Tengo la cabeza muy rellena y estoy terriblemente nerviosa. Algo hay ahí dentro, en la mollera que quiere salir y, por lo que sea, no puede. Es que se me han mezclado las lecturas y no sé poner un orden lógico entre ellas y, si no las ordeno, corro el peligro de perder el rumbo, porque yo iba derechita, sin meterme con nadie, con mi Gnosis y mis apócrifos y, cuando ya iba yo entendiendo el asunto, o sea, ya estaba yo viendo cómo se habían desarrollado los hechos y cómo habíamos llegado a este desastre que nos ha tocado vivir. Incluso me parece que entendía el principio del mal y cómo este mundo no era otra cosa que un campo de batalla que viene de tiempos no sólo inmemorables, sino antes de que algo fuera. Y ya tenía yo en mi cabeza una especie de esquema para un trabajo de síntesis de todo lo que llevo leído, antes de que se me convierta todo en ruido cerebral o mi mente se las pire y no le dé la gana volver.
El apócrifo de Juan, es muy clarito sobre cómo la creación iba viento en popa, con sus eones para cada una de las potencialidades que el Babelo del creador (la parte femenina) iba colocando para que cada una se desarrollara hasta alcanzar todo el explendor del que fueran capaces. Ese es el primer círculo creado y todos los seres eran Autogenes (poseían dos principios : femenino y masculino) que no es lo mismo que "hermafroditas". El hermafroditismo es propio de la materia y allí no hay materia. Simplemente surgen otros espíritus como síntesis de los dos principios y surgen igualmente Autogenes. El proceso de inseminación, concepción, parto, todo eso pertenece a la materia.
Está en la misma línea que la Biblia Kolbrin, con cuya publicación empecé el blog. Pero en ella, aunque la narración habla de lo mismo, los conceptos son más difíciles de comprender, aunque la primera línea ya te advierte de que un conocimiento finito no puede comprender lo infinito, aunque puede intentarlo y reflejarlo por analogía a través de un lenguaje lo más aproximado posible, pero que no alcanza a expresar la realidad que está más allá de nosotros. Lo que queda muy claro es confesión del mismo Dios, cuando rechaza toda clase de sacrificios y humillación. No le agradan las matanzas de animales que se hacen en su nombre, no le agrada que el hombre se humille ante él, quiere ser amado por lo que es: El Dios de Dioses, el Creador de nuestro espiritu que recibe con gran alegría a todo el que llega de vuelta a casa.
O sea, que estamos aquí para recordar y para volver al Origen de dónde nunca tuvimos que salir. No pertenecemos a este mundo. No lo olvidemos.
Vale la pena resaltar el hecho de que en la Gnosis primordial, en aquel universo sin tiempo ni espacio, aunque no estático, regía y ordenaba la parte femenina. Y, en realidad, salvando todas las distancias, creo que la mujer sigue mandando en el mundo más inmediato, en el ámbito de la familia y la casa (excepto los casos en que se deja anular o ha sido anulada durante tanto tiempo que se le ha olvidado de sus poderes). Y había paz, felicidad, amor y alegría. ¿Por qué lo sé? Porque yo estaba ya allí y tú y tú y tú también.
Apareció el loco Demiurgo, por la matedura de pata de una parte femenina que tuvo un hijo juntándose con quién no le pertenecía y surgió un monstruo, un espíritu al que su madre trataba de ayudar, aumentando así su ego, porque él pensaba que lo que estaba haciendo era por sus poderes, cuando, en realidad, no tenía ninguno. En fin, que se armó el cirio. Creó (bueno, su madre por detrás) a los siete Arcontes y cada uno de éstos creó tres ángeles a sus órdenes. Si nos damos cuenta, reparamos en que siete son los días de la semana, y los veintiún ángeles, más sus siete señores, suman 28, el período de la Luna. Si luego nos relatan uno por uno todos los ángeles que el manazas necesitó para crear un muñeco de barro y el número de diosecillos son 365, pues la cosa intriga un poco. Pero lo de los números se lo vamos a dejar a los de la Cábala, porque nosotros sólo tenemos una vida por ahora para hacer algo.
Montalk en la Realidad Robada nos advierte de que somos energía y que si no andamos listos, hay mucho listo que nos la quieren robar y a base de acumulación de energía robada se van formando primero sombras fantasmales que se harán materiales conforme vayan acumulando energía que soltamos en muchos momentos de nuestra vida, sobre todo les gusta la energía negativa, serán hijos de p.
Vale, admitimos pulpo como animal de compañía y nos declaramos espíritus o almas, según lo complicado o sencillo que nos lo pongan. Lo que importa es que no somos trozos de carne con ojos (aunque algunos ejemplares nos inducen a pensarlo, pero no, ellos también tienen alma().
Bueno y, ahora, ¿cómo volvemos? Primero procurando cambiar la energía negativa en positiva. En la Realidad Robada, Montalk nos propone una forma, los gnósticos cristianos otro, enredado con un montón de conceptos teológicos que son más difícil de entender que el Big Bang. A mí no me convencen las soluciones cristianas, ni ninguna que venga de una religión establecida que lo único que han hecho ha sido predicar conformidad, humildad, penitencias y todas esas cosas que todos sabemos y que a mí siempre me han resbalado porque yo vine al mundo con un gen específico que me traje o que se enganchó en un descuido y era "Dios existe" y además el alma envuelta en una especie de plexiglás que hacía que las ideas me resbalaran. Bueno, esto ya os lo he contado.
El caso es que los escritos ocultados a lo largo de toda la historia de la humanidad son tantos, tantos, que si nos dedicamos a leerlos todos, no tendremos tiempo de hacer lo que tenemos que hacer : encontrar el camino para volver. Y aquí, hay que considerar que algún ángel le sopló al oído a Juan Antonio que nos hablara del libro que tenemos entre manos. Porque tiene dos ventajas, según mi punto de vista. Primera, es claro y no se pierde en ontologías ni teologías, porque lo que quiere decirnos es lo principal: el orden que hay que seguir en nuestra realización como personas que somos. No es un libro gnóstico, aunque tiene sus fundamentos filosóficos y teológicos, pero es un buen libro para ponerlo en práctica. Y, además, te encuentras de pronto con cosas que te han venido ocurriendo durante toda tu vida sin saber ni cómo llamarlas, ni cómo expresarla, o quizá te avergonzabas de ellas. Pues este libro te va a tranquilizar. Y otra ventaja que le encuentro es que no es necesario creer en Dios para que sus análisis sean válidos y propone soluciones; bastante utópicos en lo que se refiere a la humanidad entera, pero posible en grupos más o menos grandes.
Aunque no es un manual de instrucciones para montar una mesa. Es un camino arduo y difícil que si te atreves a empezar, debes continuar hasta el final. ¿os acordáis de mi pie entre aquel plasma vibratorio que parecía un espejo y el susto que me dí? Pues hay que estar atento. Sólo tienes que pensar que quieres hacerlo, decir que quieres hacerlo y hacerlo, o sea, cada flechazo que te venga aguántalo valientemente y analízalo hasta el fondo.
He conocido a mucha gente que, cuando empezaron a llegar prácticas de meditación orientales, se apuntaban en masa y, oye qué cosa, todos se encontraban a sí mismos y estaban en paz. Y, te decían que se habían encontrado como si hubieran encontrado el tesoro de Salomón. A mí todos esto de ir en grupo a encontrarme a mí, siempre me pareció una tontería. Si me quiero encontrar a mí, me basto y me sobro. Y, doy fe de que no es nada alegre descubrir, por ejemplo que te has estado engañando toda tu vida en algo importante. Y se te cae el mundo encima y, desde luego, te puede dar de todo, menos ganas de reir.
Por eso necesitaba escribir hoy, porque sólo he recibido tres fogonazos, pero tan duros y crueles que, joder, me lo podían haber dicho con diplomacia, digo yo. Las cosas, primero se insinúan y luego, poco a poco, se dicen. Pero no así, que voy por el campo con mi perro mirando las nubes y, de pronto,.... ¡cataplún! "baja de la nube", fogonazo y adiós. Y ahora mismo me echo a reir porque me ha venido una idea a la cabeza "contigo no vale la diplomacia, que te escapas" No está mal ponerse a meditar todos los días, pero hay que estar atentos porque mis fogonazos llegan cuando les da la gana. Y además, hay que interpretarlos. El último ha sido: "lo que DESEAS, dalo". Hala, jódete y baila.
El apócrifo de Juan, es muy clarito sobre cómo la creación iba viento en popa, con sus eones para cada una de las potencialidades que el Babelo del creador (la parte femenina) iba colocando para que cada una se desarrollara hasta alcanzar todo el explendor del que fueran capaces. Ese es el primer círculo creado y todos los seres eran Autogenes (poseían dos principios : femenino y masculino) que no es lo mismo que "hermafroditas". El hermafroditismo es propio de la materia y allí no hay materia. Simplemente surgen otros espíritus como síntesis de los dos principios y surgen igualmente Autogenes. El proceso de inseminación, concepción, parto, todo eso pertenece a la materia.
Está en la misma línea que la Biblia Kolbrin, con cuya publicación empecé el blog. Pero en ella, aunque la narración habla de lo mismo, los conceptos son más difíciles de comprender, aunque la primera línea ya te advierte de que un conocimiento finito no puede comprender lo infinito, aunque puede intentarlo y reflejarlo por analogía a través de un lenguaje lo más aproximado posible, pero que no alcanza a expresar la realidad que está más allá de nosotros. Lo que queda muy claro es confesión del mismo Dios, cuando rechaza toda clase de sacrificios y humillación. No le agradan las matanzas de animales que se hacen en su nombre, no le agrada que el hombre se humille ante él, quiere ser amado por lo que es: El Dios de Dioses, el Creador de nuestro espiritu que recibe con gran alegría a todo el que llega de vuelta a casa.
O sea, que estamos aquí para recordar y para volver al Origen de dónde nunca tuvimos que salir. No pertenecemos a este mundo. No lo olvidemos.
Vale la pena resaltar el hecho de que en la Gnosis primordial, en aquel universo sin tiempo ni espacio, aunque no estático, regía y ordenaba la parte femenina. Y, en realidad, salvando todas las distancias, creo que la mujer sigue mandando en el mundo más inmediato, en el ámbito de la familia y la casa (excepto los casos en que se deja anular o ha sido anulada durante tanto tiempo que se le ha olvidado de sus poderes). Y había paz, felicidad, amor y alegría. ¿Por qué lo sé? Porque yo estaba ya allí y tú y tú y tú también.
Apareció el loco Demiurgo, por la matedura de pata de una parte femenina que tuvo un hijo juntándose con quién no le pertenecía y surgió un monstruo, un espíritu al que su madre trataba de ayudar, aumentando así su ego, porque él pensaba que lo que estaba haciendo era por sus poderes, cuando, en realidad, no tenía ninguno. En fin, que se armó el cirio. Creó (bueno, su madre por detrás) a los siete Arcontes y cada uno de éstos creó tres ángeles a sus órdenes. Si nos damos cuenta, reparamos en que siete son los días de la semana, y los veintiún ángeles, más sus siete señores, suman 28, el período de la Luna. Si luego nos relatan uno por uno todos los ángeles que el manazas necesitó para crear un muñeco de barro y el número de diosecillos son 365, pues la cosa intriga un poco. Pero lo de los números se lo vamos a dejar a los de la Cábala, porque nosotros sólo tenemos una vida por ahora para hacer algo.
Montalk en la Realidad Robada nos advierte de que somos energía y que si no andamos listos, hay mucho listo que nos la quieren robar y a base de acumulación de energía robada se van formando primero sombras fantasmales que se harán materiales conforme vayan acumulando energía que soltamos en muchos momentos de nuestra vida, sobre todo les gusta la energía negativa, serán hijos de p.
Vale, admitimos pulpo como animal de compañía y nos declaramos espíritus o almas, según lo complicado o sencillo que nos lo pongan. Lo que importa es que no somos trozos de carne con ojos (aunque algunos ejemplares nos inducen a pensarlo, pero no, ellos también tienen alma().
Bueno y, ahora, ¿cómo volvemos? Primero procurando cambiar la energía negativa en positiva. En la Realidad Robada, Montalk nos propone una forma, los gnósticos cristianos otro, enredado con un montón de conceptos teológicos que son más difícil de entender que el Big Bang. A mí no me convencen las soluciones cristianas, ni ninguna que venga de una religión establecida que lo único que han hecho ha sido predicar conformidad, humildad, penitencias y todas esas cosas que todos sabemos y que a mí siempre me han resbalado porque yo vine al mundo con un gen específico que me traje o que se enganchó en un descuido y era "Dios existe" y además el alma envuelta en una especie de plexiglás que hacía que las ideas me resbalaran. Bueno, esto ya os lo he contado.
El caso es que los escritos ocultados a lo largo de toda la historia de la humanidad son tantos, tantos, que si nos dedicamos a leerlos todos, no tendremos tiempo de hacer lo que tenemos que hacer : encontrar el camino para volver. Y aquí, hay que considerar que algún ángel le sopló al oído a Juan Antonio que nos hablara del libro que tenemos entre manos. Porque tiene dos ventajas, según mi punto de vista. Primera, es claro y no se pierde en ontologías ni teologías, porque lo que quiere decirnos es lo principal: el orden que hay que seguir en nuestra realización como personas que somos. No es un libro gnóstico, aunque tiene sus fundamentos filosóficos y teológicos, pero es un buen libro para ponerlo en práctica. Y, además, te encuentras de pronto con cosas que te han venido ocurriendo durante toda tu vida sin saber ni cómo llamarlas, ni cómo expresarla, o quizá te avergonzabas de ellas. Pues este libro te va a tranquilizar. Y otra ventaja que le encuentro es que no es necesario creer en Dios para que sus análisis sean válidos y propone soluciones; bastante utópicos en lo que se refiere a la humanidad entera, pero posible en grupos más o menos grandes.
Aunque no es un manual de instrucciones para montar una mesa. Es un camino arduo y difícil que si te atreves a empezar, debes continuar hasta el final. ¿os acordáis de mi pie entre aquel plasma vibratorio que parecía un espejo y el susto que me dí? Pues hay que estar atento. Sólo tienes que pensar que quieres hacerlo, decir que quieres hacerlo y hacerlo, o sea, cada flechazo que te venga aguántalo valientemente y analízalo hasta el fondo.
He conocido a mucha gente que, cuando empezaron a llegar prácticas de meditación orientales, se apuntaban en masa y, oye qué cosa, todos se encontraban a sí mismos y estaban en paz. Y, te decían que se habían encontrado como si hubieran encontrado el tesoro de Salomón. A mí todos esto de ir en grupo a encontrarme a mí, siempre me pareció una tontería. Si me quiero encontrar a mí, me basto y me sobro. Y, doy fe de que no es nada alegre descubrir, por ejemplo que te has estado engañando toda tu vida en algo importante. Y se te cae el mundo encima y, desde luego, te puede dar de todo, menos ganas de reir.
Por eso necesitaba escribir hoy, porque sólo he recibido tres fogonazos, pero tan duros y crueles que, joder, me lo podían haber dicho con diplomacia, digo yo. Las cosas, primero se insinúan y luego, poco a poco, se dicen. Pero no así, que voy por el campo con mi perro mirando las nubes y, de pronto,.... ¡cataplún! "baja de la nube", fogonazo y adiós. Y ahora mismo me echo a reir porque me ha venido una idea a la cabeza "contigo no vale la diplomacia, que te escapas" No está mal ponerse a meditar todos los días, pero hay que estar atentos porque mis fogonazos llegan cuando les da la gana. Y además, hay que interpretarlos. El último ha sido: "lo que DESEAS, dalo". Hala, jódete y baila.
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