorning, hace algunos años, lo amarraron a una cerca para ganado, lo golpearon brutalmente y lo dejaron allí para que muriera.

Como esos jóvenes, sí.

Sentían que merecía lo que le hicieron.

Sí.

Ni siquiera pasó por su mente que lo que hacían era inadecuado.

Nadie hace nada inadecuado dado su modelo del mundo.

Ahora ésa es una afirmación enormemente importante.

Lo es, así que vamos a repetirla.
Dije...
Nadie hace nada inadecuado dado su modelo del mundo.

Entonces lo que tenemos que hacer es cambiar nuestro modelo del mundo.

Exactamente. Eso es lo que he estado diciendo aquí.

Y tenemos que cambiar las creencias de la gente, pues en ellas se basa nuestro modelo del mundo.

Exactamente.

Nuestros hijos sólo nos están imitando. Toda la gente sólo se está imitando una a otra. Sólo hacemos lo que vemos que otros hacen.

¿Sabes lo que le dijo un espejo al otro espejo?

No.

“Se acabó con la gente.”

EVANGELIO APÓCRIFO DE BERNABÉ (IX) FIN DEL EVANGELIO

207

Jesús respondió: Como que Dios vive, yo no tengo al diablo en mi espalda, sino que yo busco expulsar al demonio. Así que, por esta causa el demonio agita al mundo contra mí, porque yo no soy de este mundo, sino que busco que Dios sea glorificado, Quien me envío al mundo. Por lo tanto oídme, y os diré quien tiene al demonio en su espalda. Como que Dios vive, ante cuya presencia comparece mi alma, el que trabaja según la voluntad del demonio, él tiene al demonio en su espalda, el cual le ha puesto las riendas de su voluntad y lo cabalga a su gusto, haciéndolo correr hacia toda inequidad.


Así como una ropa cambia de nombre cuando cambia de propietario , aunque todo es la misma tela; así también los hombres, aunque ellos sean de un material, son diferentes por razón de las obras que actúan en el hombre. Si yo he pecado, por qué no me reprendéis como a un hermano, en lugar de odiarme como a un enemigo? en verdad los miembros de un cuerpo se ayudan unos con otros cuando están unidos con la cabeza, y los que son cortados de la cabeza no pueden dar socorro. Porque las manos de un cuerpo no sienten el dolor de los pies de otro cuerpo, sino al de cuerpo al que están unidas. Como que Dios vive, ante cuya Presencia comparece mi alma, el que teme y ama a Dios su Creador tiene el sentimiento de misericordia sobre aquellos sobre quienes Dios su cabeza, tienen misericordia; y ya que Dios no desea la muerte del pecador, sino que espera que cada uno se arrepienta, si vosotros fueseis de ese cuerpo al que yo estoy incorporado, como que Dios vive, vosotros me ayudaríais a actuar según mi cabeza.

208

Si yo obro iniquidades, reprendédme, y Dios os amará, ya que vosotros estaréis haciendo Su Voluntad, pero si nadie puede reprocharme de pecado entonces vosotros no sois hijos de Abrahán, como os llamáis a vosotros mismos, ni estáis incorporados con esa cabeza a la que Abrahán fue incorporado. Como que Dios vive, tan intensamente amó Abrahán a Dios, que él no va dispuesto a matar a su propio hijo en obediencia a Dios.


El sumo sacerdote contestó: Esto te pregunto, y yo no busco matarte, así que dinos: quién fue este hijos de Abrahán?. Jesús respondió: El celo de Tu Honor, oh Dios, me inflama, y yo no puedo contenerme. En verdad yo digo, el hijo de Abrahán fue Ismael, de quien debe descender el Mesías prometido a Abrahán, que en El todas las tribus de las tierras serían bendecidas.


Entonces se enfureció el sumo sacerdote, al oír esto, y gritó: Lapidemos a este hombre impío, porque él es un ismaelita, y ha blasfemado contra Moisés y contra la Ley de Dios. Entonces cada escriba y fariseo, con los ancianos del pueblo, recogieron piedras para apedrear a Jesús, el cual se esfumó ante sus ojos y salió del templo. Y entonces, debido al gran deseo que tenían de matar a Jesús, ciegos de furia y odio, se golpearon unos a otros de tal manera que murieron allí mil hombres; y contaminaron el santo templo. Los discípulos y creyentes, quienes vieron a Jesús salir del templo, lo siguieron a casa de Simón.


Entonces Nicodemo llegó allí y le aconsejó a Jesús que saliera de Jerusalén y fuera más allá del arroyo del cedrón, diciendo: Señor yo tengo un jardín con una casa más allá del arroyo del Cedrón. Te ruego, por lo tanto, que vayas allí con algunos de tus discípulos, para permanecer allí hasta que haya pasado este odio de los sacerdotes; ya que proveeré lo que sea necesario para vosotros. Y deja a la multitud de tus discípulos aquí en la casa de Simón y en mi casa, ya que Dios proveerá para todos. Y esto hizo Jesús, queriendo sólo tener consigo a los doce primeros llamados apóstoles.


209

En ese tiempo, mientras la Virgen María, madre de Jesús, estaba parada en oración, el ángel Gabriel la visitó y le narró la persecución de su hijo, diciendo: No temas, María porque Dios lo protegerá del mundo. Así que María, llorando, partió de Nazaret, y vino a Jerusalén a la casa de María Salomé, su hermana, buscando a su hijo. Pero como él se había retirado secretamente más allá del arroyo del Cedrón, ella ya no pudo volver a verlo en este mundo; excepto después del acto de vergüenza, ya que entonces el Angel Gabriel, con los ángeles Miguel Rafael, y Uriel, por orden de Dios lo llevaron ante ella.

210

Cuando el Templo cesó la confusión por la partida de Jesús, el sumo sacerdote subió a lo alto, y habiendo hecho señal de silencio con sus manos, él dijo: Hermanos qué hacemos? No veis que él ha engañado al mundo entero por medio de sus artes diabólicas? Ahora, cómo desapareció él, si no es un mago?. Seguramente si él fuera un santo y profeta, él no blasfemaría contra Dios y contra Moisés su siervo , y contra el Mesías, el cual es la esperanza de Israel. Y qué diré? El ha blasfemado a todo nuestro sacerdocio, así que verdaderamente os digo, si él no es eliminado del mundo Israel será contaminado, y nuestro Dios nos entregará a las naciones. Mirad ahora, cómo por culpa suya este Templo santo ha sido contaminado.

Y de tal manera habló el sumo sacerdote que muchos abandonaron a Jesús, así que la persecución secreta se convirtió en abierta, tanto que el sumo sacerdote fue en persona a ver a Herodes, y al gobernador romano, acusando a Jesús de que él quería hacerse rey de Israel, y de esto ellos tenían falsos testigos. Entonces se celebró un consejo general contra Jesús, puesto que el decreto de los romanos los hacía temer. Porque así fue dos veces que el Senado Romano había emitido un decreto acerca de Jesús de Nazaret profeta de los judíos, ya fuera Dios o hijo de Dios; en el otro prohibía, bajo sentencia capital, que cualquiera dispusiese acerca de Jesús de Nazaret, profeta de los judíos. Así, que por esta causa, había gran división entre ellos. Algunos querían que escribiese otra vez a Roma contra Jesús; otros decían que debían dejar a Jesús en paz, sin importar lo que dijera, como un tonto, otros apelaban a los grandes milagros que él obraba.

Por lo tanto el sumo sacerdote habló que bajo pena de anatema nadie debía decir palabra alguna de defensa de Jesús; y él habló a Herodes, y al gobernador diciendo: Ten cuidado, pues por tu favoritismo a ese hombre este país podría rebelarse; ya que yo te acusaré ante el César como un rebelde. Entonces el gobernador temió al Senado y se puso de parte de Herodes, ya que antes de esto ellos se odiaban a muerte, y ellos unieron fuerzas para la muerte de Jesús, y dijeron al sumo sacerdote: Cuando sepas donde está el malhechor, envíalo a nosotros, ya que nosotros te daremos soldados. Esto fue hecho para cumplir la profecía de David, quien había predicho acerca de Jesús, profeta de Israel, porque él anuncia la salvación del mundo. Entonces, en ese día, hubo una búsqueda general de Jesús por todo Jerusalén.

211

Jesús estando en la casa de Nicodemo más allá del arroyo de Cedrón, consoló a sus discípulos, diciendo: Está cercana la hora en que yo parta del mundo; consoláos y no estéis tristes, ya que a donde yo voy no sentiré ninguna tribulación. Ahora, seréis mis amigos si os entristecéis por mi bienestar? No, ciertamente, sino más bien enemigos. Cuando el mundo se alegre, estad tristes vosotros, porque el regocijo del mundo se convierte en llanto; pero vuestra tristeza se convertirá en alegría y vuestra alegría nadie os la quitará; ya que el regocijo que siente el corazón en dios su creador ni el mundo entero puede quitárselo. Mirad que no olvidéis las palabras que Dios os ha hablado por mi boca. Ser vosotros mis testigos contra todo el que corrompa el testimonio que yo he dado con mi Evangelio contra el mundo, y contra los amantes del mundo.

212

Entonces levantando sus manos al Señor, él rezó, diciendo: Señor Dios nuestro, Dios de Abrahán, Dios de Ismael e Isaac, Dios de nuestros padres, ten misericordia de aquéllos a quienes Tú me diste, y sálvalos del mundo. Yo no digo, sácalos del mundo, porque es necesario que ellos den testimonio contra los que corromperán mi Evangelio. Pero yo les ruego que los guardes del mal, que el día del juicio ellos vengan conmigo a dar testimonio contra el mundo y contra la casa de Israel que ha corrompido Tu Testamento. Señor Dios poderoso y celoso que tomas venganza de la idolatría contra los hijos de padres idólatras, incluso hasta la cuarta generación, maldice eternamente a todo el que corrompe mi Evangelio que tú me, diste, cuando ellos escriban que yo soy hijo Tuyo. Porque yo barro y polvo, soy siervos de tus siervos, y nunca he pensado de mí mismo que yo sea Tu buen siervo: ya que yo no puedo darte nada en retorno por lo que Tú me has dado, puesto que todas las cosas son Tuyas. Señor Dios, el misericordioso, que mostraste misericordia a los que te temen, ten misericordia de quienes creen en mis palabras que Tú me diste. Porque así como Tú eres Dios verdadero, así Tú palabra que yo he hablado es verdadera; ya que es Tuya, pues yo siempre he hablado como el que lee, el cual no puede leer sino lo que está escrito en el libro que lee: asimismo he dicho yo lo que Tú me diste.

Señor Dios, El Salvador, salva a aquellos a quienes Tú me enviaste, para que Satanás no sea capaz de hacer nada en contra de ellos, y no los salves sólo a ellos, sino a todo el que crea en ellos. Señor, generoso y rico en misericordia, concede a tu siervo estar en la congregación de Tu Mensajero en el día del juicio: y no sólo yo, sino cada uno de aquéllos a quienes me enviaste, con todos los que creen en mí a través de las predicaciones de ellos. Y haz esto, Señor, por Ti mismo, para que Satanás no se jacte contra ti, Señor. Señor Dios, quien por Tu Providencia proporcionaste todas las cosas necesarias para Tu pueblo Israel, recuerda a todas las Tribus de la Tierra, a las cuales Tú me prometiste bendecir con Tu Mensajero, para que Satanás, Tu enemigo, pierda su imperio. Y habiendo dicho esto, Jesús dijo tres veces: Así sea, Señor, Grande y Misericordioso. Y ellos contestaron, llorando: Así sea, todos excepto Judas, ya que él no creía en nada.

213

Habiendo llegado el día para comer el cordero, Nicodemo envío en secreto el cordero al jardín para Jesús y sus discípulos, anunciando todo lo que había sido decretado por Herodes por el gobernador y el sumo sacerdote. Entonces Jesús se alegró en espíritu, diciendo: Bendito sea Tu santo Nombre, oh señor, porque Tú no me has separado del número de tus siervos que han sido perseguidos y matados por el mundo. Te agradezco, mi Dios, porque yo he cumplido Tu obra. Y volviéndose a Judas, le dijo: Amigo mío, por qué te quedas? Mi hora está cerca, así que ve y haz lo que tienes que hacer. Los discípulos pensaron que Dios estaba enviando a Judas a comprar algo para el día de la Pascua; pero Jesús sabía que Judas lo estaba traicionando, hasta que, deseando partir del mundo, él habló así.

Judas contestó: Señor, permíteme comer, e iré.Comamos, dijo Jesús, porque yo he deseado mucho comer este cordero antes de que yo parta de vosotros. Y habiéndose levantado, él tomó una toalla y se la amarró a la cintura, y habiendo puesto agua en una palangana, él se puso a lavar los pies de sus discípulos.

Empezando con Judas, Jesús llegó a Pedro: Señor, vas tú a lavar mis pies?. Jesús respondió: Lo que yo sé tú no lo sabes, pero lo sabrás después. Pedro contestó: Tú nunca lavarás mis pies. Entonces Jesús se levantó, y dijo: Ni tú vendrás entonces en mi compañía en el Día del Juicio. Pedro contestó: No sólo lava mis pies, Señor, sino mis manos y mi cabeza.

Cuando los discípulos fueron lavados y se sentaron a la mesa a comer, Jesús dijo: Yo os he lavado, pero no todos estáis limpios; ya que toda el agua del mar no lavará al que no crea en mí. Esto dijo Jesús, ya que él sabía quien lo estaba traicionando. Los discípulos se entristecieron por estas palabras, y Jesús dijo otra vez: En verdad os digo, que uno de vosotros me traicionará, de manera tal que seré vendido como un cordero; pero hay de él, porque él cumplirá todo lo que nuestro padre David dijo de ése, que "caerá en el hoy el que lo había preparado para otros".

Entonces los discípulos se miraron unos a otros, diciendo con pena: quién será el traidor?. Judas dijo entonces: Seré yo, oh maestro?. Jesús contestó: Tú lo has dicho quien será el que me traicionará, pero los once apóstoles no lo oyeron. Cuando el cordero fue comido, el Demonio vino a la espalda de Judas, y él salió de la casa, diciendo Jesús otra vez: Lo que has de hacer, házlo pronto.

214

Habiendo salido de la casa, Jesús se retiró al jardín a rezar, de acuerdo a su costumbre para rezar, doblando sus rodillas cien veces y postrándose sobre su rostro. Judas, entonces, fue al sumo sacerdote, y dijo: Si me dais lo prometido, esta noche entregaré en vuestras manos a Jesús, a quien buscáis: ya que él está solo con once compañeros. El sumo sacerdote respondió: Cuánto quieres?. Dijo Judas: Treinta monedas de oro. Entonces de inmediato el sumo sacerdote le contó el dinero, y envió un fariseo al gobernador para traer soldados, y a Herodes, y ellos dieron una legión de ellos, ya que ellos temían al pueblo; así que ellos tomaron sus armas, y con antorchas y linternas en estacas salieron de Jerusalén.

215

Cuando los soldados con Judas se acercaban al lugar donde estaba Jesús, Jesús oyó que mucha gente se acercaba, así que con temor se retiró adentro de la casa. Y los once estaban dormidos. Entonces Dios, viendo el peligro de su siervo, ordenó a Gabriel, Rafael y Uriel, Sus ministros, que sacaran a Jesús del mundo. Los santos ángeles vinieron y sacaron a Jesús por la ventana que da hacia el Sur. Ellos lo cargaron y lo pusieron en el tercer cielo en la compañía de los ángeles bendiciendo a Dios por siempre.

216

Judas entró impetuosamente antes que todos en el cuarto donde Jesús había sido llevado. Y los discípulos estaban dormidos. Entonces el Dios Magnífico actúo maravillosamente, de manera tal que Judas fue cambiado en voz y cara para ser como Jesús que todos creímos que él era Jesús. Y él, habiéndonos despertado, preguntaba a donde estaba el Maestro. Así que nos extrañó, y contestamos: Tú, Señor, eres nuestro maestro; nos ha olvidado ahora?.

Y él sonriendo, decía: Ahora sois tontos, que no me reconocéis que soy Judas Iscariote. Y cuando él estaba diciendo esto los soldados entraron, y pusieron sus manos sobre Judas, ya que él era en todo semejante a Jesús. Nosotros, habiendo oído lo que Judas dijo, y viendo la multitud de soldados, escapamos como fuera de nosotros. Y Juan, que estaba envuelto en una tela de lino, despertó y huyó, y cuando un soldado lo agarró por la tela, él dejó la sábana y huyó desnudo. Porque Dios escuchó la oración de Jesús, y salvó del mal a los once.

217

Los soldados tomaron a Judas y lo ataron, no sin burla. Ya que él verazmente negaba que él fuera Jesús; y los soldados burlándose de él, decían: Señor, no temas, ya que nosotros venimos a hacerte rey de Israel, y te hemos amarrado ya que sabemos que tú rechazas el reino.

Judas contestó: Ahora habéis perdido nuestros sentidos, habéis venido a aprehender a Jesús de Nazaret, con armas y linternas como contra un ladrón; y vosotros me habéis atado a mí que os he conducido, para hacerme rey. Entonces los soldados perdieron la paciencia, y con golpes y puntapiés empezaron a arrastrar a Judas, y ellos lo llevaron con furia a Jerusalén.

Juan y Pedro seguían a los soldados desde lejos; y ellos le afirmaron al que escribe que ellos vieron todo el examen de Jesús que fue hecho por el sumo sacerdote, y por el sanedrín de los fariseos, que se habían reunido para condenar a Jesús a muerte. Entonces Judas habló muchas palabras de locura, creyendo que él era realmente Jesús, y que por temor a la muerte él estaba fingiendo locura. Entonces los escribas le cubrieron los ojos con una venda, y burlándose de él decían: Jesús, profeta de los nazarenos, ya que así llamaban a los que creían en Jesús, dinos quién fue el que te pegó?. Y ellos se burlaban de él y le escupían en la cara.

Cuando amaneció se reunió el gran consejo de escribas y ancianos del pueblo; y el sumo sacerdote con los fariseos buscaron falsos testigos contra Judas, creyéndolo que era Jesús: pero ellos no encontraron lo que buscaban. Y para qué decir que los jefes de los sacerdotes creían que Judas era Jesús? No, todos los discípulos, junto con el que escribe; y más aún, la pobre virgen madre de Jesús, con sus parientes y amigos, lo creía, tanto que el sufrimiento de todos era increíble. Como que Dios vive, el que escribe olvidó todo lo que Jesús había dicho: que como iba él a ser sacado del mundo, y que él sufriría en una tercera persona, y que él no moriría sino hasta cerca del fin del mundo. Así que él fue con la madre de Jesús y con Juan a la cruz.

El sumo sacerdote hizo que Judas fuera llevado ante él atado, y le preguntó acerca de sus discípulos y su doctrina. Entonces Judas, como si estuviera fuera de sí, no contestó nada al punto. El sumo sacerdote entonces le ordenó que por el Dios vivo de Israel le dijese la verdad.

Judas respondió: Ya te he dicho que yo soy Judas Iscariote, el que prometió entregar en nuestros manos a Jesús el Nazareno; pero vosotros, no sé por qué arte, estáis fuera de vosotros, ya que creeréis de todos modos que yo soy Jesús. El sumo sacerdote contestó: Oh perverso seductor, tú has engañado a todo Israel, empezando por Galilea hasta aquí en Jerusalén, con tu doctrina y tus milagros falsos: Y ahora piensas que escaparás del castigo merecido, adecuado para ti, fingiéndote loco ? Como que Dios vive, tú no escaparás de él. Y habiendo dicho esto él ordenó a sus sirvientes que golpearan y patearan a Judas, para que su entendimiento regresara a su cabeza. La burla que él sufrió entonces a manos de los sirvientes del sumo sacerdote es creencia pasada, ya que ellos entusiastamente inventaron nuevas formas para dar gusto al consejo. Así que ellos lo vistieron como un bufón, y así lo trataban con manos y pies de manera tal que habrían movido a compasión a los mismos canaanitas si ellos hubieran contemplado eso. Pero los jefes de los sacerdotes, fariseos y los ancianos del pueblo tenían sus corazones tan exasperados contra Jesús que, creyendo que Judas era realmente Jesús, se deleitaban al verlo tratado así.

Después ellos lo condujeron atado al gobernador, el cual secretamente sentía simpatía por Jesús. Así que él creyendo que Judas era Jesús, lo hizo entrar a su aposento, y le habló, preguntándole porque causa los jefes de los sacerdotes y el pueblo lo habían entregado en sus manos. Judas respondió: Si yo te digo la verdad, tú no me creerás; ya que quizás tú estés engañado como el jefe de los sacerdotes y los fariseos están engañados.

El gobernador contestó, creyendo que él quería hablar acerca de la ley: Qué no sabes que yo no soy un judío?, pero los jefes de los sacerdotes y ancianos de tu gente te han entregado a mis manos; así que dinos la verdad, para que yo pueda hacer lo que es justo. Ya que yo tengo poder para dejarte libre o para condenarte a muerte.

Judas respondió: Señor, créeme, si tu me condenas a muerte, tú cometerás un grave error, ya que tú matarás a una persona inocente; ya que soy Judas Iscariote, y no Jesús, el cual es un mago, y por medio de su arte me ha transformado así. Cuando él oyó esto el gobernador se maravilló mucho, así que él quiso ponerlo en libertad.

El gobernador por lo tanto salió, y sonriendo dijo: En un caso, al menos, este hombre no es merecedor de muerte, sino más bien de compasión. Este hombre, dijo el gobernador, dice que él no es Jesús, y él dice que Jesús el Galileo lo transformó así por medio de su arte mágico. Así que, si esto es cierto, sería un gran error matarlo, ya que él es inocente. Pero si él es Jesús y niega que él es, ciertamente él ha perdido su entendimiento, y sería impío matar a un loco.

Entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, con los escribas y fariseos, gritaron diciendo: El es Jesús de Nazarert, ya que nosotros lo conocemos; ya que si él no fuera el malhechor nosotros no lo habíamos puesto en tus manos. Ni está él loco, sino más bien es maligno, ya que con este truco él intentó escapar de nuestras manos, y la sedición que él provocaría si escapara sería peor que la anterior.

Pilato, ya que este era el nombre del gobernador, para deshacerse de ese caso dijo: El es un galileo, y Herodes es rey de Galilea; así que no me corresponde juzgar este caso, llevádlo entonces a Herodes. Entonces ellos llevaron a Judas ante Herodes, el cual desde hacía mucho tiempo quería que Jesús fuera a su casa. Pero Jesús nunca había querido ir a su casa, porque Herodes era un Gentil, y adoraba los dioses falsos y mentirosos, viviendo a la manera de los impuros Gentiles. Ahora cuando Judas fue llevado allí, Herodes le preguntó muchas cosas, a las cuales judas dio respuestas que no venían al caso, negando que él fuera Jesús.

Entonces Herodes se burló de él, con toda su corte, e hizo que fuera vestido de blanco como se viste a los tontos, y lo envío de regreso a Pilato, diciéndole: No dejes de hacer justicia al pueblo de Israel. Y esto Herodes escribió, porque los jefes de los sacerdotes y los escribas y fariseos le habían dado una buena cantidad de dinero. Habiendo oído el gobernador de un sirviente de Herodes que esto fue así, para poder él también ganar algo de dinero, fingió que quería dejar a Judas en libertad. Así que lo hizo azotar por sus esclavos, los cuales habían sido pagados por los escribas para matarlo con los azotes. Pero Dios, Quien había decretado todo, reservaba a Judas para la cruz, para que él sufriera la horrible muerte para la cual él había vendido a otro.

El no permitió que Judas muriera por los azotes , no obstante que los soldados lo azotaron tan gravemente que su cuerpo estaba empapado en sangre. Entonces, burlándose ellos lo vistieron con un viejo manto púrpura, diciendo: Es adecuado a nuestro nuevo rey que lo vistamos y lo coronemos; así que ellos reunieron espinas e hicieron una corona, como las de oro y piedras preciosas que usan los reyes sobre la cabeza. Y esta corona de espinas la colocaron ellos sobre la cabeza de Judas, poniendo en su mano una caña como cetro, y lo hicieron sentarse en un lugar alto. Y los soldados venían ante él, inclinándose en burla, saludándolo como rey de los judíos. Y ellos estiraban la mano como para recibir regalos, de los que los nuevos reyes acostumbraban a dar, y al no recibir nada golpeaban a Jesús diciendo: Ahora.¿ Cómo eres tú coronado, rey tonto, si no pagas a tus soldados y tus sirvientes?.

Los jefes de los sacerdotes con los escribas y fariseos, viendo que Judas no murió por los azotes, y temiendo que Pilato fuese a liberarlo, hicieron un regalo de dinero al gobernador; el cual, habiéndolo recibido, entregó a Judas a los escribas y fariseos como reo de muerte. Entonces ellos condenaron a dos ladrones junto con él a la muerte en la cruz. Así que ellos lo condujeron al Monte Calvario, donde ellos solían colgar a los malhechores, y allí lo crucificaron desnudo, para mayor ignominia.

Judas en verdad no hacía más que gritar: Dios ¿Por qué me has abandonado, viendo que el malhechor ha escapado y yo muero injustamente?. Verdaderamente digo que la voz, la cara, y la persona de Judas eran tan similares a Jesús, que sus discípulos y creyentes creyeron completamente que él era Jesús; así que algunos se apartaron de la doctrina de Jesús, creyendo que Jesús había sido un falso profeta, y que por artes mágicas él había hecho los milagros que hizo, ya que Jesús habría dicho que él no habría de morir sino hasta cerca del fin del mundo; ya que en este tiempo él sería llevado del mundo.

Pero los que permanecían firmes en la doctrina de Jesús estaban tan afligidos de pena, viendo morir al que era enteramente como Jesús, que ellos no recordaron lo que Jesús había dicho. Y así en compañía con la madre de Jesús ellos fueron al Monte Calvario, y no sólo estuvieron presentes en la muerte de Judas, llorando continuamente, sino que por medio de Nicodemo y José de Arimatea ellos obtuvieron del gobernador el cuerpo de Judas para sepultarlo. Así que, ellos lo bajaron de la cruz con tanto llanto que seguramente nadie podría creerlo, y lo sepultaron. En el nuevo sepulcro de José; habiéndolo envuelto en cien de ungüentos preciosos.

218

Entonces cada hombre regresó a su casa. El que escribe, con Juan y Santiago su hermano, fueron a Nazaret con la madre de Jesús. Aquellos discípulos que no temían a Dios fueron de noche y robaron el cuerpo de Judas y lo escondieron, extendiendo un rumor de que Jesús había resucitado; de lo cual surgió gran confusión. El sumo sacerdote entonces ordenó, bajo pena de anatema, que nadie hablara de Jesús de Nazaret. Y así surgió una gran persecución, y muchos fueron lapidados y muchos azotados, y muchos exiliados del país, porque ellos no se callaban sobre ese asunto.

Llegaron a Nazaret las noticias de que Jesús, su conciudadano, habiendo muerto en la cruz había resucitado. Entonces, el que escribe le rogó a la madre de Jesús que se alegrase y dejase de llorar, ya que su hijo había resucitado. Al oír esto, la virgen María, llorando, dijo: Vayamos a Jerusalén a encontrar a mi hijo. Moriré contenta cuando lo haya visto.

219

La virgen regresó a Jerusalén con el que escribe, y Santiago y Juan, en el día en que el decreto del sumo sacerdote fue emitido. Así que, la Virgen, que temía a Dios, aunque ella sabía que el decreto del sumo sacerdote era injusto, ordenó a los que vivían con ella que olvidaran a su hijo. Entonces, como fue afectado cada uno! Dios, Quien conoce el corazón de los hombres, sabe que entre la pena por la muerte de Judas, a quien creíamos que Jesús era nuestro maestro, y el deseo de verlo levantado de nuevo, nosotros con la madre de Jesús, nos consumíamos. Así que los ángeles guardianes de María ascendieron al tercer cielo, donde Jesús estaba en compañía de los ángeles, y le contaron todo.

Entonces Jesús le rogó a Dios que le diera poder para ver a su madre y a sus discípulos. Entonces el Dios misericordioso ordenó a sus cuatro ángeles favoritos, quienes son Gabriel, Rafael, Uriel, Miguel, que llevaran a Jesús a la casa de su madre, y que allí mantuvieran vigilancia sobre él continuamente durante tres días, permitiendo que sólo pudiera ser visto por los que creían en su doctrina. Jesús vino, rodeado de esplendor, al cuarto donde estaba la Virgen María con sus dos hermanas, y Martha y María Magdalena, y Lázaro, y el que escribe, y Juan y Santiago y Pedro.

Entonces, por el temor ellos cayeron como muertos. Y Jesús levantó a su madre y a los otros del suelo, diciendo: No temáis, porque yo soy Jesús. Cada uno de ellos permaneció por largo tiempo como fuera de sí ante la presencia de Jesús, ya que todos creían que Jesús estaba muerto. Entonces la Virgen, llorando, dijo: Dime, hijo mío, por qué Dios, habiéndote dado el poder de resucitar a los muertos, te dejó morir, para vergüenza de tus parientes y amigos, y para vergüenza de tú doctrina ? Ya que todos los que te aman han estado como muertos.

220

Jesús replicó, abrazando a su madre: Créeme, madre, ya que en verdad te digo que yo no he muerto jamás; ya que Dios me ha reservado hasta cerca del fin del mundo. Y habiendo dicho esto él rogó a los cuatro ángeles que se manifestaran, y dieran testimonio de como había sucedido el evento. Así que los ángeles se manifestaron como cuatro soles radiantes, tanto que por temor todos cayeron otra vez como muertos.

Entonces Jesús dio cuatro sábanas a los ángeles para que se cubrieran, para que pudieran ser vistos y oídos hablar por su madre y los compañeros de ella. Y habiendo levantado a cada uno, él los consoló, diciendo: Estos son los ministros de Dios: Gabriel, el que anuncia los secretos de Dios; Miguel, quien combate a los enemigos de Dios; Rafael; el que recibe las almas de los que mueren; y Uriel, el que llamará a todos al juicio el último día.

Entonces los cuatro ángeles narraron a la Virgen cómo Dios envió a por Jesús, y transformó a Judas, para que él sufriera el castigo para el cual él había vendido a otro. Entonces dijo el que escribe: Oh, Maestro, si Dios es misericordioso, por qué no ha atormentado él, haciéndonos creer que tú estabas muerto; y que tú madre haya llorado tanto por ti, que ha estado a punto de morir; y que tú, que eres un santo de Dios, haya permitido Dios que sobre ti cayera la calumnia de que fuiste matado entre los ladrones en el Monte Calvario?.

Jesús respondió: Créeme, Bernabé,que todo pecado, por pequeño que sea, Dios lo castiga grandemente, ya que Dios es ofendido por el pecado. Así, que ya que mi madre y mis fieles discípulos que estaban conmigo me amaron un poco con amor terrenal, el Justo Dios ha querido castigar este amor con el sufrimiento presente, para que no sea castigado en las llamas del infierno. Y aunque yo he sido inocente en el mundo, como los hombres me llamaron "Dios", e "Hijo de Dios", para que yo no sea burlado por los demonios en El Día del juicio, ha querido que yo sea burlado por los hombres en este mundo por medio de la muerte de Judas, haciendo que todos los hombres creyeran que yo morí en la cruz. Y esta burla continuará hasta el advenimiento de Mohammed, El Mensajero de Dios, quien, cuando venga, revelará este engaño a aquellos que crean en la Ley de Dios.

Habiendo hablado así, Jesús dijo: Tú eres justo, oh Señor Dios nuestro, porque a ti sólo pertenecen el honor y la gloria sin fin.

221

Y Jesús se volvió hacia el que escribe, y le dijo: Mira, Bernabé, que por todos los medios escribas mi Evangelio acerca de todo lo que sucedió durante mi estancia en el mundo. Y escribe de manera similar lo que sucedió a Judas, para que los fieles puedan ser desengañados, y todos puedan creer la verdad. Entonces contestó el que escribe: Todo lo haré, si Dios quiere, oh Maestro; pero lo que sucedió a Judas, yo no lo sé, porque no lo vi todo.

Jesús respondió: Aquí están Juan y Pedro quienes vieron todo, y ellos te contarán todo lo que pasó. Y entonces Jesús nos ordenó que llamáramos a sus fieles discípulos para que pudieran verlo. Entonces Santiago y Juan llamaron a los siete discípulos con Nicodemo y José, y muchos otros de los 72, y ellos comieron con Jesús.

Al tercer día Jesús dijo: Id al Monte de los Olivos con mi madre, ya que allí ascenderé otra vez al cielo, y vosotros veréis que me llevará. Así ellos fueron todos, excepto 25 de los 72 discípulos, quienes por temor habían huido a Damasco. Y cuando todos estaban parados rezando, al mediodía vino Jesús con una gran multitud de ángeles que estaban alabando a Dios: y el esplendor de su rostro los hizo sentir temor, y ellos cayeron con sus caras al suelo. Pero Jesús los levantó, consolándolos, y diciendo: No temáis, yo soy vuestro maestro. Y él reprobó a muchos que creyeron que él había muerto y resucitado, diciendo: Entonces nos consideráis a mí y a Dios como mentirosos?, ya que Dios me ha concedido que viva casi hasta el fin del mundo, tal como yo os dije. En verdad os digo, yo no morí, sino Judas el traidor. Tener cuidado, pues Satanás hará todo esfuerzo para engañaros, pero ser vosotros mis testigos en todo Israel, y por todo el mundo, de todas las que habéis visto y oído.

Y habiendo hablado así, él rezó a Dios por la salvación de los fieles, y la conversión de los pecadores. Y, terminada su oración, él abrazó a su madre, diciendo: La paz sea contigo, madre mía, descansa en Dios que te creó a ti y a mí. Y habiendo hablado así, se volvió, hacia sus discípulos, diciendo: Que la Gracia y la Misericordia de Dios sean con vosotros. Entonces ante los ojos de ellos, los cuatro ángeles lo subieron al cielo.

222

Después que Jesús hubo partido, los discípulos se diseminaron por las diferentes partes de Israel y del mundo, y la verdad, odiada por Satanás, fue perseguida, como siempre lo ha sido, por la falsedad. Ya que ciertos hombres impíos, pretendiendo ser discípulos, predicaron que Jesús murió y no resucitó. Otros predicaron que él realmente murió, pero resucitó. Otros predicaron, y todavía predican, que Jesús es hijo de Dios, entre los cuales está Pablo el engañado del Demonio. Pero nosotros, todo lo que hemos escrito, eso predicamos a los que temen a Dios, para que ellos puedan ser salvados en el último día del Juicio de Dios. Amén.


viernes, 25 de noviembre de 2016

DIOS SIGUE HABLANDO CON NOSOTROS EN ESTOS TIEMPOS DE TRIBULCIÓN



                                                                     Introducción

El mundo está en problemas. Problemas más grandes que los que nunca antes había tenido.

Este libro ofrece una explicación de la crisis que enfrentamos de una manera que no sólo aclara ésta, sino cómo resolverla.

Aquí hay una extraordinaria percepción de lo que realmente nos sucede en este momento en este
planeta, por qué perdimos el camino y cómo podemos regresar al sendero que decimos que queremos tomar.

Podemos desviar la vista de lo que está pasando -la repentina y eruptiva desintegración de la vida
como la conocemos- sólo hasta el hecho de que realmente estamos en grandes problemas se nos presenta de maneras que no podemos ignorar.

Eso es lo que ocurre ahora. Sucesos y condiciones que no podemos ignorar nos están confrontando.

Eso no significa que sea momento de desesperamos. De hecho, la desesperación es la última cosa para la que es tiempo. La desesperación es la que ha creado el problema y ciertamente más desesperación no va a resolverlo.

No, no es hora de desesperarse, sino de reparar.

Como lo que buscamos es reparar el daño que estamos haciendo, se nos invita a explorar el tema de por qué lo estamos haciendo. ¿Qué nos ha conducido a la profundidad de la desesperación que causó el que comenzáramos a destruimos a nosotros mismos? Ésta es la pregunta clave de la que se ocupa este libro. Es una pregunta que mucha gente no desea hacer. Las respuestas son demasiado amenazadoras para nuestro estilo de vida -y por lo visto muchos humanos preferirían destruir su estilo de vida antes que modificarlo.

Preferirían ver sus vidas terminadas antes que cambiadas.

Éste es un libro que cambia la vida. Contiene Nuevas Revelaciones.

Proporciona las herramientas para salir de la desesperación elevando a la raza humana entera a un nuevo nivel de experiencia, a una nueva comprensión de sí misma, a una nueva expresión de su visión más grandiosa.

Este libro se nos ha dado justo en este momento para ayudarnos. Presenta sus revelaciones en forma de una conversación con Dios. Tú no tienes que creer que tal conversación tuvo lugar para beneficiarte de ella. Tan sólo tienes que estar dispuesto a seguida, a tomar en cuenta su contenido, a explorar la posibilidad de aplicada a tu vida y a observar los resultados.

La raza humana ha llegado al tiempo de elegir. El curso de los acontecimientos -y quienes los están creando- ha colocado nuestras opciones ante nosotros. O avanzamos, construyendo juntos, al fin un nuevo mundo de paz y armonía basado en nuevas creencias sobre Dios y la Vida, o retrocedemos separadamente y reconstruyendo sin cesar el viejo mundo de conflicto y discordia basado en antiguas creencias sobre Dios y la Vida.

Cuánto tiempo podemos mantenemos en marcha si seguimos eligiendo las antiguas maneras, está abierto a la especulación. Pero al fin nuestra civilización -suponiendo que no habrá ninguna alteración espectacular en nuestro actual patrón- simplemente se derrumbará sobre sí misma. Y todo lo que veo me dice que estamos a pocos años -no siglos, no décadas, sino años- de ello.

Para aquellos que están dispuestos a adoptar nuevas creencias (o al menos a consideradas), la cuestión se convierte en: ¿Cuáles serían?, ¿y qué resultados producirían? Creo que estas nuevas revelaciones se nos han dado para ofrecer algunas respuestas posibles y poderosas a esas preguntas.

Esta conversación con Dios comenzó como un simple ruego de un humilde ser humano al Dios de su comprensión, de la manera que mejor funciona para él. Le pedí a Dios que nos revelara lo que necesitamos saber si queremos ayudar a modificar la dirección autodestructiva en la que la humanidad está avanzando.

Ahora bien, el Dios de mi comprensión tal vez no parezca ser el Dios en el que tú crees, pero Lo es. Con todo, estoy convencido de que es el mismo. y creo que si cualquier persona se dirige a este mismo Dios con pureza, sinceridad y un hondo deseo, Él responde.

Este libro es la respuesta de Dios. Creo que puede salvar al mundo.

EL EVANGELIO APÓCRIFO DE BERNABÉ (VIII)

181



Jesús contestó: Bien has dicho, oh hermano; así que dime, ¿quién creó de la nada al hombre? Ciertamente fue Dios, Quien también le dio el mundo entero para su beneficio. Pero el hombre al pecar lo gastó todo, por razón de cuyos pecados todo el mundo se volvió contra el hombre, y el hombre en su miseria no tiene nada qué dar a Dios sino obras corrompidas por el pecado. Y que, al pecar cada día; él corrompe sus propias obras, así que Isaías el profeta dice: "Nuestras obras piadosas son 'como un trapo menstrual'". ¿Cómo, entonces, tendrá mérito el hombre, viendo que él es incapaz de dar satisfacción?. ¿Es, acaso, que el hombre no peca? Cierto es que nuestro Dios dijo por su profeta David: "Siete veces al día cae el virtuoso"; ¿cuántas, entonces, caerá el impío? Y si nuestras obras piadosas son corruptas, ¡qué abominables son nuestras impiedades! Como que Dios vive, no hay nada que el hombre deba enviar más que decir: "Yo merezco". Que el hombre conozca, hermano, las obras de sus manos, y él inmediatamente verá su mérito. Toda cosa buena que sale de un hombre, ciertamente el hombre no lo hace, sino que Dios lo obra en él; ya que su ser es de Dios Quien lo creó. Lo que el hombre hace es contradecir a Dios su Creador y cometer pecado, por lo que él no merece recompensa, sino tormento.



182



No sólo creó Dios al hombre, digo, sino que El lo creó perfecto. El le dio el mundo entero; después de la partida del Paraíso El le dio dos ángeles para cuidarlo, él le envió los profetas, El le otorgó la Ley, El le otorgó la fe, cada momento El lo libra de Satanás, El está dispuesto a darle el Paraíso; no, aún más, Dios quiere darse a si Mismo al hombre. Considerad, entonces, la deuda, ¡es una gran deuda!, una deuda para pagar la cual vosotros habríais tenido que crear vosotros mismos al hombre de la nada, haber creado tantos profetas como los que Dios envió, con un mundo y un Paraíso; no, más aún, con un Dios grande y bueno como lo es nuestro Dios, y dárselo todo a Dios. Así sería cancelada la deuda y quedaría para vosotros solamente la obligación de dar gracias a Dios. Pero ya que vosotros no sois capaces de crear una sola mosca, y viendo que hay sólo un Dios que es Señor de todas las cosas, ¿cómo seréis capaces de cancelar vuestra deuda? Ciertamente, si un hombre os prestase cien monedas de oro, vosotros estaríais obligados a restaurarle cien monedas de oro.



Por lo tanto, el sentido de esto, oh hermano, es que Dios, siendo Señor del Paraíso y de todo, puede decir lo que le plazca, y dar a quienquiera que El le plazca. Así que, cuando El le dijo a Abrahán: "Yo seré tu gran recompensa", Abraham no podía decir: "Dios es mi recompensa", sino "Dios es mi regalo y mi deuda". Entonces, cuando dés discursos a las gentes, oh hermano, tú deberías explicar así este pasaje: que Dios le dará al hombre tales y cuales cosas si el hombre obra bien. Cuando Dios te hable, oh hombre, y diga: "Oh siervo Mío, tú has actuado bien por amor a Mi, ¿qué recompensa pides tú de Mi, tu Dios"?, responde: "Señor, viendo que yo soy la obra de Tus manos, no es adecuado que haya pecado en mi, lo cual ama Satanás. Por lo tanto, Señor, para Gloria Tuya propia, ten misericordia de la obra de Tus manos".



Y si Dios dice: "Yo te he perdonado, y ahora quiere recompensarte", responde: "Señor, yo merezco el castigo por lo que he hecho, y por lo que Tú has hecho tu mereces ser glorificado. Castiga, Señor, en mi lo que he hecho, y salva a lo que tú has obrado". Y si Dios dice: "¿Qué castigo te parece adecuado por tu pecado?", contesta: "Tanto, oh Señor, como sufrirán todos los condenados". Y si Dios dice: "¿Por qué solicitas tú tan gran castigo, oh Mi siervo fiel?", responde: "Porque cada uno de ellos, si hubieran recibido de Ti tanto como yo recibí, te habrían servido más fielmente de lo que yo he hecho".



Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, ese hombre agradará más a Dios que todos Sus santos ángeles. Ya que Dios ama la verdadera humildad, y odia la soberbia.



Entonces el escriba dio gracias a Jesús, y le dijo:Señor, vayamos a la casa de tu siervo, ya que tu siervo te dará carne a ti y a tus discípulos. Jesús respondió: Yo iré allí cuando me prometas llamarme "hermano", y no "señor", y que tú seas mi hermano, y no mi siervo. El hombre lo prometió, y Jesús fue a su casa.







Mientras ellos estaban sentados a la mesa, el escriba dijo: Oh maestro, tú dijiste que Dios ama la verdades humildad. Dinos por lo tanto qué es humildad, y cómo puede ser verdadera o falsa. Jesús contestó: En verdad os digo que el que no se vuelva como un niño pequeño no entrará en el Reino del cielo. Todos se asombraron al oís esto, y ellos se dijeron unos a otros: ¿Pero cómo va a volverse niño el que tiene 30 ó 40 años de edad? Ciertamente esto es algo difícil de entender. Jesús respondió: Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, mis palabras son ciertas. Yo os digo que un hombre tiene necesidad de volverse como un niño pequeño: ya que ésta es la verdadera humildad. Pues si le preguntáis a un niño pequeño: "¿Quién hizo tus ropas?", él contestará: "Mi padre". Si le preguntáis de quien es la casa donde vive él, él dirá: "De mi padre". SI decís: "¿Quién te da de comer?", él replicará: "Mi padre". Si decís: "¿Quién te enseñó a caminar y a hablar?", él contestará: "Me caí, y me descalabré". Si decís: "Pero, ¿por qué te caíste?", él contestará: "¿No veis que soy pequeño, por lo que no tengo la fuerza para caminar y correr como un hombre grande?, así necesito que mi padre me lleve de la mano para caminar firmemente. Pero para que yo pueda caminar bien, mi padre me dejó por un rato, y yo, queriendo correr, me caí". Si decís: "¿Y qué dijo tu padre?", él responderá: "¿Por qué no caminaste despacio? Fíjate bien y no te apartes de mi lado en lo futuro".



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Decidme, ¿es eso cierto?, dijo Jesús.Los discípulos y el escriba contestaron: Es ciertísimo. Entonces dijo Jesús: El que en verdad reconoce a Dios como autor de todo bien, y a si mismo como autor del pecado, será verdaderamente humilde. Pero el que hable con la lengua como habla el niño, pero él contradice lo mismo con sus actos, ciertamente tiene falsa humildad y verdadera soberbia. Porque la soberbia está entonces en su cumbre cuando hace uso de cosas humildes, para no ser reprendido y reprobado por los hombres.



La verdadera humildad es una pequeñez del alma por lo cual el hombre se conoce en verdad a si mismo; pero la falsa humildad es una niebla del infierno que oscurece así el entendimiento del alma, así que lo que el hombre debería adjudicarse a sí mismo, se lo ascribe a Dios, y lo que él debería ascribir a Dios, se lo adjudica a sí mismo. Así, el hombre de falsa humildad dirá que él es un malvado pecador, pero cuando uno le dice que él es un pecador él se enfurecerá contra el que se lo dijo, y lo perseguirá.



El hombre de falsa humildad dirá que Dios le dio todo lo que él tiene, pero que él, por su parte, no ha dormido, sino hecho buenas obras. Y estos fariseos de la época actual, hermanos, decidme cómo caminan. El escriba respondió, llorando: Oh maestro, los fariseos de la época actual tienen las ropas y el hombre de fariseos, pero en sus corazones no engañarían a las gentes sencillas! ¡Oh tiempo antiguo, qué cruelmente nos has tratado, que nos ha quitado a los verdaderos fariseos y nos has dejado a los falsos!.



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Jesús respondió: Hermano, no es el tiempo el que ha hecho esto, sino más bien el mundo malvado. Porque en todo tiempo es posible servir a Dios en verdad, pero al acompañarlo con el mundo, o sea con las malas costumbres de cada época, el hombre se vuelve malo.



¿No sabes acaso que Gehazi, sirviente de Eliseo, el profeta, mintiendo, y avergonzando a su maestro, tomó el dinero y las ropas de Naamán el sirio? Y sin embargo Eliseo tuvo un gran número de fariseos que hoy en día evitan toda buena obra y todo ejemplo santo: y el ejemplo de Gehazi es suficiente para los que son reprobados por Dios. El escriba contestó: Oh maestro, ¿qué diré yo? De seguro muchos no lo creen, aunque está escrito por Daniel el profeta; pro en obediencia a ti narraré la verdad.



Ageo tenía 15 años cuando, habiendo vendido su patrimonio y habiéndolo dado a los pobres, salió de Anathoth para servir al profeta Obadías. Ahora, el anciano Obadías, que conocía la humildad de Ageo, lo usaba como un libro con el cual enseñaba a sus discípulos. Por lo tanto él frecuentemente le enviaba de regalo ropas y alimentos delicados, pero Ageo siempre enviaba de vuelta al mensajero, diciendo: "Ve, regresa a la casa, porque has cometido un error. ¿Me enviaría Obadías estas cosas? Seguro que no; ya que él sabe que yo no hago nada bueno, y solamente cometo pecados".



Y Obadías, cuando tenía algo malo, solía dárselo al día siguiente a Ageo, para que él lo viera. Entonces Ageo, cuando lo veía, se decía a si mismo: "Ahora, mira, ciertamente Obadías te ha olvidado, ya que esta cosa es solamente adecuada para mi, ya que yo soy peor que todos. Y no hay nada tan vil que, recibiéndolo de Obadías, por cuyas manos Dios me lo concede, no fuese un tesoro".



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Cuando Obadías deseaba enseñar a alguien cómo rezar, él llamaba Ageo y decía: "Recita aquí tu oración para que todos puedan oír tus palabras". Entonces Ageo decía: "Señor Dios de Israel, mira con misericordia a Tu sirvo, el cual te invoca, ya que Tu lo creaste. Justo Señor Dios, recuerda Tu Justicia y castiga los pecados de Tu siervo, para que yo no contamine Tu obra, Señor Dios mío, yo no te puedo pedir las delicias que Tu concediste a Tus siervos fieles, porque yo no hago sino pecados. Por lo tanto, Señor, cuando Tú vayas a darle una enfermedad a uno de Tus siervos, recuérdame a mi Tu siervo, para Tu propia Gloria".



Y cuando Ageo hacia así, dijo el escriba, Dios lo amaba tanto que a todos los que en ese tiempo estaban con él Dios les dio el don de la profecía. Y nada pedía Ageo en oración que Dios le negase.



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El buen escriba lloraba al decir esto, como llora el marinero cuando vé su barca rota. Y él dijo: Oseas, cuando fue a servir a Dios, era príncipe de la tribu de Neftalí, y tenía 40 años. Y así, habiendo vendido su patrimonio y dándoselo a los pobres, fue a ser discípulo de Ageo. Oseas estaba tan inflamado de la caridad que para todo lo que le pedían él decía: "Esto me dio Dios para ti, oh hermano, ¡acéptalo, por lo tanto!". Por esa razón él pronto quedó con sólo dos vestidos, o sea, una túnica de saco y un manto de pieles. El vendió, digo, su patrimonio y lo dio a los pobres, porque de otra manera nadie podría ser llamado fariseo.



Oseas tenía el libro de Moisés, el cual leía con gran entusiasmo. Un día Ageo le dijo: "Oseas, ¿quién te quitó todo lo que tenías?". Sucedió que un discípulo de un profeta vecino iba a ir a Jerusalén, pro no tenía manto. Así que, habiendo oído de la caridad de Oseas, fue a verlo, y le dijo: "Hermano, quisiera ir a Jerusalén para hacer un sacrificio a nuestro Dios, pero no tengo un manto, así que no sé qué hacer".



Cuando él oyó esto, Oseas dijo: "Perdóname, hermano, porque yo he cometido un gran pecado contra ti: ya que Dios me dio un manto para que te lo diera a ti, y yo lo había olvidado. Ahora por lo tanto acéptalo, y ruega a Dios por mí". El hombre, creyendo esto, aceptó el manto de Oseas y partió. Y cuando fue a casa de Ageo dijo: "¿Quién te quitó tu manto?". Oseas replicó: "El libro de Moisés". Ageo estuvo muy complacido de oír esto, ya que él se dio cuenta de la bondad de Oseas.



Sucedió que un hombre pobre fue asaltado por ladrones y dejado desnudo. Entonces Oseas, al verlo, se quitó su propia túnica y se la dio al desnudo, quedando él con un pequeño pedazo de piel de cabra sobre sus partes privadas. Entonces, como él no iba a ver a Ageo, el buen Ageo pensó que Oseas estaba enfermo. Así que él fue con dos discípulos a verlo: y ellos lo encontraron envuelto en hojas de palma. Entonces dijo Ageo: "Dime ahora, ¿por qué no has ido a visitarme?". Oseas respondió: "El libro de Moisés se llevó mi túnica, y temí ir sin túnica a verte". Así que Ageo le dio otra túnica.



Sucedió que un hombre joven, viendo que Oseas leía el libro de Moisés, lloró, y dijo: Yo también aprendería a leer si tuviera un libro". Oyendo lo cual, Oseas le dio el libro diciendo: "Hermano, este libro es tuyo, ya que Dios me lo dio para que yo se lo diera a uno que, llorando, desease un libro". El hombre le creyó, y aceptó el libro.



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Había un discípulo de Ageo cerca de Oseas; y él, queriendo ver si su propio libro estaba bien escrito, fue a visitar a Oseas, y le dijo: "Hermano, toma tu libro y veamos si es igual al mío". Oseas contestó: "Me ha sido quitado". "¿Quién te lo quitó?", dijo el discípulo.Oseas respondió: "El libro de Moisés". Oyendo esto, el otro fue a ver a Ageo y le dijo: "Oseas se ha vuelto loco, ya que él dice que el libro de Moisés le quitó el libro de Moisés". Ageo contestó: "Dios quisiera, oh hermano, que yo estuviera loco de manera similar, ¿y que todos los locos fueran como Oseas!".



Ahora, los ladrones sirios, habiendo arrasado la tierra de Judea, agarraron al hijo de una pobre viuda, que vivía cerca del Monte Caramelo, donde vivían los profetas y fariseos. Sucedió, por casualidad, que habiendo ido Oseas a cortar leña se encontró a la mujer, que estaba llorando. Entonces él de inmediato empezó a llorar; ya que siempre que veía que alguien reía él reía, y cuando él veía llorar a alguien él lloraba. Oseas entonces le preguntó a la mujer la razón de su llanto, y ella le contó todo. Entonces dijo Oseas: "Ven, hermana, ya que Dios quiere darte tu hijo". Y ambos fueron a Hebrón, donde Oseas se vendió a si mismo, y dio el dinero a la viuda, la cual, no sabiendo cómo había obtenido él ese dinero, lo aceptó y rescató a su hijo.



El que había comprado a Oseas lo llevó a Jerusalén, donde él tenía una morada, no conociendo a Oseas. Ageo, al ver que Oseas no podía ser hallado, quedó afligido. Entonces el ángel de Dios le contó cómo había sido llevado como esclavo a Jerusalén.



El buen Ageo, cuando oyó esto, lloró por la ausencia de Oseas como una madre llora por la ausencia de su hijo. Y habiendo llamado a dos discípulos él fue a Jerusalén. Y por la Voluntad de Dios, a la entrada de la ciudad él encontró a Oseas, quien iba cargado de pan para llevarlo a los trabajadores en la viña de su amo. Habiéndola reconocido, Ageo dijo: "Hijo, ¿cómo es que has abandonado a tu anciano padre, el cual te busca lamentándose?".



Oseas contestó: "Padre, fui vendido". Entonces dijo Ageo enojado: "Que Dios te perdona, oh padre mío; porque el que me vendió es tan bueno que si él no estuviera en el mundo nadie podría llegar a ser santo". "¿Quién, entonces, es él?", dijo Ageo. Oseas respondió: "Oh padre mío, fue el libro de Moisés".



Entonces el buen Ageo quedó como fuera de sí mismo, y dijo: "¡Quiera Dios, hijo mío, que el libro de Moisés me vendiera a mi también con todos mis hijos, tal como te vendí a ti!".



Y Ageo fue con Oseas a la casa de su amo, el cual, cuando vio a Ageo, dijo: "Bendito sea nuestro Dios, Quien envió Su profeta a mi casa"; y él corrió a besarle la mano. Entonces dijo Ageo: "Hermano, besa la mano de tu esclavo al que compraste, porque él es mejor que yo". Y él le narró todo lo que había pasado; así que el amo le dio la libertad a Oseas. Y eso es todo lo que tú quisiste que te contara, oh maestro, dijo el escriba.



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Entonces dijo Jesús: Esto es cierto, ya que me lo asegura Dios. Por lo tanto, para que cada uno sepa que ésta es la verdad, ¡en el nombre de Dios que el sol se quede quieto, y no se mueva durante 12 horas?. Y así sucedió, para gran terror de todo Jerusalén y Judea. Y Jesús dijo al escriba: Oh hermano, ¿qué quieres aprender de mi, si tienes tanto conocimiento? Como que Dios vive, esto es suficiente para la salvación del hombre, ya que la humildad de Ageo, con la caridad de Oseas, cumplen toda la Ley y las enseñanzas de todos los profetas.



Dime hermano, cuando viniste a preguntarme al Templo, ¿pensaste, acaso, que Dios me había enviado a destruir la Ley y los profetas?. Cierto es que Dios no haría esto, ya que El es incambiable, y por lo tanto lo que Dios ordenó como camino de salvación para el hombre, eso hizo que los profetas lo dijeran. Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, si el libro de Moisés con el libro de nuestro padre David no hubiesen sido corrompidos por las tradiciones humanas de los falsos fariseos y doctores, Dios no me habría dado Su Palabra. ¿Y para qué hablar del libro de Moisés y el libro de David? Toda profecía han corrompido ellos, tanto que hoy en día una cosa no es intentada porque Dios la hubiese ordenado, sino que los hombres miran a si los doctores la dijeron, y si los fariseos la observan, como si Dios estuviera equivocado, y los hombres no pudiesen errar.



¡Ay, entonces, de esta generación infiel, porque sobre ellos caerá la sangre de cada profeta y hombre justo, con la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien ellos mataron entre el templo y el altar!. ¿A qué profeta no han perseguido ellos?. ¿A qué hombre justo han dejado ellos que muera de muerte natural? ¡Escasamente a uno! Y ahora ellos intentan matarme. Ellos se jactan de ser hijos de Abraham, y de poseer el hermoso Templo. Como que Dios vive, ellos son hijos de Satanás, y por lo tanto ellos hace su voluntad; por lo tanto el Templo, con la ciudad santa, será arruinado, tanto que no quedará del Templo piedra sobre piedra.



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Dime, hermano, tú que eres un doctor experto en la Ley, ¿en quién fue hecha la promesa del Mesías a nuestro padre Abrahán?. ¿En Isaac o en Israel?. El escriba respondió: Oh maestro, temo decirte esto, debido a la pena de muerte. Entonces dijo Jesús: Hermano, me aflijo de haber venido a comer pan en tu casa, ya que tú amas esta vida actual más que a Dios tu Creador; y por esta causa tú temes perder tu vida, pero no temes perder la fe y la vida eterna, las cuales se pierden cuando la lengua habla contrario a lo que el corazón sabe de la Ley de Dios.



Entonces el buen escriba lloró, y dijo: Oh maestro, si yo hubiera sabido cómo dar fruto, yo habría predicado muchas cosas que he dejado de decir ya que podría surgir la sedicción entre la gente.



Jesús respondió: Tu no deberías respetar ni a las gentes, ni a todo el mundo, ni a todos los santos, ni a todos los ángeles, cuando causase ofensa a Dios. Así que deja que todo el mundo perezca antes que ofender a Dios a tu Creador, y no lo conserves con el pecado. Porque el pecado destruye y no conserva, pero Dios es Poderoso para crear tantos mundos como granos de arena hay en el mar, y más.



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El escriba entonces dijo: Perdóname, oh maestro, porque he pecado. Dijo Jesús: Que Dios te perdone; porque contra El pecaste. Entonces dijo el escriba: Yo he visto un libro antiguo escrito por mano de Moisés y de Josué el que hizo detenerse el sol como tú lo has hecho, siervos y profetas de Dios, y dicho libro es el verdadero libro de Moisés. Allí está escrito que Ismael es el padre del Mesías, e Isaac el padre del mensajero de Mesías. Y así decía el libro, que dijo Moisés: "Señor Dios de Israel, Poderoso y Misericordioso, manifiesta a Tu siervo el esplendor de Tu Gloria". Así que entonces Dios le mostró a Su Mensajero en brazos de Ismael, y a Ismael en brazos de Abraham. Cerca de Ismael estaba Isaac, en cuyos brazos había un niño, quien con su dedo apuntaba al Mensajero de Dios, diciendo: "Ese es para el cual Dios creó todas las cosas".



Entonces Moisés gritó con alegría: "¡Oh Ismael, tú tienes en tus brazos a todo el mundo, y el Paraíso! Acuérdate de mi, siervo de Dios, para que yo halle gracia a la vista de Dios por medio de tu hijo, para el cual Dios hizo todo".



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En este libro no se encuentra que Dios coma la carne de las reses u ovejas; en ese libro no se encuentra que Dios haya limitado Su Misericordia solamente a Isaac, sino más bien que Dios tiene misericordia de todo hombres que busque a Dios su Creador sinceramente.



Todo ese libro yo no pude leer, debido al sumo sacerdote, en cuya biblioteca estaba yo, el cual me lo prohibió, diciendo que un ismaelita lo había escrito. Entonces dijo: Jesús: Ten cuidado de no volver a retener la verdad, porque en la fe del Mesías Dios dará la salvación a los hombres, y sin ella nadie será salvado.



Y entonces terminó Jesús su discurso. Entonces, cuando ellos estaban sentados a la mesa, he aquí que María, la que lloró a los pies de Jesús, entró a la casa de Nicodemo (ya que ése era el nombre del escriba), y llorando se puso a los pies de Jesús, diciendo: Señor, tu sierva, que a través de ti encontró misericordia con Dios, tiene una hermana, y un hermano que ahora yace enfermo en peligro de muerte.



Jesús contestó: ¿Dónde está tu casa? Dime, ya que yo iré a rezar a Dios por la salud de él. María respondió: Betania es el hogar de mi hermano y mi hermana, ya que mi propia casa está en Magdala: mi hermano, por lo tanto, está en Betania. Dijo Jesús a la mujer: Ve tú inmediatamente a la casa de tu hermano, y espérame allí, ya que yo acudiré a curarlo. Y no temas, ya que él no morirá. La mujer partió, y habiendo llegado a Betania encontró que su hermano había muerto ese día, así que lo tendieron en el sepulcro de sus padres.



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Jesús permaneció dos días en casa de Nicodemo, y al tercer día partió hacia Betania; y cuando él estaba cerca del pueblo envió a dos de sus discípulos por delante, para anunciar su llegada a María. Ella salió corriendo del pueblo, y cuando ella hubo hallado a Jesús, dijo, llorando: Señor, tú dijiste que mi hermano no morirá; pero ahora él ha estado sepultado cuatro días. ¡Ojalá que hubieses venido antes de que yo te llamara, ya que entonces él no habría muerto!.



Jesús contestó: Tu hermano no está muerto, sino que duerme, así que yo vengo a despertarlo. María respondió, llorando: Señor, de ese sueño él será despertado el Día del Juicio por el ángel de Dios sonando su trompeta. Jesús contestó: María, créeme que él se levantará antes de ese día, ya que Dios me ha dado poder sobre su sueño; y en verdad te dijo que él no regreso muerto, ya que sólo está muerto el que muere sin hallar misericordia con Dios. María regresó rápidamente a anunciar a su hermana Martha la llegada de Jesús.



Sucedió entonces que estaban reunidos allí a la muerte de Lázaro un gran número de judíos de Jerusalén, y muchos escribas y fariseos. Martha, habiendo oído de su hermana María de la llegada de Jesús, se levantó de prisa y salió corriendo, y entonces la multitud de judíos, escribas, y fariseos, la siguieron para consolarla, ya que ellos supusieron que ella iba al sepulcro a llorar sobre su hermano. Entonces, cuando ella llegó al lugar donde Jesús le había hablado a María, Martha dijo llorando: Señor, ¡ojalá que hubieses estado aquí, porque entonces mi hermano no habría muerto!.



María entonces llegó llorando; así que Jesús derramó lágrimas, y dijo suspirando: ¿Dónde lo habéis colocado?. Ellas respondieron: Ven y mira. Los fariseos se dijeron entre ellos: Ahora bien, este hombre, que resucitó al hijo de la viuda en Naim, ¿por qué dejó que este hombre muriera, habiendo dicho que él no morirá?.



Habiendo llegado Jesús al sepulcro, donde todos estaban llorando, dijo: No lloréis, porque Lázaro duerme, y yo vengo a despertarlo. Los fariseos se decían unos a otros: ¡Ojalá que tú durmieras así!. Entonces dijo Jesús: Mi hora aún no ha llegado; pero cuando llegue yo dormiré de manera similar, y seré despertado rápidamente. Entonces dijo Jesús: Retirad la piedra del sepulcro.



Dijo Martha: Señor, el ya hiede, pues ha estado muerto cuatro días. Dijo Jesús: ¿Para qué entonces he venido aquí, Martha? ¿No crees tú en mi, que yo lo despertaré?. Martha contestó: Yo sé que tú eres el santo de Dios, Quien te envió a este mundo.



Entonces Jesús levantó sus manos al cielo, y dijo: Señor Dios de Abraham, Dios de Ismael e Isaac, Dios de nuestro padres, ten misericordia de la aflicción de estas mujeres, y da gloria a Tu santo Nombre. Y cuando todos hubieron contestado ¿Amén, Jesús dijo con voz fuerte Lázaro, sal de allí. Entonces el que estaba muerto se levantó; y Jesús dijo a sus discípulos: ¡Desatádlo!, ya que él estaba envuelto en el sudario con la tela sobre su cara, tal como nuestros padres solían enterrar a sus muertos.



Una gran multitud de los judíos y algunos de los fariseos creyeron en Jesús, ya que el milagro fue grande. Los que permanecían en su incredubilidad partieron y fueron a Jerusalén y anunciaron al jefe de los sacerdotes la resurrección de Lázaro, y cómo muchos se habían vuelto nazarenos; ya que así llamaban ellos a los que eran movidos al arrepentimiento a través de la Palabra de Dios que Jesús predicaba.



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Los escribas y fariseos se aconsejaron con el sumo sacerdote para matar a Lázaro; ya que muchos renunciaron a sus tradiciones y creyeron en la palabra de Jesús, debido a que el milagro de la resurrección de Lázaro fue grande, viendo que Lázaro tenía conversación con los hombres, y comía y bebía. Pero como él era poderoso, teniendo seguidores en Jerusalén, y siendo dueño con su hermana de Magdala y Betania, ellos no sabían qué hacer. Jesús entró a Betania, a la casa de Lázaro, y Martha, con María, le sirvieron.



María, sentada un día a los pies de Jesús, estaba escuchando a sus palabras, y entonces Martha le dijo a Jesús: Señor, ¿no vés que mi hermana no te cuida, ni te proporciona lo que debes comer tú y tus discípulos?. Jesús contestó: Martha, Martha, no te fijes en lo que tú deberías hacer; ya que María ha escogido una parte que no le será quitada nunca.



Jesús, sentado a la mesa con una gran multitud que creía en él, habló, diciendo: Hermanos, sólo tengo un poco de tiempo para permanecer con vosotros, ya que está cerca la hora de que yo parta del mundo. Por lo tanto os traigo a la memoria las palabras de Dios dadas a Ezequiel el profeta, diciendo: "Como que Yo, vuestro Dios, vivo eternamente, el alma que peca, morirá, peor si el pecador se arrepiente él no morirá sino que vivirá". Así que la muerte actual no es muerte, sino más bien el final de una larga muerte: así como el cuerpo se separa del sentido durante un desmayo, aunque tenga al alma dentro de sí, no tiene otra ventaja sobre los muertos y enterrados excepto ésta, que el cuerpo enterrado espera que Dios lo resucite, mientras que el inconsciente espera que el sentido regrese. Mirad, entonces, la vida presente que es muerte, al no tener percepción de Dios.



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Los que crean en mi no morirán eternamente, ya que a través de mi palabra ellos percibirán a Dios dentro de ellos, y por lo tanto lograrán su salvación. ¿Qué es la muerte sino un acto que la naturaleza hace por orden de Dios? Tal como sería si uno tuviera un pájaro amarrado, y detuviera la cuerda con la mano; cuando la cabeza desea que el pájaro se escape volando, ¿qué hace? Ciertamente que naturalmente le ordena a la mano que el pájaro se escape volando, ¿qué hace? Ciertamente que naturalmente le ordena a la mano que se abra; y así de inmediato el ave se escapa volando. "Nuestra alma>>, como dijo el profeta David, "es como una golondrina liberada de la trampa del cazador", cuando el hombre vive bajo la protección de Dios. Y nuestra vida es como una cuerda con la que la naturaleza detiene al alma atada al cuerpo y el sentido del hombre. Por lo tanto cuando Dios desea, y ordena a la naturaleza que abra, la vida se rompe y el alma se escapa a las manos de los ángeles a quienes Dios ordenó que reciban las almas.



Que, entonces, los amigos no lloren cuando su amigo muere; ya que Dios así lo ha querido. Pero que él llore sin cesar cuando él peque, porque así el alma muere, ya que se separa de Dios, la verdadera Vida. Si el cuerpo es horrible sin su unión con el alma, mucho más terrible es el alma sin la unión con Dios, el Cual con Su Gracia y Misericordia la embellece y vivifica.



Y habiendo dicho esto Jesús dio gracias a Dios; y entonces Lázaro dijo: Señor, esta casa pertenece a Dios mi Creador, con todo lo que El me ha dado en custodia, para el servicio de los pobres. Por lo tanto, ya que tú eres pobre, y tienes un gran número de discípulos, ven tú a vivir aquí cuando de plazca, y tanto como te plazca, ya que el siervo de Dios te servirá y administrará tanto como se necesite, por amor a Dios.



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Jesús se alegró cuando oyó esto, y dijo: ¡Vé ahora qué buena cosa es morir! Lázaro ha muerto una vez solamente, y ha aprendido tal doctrina como no es conocida a los hombres más sabios del mundo que han crecido entre libros. Dios quiera que todo hombre muriera una vez solamente y regresase al mundo, como Lázaro, para que los hombres pudieran aprender a vivir.



Juan contestó: Oh maestro, ¿me está permitido decir una palabra? Di mil palabras, respondió Jesús, porque tal como un hombre está obligado a dispensar sus bienes en el servicio de Dios, asimismo está él obligado a dispensar doctrina; y mucho más está él obligado a hacerlo si la palabra tiene poder para mover una alma a la penitencia, mientras que los bienes no pueden devolver la vida a los muertos. Así que es un asesino el que tiene poder para ayudar a un pobre y, como él no lo ayuda, el pobre muere de hambre; pero más grave asesino es el que por medio de la Palabra de Dios podía haber convertido al pecador al arrepentimiento, y no lo convierte, sino que se queda, como dice Dios, "como un perro mudo". Contra éstos dice Dios: "El alma del pecador que perece porque tú ocultaste Mi Palabra, Yo la requerir? de tus manos, oh siervo infiel". ¿En qué condición, entonces, están ahora los escribas y fariseos que tienen la llave y no quieren entrar, sino que impiden el paso a todos los que quisieran entrar a la vida eterna?.



Tú me pides, oh Juan, permiso para decir una palabra, habiendo escuchado 100,000 palabras mías. En verdad te digo, yo estoy obligado a escucharte 10 veces por cada una que tú me hayas escuchado. Y el que no escuche a otro, cada vez que él hable él pecará; ya que nosotros deberíamos hacer a los demás lo que nosotros quisiéramos para nosotros mismos, y no a los otros lo que a nosotros no nos gustaría recibir.



Entonces dijo Juan: Oh maestro, ¿por qué no ha concedido Dios esto a los hombres, que ellos mueran una vez y regresen como Lázaro ha hecho, para que ellos puedan aprender a conocerse a si mismos y a su Creador?.



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Jesús respondió: Dime, Juan; hubo un dueño de una casa que le dio una hacha perfecta a uno de sus sirvientes para que derribara el bosque que obstruía la vista de su casa. Pero el trabajador olvidó el hacha, y dijo: "Si el amo me diera una hacha vieja yo cortaría fácilmente la madera". Dime, Juan, ¿qué dijo el amo? Seguramente que él se enojó, y tomó el hacha vieja y lo golpeó en la cabeza, diciendo: "¡Tonto y estúpido! Te di una hacha con la cual pudiste haber derribado el bosque sin cansancio, ¿buscas tú esta hacha, con la cual uno debe trabajar con gran esfuerzo, y todo lo que se corta se desperdicia y no sirve para nada? Yo quiero que cortes el bosque de manera tal que el trabajo sea bueno". ¿Es eso cierto?.



Juan respondió: Es ciertísimo. Entonces dijo Jesús: Dijo Dios: "Como que Yo vivo eternamente, Yo he dado una buena hacha a cada hombre, la cual es la visión del entierro de un muerto. El que cuide bienes esta hacha elimina el bosque del pecado de su corazón sin dolor; por lo tanto ellos reciben Mi Gracia y Misericordia; dándoles el mérito de la vida eterna por sus buenas obras. Pero el que olvida que él es mortal, aunque una vez tras otra vé morir a otros, y dice: 'Si yo viera la otra vida, yo haría buenas obras', Mi ira caerá sobre él, y así lo afligiré con muerte tal que él nunca recibirá bien alguno". Oh Juan, dijo Jesús, ¡cuán grande es la ventaja del que de la caída de los demás aprende a pararse sobre sus pies!.



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Entonces dijo Lázaro: Maestro, verdaderamente te digo, que yo no puedo concebir la pena que merece el que una vez tras otra vé al muerto siendo llevado a la tumba y no tiene a Dios nuestro Creador. Ese, por las cosas de este mundo, las cuales él debería abandonar por entero, ofende a su Creador Quien lo da todo. Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros me llamáis Maestro, y hacéis bien, ya que Dios os enseña a través de mi boca. Pero ¿cómo llamaréis a Lázaro? En verdad él es aquí maestro de todos los maestros que enseñan doctrina en este mundo. Yo ciertamente os he enseñado cómo deberíais vivir bien, pero Lázaro os enseñará cómo morir bien. Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, él ha recibido el don de la profecía; por lo tanto escuchad a sus palabras, las cuales son las verdad. Y tanto más deberíais escucharlo, como que vivir bien es vano si uno muere malamente.



Dijo Lázaro: Oh maestro, te agradezco que hagas que la verdad sea apreciada, por lo tanto Dios te dará gran mérito. Entonces dijo el que escribe: Oh maestro, ¿cómo había Lázaro diciendo la verdad al decirte "Tú tendrás mérito, si tu dijiste a Nicodemo que el hombre no merece nada sino castigo? ¿Serás tú, según eso, castigado por Dios?. Jesús contestó: Dios quiera que yo reciba el castigo de Dios en este mundo, ya que yo no lo he servido tan fielmente como yo estaba obligado a hacer. Pero Dios me ha amado tanto, por Su Misericordia, que todo castigo me es retirado, tanto que yo sólo seré atormentado en otra persona. Porque el castigo era adecuado para mi, ya que los hombres me han llamado Dios; pero como yo he confesado, no sólo que yo no soy Dios, como es la verdad, sino que también he confesado que yo no soy el Mesías, por lo tanto Dios ha alejado de mi el castigo, y hará que un malvado lo sufra en mi nombre, así que la vergüenza será sólo mía. Así que yo te digo, oh Bernabé, que cuando un hombre habla de lo que Dios le dará a su prójimo, que diga que su prójimo lo amerita; pero que se fije que, cuando él hable de lo que Dios le dará a él mismo, que no diga: "Dios me dará". Y que se fije de no decir: "Yo merezco", ya que Dios se complace en otorgar Su Misericordia a Sus siervos cuando ellos confiesan que emeritarán el infierno por sus pecados.



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Dios es tan Rico en Misericordia que, así como el agua de mil mares, si hubiera tantos, no podría apagar una chispa de las llamas del infierno, sin embargo una sola lágrima de uno que se lamenta por haber ofendido a Dios apaga el infierno entero, por la gran misericordia con que Dios lo socorre. Dios, por lo tanto, para confundir a Satanás y para manifestar Su propia Generosidad, quiere llamar mérito en presencia de Su Misericordia cada buena obra de Su siervo fiel, y quiere que él hable así de su prójimo. Pero de sí mismo un hombre debe cuidarse de decir: "Yo tengo mérito"; ya que él sería condenado.



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Jesús entonces se volvió hacia Lázaro, y dijo: Hermano, es necesario que permanezca sólo un tiempo corto en el mundo, por lo tanto cuando yo esté cerca de tu casa yo no iré nunca a otro lugar, ya que tú me atenderás, no por amor a mi, sino por amor a Dios.



Estaba cerca la Pascua de los judíos; así que Jesús dijo a sus discípulos: Vayamos a Jerusalén a comer el cordero pascual. Y él envió a Pedro y Juan a la ciudad, diciendo: Vosotros hallaréis una hembra de asno con un pollino cerca de la puerta de la ciudad: soltádla y traédla aquí; porque es necesario que yo entre montado a Jerusalén. Y si alguien os pregunta diciendo: "¿Para qué el soltáis?", decidles: "El maestro tiene necesidad de ella", y ellos os permitirán traerla aquí.



Los discípulos fueron, y encontraron todo lo que Jesús les había dicho, y entonces trajeron a la burra y el pollino. Los discípulos entonces pusieron sus mantos sobre el pollino, y Jesús se montó sobre él. Y sucedió que, cuando los hombres de Jerusalén oyeron que Jesús de Nazaret venía, los hombres salieron con sus hijos ansiosos por ver a Jesús, llevando en las manos ramas de palmera y olivo, cantando: ¡Bendito sea le que viene a nosotros en el nombre de Dios! ¡Hossana, hijo de David!. Habiendo entrado Jesús a la ciudad, los hombres extendían sus túnicas bajo las patas del asno, cantando: ¡Bendito sea el que viene a nosotros en el nombre de Dios! ¡Hossana, hijo de David!.



Los fariseos reprocharon a Jesús, diciendo: ¿No vés lo que éstos dicen? ¡Haz que se callen!. Entonces dijo Jesús: Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, si los hombres se callaran; las piedras gritarían contra la infidelidad de los malvados pecadores. Y cuando Jesús hubo dicho esto todas las piedras de Jerusalén gritaron con gran ruido: ¡Bendito sea el que viene a nosotros en el nombre del Señor Dios!. No obstante, los fariseos permanecieron aún incrédulos y, habiéndose reunido, se aconsejaron para atraparlo en sus palabras.



201



Habiendo entrado Jesús al Templo, los escribas y fariseos trajeron ante él a una mujer acusada de adulterio. Ellos se decían entre ellos: Si él la salva, es contrario a la ley de Moisés, y así lo tendremos como culpable, y si él condena, es contrario a su propia doctrina, ya que él predica misericordia. Así que ellos vinieron a Jesús y dijeron: Maestro, hemos hallado a esta mujer en adulterio. Moisés ordenó que debería ser apedreada. ¿Qué dices Tú?. Entonces Jesús se inclinó y arrodilló y con su dedo hizo un espejo en el cual cada uno veía sus propias iniquidades. Como ellos todavía insistían en la respuesta, Jesús se levantó y, apuntando al espejo con su dedo, dijo: Aquél de vosotros que esté libre de pecado, que sea el primero en apedrearla Y otra vez él se hincó, formando el espejo. Los hombres, al ver esto, salieron uno por uno, empezando por el más anciano, ya que ellos se avergonzaron al ver sus abominaciones.



Habiéndose levantado Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, dijo: Mujer, ¿dónde están los que te condenaban?. La mujer contestó: Señor, ellos se han ido, y si tú me perdonas, como que Dios vive, yo ya no pecaré. Entonces dijo Jesús: ¡Bendito sea Dios! Vete en paz y no peques más, ya que Dios no me envió a condenarte.



Entonces, estando reunidos los escribas y fariseos, Jesús les dijo: Decidme: si uno de vosotros tuviera cien ovejas, y perdiera una de ellas, ¿no iríais vosotros a buscarla, dejando a las 99? Y cuando él las encontrase, ¿no la podríais sobre vuestros hombros y, habiendo convocado a vuestros vecinos, les diríais: "Alegráos conmigo, porque he encontrado la oveja que yo había perdido"? Seguramente que lo haríais.



Ahora decidme, ¿amará menos nuestro Dios al hombre, para quien él hizo el mundo? Como que Dios vive, asimismo hay alegría por un pecador que se arrepiente; ya que los pecadores dan a conocer la misericordia de Dios.



202



Decidme, ¿por quién es más amado el médico: por los que nunca han tenido ninguna enfermedad, o por aquéllos a quienes el médico ha curado de graves enfermedades?. Le dijeron los fariseos: ¿Y cómo va a amar al médico el que está sano? Seguramente él lo amará sólo porque no está enfermo; y no habiendo tenido conocimiento de la enfermedad él sólo amará poco al médico. Entonces con vehemencia de espíritu habló Jesús, diciendo: Como que Dios vive, vuestras propias lenguas condenan vuestra soberbia, tanto como que nuestro Dios es amado más por el pecador que se arrepiente, que por los justos. Porque el justo no tiene conocimiento de la Misericordia de Dios. Así que hay más regocijo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente que por 99 personas rectas.



¿Dónde están los justos en nuestro tiempo? Como que Dios vive, grande es el número de los injustos, siendo su condición como la de Satanás. Los escribas y fariseos contestaron: Nosotros somos pecadores, así que Dios tendrá misericordia de nosotros. Y esto lo decían para tentarlo; ya que los escribas y fariseos consideraban el mayor insulto el ser llamados pecadores. Entonces dijo Jesús: Me temo que seáis justos injustos. Porque si habéis pecado y negáis vuestro pecado, llamándoos justos a vosotros mismos, vosotros sois injustos; y si en vuestro corazón os consideráis justos a vosotros mismos, y con vuestra lengua decís que sois pecadores, entonces vosotros sois doblemente justos injustos.



Entonces los escribas y fariseos al oír esto se confundieron y partieron, dejando a Jesús con sus discípulos en paz, y ellos fueron a casa de Simón el leproso, cuya lepra había limpiado y curado Jesús. Los ciudadanos habían reunido a los enfermos en casa de Simón y le rogaron a Jesús que sanase a los enfermos.



Entonces Jesús, sabiendo que su hora estaba cercana, dijo: Llamad a los enfermos, tantos como haya, porque Dios es Poderoso y Misericordioso para curarlos. Ellos respondieron: No sabemos que haya más enfermos en Jerusalén. Jesús respondió llorando: ¡Oh Jerusalén, oh Israel, lloro por ti, porque tú no conoces a tu visitante! ¡Porque yo hubiera querido reunirte al amor de Dios tu Creador, como una gallina reúne a sus pollitos bajos sus alas, pero tú no quieres!. Así que Dios te dice esto:



203



"Oh ciudad, de corazón duro y perversa de mente, Yo te he enviado a Mi siervo, con el fin de que él convierta a la verdad de tu corazón, y que arrepientas; pero tú, oh ciudad de confusión, has olvidado todo lo que Yo hice a Egipto y al Faraón por amor a ti, oh Israel. Muchas veces lloraste tú a Mi siervo para que él curase tu cuerpo de enfermedad, pero tú trataste de matar a Mi siervo porque él quería curar tu alma de pecado. ¿Quedarás tú sola, entonces, sin ser castigada por Mi? ¿Vivirás tú, entonces, eternamente? ¿Y te librará de Mis Manos tu soberbia? Seguro que no. Porque Yo traeré príncipes con un ejército contra ti, y ellos te rodearán con fuerza, y de tal manera Yo te entregaré en manos de ellos que tu soberbia caerá al infierno.



Yo no perdonaré a los ancianos ni a las viudas, Yo no perdonaré a los niños, sino que Yo os entregaré a todos al hambre, la espada, y la vergüenza: y el Templo, donde Yo he mirado con misericordia, lo desolaré Yo junto con la ciudad, tanto que vosotros seréis sólo una fábula, una ilusión y un proverbio entre las naciones. Así se está juntando Mi ira sobre ti, y Mi indignación no duerme".



204



Habiendo dicho esto, Jesús dijo otra vez: ¿No sabéis que hay otros enfermos? Como que Dios vive, hay más pocos en Jerusalén que tienen sus almas sanas que los que están enfermos en sus cuerpos. Y para que conozcáis la verdad, yo os digo, ¡oh enfermos, en el nombre de Dios, que la enfermedad os deje!. Y cuando él hubo dicho esto, ellos fueron curados inmediatamente.



Los hombres lloraron cuando oyeron acerca de la Ira de Dios sobre Jerusalén, y rogaron pidiendo misericordia, y entonces Jesús dijo: Dice Dios: "Si Jerusalén llora pro sus pecados y hace penitencia, caminando en Mis Caminos. Yo nunca más recordaré sus iniquidades, Yo no le haré nada del daño que he dicho. Pero Jerusalén llora por su ruina y no por haberme deshonrado, por lo que ella ha blasfemado Mi nombre entre las naciones. Por lo tanto es MI Furia encendida mucho más. Como que Yo vivo eternamente, si Job, Abraham, Samuel, David y Daniel, Mis siervos, con Moisés, rogasen por esta gente, Mi Ira sobre Jerusalén no sería aplacada". Y habiendo dicho esto, Jesús se retiró entrando a la casa, mientras que todos se quedaron atemorizados.



205



Mientras que Jesús cenaba con sus discípulos en la casa de Simón el leproso, he aquí que María la hermana de Lázaro entró a la casa y, habiendo roto el sello de un recipiente, vertió perfume sobre la cabeza y ropas de Jesús. Al ver esto, Judas el traidor quiso impedir a María que hiciese tal cosa, diciendo: ve y vende el perfume y Tráeme el dinero para que yo pueda darlo a los pobres?. Dijo Jesús: Por qué le impides que lo haga? Déjala en paz, porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no tendréis siempre.



Judas contestó: Oh maestro, este perfume podría haber sido vendido por 300 monedas; mira entonces cuántas gentes pobres podrían haber ayudado. Jesús respondió: Oh Judas, yo conozco tu corazón: ten paciencia por lo tanto, y yo te daré todo.Todos comían con temor, y los discípulos estaban afligidos, porque ellos supieron que Jesús debería partir pronto de ellos. Pero Judas estaba indignado porque él sabía que estaba perdiendo 30 monedas por el perfume no vendido, ya que él robaba la décima parte de todo lo que le daban a Jesús.



El fue a encontrarse con el Sumo sacerdote, quien estaba reunido con un gran número de sacerdotes, escribas y fariseos: a quienes Judas habló, diciendo: Qué me daréis, si yo entrego en vuestras manos a Jesús, el que quiere hacerse rey de Israel?. Ellos contestaron: Cómo lo vas a entregar en nuestras manos?. Dijo Judas: Cuando yo sepa que él sale de la ciudad a rezar os lo diré, y os conduciré al lugar donde él se encuentre; ya que aprehenderlo en la ciudad sería imposible sin disturbios.El sumo sacerdote respondió: Si tú lo entregas en nuestras manos, nosotros te daremos 30 monedas de oro, y tú verás qué bien te trataremos.



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Cuando el día llegó, Jesús subió al templo con una gran multitud de gente. Entonces el sumo sacerdote se acercó a él, diciendo: Dime, oh Jesús, has olvidado todo lo que confesaste de que tú no eres Dios, ni hijo de Dios, ni siquiera el Mesías?. Jesús respondió: Claro que no, yo no lo he olvidado; porque ésta es mi confesión la cual diré ante el juicio de Dios en el día del juicio. Porque todo lo que está escrito en el libro de Moisés es ciertísimo, tanto que como solo Dios nuestro Creador es Dios, y yo soy el siervo de Dios y deseo servir al mensajero de Dios a quien vosotros llamáis Mesías.



Dijo el sumo sacerdote: Entonces por qué vienes al templo con una multitud tan grande?, buscas, acaso, hacerte rey de Israel? ten cuidado, o de lo contrario algún peligro podría caerte. Jesús contestó: Si yo buscara mi propia gloria y deseara mi porción en este mundo, yo no habría huido cuando la gente de Naím quería hacerme rey. Créeme, verdaderamente, que yo no busco nada en este mundo.



Entonces dijo el sumo sacerdote: Queremos saber alguna cosa acerca del Mesías. Y entonces los sacerdotes, escribas y fariseos hicieron un círculo alrededor de Jesús, Jesús contestó: Cuál es esa cosa que tú quieres saber acerca del Mesías? es acaso la mentira? ten por seguro que yo no te diré la mentira. Pues si yo hubiese dicho la mentira yo hubiera sido adorado por ti, y por los escribas y fariseos con todo Israel: pero como yo os digo la verdad vosotros me odiáis y tratáis de matarme.



Dijo el sumo sacerdote: Ahora sabemos que tienes el diablo en tu espalda; porque tú eres un samaritano, y no tienes respeto al sacerdote de Dios.



207



Jesús respondió: Como que Dios vive, yo no tengo al diablo en mi espalda, sino que yo busco expulsar al demonio. Así que, por esta causa el demonio agita al mundo contra mí, porque yo no soy de este mundo, sino que busco que Dios sea glorificado,Quien me envío al mundo. Por lo tanto oídme, y os diré quien tiene al demonio en su espalda. Como que Dios vive, ante cuya presencia comparece mi alma, el que trabaja según la voluntad del demonio, él tiene al demonio en su espalda, el cual le ha puesto las riendas de su voluntad y lo cabalga a su gusto, haciéndolo correr hacia toda inequidad.



Así como una ropa cambia de nombre cuando cambia de propietario , aunque todo es la misma tela; así también los hombres, aunque ellos sean de un material, son diferentes por razón de las obras que actúan en el hombre. Si yo he pecado, por qué no me reprendéis como a un hermano, en lugar de odiarme como a un enemigo? en verdad los miembros de un cuerpo se ayudan unos con otros cuando están unidos con la cabeza, y los que son cortados de la cabeza no pueden dar socorro. Porque las manos de un cuerpo no sienten el dolor de los pies de otro cuerpo, sino al de cuerpo al que están unidas. Como que Dios vive, ante cuya Presencia comparece mi alma, el que teme y ama a Dios su Creador tiene el sentimiento de misericordia sobre aquellos sobre quienes Dios su cabeza, tienen misericordia; y ya que Dios no desea la muerte del pecador, sino que espera que cada uno se arrepienta, si vosotros fueseis de ese cuerpo al que yo estoy incorporado, como que Dios vive, vosotros me ayudaríais a actuar según mi cabeza.