El apartado 5) son las conclusiones, que considero importante leer, después de que nos hayamos leído todo. El autor, como os dije, sabe de lo que habla y, a estos autores hay que respetarlos. Si no ponemos sus conclusiones, traicionaremos su pensamiento.
Mientras, y esta vez va en serio, acabaré el famoso manuscrito, pero no lo publicaré hasta que hayamos leído un capítulo de "El mayor secreto" de David Icke, concretamente el primero.
Encontraremos alguna pista para poder ponerle fecha a los relatos del manuscrito y, casi estoy convencida de que también podremos colocar en su contexto temporal la "Biblia Kolbrin", cuyo origen, bajo mi punto de vista no anda muy apartado de dicho contexto. Este es mi plan para las próximas publicaciones.
Quiero también pedir disculpas a todos los que han dejado sus comentarios en el blog, comentarios de los que me enteré ayer, pues como mi blog no está muy bien estructurado, no tengo ningún medio, o no lo conozco, de saber si alguien deja o no comentarios directos. Esta es la razón de que no haya contestado a ninguno.
Aprovecho también para decir que mis traducciones son mías, o sea, no es que tenga un espíritu exacerbado de la propiedad, ni nada de eso; lo que quiero decir es que tengo tendencia a analizar ideas e intento expresarlas en el sentido en que los autores parecen decirlas. Nunca, ni cuando estudié latín o griego, me han gustado las traducciones literales, o sea, si yo traduzco "la luna se ocultó" y otro traduce "la luna cayó", si bien, ahondando lingüisticamente, no quiere decir lo mismo, el hecho es que, como quiera que fuera, "la luna dejó de ser visible". El verbo "caer" tiene unas connotaciones más catastróficas que el "ocultarse". Si estamos contando una catástrofe, es posible que "la luna cayó" (cuando los cielos se juntaron con la tierra), sea más apropiado que "la luna se ocultó". De todas formas, en mi traducción, "la luna deja de verse" a los ojos de los que la miran. Y, si admitimos que, en un momento determinado de la historia "geológica" de la tierra, hubo un cataclismo de dimensiones bíblicas, tan fuerte como para desbaratar el sistema solar, invertir los polos magnéticos y provocar una nueva alineación de los planetas, efectivamente "la luna cayó".
Pero, estas disquisiciones las dejo a los lingüistas, no porque yo no las tenga en cuenta, sino porque son el tipo de discusiones eruditas que te apartan de tu verdadero camino que es, en último término, el de averiguar qué, cómo, cuándo y, sobre todo, por qué hemos llegado al punto en que nos encontramos.
Por eso considero de suma importancia ese primer capítulo de "El mayor secreto". El autor repasa "muy científicamente" los distintos eventos geológicos y establece una distinción entre lo inevitable y las muchas incógnitas que presenta la historia tanto de la tierra como de la humanidad. La información científica es incontestable. En cuanto al resto, basta con representarnos a los Annunakis como espíritus o como seres de carne y hueso. El resultado es el mismo. Aquí alguien mueve los hilos y no somos nosotros (nosotros quiere decir, en este caso, yo). Que hay que admitirlo y empezar a cortar hilos es algo que se refleja en todas y cada una de las publicaciones de este blog. Así que sois libres de traducir el texto como queráis. De todas formas, como desde que encontré el texto hasta ahora, mis lecturas se han acumulado, estoy preparando una nueva traducción del Kolbrin en la que traduzco cada uno de los párrafos que previamente aparecerán en inglés. Y, sin nada más por ahora, repito mi agradecimiento a las personas a las que no he contestado. Un saludo
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