30
Jesús fue a Jerusalén, cerca de la Senofegia (Tabernáculos), una fiesta de nuestra nación. Los escribas y fariseos habiendo percibido esto, se aconsejaron para atraparlo en las palabras de él. Entonces, vino a él un doctor, diciendo: Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?.Jesús contestó: ¿Cómo está escrito en la Ley?. El tentador contestó, diciendo: Ama al Señor tu Dios, y a tu prójimo, amarás a Dios sobre todas las cosas, con todo tu corazón y tu mente, y a tu prójimo como a tú mismo.Jesús respondió: Has respondido bien; por lo tanto ve y hazlo así, digo, y tendrás vida eterna. El le dijo: ¿Y quién es mi prójimo?. Jesús respondió: Un hombre bajaba de Jerusalén para ir a Jericó, una ciudad reconstruida bajo una maldición. Este hombres en el camino fue atrapado por ladrones, herido y desvestido; partiendo después ellos, dejándolo medio muerto. Sucedió que allí paso (también) un samaritano, quien, viendo al hombre herido, se movió a compasión, y se apeó de su caballo, y tomó al hombre herido y lavó sus heridas con vino, y las untó con bálsamo, y vendándole las heridas y consolándolo, lo colocó sobre su propio caballo. Entonces habiendo, llegado en la noche a la posada, lo entregó a cargo del posadero. Y cuando se levantó en la mañana, dijo "Cuida de este hombre, y te pagaré de todo". Y habiendo entregado cuatro piezas de oro al enfermo para el posadero, dijo él: "Alegrate, ya que regresaré pronto y te llevaré a mi propia casa.Díme, dijo Jesús, ¿Cuál de estos fue el prójimo? El doctor respondió: El que mostró misericordia. Entonces dijo Jesús: Has respondido correctamente; por lo tanto ve tú y actúa similarmente. El doctor partió confundido.
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Entonces se acercaron a Jesús los sacerdotes, y dijeron: Maestro, ¿es lícito dar tributo al César?. Jesús volteó hacia Judas, le dijo: ¿Tienen algo de dinero?. Y tomando una moneda en su mano, Jesús se volvió hacia los sacerdotes, y les dijo: Esta moneda tiene una imagen; decídme: ¿De quien es esta imagen?. Ellos respondieron: Del César. Dad por lo tanto, dijo Jesús, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Entonces ellos partieron confundidos.Y hé aquí que se acercó un centurión, diciendo: Señor, mi hijo está enfermo; ¡Ten piedad de mi vejez!. Jesús respondió: ¡Que el Señor Dios de Israel tenga misericordia de Ti!. El hombre se iba; y Jesús dijo: Espérame, ya que iré a tu casa, para rezar por tu hijo. El centurión respondió: Señor, yo no soy digno de que tú, un profeta de Dios, vengas a mi casa; es suficiente par a mí la palabra que has dicho para curar a mi hijo; ya que tu Dios te ha hecho señor sobre toda enfermedad, tal como me lo dijo Su ángel en mi señor.Entonces Jesús se maravillo grandemente, y volviéndose hacia la multitud, dijo: Ved a este extranjero, ya que él tiene más fe que todos los que he encontrado en Israel. Y volteando hacia el centurión, dijo: Ve en paz, ya que Dios, por la gran fe que El te ha dado, ha concedido la salud a tu hijo. El centurión se fue, y en el camino se encontró a sus sirvientes, quienes le anunciaron cómo había sido sanado su hijo. El hombre respondió: ¿A qué hora lo dejó la fiebre?. Ellos dijeron: Ayer, a la hora sexta, la calentura lo dejó. El hombre supo que cuando Jesús dijo: El Señor Dios de Israel tenga misericordia de ti, su hijo recibió la salud. Entonces el hombre creyó en nuestro Dios, y habiendo entrado a su casa, rompió en pedazos todos sus ídolos, diciendo: Sólo hay el Dios de Israel, el Dios Verdadero y Vivo. Por lo tanto dijo él: Nadie que no adore al Dios de Israel comerá de mi pan.
32
Un erudito de la Ley invitó a Jesús a cenar, para tentarlo, Jesús llegó allí con sus discípulos, y muchos escribas, para tentarlo, le esperaban en la casa. Entonces, los discípulos se sentaron a la mesa sin lavarse las manos. Los escribas llamaron a Jesús, diciendo: ¿Por qué tus discípulos no observan las tradiciones de nuestros mayores, ya que no se lavan sus manos antes de comer pan?.Jesús contestó: Y yo os pregunto, ¿porqué causa habéis anulado vosotros el precepto de Dios para observar vuestras tradiciones? Vosotros decís a los hijos de padres pobres: "Ofreced y haced votos al templo". Y ellos hacen ofrendas de lo poco que tienen para mantener a sus padres. Y cuando sus padres desean tomar dinero, los hijos gritan: "Este dinero está consagrado a Dios", por lo cual sufren los padres. Oh falsos escribas, hipócritas, ¿usa Dios este dinero? Seguramente no, ya que Dios no come, como dijo El por Su siervo David el profeta: "¿He de comer entonces la carne de toros y beber la sangre de ovejas? Ofrecedme el sacrificio de la alabanza, y ofrecedme vuestros votos; ya que si Yo estuviese hambriento Yo no os pediría nada, viendo que todas las cosas están en Mis manos , y la abundancia del Paraíso está conmigo". ¡Hipócritas!, vosotros hacéis esto para llenad vuestro bolsillo, y por lo tanto vosotros tasáis la ruda y la menta. ¡Oh miserables!, ya que a los demás les mostráis el camino claro, por el cual no iréis.Vosotros, escribas y doctores, imponéis sobre los hombros de los demás cargas de peso insoportable, pero vosotros mismos, mientras tanto, no estáis dispuestos a moverlas con uno de vuestros dedos. En verdad os digo, que todo mal ha entrado al mundo bajo el pretexto de los mayores. Decidme, ¿quién hizo que la idolatría entrara al mundo, si no fue el uso de los mayores? ya que hubo un rey que amaba excesivamente a su padre, cuyo nombre era Baal. Entonces, cuando el padre murió, su hijo para su propio consuelo, mandó hacer una imagen como su padre, y la colocó en la plaza de mercado de la ciudad. E hizo un decreto de que todo el que se acercara a herirlo. De aquí que los malvados, por razón del beneficio que ellos recibían de ello, empezaron a ofrecerle a la estatua rosas y flores, y en poco tiempo las ofrendas fueron dinero y alimentos, tanto que ellos la llamaron dios, para orarlo. Esa cosa de costumbre fue transformada en ley, tanto que ídolo de Baal se extendió por todo el mundo; y cuánto lamenta Dios esto, a través del profeta Isaías, diciendo: "Verdaderamente esta gente me adora en vano, ya que ellos han anulado Mi ley dada a ellos por Mi siervo Moisés, y siguen las tradiciones de sus mayores". Verdaderamente os digo, que lo que compran con las manos sucias no contamina a un hombre, ya que aquello que entra al hombre no contamina al hombre, sino que lo que sale del hombre contamina al hombre.Entonces dijo uno de los escribas: Si comemos puerco, u otras carnes impuras, ¿no contaminarán ella mi conciencia?.Jesús respondió: La desobediencia no entrará en el hombre, sino que saldrá de él, de su corazón; y por lo tanto, él será contaminado cuando coma alimentos prohibidos.Entonces dijo uno de los doctores: Maestro, has hablado mucho contra la idolatría como si el pueblo de Israel tuviese ídolos, y así has sido injusto con nosotros.Jesús contesto: Yo sé bien que en Israel hoy no hay estatuas de madera; pero hay estatuas de carne.Entonces dijeron todos los escribas con ira: ¿Y así somos nosotros idólatras?."Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, y con todo tu corazón, y con toda tu mente". ¿Es esto cierto?. dijo Jesús. Es cierto, respondieron todos.
Ellos dijeron: Si tú no eres el Mesías ni Elías, ni ningún profeta, ¿porque predicas nueva doctrina, y te haces de más importancia que el Mesías?. Jesús respondió: Los milagros que Dios obra por mis manos muestran que yo hablo lo que Dios desea; y que no hago pasar por aquél de quien habláis, ya que yo no soy digno de aflojar las cintas de las sandalias del Mensajero de Dios a quien vosotros llamáis "Mesías", el cual fue hecho antes que yo, y vendrá después de mí, y traerá las palabras de verdad, así que su religión no tendrá fin jamás.
Los levitas y escribas partieron en confusión, y volvieron a contar todo a los jefes de los sacerdotes, quienes dijeron: El tiene el demonio sobre su espalda y éste le cuanta todo.
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Verdaderamente os digo, que los jefes y los ancianos de nuestro pueblo buscan la ocasión contra mí. Entonces dijo Pedro: Entonces ya no vayas a Jerusalén. Por lo tanto Jesús le dijo: Tú eres tonto, y no sabes lo que dices, ya que es necesario que yo sufra muchas persecuciones, porque así sufrieron todos los profetas y los santos de Dios, Pero no temas, pues habrá quienes estén con nosotros y habrán quienes estén contra nosotros. Y habiendo dicho esto, Jesús partió y fue al monte Tabor, y subió allí con Pedro, Santiago y Juan su hermano, con el que esto escribe. Entonces allí brilló una gran luz sobre él, y sus ropas se volvieron blancas como la nieve y su cara resplandecía como el sol, y hé aquí que vinieron a Moisés y a Elías hablando con Jesús acerca de todo lo que debe de suceder a nuestra raza y a la ciudad santa.
Pedro hablo, diciendo: Señor, es bueno estar aquí. Por lo tanto, si tú quieres, haremos aquí tres tiendas, una para ti, una para Moisés y la otra para Elías. Y mientras él hablaba ellos fueron cubiertos por una nube blanca, y ellos oyeron una voz que decía: Mirad a Mi siervo, con quien estoy bien complacido; escuchádlo. Los discípulos se llenaron de temor, y cayeron con sus caras sobre el suelo como muertos. Jesús bajó y levantó a sus discípulos, diciendo: No temáis, ya que Dios os ama, y ha hecho esto para que podáis creer en mis palabras.
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Jesús bajó hacia los ocho discípulos que lo esperaban abajo. Y los cuatro narraron a los ocho todo lo que ellos habían visto; y así partieron ellos ese día expulsando de su corazón toda duda acerca de Jesús, excepto Judas Iscariote, quien no creía. Jesús se sentó al pie de la montaña, y ellos comieron frutas silvestres, ya que no tenían pan. Entonces dijo Andrés: Nos has dicho muchas cosas del Mesías, por lo tanto, dínos, por tu amabilidad, todo claramente. Y en manera similar los otros discípulos le rogaron.
A esto, Jesús dijo: Todo el que trabaja, trabaja por un fin en el que encuentra satisfacción. Así que os digo que Dios, porque verdaderamente es Perfecto, no tiene necesidad de satisfacción, viendo que El tiene satisfacción El mismo. Y así, deseando trabajar, El creó antes que a todas las cosas el alma de Su Mensajero, para quien El determinó crear todo, para que las criaturas encontrasen alegría y bendición en Dios, de donde Su Mensajero debería deleitarse en todas Sus criaturas, las que El asignó para que fuesen sus siervos. ¿Y por qué esto, sino porque El así lo quiso?.
Verdaderamente os digo, que todo profeta cuando ha venido ha traído para una nación sólo la marca de la misericordia de Dios. Y así sus palabras no se extendieron sino a las gentes a quienes ellos fueron enviados. Pero el Mensajero de Dios, cuando él venga, Dios le dará a él como si fuera el sello de Su Mano, tanto que él traerá salvación y misericordia para todas las naciones del mundo que reciban su doctrina. El vendrá con poder contra los infieles, y destruirá la idolatría tanto que el hará que Satanás se confunda; ya que así lo prometió Dios a Abrahán, diciendo: "En verdad, en tu descendencia Yo bendeciré a todas las tribus de la tierra; y como tú has roto los ídolos en pedazos, oh Abrahán,. así lo hará tu descendencia".
Santiago respondió: ¿Oh maestro dínos en quién fue hecha esta promesa, ya que los judíos dicen: "En Isaac", y los ismaelitas dicen: "En Ismael". Jesús respondió: David de quién fue hijo, y de qué linaje?. Santiago respondió: De Isaac; ya que Isaac fue padre de Jacob, y Jacob fue padre de Judá, de cuyo linaje es David .Entonces dijo Jesús: Y el Mensajero de Dios, cuando él venga, ¿de qué linaje será?. Los discípulos contestaron: De David. Entonces dijo Jesús: Os engañaís; ya que David en espíritu lo llamo "señor", diciendo así: "Dios dijo a mi Señor: "Siéntate tú a Mi diestra hasta que Yo haga a tus enemigos que sean el lugar para que descanses tu pie. Dios hará avanzar tu cayado, el cual tendrá señorío en medio de tus enemigos". Si el Mensajero de Dios a quien llamáis Mesías fuera hijo de David, ¿cómo podría David llamarlo "Señor"?. Creédme ya que en verdad os digo que la promesa fue hecha en Ismael no en Isaac".
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Entonces dijeron los discípulos "Oh maestro, está así escrito en el libro de Moisés, que en Isaac fue hecha la promesa." Jesús contestó, con un lamento: "Así está escrito pero Moisés no lo escribió, ni Josué, sino más bien nuestros rabinos, los cuales no temen a Dios. Verdaderamente os digo, que si consideráis las palabras del ángel Gabriel, descubriréis la malicia de nuestros escribas y doctores. Ya que el ángel dijo: "Abraham, todo el mundo sabrá como te ama Dios; pero ¿cómo sabrá el mundo el amor que tú le tienes a Dios?, ciertamente es necesario que tú hagas algo por amor de Dios". Abraham contestó: "He aquí al siervo de Dios, listo para hacer todo lo que Dios desee". Entonces habló Dios, diciendo a Abraham: "Toma a tu hijo, tu primogénito Ismael, y sube a la montaña para sacrificarlo". ¿Cómo pudo ser Isaac primogénito, si cuando Isaac nació, Ismael tenía siete años?".
Entonces respondió Jesús: En verdad os digo, que Satanás siempre busca anular las leyes de Dios; y por lo tanto el con sus seguidores, los hipócritas y los pecadores – los primeros con falsa doctrina, los últimos con mala vida – han contaminado hoy casi todas las cosas, de forma que difícilmente puede hallarse la verdad. ¡Ay de los hipócritas!, ya que las alabanzas de este mundo se convierten para ellos en insultos y tormentos del infierno.
Por lo tanto os digo que el Mensajero de Dios es un esplendor que dará felicidad a todo lo que Dios ha hecho, ya que él está adornado con el espíritu de caridad y misericordia, el espíritu de justicia y piedad, el espíritu de gentileza y paciencia, que él ha recibido de Dios tres veces más de lo que El ha dado a todas sus criaturas. ¡Oh tiempo bendito, cuando él venga al mundo! Creedme que yo lo he visto y le he rendido homenaje, así como todo profeta que lo ha visto, viendo que su espíritu Dios les da a ellos el don de profecía. Y cuando yo lo vi mi alma se llenó de consuelo, diciendo: "Oh Mohamed. Dios está contigo, y que El me haga digno de desatar la cinta de tu sandalia, ya que obteniendo esto yo seré un gran profeta y santo de Dios".
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Entonces vino el ángel Gabriel a Jesús, y le habló en tal forma que nosotros también oímos su voz, que dijo:" Levántate y ve a Jerusalén". Por ello Jesús partió y subió a Jerusalén, Y el sábado él entró en el templo, y empezó a enseñar a las gentes. Entonces las gentes corrieron juntas al templo, con el sumo pontífice y los sacerdotes, quienes se acercaron a Jesús, diciendo: "Oh maestro, se nos ha dicho que tú hablas mal de nosotros; así que cuídate, no vaya a ser que un mal caiga sobre ti". Jesús respondió: "En verdad os digo qe yo hablo mal de los hipócritas, por lo tanto si vosotros sois hipócritas yo hablo contra vosotros".
Dijo Jesús: Verdaderamente os digo, que el que hace una buena obra para que los hombres lo vean, él es un hipócrita, puesto que en tanto que su obra no penetra el corazón que los hombres no pueden ver, y así deja allí todo pensamiento sucio y toda lujuria impura. ¿Sabéis quién es un hipócrita? El que con su lengua sirve a Dios, pero su corazón sirve a los hombres. ¡Oh, hombre miserable!, ya que al morir pierde toda su recompensa. Y acerca de esto dijo el profeta David: "no pongáis vuestra confianza en los príncipes, ni en los hijos de los hombres, en quienes no hay salvación; ya que al morir sus ideas parecen ". No antes de la muerte ellos se hallan privados de la recompensa, ya que "el hombre es", como dijo Job el profeta de Dios, "inestable, así que él nunca continúa en un estado". Así que si hoy él te alaba, mañana estará dispuesto a despojarte. Como Dios vive, ante Cuya Presencia comparezco, el hipócrita es un ladrón y comete sacrilegio, tanto que él hace uso de Ley para parecer bueno, y roba el honor de Dios, a Quien pertenecen solamente la alabanza y el honor por siempre. Además os digo, que el hipócrita no tiene fe, ya que si él creyera que Dios ve todo y con terrible juicio castigará la maldad, él lo mantiene lleno de iniquidad. En verdad os digo, que el hipócrita es como un sepulcro, que por fuera es blanco, pero dentro está lleno de putrefacción y gusanos. Así entonces si vosotros, oh sacerdotes, hacéis todo para complacer a los hombres, y habéis puesto a Dios fuera de vuestra mente; entonces yo grito contra vosotros que sois hijos del Demonio, y no hijos de Abraham, el cual dejó la casa de su padre por amor a Dios, y estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo. ¿Ay de vosotros, sacerdotes y doctores, si es que lo sois, ya que Dios os arrebatará el sacerdocio!".
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Otra vez habló Jesús diciendo: "os pongo un ejemplo. Había un terrateniente que plantó una viña, e hizo un arriate para ella con el fin de que no fuese pisoteada por las bestias. Y en medio de ella construyó él una prensa para vino, y entonces la dejó encargada a un trabajador. Entonces cuando llegó el tiempo para recoger el vino él envió a sus sirvientes; a quienes cuando los vieron los trabajadores, ellos apedrearon a algunos y quemaron a algunos, y a otros los abrieron con cuchillo. Y esto lo hicieron muchas veces. Decidme, ¿Qué hará el dueño de la viña a los trabajadores?. Todos contestaron "De mala manera los hará perecer, y su vida será dada a otros trabajadores".
Por lo tanto dijo Jesús: "No sabéis que la vida es la casa de Israel, y los trabajadores son las gentes de Judea y Jerusalén? ¡Ay de vosotros!, ya que Dios está airado contra vosotros, que habéis matado, abriéndolos, a tantos profetas de Dios; tanto que en el tiempo de Ahab no se encontraba ni uno que sepultase a los santos de Dios". Y cuando él hubo dicho esto los sacerdotes principales quisieron atraparlo, pero ellos temieron a las gentes del pueblo, que lo alababan. Entonces Jesús, viendo una mujer que desde su nacimiento había quedado con la cabeza doblada hacia el suelo, dijo: "levanta tu cabeza, oh mujer, en el nombre de nuestro Dios, para que estos sepan que yo hablo la verdad, y El quiere que yo la anuncie". Entonces la mujer se enderezó completamente, ensalzando a Dios.
El jefe de los sacerdotes gritó, diciendo: "Este hombre no es enviado de Dios; ya que vemos que él no guarda el descanso del sábado, pues hoy él ha curado a una persona enferma". Jesús respondió: "Ahora decidme, ¿no es lícito hablar en el sábado, y hacer oración para la salvación de otros??. Y quién de vosotros que si su asno o su buey cayera en sábado en un hoyo, no lo sacaría de allí aunque sea sábado?. Seguramente ninguno. ¿Y habré entonces roto el día sábado por haber dado la salud a una hija de Israel? ¡De seguro, aquí se conoce tu hipocresía! ¡Oh, cuántos hay hoy que temen que una paja lastime el ojo ajeno, mientras que una viga está lista para cortar sus propias cabezas!¡Oh cuántos hay que temen a una hormiga, pero no huyen de un elefante!".
Y habiendo dicho esto, él se fue del templo. Pero los sacerdotes furiosos deliberaron entre ellos, porque ellos no eran capaces de atraparlo y hacer lo que querían con él, tal como sus padres habían hecho contra los santos de Dios.
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Jesús descendió, en el segundo año de su misión profética, de Jerusalén y fue a Naín. Entonces, al acercarse a la puerta de la ciudad, los ciudadanos iban cargando para llevar al sepulcro al único hijo de su madre, una viuda, por el cual todos estaban llorando. Entonces cuando Jesús hubo llegado, los hombres supieron que Jesús, un profeta de Galilea, había llegado y así ellos se pusieron a rogarle por el hombre muerto, para que él, siendo profeta, lo reviviese; y también sus discípulos lo hicieron. Entonces Jesús temió grandemente, y dirigiéndose a Dios, dijo: " Llévame del mundo, oh Señor, porque el mundo está loco, y ellos casi me llaman Dios". Y habiendo dicho esto él lloró.
Entonces vino el ángel Gabriel, y dijo: "Oh, Jesús, no temas, ya que Dios te ha dado poder sobre toda enfermedad, tanto que todo lo que tú concedas en el nombre de Dios será enteramente cumplido". Entonces Jesús suspiró, diciendo: "Hágase Tu Voluntad, Señor Dios Todopoderoso y Misericordioso". Y habiendo tomado la mano del muerto, él dijo: "Yo te digo, muchacho, ¡en el nombre de Dios levántate curado!". Entonces el muchacho revivió, y entonces todos se llenaron de temor, diciendo: "Dios ha hecho surgir un gran profeta entre nosotros, y El ha visitado a Su pueblo".
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En aquel tiempo el ejército de los romanos estaba en Judea, estando nuestro país sujeto a ellos por los pecadores de nuestros antepasados. Ahora era la costumbre de los romanos llamar dios y adorar a quien trajera cualquier nuevo beneficio para la gente común, y así (algunos) de estos soldados encontrándose en Naím, ellos reprendían ora a uno, ora a otro, diciendo: "Uno de vuestros dioses os ha visitado, y vosotros no os dais cuenta de ello. Seguramente si nuestros dioses nos visitasen nosotros les daríamos todo lo que tuviéramos. Y ya veis cuánto tememos a nuestros dioses, ya que a sus imágenes nosotros les damos lo mejor que tenemos". Satanás así instigaba esta manera de hablar para que provocara no poca sedición entre las gentes de Naím. Pero Jesús no se quedó en Naím, sino que se volvió para ir a Cafarnaúm. La discordia de Naím era tal que algunos decían: "El es nuestro Dios que nos ha visitado"; otros decían " Dios es invisible, así que nadie lo ha visto, ni siquiera Moisés, Su siervo; por lo tanto él no tiene cuerpo para engendrar con él; sin que él es un gran profeta de Dios". Y así Satanás instigó eso en el tercer año de la misión profética de Jesús, de lo cual surgiría gran ruina para nuestro pueblo.
Jesús entro a Cafarnaúm, entonces los ciudadanos, cuando supieron de él, reunieron a todos los enfermos que tenían, y los pusieron frente al porche de la casa donde Jesús estaba alojado con sus discípulos. Y habiendo llamado a Jesús, ellos le rogaron por la salud de ellos. Entonces Jesús puso sus manos sobre cada uno de ellos, diciendo: "Dios de Israel, por Tu santo Nombre, da la salud a esta persona enferma"., y entonces cada uno fue curado. El día sábado Jesús entró a la sinagoga, y entonces corrieron juntas todas las gentes para oírlo hablar.
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El escriba ese día leía el salmo de David, donde dice David: "Cuando Yo halle el tiempo, juzgaré correctamente". Entonces, después de la lectura de los profetas, se levantó Jesús, e hizo señal de silencio con las manos y abriendo la boca habló así; "Hermanos, habéis oído las palabras dichas por David el profeta, nuestro padre, que cuando él hallase el tiempo, juzgaría correctamente, yo os digo en verdad que muchos juzgan, en cuyo juicio ellos caen por no otra razón que ellos juzgan lo que no les atañe, y lo que les toca a ellos lo juzgan antes de tiempo. Por ello el Dios de nuestros padres nos gritó por medio de Su profeta David, diciendo; "Juzgad justamente, oh hijos de los hombres". Miserables por lo tanto son aquellos que se paran en las esquinas de la calle, y no hacen mas que juzgar a todos los que pasan por allí, diciendo: "Este es agradable, éste es feo, ése es bueno, éste es malo". Ay de ellos, porque ellos levantan el cetro de su juicio de la Mano de Dios, Quien dijo: "Yo soy Testigo y Juez, y Mi honor no le daré a nadie", Verdaderamente os digo que éstos testifican acerca de lo que no han visto ni oído en realidad, juzgan sin haber sido constituidos jueces. Por lo tanto abominables son ellos ante la vista de Dios, Quien pasará tremendo juicio contra ellos en el Ultimo Día. Ay de vosotros, ay de vosotros que hacéis bien del mal, y llamáis bueno lo malo, ya que vosotros condenáis a Dios como malhechor, Quien es el autor del bien, y justificáis como bueno a Satanás, que es el origen de todo mal. Considerad qué castigo tendréis, y que es horrible caer en el juicio de Dios, el cual será entonces sobre aquellos que justifican a los malvados por dinero, y no juzgan la causa de los huérfanos y las viudas. Verdaderamente os digo, que los demonios temblarán por el juicio de esos, de tan terrible que será. Tú hombre que eres puesto como juez, no consideres otra cosa; ni parientes ni amigos, ni honor ni ganancia, ya que asegurará para ti en el Juicio de Dios. Pero yo te advierto que sin misericordia será juzgado el que juzgue sin misericordia.
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Dime, oh hombre, tú que juzgas a otro hombre, ¿no sabes que todos los hombres tuvieron su origen en el mismo barro?. ¿No sabes que nadie es bueno sino solamente Dios? Por ello todo hombre es un mentiroso y un pecador. Creedme, hombre, que si tú juzgas a otros por una falta tu propio corazón tiene que ser juzgado por ella. ¿oh, que peligroso es juzgar! ¡Oh cuántos han perecido por sus juicios falsos!. Satanás juzgó que el hombre era más vil que él; por lo tanto él se rebeló contra Dios, su creador; y por ello él es impenitente, como yo lo sé por haber hablado con él. Nuestros primeros padres juzgaron que las palabras de Satanás eran buenas, por lo tanto ellos fueron expulsados del Paraíso, y condenaron a toda su progenie. Verdaderamente os digo, como que Dios vive y ante Su Presencia yo comparezco, que el falso juicio es el padre de todos los pecados. Puesto que nadie peca sin voluntad, y nadie desea lo que no conoce. Ay , por lo tanto, del pecador que con el juicio considera al pecado digno y a la bondad indigna, quien debido a eso rechaza la bondad y escoge el pecado. Ciertamente él sufrirá un castigo intolerable cuando Dios venga a juzgar al mundo. ¡Oh tremendo Juicio de Dios! El juez perece, el juzgado se salva. ¿Y por qué esto, oh hombre, sino porque de prisa ellos juzgaron falsamente a los inocentes? Cuán rápidamente se acerca el bueno a la ruina por juzgar falsamente es mostrado entonces por los hermanos de José, quienes lo vendieron juzgando a su hermano. Tres amigos de Job juzgaron a Job, el inocente amigo de Dios. David juzgó a Mefiboseth y a Urías, Ciro juzgó a Daniel como carne para los leones; y no seréis juzgados". Y entonces, habiendo terminado Jesús su discurso, muchos fueron convertidos al arrepentimiento, lamentando sus pecados; y ellos habían abandonado todo para ir con él. Pero Jesús dijo: "Quedaos en vuestros hogares y abandonad el pecado y servid a Dios con temor, y así seréis salvados; ya que yo no vengo a ser servido sino a servir". Y habiendo hablado así, salió él de la sinagoga y la ciudad, y se retiró al desierto a orar, ya que él amaba grandemente la soledad.
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Cuando él hubo rezado al Señor, sus discípulos acudieron a él y dijeron; "Oh maestro, dos cosas quisiéramos saber, una es, cómo hablaste tu con Satanás, quien no obstante, tú dices que es impenitente; la otra es, cómo Dios vendrá a juzgar en el Día del Juicio". Jesús replicó: "En verdad os digo que yo tuve compasión de Satanás, sabiendo de su caída; y tuve compasión de la Humanidad a quien él tentó para pecar. Por lo tanto yo recé y ayuné a nuestro Dios, Quien me habló por medio del ángel Gabriel: " ¿Qué buscas tú, Oh Jesús, y cuál es tu petición?". Yo contesté: "Señor, Tu sabes de qué mal Satanás es la causa, y que debido a sus tentaciones muchos perecen; él es Tu criatura, Señor, a quien Tú creaste; por lo tanto, Señor, ten misericordia de él".
Dios respondió "Jesús, mira, Yo lo perdonaré. Solamente hazlo que diga: "Señor, Dios mío, yo he pecado, ten misericordia de mí" y Yo lo perdonaré y lo restauraré a su primer estado". "Yo me alegré grandemente", dijo Jesús, "cuando oí esto, creyendo que yo había hecho las paces. Por lo tanto llamé a Satanás, quién vino, diciendo:"¿Qué debo hacer por ti, oh Jesús?".
Yo contesté:"Tú lo harás por ti mismo, oh Satanás, ya que yo no amo tus servicios, sino que por tu bien te he llamado". Satanás replicó: "Si tú no deseas mis servicios, ni yo deseo los tuyos – ya que yo soy mas noble que tú, por lo que tú no eres digno de servirme: tú que eres barro, mientras que yo soy espíritu".
"Dejemos esto", dije yo, "y dime si no sería bueno que regresases a tu primera belleza y a tu primer estado. Debes saber que el ángel Miguel debe, en el Día del Juicio, golpearte con la espada de Dios 100.000 veces, y cada golpe te daré el dolor de diez infiernos".
Satanás replicó: "Veremos en ese día quién puede hacer más; ciertamente tendré de mi lado muchos ángeles y los más potentes idólatras que molestarán a Dios, y El sabrá qué gran error cometió El al condenarme por causa de un vil pedazo de barro".
Entonces yo dije: "Oh Satanás, tú estás enfermo de la mente, y no sabes lo que dices", Entonces Satanás, en una manera desafiante, movió la cabeza, diciendo; "Bueno, hagamos las paces entre Dios y yo; y dí tú lo que debe hacerse, oh Jesús, ya que tú eres sano de mente".
Yo respondí: "Solamente necesitan decirse dos palabras". Satanás replicó: ¿"Qué palabras"?. Yo contesté: Estas: "Yo he pecado; ten misericordia de mi".
Dijo Satanás entonces: "Ahora de buena gana yo haré estas paces si Dios me dice esas palabras". "Vete ahora de mi" dije yo, "Oh maldito, ya que tú eres el malvado autor de toda injusticia y pecado, pero Dios es Justo y sin ningún pecado".
Satanás partió gritando, y dijo: "No es así, oh Jesús, sino que tú dices una mentira para complacer a Dios"."Ahora considerad", dijo Jesús, ¿"cómo podría hallar él misericordia?". Ellos contestaron;: " Nunca señor, porque él es impenitente. Háblanos ahora del juicio de Dios".
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"El día del Juicio de Dios será tan terrible que, en verdad os digo, los réprobos antes escogerían diez infiernos que ir a oír a Dios hablar con ira contra ellos, contra los cuales todas las cosas creadas darán testimonio. Verdaderamente os digo, que no sólo los réprobos temerán, sino los santos y los elegidos de Dios, tanto que Abraham no confiará en su propia rectitud, y puesto que Dios, para dar a conocer Su Majestad, privará a Su Mensajero de la memoria, así que él no tendrá recuerdo de cómo Dios le dio todas las cosas. Verdaderamente os digo que, tendré que rendir cuentas. Como que Dios vive, ante Cuya Presencia mi alma comparece, yo soy un hombre mortal como son los otros hombres, ya que aunque Dios me ha puesto como profeta sobre la casa de Israel para la salud de los débiles y la corrección de los pecadores, yo soy el siervo de Dios, y de esto vosotros sois testigos, de cómo hablo yo contra esos hombres malvados que después de mi partida del mundo anularán la verdad de mi evangelio por obra de Satanás. Pero yo regresaré cerca del fin, y conmigo vendrán Enoc y Elías, y nosotros testificaremos contra los malvados, cuyo final será maldito". Y habiendo hablado así Jesús derramó lágrimas, y entonces sus discípulos lloraron en voz alta, y levantaron sus voces, diciendo: "Perdón, oh Señor Dios, y ten misericordia de Tu inocente siervo. Jesús respondió: "Amén, amén".
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