ESTACIÓN TIERRA: PARAISO DE MENTIRAS Y ENGAÑOS (II)
Mito
Nº 2
Supremacía por la Raza -
Los Amos y los Goyim
Una de las principales
acusaciones contra la Alemania nacionalsocialista fue que ella adoptó
y practicó la ideología de la raza superior que condujo al
"Holocausto" judío.
Igualmente,
los rabinos judíos ideológicamente clasifican a las naciones en dos
clases fundamentales: uno es un judío o un Goy (Gentil).
Esa
clasificación implicaba numerosas consecuencias, todas las cuales
caen contra los goyim. Ese mito fue desarrollado por rabinos antiguos
para compensar su perdido status celestial.
Fue
tramado para legitimar el fraude, el engaño, la violencia y el
terrorismo.
Éstos
son los mismos métodos conocidos hasta ahora para establecer de modo
rápido y fácil las inmerecidas supremacía y riqueza.
El
rabino Yitzhak Ginsburg declaró:
"Tenemos
que reconocer que la sangre judía y la sangre de un goy no son la
misma cosa". [10]
Esta
declaración representa una ideología basada en la enseñanza del
Talmud.
Maimónides (el
Rambam) escribió acerca de salvar las vidas de la gente,
especialmente acerca de salvar las vidas de Gentiles y cristianos, o
incluso judíos que se atrevían a negar la "inspiración
divina" del Talmud:
"En
consecuencia, si vemos a un idólatra (Gentil) siendo arrastrado por
o ahogándose en el río, no deberíamos ayudarlo. Si vemos que su
vida está en peligro, no deberíamos salvarlo". [11]
El
texto hebreo de la edición de 1981 de Feldheim de la Mishná Torá
establece:
"Un
millón de árabes no valen una uña judía". [12]
En
cuanto a engaño y fraude, Israel Shahak relata las siguientes
enseñanzas talmúdicas:
"Está
prohibido defraudar a un judío vendiendo o comprando a un precio
irrazonable. Sin embargo, el fraude no se aplica a los Gentiles, ya
que está escrito 'No defraude cada hombre a su hermano'." [la
Halajá interpreta sistemáticamente todas aquellas locuciones como
referidas exclusivamente a los congéneres judíos de alguien].
En
cuanto a robo y hurtos:
"El
robo a un Gentil por parte de un judío no está prohibido
completamente sino sólo bajo ciertas circunstancias como 'cuando los
Gentiles no están bajo nuestro gobierno', pero está permitido
'cuando ellos están bajo nuestro gobierno'.
Las
autoridades rabínicas se diferencian entre sí en cuanto a los
detalles precisos de las circunstancias bajo las cuales un judío
puede robar a un Gentil, pero el debate entero tiene que ver sólo
con el poder relativo de judíos y Gentiles más bien que con
consideraciones universales de justicia y humanidad". [13]
El
Corán (3:75-76) confirmó que tal era la creencia de los judíos, y
reveló sus infundadas razones:
"Entre
la Gente de la Escritura (Sagrada) hay algunos quienes, de serles
confiada una cantidad de oro, la devolverán (fielmente); y otros
quienes, de serles confiada una sola moneda de oro, no la devolverán
a menos que se la estés constantemente exigiendo, porque, dicen
ellos,
'No
se nos reprochará nada de lo que hagamos con esos incultos
ignorantes'.
Pero
ellos dicen una mentira contra Alá, y bien lo saben. Por el
contrario, aquellos que conservan su fe prometida y actúan
correctamente, sepan que verdaderamente Alá ama a los piadosos".
Adicionalmente,
el profesor Israel Shahak (en el cap. 2) también revela en
la siguiente cita la diferencia entre los judíos y los goyim desde
una perspectiva genética:
"Todos
los no-judíos son criaturas totalmente satánicas en quienes no hay
absolutamente nada bueno. Incluso un embrión no-judío es
cualitativamente diferente de uno judío.
La
existencia misma de un no-judío es no esencial, mientras que toda la
creación fue creada únicamente para el bien de los judíos"
[14].
El
diseño de este mito de "Judíos y Goyim" requirió osadas
modificaciones a la Historia antigua.
El
punto de partida era el profeta Noé, el presunto padre de toda la
Humanidad después del supuesto diluvio mundial. Sus tres hijos, Sem,
Cam y Jafet, eran los candidatos para la creación de la raza
superior judía. Uno de esos hijos tenía que ser superior y los
demás tuvieron que desvanecerse.
Aquello
fue dramatizado en las siguientes frases:
"Toda
la gente en la tierra es descendiente de los tres hijos de Noé...
Un
día él se emborrachó y estaba desnudo en su tienda de campaña.
Cam, el padre de Canaán, entró en la tienda de campaña y lo vio
desnudo, luego volvió afuera y lo contó a sus dos hermanos.
Sem
y Jafet pusieron ropa sobre sus hombros y caminaron de espaldas hacia
la tienda de campaña. Sin mirar a su padre, ellos la colocaron sobre
su cuerpo.
Cuando
Noé despertó y se enteró de lo que su hijo más joven había
hecho, él dijo:
'¡Ahora
pongo una maldición sobre Canaán! Él será el esclavo más bajo de
sus hermanos. Pido a Yahvé que bendiga a Sem y haga a Canaán su
esclavo. Oro para que Yahvé dé a Jafet cada vez más tierra y que
habite en las tiendas de Sem. Que Canaán sea el esclavo de ellos'."
Génesis
9:19-27
¡Este
cuento es introducido en el mundo como las palabras de Dios!
De
ser probado verdadero, eso significaría desde una perspectiva
sociológica que la discriminación, la esclavitud, el racismo y el
terrorismo son legítimos ya que ellos fueron fundados y se remontan
al padre de la Humanidad que es Noé según el Génesis.
Más
bien que refutar ese cuento de hadas, los antiguos rabinos no
escatimaron esfuerzos para promover la supremacía judía.
Según
la doctrina talmúdica, los no-judíos son considerados como
no-humanos, como está relatado en esta cita talmúdica:
"Un
sacerdote judío estaba en un cementerio.
Cuando
se le preguntó por qué él estaba allí en aparente violación de
la ley mosaica, contestó que eso era permisible, ya que la ley sólo
prohíbe a los judíos entrar en contacto con las tumbas de los
humanos (adamitas), y él estaba en un cementerio de Gentiles.
Ya
que ha sido enseñado por el rabino Simon ben-Yohai:
'Las
tumbas de los Gentiles [goyim] no profanes'.
Ya
que está escrito:
'Y
ustedes mi rebaño, el rebaño de mis pastos, son hombres (Adán)'
Ezequiel
34:31
Sólo
ustedes son designados hombres (Adán)"
Talmud,
Baba Mezia 114b
En
Kerithoth 6b uno lee acerca de los "Usos del Aceite del
Ungimiento":
"Nuestros
rabinos han enseñado: Aquel que vierte el aceite del ungimiento
sobre el ganado o vasijas no es culpable; si lo hace sobre gentiles
(goyim) o sobre muertos, él no es culpable.
La
ley acerca del ganado y las vasijas es correcta, ya que está
escrito:
'Sobre
la carne del hombre (Adán) no será vertido (Éxodo 30:32); y el
ganado y las vasijas no son el hombre (Adán)'."
Estas
doctrinas y muchas otras más claramente implican que todos los
humanos, en tanto no sean judíos, no son descendientes de Adán, y
de ahí que sean todos clasificados como animales.
La
implicación es vista practicada en Palestina hoy según esta
licencia santa:
"Un
judío que haya matado a un Gentil justo no es ejecutado en una corte
judicial."
Esto
dice en Éxodo 21:14:
"Si
un hombre se predispone contra su prójimo y mata al hombre
deliberadamente, sáquesele del altar y mátesele".
Pero
un Gentil no es considerado un hombre, y más aún, un judío no es
ejecutado por matar a un Gentil injusto". [15]
Lo
que es interesante aquí es que estos mitos son imágenes corrompidas
de otras genuinas.
Los científicos están descubriendo
continuamente especies de homínidos que habían caminado por la
Tierra hace millones de años.
Aquellas
criaturas parecidas al humano carecían de inteligencia y por lo
tanto no fueron científicamente clasificadas como humanos, como el
Australopithecus, el Afarensis, el Homo Habilis y muchas otras.
Aquellas
criaturas han sido mencionadas en todas las revelaciones divinas ya
que algunas de ellas andaban por ahí en tiempos de Noé. Ellos no
son descendientes de Adán (aparecieron aproximadamente hace 45.000
años) y no son considerados responsables en el Día del Juicio
Final.
Los
antiguos rabinos eran totalmente conscientes de este hecho revelado
por antiguos profetas, pero lo modificaron para conseguir la
supremacía deseada.
Ellos
simplemente aplicaron el hecho en un lugar y tiempo equivocados, muy
probablemente de manera deliberada más bien que debido a una
carencia de entendimiento de la herencia árabe. Su tergiversación
del conocimiento profético en numerosos campos enajenó la ciencia
del antiguo conocimiento acumulado simplemente para conseguir una
vana gloria.
Por
consiguiente, lo que estaba destinado a ser información trivial se
convirtió en un salto en el descubrimiento de la ciencia.
Mito
Nº 3
La Tierra Prometida,
Versión 1 - Hechos Santos de la Comercial Ruta del Incienso
En
uno de sus artículos, el profesor Norman Finkelstein hizo
preguntas válidas que muy probablemente nunca serán creíblemente
abordadas.
Sus
preguntas fueron:
"¿Por
qué no recuerda la judería los seis millones de judíos asesinados
en el primer Holocausto de 1919?
¿Porqué
no buscan ellos una compensación por los primeros seis millones?
¿O
es la historia de los '6 millones' solamente una profecía
cabalística que tiene que ser cumplida a fin de justificar la
anexión de Palestina?".
Él
planteó aquellas preguntas recordando a la comunidad internacional
que el mismo escenario de holocausto fue publicitado antes de la
2ªGM, excepto que se afirmó que había ocurrido en
Ucrania.
Obviamente la exposición al público de un muy
escondido y fracasado plan de "holocausto" pondría
importantes dudas acerca de la veracidad del presunto "holocausto"
realizado por los nacionalsocialistas.
Sin
embargo, una vez publicado, la destrucción de todos los documentos
relacionados que se refieren a un "holocausto" pre-2ª GM
es simplemente imposible, como queda ilustrado en esta cita:
"Seis
millones de hombres y mujeres están muriendo; ochocientos mil niños
claman por pan.
Y
este destino está sobre ellos por ninguna falta propia, por ninguna
transgresión de la ley de Dios o del hombre sino
por la horrible tiranía de la guerra y una intolerante sed de sangre
judía.
En
este amenazado holocausto de la vida humana..."
(The
American Hebrew, 31 de Octubre de 1919, Nº 582)
Éste
podría no ser el más temprano "holocausto" declarado
contra los judíos. Aquí están dos tempranos cuentos de
"holocausto" del Talmud: Gittin 57b afirma que 40 millones
("cuatro mil miríadas"; una miríada = 10.000) de judíos
fueron muertos por los romanos en la ciudad de Bethar.
Mientras
que Gittin 58a afirma que 64 millones de profesores y niños judíos
[400 alumnos bajo cada uno de los 400 profesores de 400 sinagogas]
fueron envueltos en rolos y quemados vivos por los romanos. (Nota: la
demografía antigua indica que no habían esos millones de judíos en
el mundo entero en ese entonces). [16]
El
arte de congelar proyectos basados en el mito para ser reactivados en
el tiempo y lugar convenientes es una antigua práctica judía.
Al
igual que el holocausto en Ucrania pre-2ª GM, sólo pocos están
conscientes de que el legendario mito de la "Tierra Prometida"
fue de hecho congelado cuando primero fracasó alrededor de 586 a.C.
para ser reactivado en el tiempo y el lugar correctos en 1948.
Hacia
1945 la segunda etapa de la saga del "Holocausto" ya estaba
en marcha.
La
atención en Europa fue exitosamente desviada desde el "Holocausto"
realizado por los nacionalsocialistas a la sistemática migración de
masas de judíos europeos a la "Tierra Prometida" de
Palestina.
A
diferencia del mito del "Holocausto", sólo algunos puñados
de eruditos e historiadores de todo el mundo cuestionaron el mito de
la "Tierra Prometida".
Para
su sorpresa, Kamal Salibi, un profesor cristiano del
departamento de Historia y Arqueología de la American University de
Beirut, en el Líbano, descubrió por coincidencia que la mayor parte
de los nombres geográficos mencionados en la Torá realmente existen
hasta ahora en Arabia, a saber, entre Yemen y la ciudad santa de La
Meca.
Él
publicó sus sorprendentes conclusiones en un libro en inglés
titulado "La Biblia Vino de Arabia" (The Bible Came from
Arabia).
La misma conclusión fue alcanzada por el
doctor Ahmed Dawood, un investigador sirio musulmán que publicó
sus descubrimientos en 1991 en un libro titulado "The Arabs, the
Samies, the Hebrews, the Israelis and the Jews".
Junto
a muchas sensacionales nociones publicadas en su libro, el doctor
Dawood presentó un esbozo aproximado de un diminuto paisaje en la
región de Asir, al Sur de La Meca, donde él señaló el paradero
actual del bíblico Misr (mencionado más tarde como Egipto), la
patria de Moisés y de la tribu israelí, y de la cercana
Yerushalayim, [17] el legendario templo de
Dawood (David).
Además, en 1994 el doctor Zeyad
Mona también publicó un libro que presentaba sus conclusiones
como fue declarado por el título de su libro, "La Geografía de
la Torá. Misr y los Israelitas en Asir".
Por
otra parte, el profesor Israel Finkelstein (jefe del
departamento de Arqueología de la Universidad de Tel-Aviv) y el
doctor Neil Asher Silberman (director de interpretación
histórica en el Ename Center for Public Archaeology y un editor
contribuyente de la revista de Arqueología), dos destacados eruditos
judíos, publicaron un libro titulado "La Biblia Desenterrada -
La Nueva Visión de la Arqueología del Antiguo Israel y del Origen
de Sus Textos Sagrados".
Los
autores sostienen que no existe ninguna evidencia arqueológica
convincente para muchas historias bíblicas en la Tierra Prometida de
Palestina, y afirman que, arqueológicamente, no hubo ningún éxodo
singular, ninguna conquista unificada de Canaán, y ningún reino
glorioso y enorme de David y Salomón.
Aquí
hemos investigado la historia árabe antigua en busca de pistas que
confirmen o refuten la afirmación de que todos los profetas
israelíes fueron de hecho árabes que pertenecieron a Arabia.
Las
conclusiones fueron aplastantes. La conclusión fue que la historia
de Arabia ha sido literalmente secuestrada, y que la mayor parte de
los acontecimientos bíblicos, sus cifras y su geografía, habían
sido arrebatados desde la ciudad santa de La Meca y las montañas
Surat en Asir para establecerlos en Bethel y Beersheba, y fueron
sistemáticamente proyectados sobre la región del Sur de Siria.
Los
paisajes que fueron denominados para que se convirtieran en las
tierras prometidas fueron en consecuencia llamados por sus actuales
nombres durante el tiempo de Helena (la madre de Constantino, 248-329
d.C.) para que coincidieran con los relatos geográficos
bíblicos.
Los investigadores identificaron el verdadero
nombre e incluso las características físicas del famoso Faraón,
que resultó ser un tiránico jeque tribal árabe que gobernaba uno
de los estratégicos Misrs (pueblos para servicios a las caravanas)
localizado al Sur de La Meca a lo largo de la comercial Ruta del
Incienso en las montañas Surat en Asir.
Ellos
publicaron sus conclusiones en un libro en árabe de 550 páginas
titulado "The Surat Call. The Kidnap of the Prophets Geography",
y también produjeron una condensada versión inglesa que ilustra
algunas de las conclusiones en esa particular localidad. [18]
Una
de las principales conclusiones delineadas en el libro mencionado es
que los antiguos rabinos árabes tramaron dos míticas Tierras
Prometidas para sus generaciones. La localización de la primera fue
diseñada e incluída en la primera edición de la Torá siríaca
babilónica.
El
doctor Kamal Salibi y el doctor Zeyad Mona descubrieron por
casualidad esa versión de la Tierra Prometida en las montañas de
Asir, dado que ambos estaban lingüísticamente calificados para
estudiar el texto arameo original.
La
tierra asignada a las tribus israelitas según esa Torá siríaca
abarcaba desde la ciudad santa de La Meca hasta el Sur en las
fronteras con Yemen.
En
otras palabras, ella contenía todas las áreas más ricas y la mayor
parte de los estratégicos Misrs a lo largo de la comercial Ruta del
Incienso.
Si los judíos hubieran poseído con éxito
aquella "Tierra Prometida" entonces habrían controlado uno
de los sectores económicos más prósperos del mundo antiguo. La
versión de la región de Asir de la "Tierra Prometida" era
de aproximadamente 830.000 kms².
Salibi
comentó que no hay manera en que una tierra tan importante pudiera
haber sido ocupada o gobernada sólo por las tribus judías dada su
insignificante influencia, capacidades y cantidad en relación a los
bien establecidos reinos en la misma rica y estratégica área.
Obviamente,
los rabinos durante los 70 años de exilio en Babel decidieron
documentar sus derechos en los Misrs desde los cuales Nabucodonosor
los expulsó tras la corrupción realizada por ellos de la economía
de la región.
Ellos
simplemente redactaron un santo documento de propiedad de la región
más rica en Arabia y lo introdujeron furtivamente entre la auténtica
palabra de Dios bajo la esperanza de que los goyim
árabes serían lo bastante ingenuos para reconocer la voluntad de
Yahvé a favor de su "pueblo elegido".
Aparentemente
los goyim eran entonces demasiado inteligentes para ser engañados
por las pretendidad palabras de Dios. Los primeros en
expulsarlos de sus tierras fueron los cananeos que vivían en Mamre.
Es
por esto que esa tribu ha sido fuertemente maldecida por ningún
motivo racional en las versiones posteriores de las Torás siríacas.
Ellos fueron maldecidos incluso antes de que nacieran, como uno
aprende del cuento de Noé borracho mencionado anteriormente.
Por
lo visto, ése no era suficiente castigo para los goyim que
rechazaron regalar su tierra al "pueblo elegido"; su tierra
había sido declarada como propiedad privada de los hijos de Abraham,
según Génesis 12:6:
"Abram
atravesó aquella tierra hasta la encina sagrada de Moré en un lugar
llamado Siquem."
Los
cananeos todavía vivían en la tierra entonces, pero Yahvé apareció
a Abram y le prometió:
"A
ti daré esta tierra para tus descendientes para siempre" Abram
entonces construyó un altar allí para Yahvé".
Para
asegurar que sólo los hijos de Israel (Jacob) consiguieran la
tierra, Ismael, el hijo mayor de Abraham, tuvo que desaparecer de esa
promesa divina dejando sólo a Isaac, el abuelo de los israelíes.
Génesis
17:18 realiza esa exigencia:
"Entonces
él dijo a Yahvé: 'Si al menos aceptaras que Ismael viva delante de
tu presencia'. Pero Yahvé contestó: '¡No! Tú y Sara tendrán un
hijo. Su nombre será Isaac, y le haré una promesa eterna a él y a
sus descendientes'."
Así
es cómo apareció el mito de la Tierra Prometida. Sin embargo, todas
las otras tribus puestas en la mira, incluyendo a los cananeos, nunca
regalaron su tierra en Arabia.
Los
cananeos todavía viven en su tierra a 14 kms. de distancia de La
Meca en un lugar llamado por su antiguo nombre hasta ahora, Namra,
que es escrito Mamre en las traducciones de la Torá.
Habiendo
fracasado en asegurar la Tierra Prometida de Asir, los rabinos
abandonaron el documentado plan y fueron gradualmente absorbidos en
Arabia y en los países vecinos, incluyendo Egipto.
El
recién nacido mito de la Tierra
Prometida entró sin embargo en hibernación en espera del
momento apropiado para emerger otra vez. Alrededor de 282 a.C. llegó
el tiempo adecuado.
Egipto,
Siria e Irak fueron nominados para la segunda versión del mito de la
Tierra Prometida.
Mito
Nº 4
La Tierra Prometida,
Versión 2 - Hechos Santos de la Comercial Ruta de la Seda
En
su libro "Los Mitos Fundadores de la Política Israelí", Roger
Garaudy explica cómo el fiscal general en el tribunal de
Núremberg,Robert M. W. Kempner, declaró como decisivas las pruebas
con respecto al "Holocausto":
"Con
estas líneas, a Heydrich y sus colaboradores les fue oficialmente
encomendada la tarea del asesinato legal (de judíos)".
Kempner
se estaba refiriendo en su declaración a las posibles órdenes
directas para el exterminio de judíos en una correspondencia escrita
en alemán entre Gœring y su superior.
Gœring
(un funcionario nacionalsocialista alemán condenado) sin embargo
protestó contra la traducción inglesa de la palabra alemana
"Gesamtlosung", que significa solución general, como
"solución final", que se dice "Endlosung". Eso
condujo al fiscal Jackson a reconocer la falsificación y a
restablecer el verdadero significado. [19]
El
tribunal de Núremberg a pesar de todo aprobó la traducción de la
palabra alemana "Gesamtlosung" como "Solución Final"
a la cuestión judía.
El
término "Solución Final" se convirtió desde entonces en
un sinónimo para el exterminio de los judíos.
De
manera bastante interesante, la traducción errónea y la mala
interpretación fueron el principal instrumento utilizado para
cambiar el mito de la Tierra Prometida desde las montañas de Asir a
la tierra entera entre los ríos Nilo y Éufrates.
Una
nueva superpotencia colonial surgió en Europa. El griego Alejandro
Magno conquistó Egipto, Siria e Iraq. Ptolomeo Filadelfo, el
general griego, gobernó Egipto poco después de la muerte de
Alejandro.
Alrededor
de 282 a.C. Ptolomeo congregó a los rabinos judíos en Egipto y
solicitó que la última revelación en ese entonces fuera traducida
al griego.
Un
equipo de setenta rabinos produjo la traducción de la Torá siríaca.
Aquélla fue llamada la Versión de los Setenta o Septuaginta. En
aquel libro en griego fue introducida una leve modificación durante
el proceso de traducción.
Cada
palabra siriaca árabe que se lee "MZARM", [20] fue
traducida a la palabra griega "Αιγύπτος", que se
lee "Ae-gypti"; es decir, Mizraim fue transformado durante
el proceso de traducción en Ae-gypti.
Ese
incalificable acto fue todo lo necesario para crear una ilusión de
larga duración a gran escala. A diferencia de Misr o Mizeruim,
Ae-gypti o E-gipto, como se pronuncia hoy, siempre se ha referido a
un enorme y antiguo país internacionalmente conocido y altamente
civilizado.
En el momento en que la Torá griega fue
aprobada por Ptolomeo Filadelfo, ella hizo lo que cada libro hace
mejor: simplemente educó a la gente y formuló sus pensamientos, sus
percepciones y su fe. Siendo un libro santo, aseguró su difusión y
predominio.
Como
nadie hasta ahora había hecho la simple pregunta fundamental de cómo
es que el nombre "Misr" de la Torá siríaca fue cambiado
por "Egipto" en la Torá griega, por consiguiente desde 282
a.C. los europeos, así como todas las extensas colonias de los
griegos, consideraron a Egipto como una "tierra israelita"
la cual recorrieron todos los antiguos patriarcas y profetas, y ella
fue la tierra del éxodo de los israelitas y la tierra de los
condenados faraones.
Todas estas implicaciones fueron
proyectadas sobre Egipto como una consecuencia de una traducción
errónea, o más precisamente debido a un fraude y falsificación.
Esa
falsa información "sagrada" acerca del papel de Egipto en
la accidentada geografía de los Patriarcas fue transmitida de
generación en generación hasta que se convirtió en un hecho
irrefutable.
Eso
estaba sucediendo a una escala internacional, mientras que los
propios antiguos egipcios no se resistieron seriamente a esa
infiltración e implantación ficticia de escenarios y
acontecimientos en su historia y herencia.
De
hecho, ellos pudieron haber visto la afirmación de la Septuaginta de
que los Patriarcas habían morado en su tierra como otro privilegio
de la ya glamorosa fama histórica egipcia. [21]
Lo
que los antiguos egipcios no percibieron, sin embargo, es que al
aceptar ese falsificado agregado extranjero en su historia no
escrita, ellos aceptaron de hecho, a largo plazo, regalar su tierra y
civilización a una pequeña e insignificantemente diminuta tribu
árabe, mientras que su gran civilización egipcia está siendo
absorbida en la segunda versión de la saga de la "Tierra
Prometida" junto a Irak y Siria.
Ese
antiguo trato es la fuente de la confusión y frustración de hoy de
los eruditos egipcios cuando ocasionalmente alguien llega del
extranjero para jactarse insolentemente del presunto papel de sus
antepasados en la construcción de las grandes pirámides.
Es
por esto que los arqueólogos habían dejado hasta ahora de excavar
en busca de alguna evidencia de cualquier herencia judía
significativa, para no mencionar el supuesto éxodo judío desde
Egipto, o incluso para lograr identificar al famoso Faraón de entre
los poderosos reyes egipcios, o incluso para encontrar esa palabra,
"Faraón", en la antigua lengua egipcia.
Tristemente,
éste seguirá siendo el caso hasta que académicos y funcionarios
egipcios decidan establecer equipos de investigación independientes
para examinar su historia a partir del tiempo en que la Versión de
los Setenta fue publicada, y examinar objetivamente el daño causado
por esa Torá griega contra la reputación de sus reyes y los logros
de su civilización.
Abrir
el archivo de la "Tierra Prometida" para la investigación
académica independiente internacional podría ser el único camino
para que la nación egipcia escape del calabozo sagrado de la
Septuaginta.
Ptolomeo Filadelfo estaba bien
consciente de que la Torá griega estaba engañando a los creyentes
con respecto a la geografía de los profetas.
La
recompensa sin embargo es que la colonia de los griegos, todas las
tierras ocupadas entre el Nilo y el Éufrates, se convertiría en una
tierra santa, ganando por ello interés internacional y recompensas
comerciales sobre todo durante la temporada de peregrinación.
Sus
aliados, los judíos que eran nominalmente traidores árabes de su
propio pacto y nación, iban a ayudar a la superpotencia extranjera a
controlar la ruta comercial de la seda.
A
cambio, los judíos gobernarían finalmente otros Misrs,
estratégicamente localizados esta vez en la otra ruta comercial
internacional que va desde China a Europa.
Para llevar a
cabo ese plan de la "Tierra Prometida", Irak fue convertido
en el lugar de nacimiento de Abraham, y Egipto fue el lugar de
nacimiento de Moisés.
Entonces
ellos comenzaron, con la ayuda de la entonces superpotencia, a llamar
a los pueblos y pequeñas ciudades con nombres ya mencionados en la
congelada versión de Asir de la Tierra Prometida.
Ese
proceso es practicado hasta ahora, por medio del cual las autoridades
sionistas en el Estado de Israel están continuamente renombrando
áreas para que calcen con los nombres mencionados en la Torá
griega.
Con
el tiempo, la gran mayoría de las nuevas generaciones pensaría que
los nombres de las áreas en Palestina son tan antiguos como el
tiempo de Moisés, cuando de hecho se les podría haber dado esos
nombres poco antes de que ellos nacieran.
Ése es casi el
caso con los nombres de Palestina, Líbano y Jordania.
De
ser adecuadamente investigado, uno comprendería que esos nombres
fueron dejados caer sobre esos países durante el Imperio romano, que
existió más de 1.700 años después del tiempo de Abraham.
Desde
entonces y hasta que la verdad sea revelada y anunciada, Egipto
(reino poderoso) seguirá siendo un Misr (pequeño pueblo de
servicio), y sus poderosos reyes seguirán siendo los malditos
faraones, y la monoteísta antigua civilización egipcia seguirá
siendo a los ojos del mundo como una nación pagana.
Por
otra parte, los judíos, cristianos y musulmanes permanecerán en la
oscuridad con respecto a todas o algunas de sus más importantes
localidades genuinamente sagradas, y los egiptólogos seguirán
rascando sus cabezas por no lograr encontrar ninguna pista creíble
de los supuestos acontecimientos bíblicos en Egipto.
Todo
esto es sólo una fracción de las consecuencias del Mito de la
"Tierra Prometida", y el lector podría añadir más si lo
que es mencionado aquí resulta ser verdadero.
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