A todos los que están leyendo o han leído alguno de los textos que he venido publicando, les comunico que el material, para mí, necesita una segunda y hasta una tercera lectura, bien pensada y meditada. Porque una primera lectura vale para saber si el texto te gusta o no, si es comprensible o no. Pero, yo al menos, no los he procesado intelectualmente en toda su extensión y me parece una tontería seguir buscando si lo que tienes no lo has asumido.
Así que voy a hacer un alto en este punto y voy a releer todos los textos que hemos acumulado. Y no necesitaré más hasta que no esté convencida de que mi visión es la correcta.
Con una salvedad. No sé si os habéis dado cuenta de que en "Conversaciones con Dios", se habla de muchos personajes históricos a los que se nos presentan como mensajeros directos del Todo para que nos ayudaran. Entre ellos, se cita a Jesús, pero en ningún momento se le llama Dios, ni Cristo, ni Jesucristo. Para entender las raíces de esta postura, conviene que tengamos a mano el Apócrifo de Bernabé, por lo menos, en el que la figura de Jesús es descrita por uno de sus directos colaboradores y que estuvo en todo lo que ocurrió. Por supuesto, este evangelio no es admitido en el Concilio de Nicea, porque en él no hay ni crucifixión ni resurrección y el mismo Jesús se define a sí mismo como un enviado más y cita la cifra 144.000, no sé si como cifra exacta o como ejemplo, que nos puede explicar la cifra de los elegidos que se salvarán al final de los tiempos, que es una de las bases de la doctrina de los Testigos de Jehová. Y conviene tener presente estas cosas.
Bueno, y con esto me despido de vosotros como mera trasmisora. A partir de ahora, todo lo que publique será mi opinión o mi interpretación de cómo veo yo las cosas. Y, como siempre, puesto que estoy buscando un Camino (ese será mi punto de mira), lo que descubra o interprete, siempre que no contradiga al texto que en ese momento esté comentando, no quiero polémicas ni ganas de sacarme de mi opinión. A muy pocas personas considero dignas de dejar lo importante para centrarme en sus "peros". Si tenéis otra doctrina, publicarla en un blog, que es lo que hacemos los que nos lo tomamos en serio.
Y, todo esto, sin acritud. Que os sean beneficiosas todas las palabras sabias que nos vienen de los ancestros como un río subterráneo que sale en el momento oportuno.
Volvamos al Todo, que es lo que tenemos que hacer.
Así que voy a hacer un alto en este punto y voy a releer todos los textos que hemos acumulado. Y no necesitaré más hasta que no esté convencida de que mi visión es la correcta.
Con una salvedad. No sé si os habéis dado cuenta de que en "Conversaciones con Dios", se habla de muchos personajes históricos a los que se nos presentan como mensajeros directos del Todo para que nos ayudaran. Entre ellos, se cita a Jesús, pero en ningún momento se le llama Dios, ni Cristo, ni Jesucristo. Para entender las raíces de esta postura, conviene que tengamos a mano el Apócrifo de Bernabé, por lo menos, en el que la figura de Jesús es descrita por uno de sus directos colaboradores y que estuvo en todo lo que ocurrió. Por supuesto, este evangelio no es admitido en el Concilio de Nicea, porque en él no hay ni crucifixión ni resurrección y el mismo Jesús se define a sí mismo como un enviado más y cita la cifra 144.000, no sé si como cifra exacta o como ejemplo, que nos puede explicar la cifra de los elegidos que se salvarán al final de los tiempos, que es una de las bases de la doctrina de los Testigos de Jehová. Y conviene tener presente estas cosas.
Bueno, y con esto me despido de vosotros como mera trasmisora. A partir de ahora, todo lo que publique será mi opinión o mi interpretación de cómo veo yo las cosas. Y, como siempre, puesto que estoy buscando un Camino (ese será mi punto de mira), lo que descubra o interprete, siempre que no contradiga al texto que en ese momento esté comentando, no quiero polémicas ni ganas de sacarme de mi opinión. A muy pocas personas considero dignas de dejar lo importante para centrarme en sus "peros". Si tenéis otra doctrina, publicarla en un blog, que es lo que hacemos los que nos lo tomamos en serio.
Y, todo esto, sin acritud. Que os sean beneficiosas todas las palabras sabias que nos vienen de los ancestros como un río subterráneo que sale en el momento oportuno.
Volvamos al Todo, que es lo que tenemos que hacer.
amen. amen y amen
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