Pobres animalitos de Dios. Primero pensé que era una piedra blanca o un montón de arena. Pero un montón de arena o una piedra blanca no dice "miau, miau" con desesperación. Ni se mueven. Era un gato recién nacido, y no digo que fuera pequeño, no. Era recién nacido. Dudo hasta de que la gata madre los hubiera contado antes de que se los quitaran. Aquí no hay necesidad de matar a los gatos recién nacidos, pero se hacen verdaderas salvajadas con los animales. Se adopta un "galgo" para enseñarle a cazar. Si, cuando llega la temporada, el animal no muestra las dotes suficientes, el pueblo se llena de cachorros "galgos" abandonados. Durante la temporada de caza, todos los perros que se ven sueltos por el pueblo son abandonados. Quizá encuentren cobijo en alguna casa, pero es raro. La gente no quiere animales en casa, cuando nos hemos criado entre gallinas, conejos, burros, mulas y hemos dormido incluso en las cuadras porque se estaba caliente. Ahora, las casas son limpias, relucientes, en las cuadras se han hecho grandes cuartos de baño, en los corrales no hay gallinas; se han asfaltado de forma geométrica y los árboles y flores se han diseñado de acuerdo con revistas. Los suelos, antes de cemento, relucen ahora de plaquetas último modelo. No, no hay sitio para animales. Y, cuando la gata de casa, que por supuesto nunca entra porque para eso tiene el patio, pare una camada, se mete en un saco y se dan golpes contra las paredes. La sangre se me alborota sólo al escribirlo. ¡¡¡ Malditos seamos todos por lo que hemos llegado a ser!!!.
Así que recogí al gatito, al que desde el principio le hemos llamado "Bolita". Yo no sabía qué se hacía con un gato recién nacido. Eso lo han sabido siempre mis gatas, que para eso eran sus madres. Pero este pobre no tenía madre, así que a ver..... Antes de darme consejos y orientarme, nadie se privó de llamarme loca, advertirme que se moriría, que un gato recién nacido no vive sin la madre, que mejor lo hubiera dejado en el camino. A mí, como si me cantaran la Parrala. Yo quería que ese gatito no se muriera. y, no digo que los niños sean como los gatos, pero también los niños son recién nacidos y, algunos, si no encuentran a su madre, se agarran a un clavo ardiendo, porque la vida tiene mucha fuerza y, todo ser que nace, quiere vivir.
Con esta idea fuimos (Snoopy y yo) a la farmacia: biberón, leche en polvo para recién nacidos, pañales para dormir que esté calentito. Trapos viejos y limpios, de esos que todas las mujeres guardamos cuando se nos rompe alguna sábana. Toallitas de bidé. En fín, como si nos hubieran dejado en la puerta un niño en versión gato..
Y ya lleva tres días en casa. Snoopy, al principio, se llevó un susto de muerte cuando lo vió moverse. Pero lo debió ver tan pequeño, que le empezó a lamer para que no llorara (digo yo), bajo mi atentísima mirada. Ahora, se ha convertido en el guardián. Si se sale de su cesta, Snoopy me avisa, Si se despierta, Snoopy me avisa. Si se mea en el suelo, Snoopy me avisa. Snoopy parece que tampoco quiere que se muera "Bolita". Por Internet leo que si consigo que viva tres semanas, el gato se habrá librado de la muerte. Sigo todos los consejos que encuentro: no lo pongo bocarriba, lo pongo en diagonal para que tome el biberón, le pongo mi dedo para que ponga su mano mientras bebe, le doy masajes en la barriga para estimularle el pis y la caca y, sobre todo, porque es lo que más busca, le dejo que se acurruque en mi mano. No es que yo tenga las manos enormes, es que él es mínimo. Me suda la mano, pero, si la muevo se despierta. Tiene las uñas como alfileres y yo la mano llena de pinchazos como si me hubiera salido un salpullío.
Ahora, todo el vecindario está pendiente del gato. Todo el mundo me pregunta por el gato y, sobre todo cómo lo ha tomado Snoopy. Opinaban que me iba a ser muy difícil hacer que el perro lo aceptara. Pues lo ha aceptado. Yo procuro que mis atenciones al gato no mengüen sus derechos adquiridos.
Y, como no hace más que maullar, Snoopy y yo estamos muertos de sueño.
Ojalá, la vida triunfe. Ojalá quien lo tiró pase un verano lleno de ratones. Que esa es otra. Nadie quiere gatos en casa y se quejan de que se les meten los ratones de campo....... Te digo yo que.....
Suerte con esa tarea que te has encomendado Dulcinea.
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