OERA
LINDA
UN
MANUSCRITO DEL SIGLO XIII
DE
UNA HISTORIA ANTERIOR SOBRE EL ORIGEN DE LOS FRISONES
Traducido
por Dulcinea Campayo Bustos
en
el verano de 2017. Del original en
inglés de William Sandbach
Prefacio
del Traductor original
El
trabajo que aquí ofrezco traducido al inglés, ha suscitado, entre
las sociedades literarias de holandeses y germanos, una aguda
controversia acerca de su autenticidad -una controversia que todavía
no ha finalizado; unos afirman que contiene una evidencia interna de
verdad, mientras otros declaran que es una falsificación, pero ni
siquiera estos últimos insisten en que sea una obra de un autor
moderno. Admiten que pueda tener una antigüedad de ciento o ciento
cincuenta años. Si admiten esto, no sé por qué no le conceden una
mayor antigüedad; y acerca de la improbabilidad de la historia que
se relata, remito al lector a la investigación exhaustiva del
Prefacio del Dr. Ottema.
¿Es
más difícil creer que los primitivos Frisones, siendo fuertes e
intrépidos aventureros marinos, viajaron hacia el Mediterráneo e
incluso llegaron más lejos, que el que los Fenicios viajaron hasta
Inglaterra buscando estaño y al mar Báltico a por ámbar? O que una
mujer inteligente llegó a ser legisladora en Atenas o que una diosa
brotó, adulta y armada de una grieta en la cabeza de Júpiter?
No
hay nada en las narraciones de este libro inconsistente con la
probabilidad, por mucho que pueda apartarse de nuestras ideas
preconcebidas; pero, aparte de lo que realmente quiera ser -un
manuscrito muy antiguo o una ficción más moderna- no deja de ser un
trabajo muy interesante y, como tal, lo ofrezco al público
británico.
Para
tener una idea sobre el manuscrito, he fotografiado dos de sus
páginas, que se han añadido a este volumen.
Además
he seguido el plan de traducción del Dr. Ottema imprimiendo el
original Frisón en la página opuesta a la traducción, de tal forma
que cualquier lector que posea conocimiento de la lengua pueda
verificar que la traducción es correcta.
Añadido
al prefacio que he traducido, el Dr. Ottema ha escrito dos
comentarios (1.- Notas y Explicaciones; 2.- La Real Academia y la
acalorada discusión sobre Oera-Linda), ambos valiosos para
cualquiera que desee estudiar la controversia acerca de la
autenticidad de la obra, cuya traducción no considero necesaria para
la presente publicación.
También
han aparecido en el “Deventer Courant” una serie de doce escritos
del mismo sujeto. Aunque escritos de forma anónima, creo que se
deben a la pluma del Profesor Vitringa. Han sido trasladados al
alemán por Mr. Otto.
El
escritor evidentemente se centra en su tarea de criticismo con un
sentimiento de duda acerca de la autenticidad del libro; pero en su
último escrito admite que, tras unos minutos de reflexión, es
incapaz de pronunciar una convicción definitiva a favor o en contra
de él.
Sus
respetables conclusiones se expresan en los siguientes términos:
“
Si el libro es una novela, debo admitir que ha sido escrita con una
buena finalidad y por un hombre inteligente, porque los sentimientos
expresados en él son de una tendencia notablemente moral; y los
hechos relatados, tan lejos como pueden ser rastreados por la
Historia académica, no contienen falsedad; y dónde trata con
sucesos de los que no guardamos memoria; no ofende nuestras ideas de
posibilidad ni imposibilidad”
WM.
R. SANDBACH
INTRODUCCIÓN
C.
OVER DE LINDEN, Superintendente en Jefe del Real Arsenal en Helder,
poseía un manuscrito muy antiguo que había sido preservado en su
familia desde tiempo inmemorial, sin que nadie supiera de dónde
procedía ni lo que contenía, puesto que tanto el lenguaje como la
escritura eran desconocidos.
Todo
lo que se sabía es que la historia contenida en él había sido
recomendada para una perfecta conservación de generación en
generación. Parece que la tradición presenta los contenidos con dos
tipos de letra, una con la que el manuscrito empieza, de Hiddo oera
Linda, año 1256, y de Liko oera Linda, año 803. Llega a C. over de
Linden por orden de su abuelo, Den Heeer Andries over de Linden, que
vivió en Enkhuizen y allí murió el 15 de Abril de 1820, a la edad
de sesenta años. Como el bisnieto en aquel tiempo tenía apenas diez
años, el manuscrito fué custodiado para él por su tío, Aafje
Meyklhoff, nacido en Over de Linden, viviendo en Enkhuizen, quien en
Agosto de 1848 decidió entregárselo al poseedor actual.
El
Dr. Verwijs habiendo oído hablar de él, pidió permiso para
examinar el manuscrito e inmediatamente lo reconoció como un Frisón
muy antiguo. Obtuvo al mismo tiempo permiso para hacer una copia de
él para beneficio de la Society Friesland, y era de la opinión de
que parecía ser de gran importancias, no estaba provisto de
suposiciones e inventos por algún desaprensivo, como él temía. El
manuscrito ha estado en mis manos. Yo también he sentido muchas
dudas, debido a que no podía comprender qué objeto tendría
alguien para inventar una falsa composición sólo para descubrir un
secreto. Esta duda permaneció hasta que examiné los facsímiles
realizados con todo cuidado de dos fragmentos, y más tarde la
totalidad del manuscrito -el primer detalle que me convenció fue la
antigüedad del documento.
Inmediatamente
recordé las alusiones de César escribiendo sobre los Galos y los
Helvetios en su “Guerra de las Galias”. “Graecis utuntur
literis”, según aparece en v.48 que no tenían letras enteramente
griegas. Acerca de ello César sólo pone un comentario -y, a la vez
una verdad- como los escritos, que no se corresponden del todo con
ninguna forma de letras conocida, se parece más bien, a primera
vista a los escritos Griegos, semejante a lo encontrado en los
monumentos y en los más antiguos manuscritos y pertenece a la forma
que se llama lapidaria. Además, después formé la opinión de que
el escritor de la parte más tardía del libro había sido un
contemporáneo de César.
La
forma y el original del escrito es tan minuciosa y tan completamente
descrita en la primera parte del libro, como si no pudiera ser en
ninguna otra lengua. Es muy completa y consta de cuarenta y cuatro
letras, cada una de las cuales tiene tres formas separadas de a
y u,y dos de e, i,
y, y o,
además cuatro pares de consonantes dobles ng, th, ha,
y gs. La ng, que tiene
un sonido nasal no tiene una particular correspondencia en ninguna
lengua occidental, es una conjunción indivisible; la th
es suave, como en inglés, y
a veces es reemplazada por d;
la gs aparece muy
raramente -yo creo que sólo en la palabra segse,
es decir, en el moderno Frisón sidse,
pronunciado sisze.
El
papel, de una longitud de un cuarto, está hecho de algodón, no muy
fino sin marca de agua ni fabricante, hecho sobre un bastidor o
estructura, con líneas no muy perpendiculares.
Una
nota introductoria datada en el 1256 dice que este manuscrito fué
escrito por Hiddo overa Linda en papel extranjero. Por consiguiente
debe de haber venido de España, dónde los Arabes ofrecían papel en
el mercado manufacturado del algodón.
En
este sentido, W. Wattenbach escribe en su “La escritura en la Alta
Edad Media” (Leipzig, 1871):
“La
manufactura del papel de algodón debe haber estado en uso entre los
chinos desde los tiempos más remotos, y debe de haber sido conocido
por los árabes en la conquista de Samarcanda hacia el año 704. En
Damasco esta manufactura era una importante rama de la industria, por
cuya razón se llamaba “Charta Damascena”. Por los árabes este
arte fue introducido en Grecia. Se afirma que manuscritos Griegos del
siglo X escritos sobre papel de algodón existen todavía y que en el
siglo XIII era mucho más usado que el pergamino. Para distinguirlo
del egipcio este papel era llamado “Charca bombicina, sossypina,
cuttunea, xylina. Una distinción del papel lineado no es todavía
necesaria. In la manufactura del papel de algodón eran usadas
originariamente las rayas del algodón. Encontramos el primer papel
con estas características mencionado por Petrus Clusiacensis
(1122-50).
Los
españoles e italianos aprendieron la manufactura de este papel de
los árabes. La principal factoría estaba en Játiva, Valencia,
Toledo, también en Fabriano en la Marca de Ancona.
En
Germania el uso de este papel no llegó a estar muy extendido, no
obstante llegó de Italia o España. De cualquier manera esta nueva
preparación del papel se extendió desde el Este y los pueblos
limítrofes, lo más necesario era que las lineas coincidieran en su
lugar del algodón. Un documento de Kaufbeuren alineado al papel del
año 1318 es muy probablemente genuino. Bodman considera que el más
antiguo pepel lineado es del año 1324, pero más allá de 1350 se
usaron muchas mezclas de papel. Todos los cuidadosamente escritos
manuscritos de gran antigüedad se distinguen por la regularidad de
sus líneas que deben de haber permanecido, aunque ya no se puedan
distinguir los trazos de las líneas. Para hacer las líneas se ussa
una fina hoja de plomo, una regla y un par de compases para marcar
las distancias.
En los
escritos antiguos la tinta es muy negra o marrón, pero cuando han
sido escritos más tarde del siglo XIII, el color de la tinta es casi
gris o amarillenta, y algunas veces casi pálido, demostrando que
contiene acero. Todas estas consideraciones convencieron a los
profesionales de que el manuscrito ante nosotros pertenecía a la
mitad del siglo XIII, escrito con claras letras negras entre finas
líneas cuidadosamente trazadas con regla. El color de la tinta
mostraba decididamente que no contenía plomo. Por estas evidencias
la fecha dada, 1256, está satisfactoriamente probada y es imposible
asignarle cualquier fecha posterior. Por lo tanto toda sospecha de un
moderno engaño se desvanece.
El
idioma es Frisón muy antiguo, todavía más antiguo y puro que el
Frisón de Rjuchtboek o las antiguas leyes frisonas, diferenciándose
de ambas en la forma y el deletreo y así parece ser un dialecto
enteramente distinto y parece que la localización de la lengua debe
de haber sido (como se dijo) entre el Vlie y el Scheldt.
El
estilo es extremadamente simple, conciso y sin complicaciones,
pareciendo una conversación ordinaria y libre en la elección de las
palabras. El deletreo es también simple y fácil, de tal forma que
el lector no encuentra la menor dificultad y aún con todas sus
regularidades, surge de los cambios en la pronunciación a lo largo
del curso de los años, que naturalmente deben haber sucedido, cómo
la última parte del trabajo fué escrita cinco centurias después de
la primera.
Como
un especímen de antigüedad en el lenguaje y la escritura. Yo creo
que me puedo aventurar a decir que este libro es único en su género.
El
escrito sugiere una observación que puede ser de gran importancia.
Los
Griegos sabían y conocían que su escritura no era de su propia
invención. Atribuían su introducción a Kadmo, un Fenicio. La
nombre de sus letras más antiguas, desde el Alfa hasta la Tau,
concuerdan tan exactamente con el nombre de las letras del alfabeto
hebreo, con el que el Fenicio habría conectado en tiempos tempranos,
que no podemos dudar de que el hebreo era el origen del fenicio. Pero
la forma de sus letras difieren tan enteramente de las de los
escritos fenicios y hebreos, que en este particular no puede haber
conexión alguna entre ellos. ¿De dónde, entonces, han derivado los
griegos la forma de sus letras?
Del
“Libro de los seguidores de Adela” encontramos que en los tiempos
en que se dice que Kadmo estaba vivo, alrededor de seis centurias
antes de Cristo, existía un vigoroso intercambio entre los Frisones
y los Fenicios, a los que ellos llaman Kadhemar, o habitantes de las
costas.
El
nombre de Kadmo es bastante cercana a la palabra Kadhemar, por lo que
no creemos que Kadmo signifique simplemente un Fenicio.
Además
de esto sabemos que más o menos por el mismo tiempo una sacerdotisa
del castro en la isla de Walcharen, Min-erva, también llamada
Nyhellenia, se asentó en la Atica a la cabeza de una colonia
Frisona, y fundó un castro en Atenas. También, de las historias
escritas en los muros de Waraburch, sabemos que los Fineses
igualmente conocidos tenían su propia escritura -una muy embrollada
y difícil de leer. Y que, por consiguiente, los Tirios y los Griegos
aprendieron la escritura de Frya. Por esta representación todas las
cosas se explican por sí mismas y queda claro de dónde viene el
exterior parecido entre los Griegos y la antigua escritura Frisona,
que César también señala entre los Galos. Así parece claro en qué
forma los griegos adquirieron y retuvieron los nombres de los Fineses
y las formas de los escritos Frisones.
Igualmente
remarcables son las formas de sus signos. Normalmente llamamos a
nuestros signos “arábigos” aunque no haya el menor parecido con
los usados por los árabes. Los árabes no adoptaron sus cifras del
Este, porque el pueblo semita usaba todo el alfabeto para escribir
los números. La costumbre de expresar los números con diez signos,
la aprendieron los árabes en Occidente, aunque la forma correspondía
en cierta medida con sus escritos, y se escribía de izquierda a
derecha, según la costumbre occidental. Nuestras cifras parecen aquí
surgir de las cifras Frisonas (siffar), cuya forma tiene el
mismo origen que la escritura a mano y se deriva de las líneas de
Juul?
El
libro que tenemos ante nosotros consta de dos partes, diferenciándose
ampliamente una de otra y los sucesos muy lejanos. El escritor de la
primera parte se llama a sí mismo Adela, esposa de Apol, jefe del
poblado de Linda. Lo continúa su hijo Adelbrost y su hija Apollonia.
El primer libro, que abarca desde la página 1 hasta la 88, es
escrito por Adela. La parte siguiente desde la 88 a la 94, la empezó
Adelbrost y la continuó Apollonia. Mucho después, quizá unos
ciento cincuenta años, se escribió un segundo libro, desde la
página 114 a la 134, por Frethorik, después las siguientes, de la
134 a la 143, fueron escritas por su viuda, Wiljow; Después de ésta,
de la 144 a la 169 fueron escritas por su hijo Konereed; y después,
de la 169 a la 192 fueron escritas por su nieto, Beeden. Las páginas
193 y 194, con las que se empezó la última parte, están
defectuosas, por lo que el escritor es desconocido. Probablemente
sería un hijo de Beeden.
En la
página 134, Wiljow menciona otro escrito de Adela. Su nombre era
“thet bok therà sanga (thet boek), thêra tellinga.” y “thet
Hellenia bok”; y más tarde “tha skrifta fon Adela jeftha
Hellenia”
Para
fijar las fechas tenemos que empezar en el año 1256 de nuestra era,
cuando Hiddo overa Linda hizo una copia, en la que dice que era el
año 3449 desde la desaparición de Atland. Esta desaparición de la
antigua tierra (âldland, âtland), era conocida por los griegos, tal
como menciona de Platón en su “Timeo”, la desaparición de la
Atlántida, cuya situación sólo era conocida como más allá de las
Columnas de Hércules. Según estos escritos parece que había una
extensa tierra más allá, al Oeste de Jutland, de la que Heligoland
y las islas del Norte de Friesland eran los áridos vestigios. Este
suceso, que ocasionó una gran dispersión del pueblo Frisón, fué
el comienzo de una era cronológica que corresponde al 2193 a. C. y
es reconocida por los geólogos como la inundación del Cámbrico.
En la
página 80 comienza un relato, en el año 1602 desde la desaparición
de Atland que corresponde al 591 a. C.; y en la página 82 hay un
relato de la muerte de Frâna, Eedermoeder de Teerland, dos años
después -o sea, 589. En la parte escrita por su hija Apollonia,
encontramos que quince meses después de la asamblea, Adela fué
muerta por los Finns en un ataque por sorpresa desde Texland.
Ciertamente esto debe de haber pasado en el año 557 a.C. De aquí se
sigue que, el primer libro, escrito por Adela, lo fue en el año 558
a.C. El segundo libro, por Apollonia, podemos asignarle el año 530
a.C. La parte siguiente contiene la historia de los reyes conocidos
de Fresland, Friso, Adel (Ubbo) y Asega Askar, llamado Negro Adel. De
estos tres reyes, Ubbo no dice nada, o más bien esta parte se ha
perdido, como las páginas de la 169 a la 188.
Fretorik,
el primer escritor, que ahora aparece, era contemporáneo de los
sucesos que relata, s saber, la llegada de Friso. Era un amigo de
Liudgert den Geertman, quién, como elegido almirante de la flota de
Wichhirte, rey del mar, vino con Friso en el año 303 a.C., 1890 años
después de la desaparición de Atland. Él sacó la mayor parte de
su información del diario de navegación de Liudgert.
El
último escritos se presenta a sí mismo más claramente como un
contemporáneo de Black Adel o Askar, hacia mitad de su reinado, en
que los estados Furmerius han aparecido desde el 70 a.C. hasta el 11
d.C.. El mismo período que Julio César y Augusto. Por lo tanto
escribió hacia la mitad del último siglo a.C. y conocía la
conquista de Galia por los romanos. Es evidente que existe un salto
de dos siglos completos entre las dos partes de la obra.
De los
Galos, leemos en la página 84 que eran llamados los “Misioneros de
Sidón”. Y en la página 124 “que los Galos eran druidas”. Los
Galos, entonces, fueron druidas y el nombre de Galos, usado por todos
los pueblos, era realmente sólo el nombre de una orden de sacerdotes
venidos del Este, justamente por eso, para los Romanos, los Galos
eran sacerdotes de Cibeles.
La
mayor parte de los contenidos del libro es nueva en todos los
aspectos. Es decir, no hay nada en él que nosotros aprendéramos con
anterioridad. Lo que hemos leído aquí de Friso, Adel y Askar
difiere enteramente de lo que relataron nuestros propios cronistas, o
más bien se presenta totalmente bajo otra luz. Por ejemplo, todas
las historias de Friso vinieron de la India, o mejor que aquellos
Frisones eran descendientes de Indúes, y aún añaden que Friso era
un Germano y pertenecía a la raza Persa, a la que Herodoto llama
“germanos”. De acuerdo con lo expuesto en este libro, Friso vino
de la India, con la flota de Nearco, pero sin embargo no era hindú.
Era de origen Frisón, del pueblo de Frya. Pertenecía, de hecho, a
la colonia Frisona que antes de la muerte de Nijhellenia, diecisite
siglos y medio antes de Cristo, bajo la dirección de un sacerdote
Geert, se estableció en el Panjab y adoptaron el nombre de Geertmen.
Los Geertmen fueron conocidos sólo por un escritor griego, Estrabón,
que los menciona como Germanos, totalmene diferentes de los Bragmanes
en cultura, lenguaje y religión.
Los
historiadores de las expediciones de Alejandro no hablan ni de
Frisones ni de Geertmen, aunque mencionan a los Indoscitanos,
describiendo de este modo un pueblo que vive en la India, pero cuyo
origen está distante, en el desconocido Norte.
En las
narraciones de Liudgert no se dan nombre de los lugares en los que
los Frisones vivieron en la India. Sólo sabemos que al principio se
establecieron al Este del Punjab, y más tarde se trasladaron hacia
el Oeste de los ríos. Se menciona, por otra parte, como hecho
llamativo, que en el verano el sol de mediodía estaba directamente
sobre sus cabezas. Por lo tanto vivían en los Trópicos. Encontramos
en Ptolomeo (ver el mapa de Kieper), exactamente a 24º N. en el
lado oeste del Indo, llamado Minnagara, y a seis grados Este de allí,
a 22º N., otro Minnagara. Este nombre es enteramente Frisón, lo
mismo que Walhallagara, Folsgara, y deriva de Mina, el nombre de una
Eeremoeder, en cuyo tiempo se realizaron los viajes de Teunis y su
nieto Inca.
La
coincidencia es demasiado evidente como para ser accidental, y no
probar que Minnagara fué el asentamiento de una colonia Frisona. El
establecimiento de colonos en el l551 a.C. y su período allí, lo
encontramos totalmente descritos en el libro de Adela; y con una
alusión a una más importante circunstancia, es decir, que los
marineros Frisones atravesaron el estrecho que, en aquellos tiempos,
todavía accedía al Mar Rojo.
En
Estrabón, libro I, páginas 38 y 50, aparece que Eratóstenes estaba
enterado de la existencia de este estrecho, del que no hacen mención
los geógrafos posteriores. Existía todavía en los tiempos de
Moisés (Exodo XIV, 2) porque él acampó en Pi-ha-chiroht, “el
monte del estrecho”. Además, Estrabón menciona que Sesostris hizo
un intento de acortar a través del istmo, pero que no fué capaz de
alcanzarlo. Que en aquel tiempo remoto, el mar tenía realmente
caudal se probó por el resultado de las investigaciones en el istmo
realizadas por la Comisión del Canal de Suez, del que M. Renaud
presentó un informe a la Academia de las Ciencias en el siglo XIX,
en Junio de 1856. En este informe, entre otras cosas, aparece lo
siguiente: “una cuestión muy controvertida es la de saber si en la
época en que los Hebreos huyeron de Egipto, bajo la dirección de
Moisés, los lagos amargos formaban parte todavía del Mar Rojo. Esta
última hipótesis se consideraría mejor que la hipótesis contraria
según los libros sagrados, pero también se puede admitir que desde
la época de Moisés el suelo de Suez habría salido de las aguas”.
Con
respecto a esta cuestión, es ciertamente importante encontrarse con
un relato en este manuscrito Frisón, en el que parece que en el
siglo sexto antes de Cristo la conexión entre los Lagos Amargos y el
Mar Rojo todavía existía y que el estrecho aún era navegable. El
manuscrito establece además que poco después del paso de Geertmen
hubo un terremoto; y que la tierra subió tan alto que todo el agua
resbaló y todas las superficies y las tierras de aluvión subieron
como un muro. Esto debe de haber sucedido después de los tiempos de
Moisés, así que en los tiempos del Éxodo (1564 B.C.) el tramo
entre Suez y los Lagos Amargos era todavía navegable, pero podría
ser vadeado sin mojarse por la parte más baja del agua.
Este
momento es, entonces, el comienzo del istmo, después de cuya
formación la ensenada del norte fué rellenada ciertamente tan lejos
como hasta el Golfo de Pelusium.
El
mapa de Louis Figuier, en el “Año científico e industrial”
(primer año), París, Hachette, 1857, da una ilustración detallada
de la formación de esta tierra.
Otra
información, que se encuentra sólo en Estrabón, encuentra también
aquí una confirmación. Sólo Estrabón, entre todos los escritores
griegos cuenta que Nearco, después de haber desembarcado sus tropas
en el Golfo Pérsico, en el Monte de Pasitigris, navegó fuera del
Golfo Pérsico por mandato de Alejandro, y condujo alrededor de
Arabia a través del Golfo de Arabia. Según está contado, no está
claro qué iba a hacer allí Niarcho, ni cuál era el objeto de un
viaje tan largo. Si, como Estrabón parece pensar, se trataba sólo
de descubrimientos geográficos, no necesitaba haber llevado toda la
flota. Uno o dos barcos hubieran sido suficientes. No hemos leído
que retornara. Entonces, ¿dónde permaneció con aquella flota?.
La
contestación a esta pregunta la encontramos en la versión frisona
de la historia. Alejandro había comprado los barcos en el Indo, o
habían sido construidos por los descendientes de los Frisones que se
habían asentado allí -los Geertmen- y había cogido a su servicio
marineros entre ellos, y a la cabeza de todos estaba Friso. Alejandro
habiendo completado sus viajes y el transporte de sus tropas, no
había pensado usar los barcos en el Golfo Pérsico, sino que los
quería utilizar en el Mediterráneo. Se le había metido esta idea
en la cabeza y tenía que llevarla a efecto. Él quería hacer lo que
ningún otro había hecho antes de él. Con este propósito Niarcho
había abandonado el Mar Rojo y a su llegada a Suez había encontrado
200 elefantes, 1000 camellos, trabajadores y materiales, madera y
cuerdas, con la intención de transportar los barcos por tierra sobre
el istmo. Este trabajo se realizó y se completó con tanto
entusiasmo y energía que después de tres meses de trabajos la flota
estaba navegando en el Mediterráneo. Que esta flota llegó realmente
al Mediterráneo aparece en “La vida de Alejandro “ de Plutarco,
pero él hace a Niarcho conducir la flota alrededor de Africa y
navegar a través de las Columnas de Hércules.
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