La presentación es
ya fantasiosa. El autor, que dice llamarse Juan García pero que se
podía llama de cualquier otra forma porque ese nombre en Inernet
alcanza una cifra de unos 3.000, tirando por lo bajo, nos presenta a
un niño, no superdotado, pero un poco extraño. En su adolescencia,
en vez de preocuparse por cosas de adolescentes (compañeros,
compañeras, días tontos de tristeza injustificada, alguna que otra
atracción inexplicable) nuestro niño medita profundamente sobre el
significado de las matemáticas (en nuestros tiempo un niño así
sería fácil presa de los reporteros, así que nuestro niño debe
haberse educado en otro planeta), preocupado porque todos hablaban de
Dios, y su nombre lo escuchaba en todas las conversaciones (lo que te
digo, en otro planeta).
Así
que el muchacho se puso a estudiar en profundidad
a ese Dios. Y otra palabra que también se repetía mucho a su
alrededor, “ateo”. Y,
en vez de buscar en el diccionario, como todos los que hemos sido
jóvenes, “pedo”,
“puta” o “mierda”, él
fue al meollo del asunto y buscó aquellas dos palabras que tanto se
repetían en su familia y en su comunidad (¿sería nuestro
niño-estrella un Amish?, no lo sabemos). Y encontró que un “ateo”
era un sin-Dios,
(en
su inocencia lo hizo en un diccionario etimológico)
Y,
ocurrió el milagro. De esa mera definición, salta una especie de luz
espectral que, inundando hasta la fibra más sensible de su ser, le
hace comprender que ese
era él,
el Ateo, el Sin- Dios. Y, como en todo el mundo no sabía de nadie
que fuera tan ateo como él, se vio obligado a emprender su búsqueda en
solitario. Pobre niño ¿no?. Tan ateo y tan solito. Era el único
ateo en un familia y una comunidad tan religiosa.
Bueno,
hasta aquí he llegado y de aquí no paso. Porque ya sé quién es
Juan García. Es El
niño de las monjas”, hasta
el gorro de rosarios, misas y comuniones.
Y,
lo demás se os dará por añadidura en esta página que no tiene
desperdicio
Admiróse
un portugués
al
ver que, en su tierna infancia,
todos
los niños de Francia
supieran
hablar francés
Esto
se lo dedico a mi amigo Esteve Rodriguez que, de tan bueno que es, es
capaz de leer estas cosas por no hacer un feo. Y, por supuesto, al
autor de esta llamada
parábola, que
me ha bloqueado en G+ por llevarle la contraria y porque, según él,
no tiene tiempo que perder con personas que, como yo, no saben
escribir. (cometí el mayor insulto que puede recibir un ateo.
Escribí la palabra puñetera).
No es, y espero que no será, la única persona que me ha bloqueado.
Pero, a diferencia de esta lumbrera, yo tengo tanto tiempo como dure
el universo. Claro que yo no
soy atea.
Feliz
domingo a todos y no os sintáis atraídos por los cantos de Sirena,
que, en este mundo virtual, nunca sabréis con quién estáis
hablando.
A pos yo sé el nombre verdadero de juan garcía...el ATEO INNATO que escribio un libro y que en las redes sociales no es capaz de decir su nombre, extraño pos según él como ATEO INNATO le sobra curiosidad, inteligencia y VALOR...No Señor Genaro?
ResponderEliminarAdemas de que tiene multiple perfiles en interne simulando ser niñas y adolescente que gritan a toda voz como un loro las dogmatica ideas de este señor.Jaja un fraude total.
Y kual e la prueba, parecis estar calumniandolo, o sea na' qe ver revelar su nombre mucho escritore usan sobrenombre y no por eso son fraude, eri un religioso resentio seguro.
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EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarGracias por la información
EliminarGracias por la información
EliminarEse hombre es el diablo, gusta atacar la santa fe de las personas en Dios, nuestro Señor, ya a la hora de enfrentar el gran juicio tendrá que arrepentirse de este gran pecado. Bendiciones hermana.
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