miércoles, 12 de julio de 2017

OERA LINDA (UN MANUSCRITO DEL SIGLO XIII) ( I )

OERA LINDA

UN MANUSCRITO DEL SIGLO XIII

DE UNA HISTORIA ANTERIOR SOBRE EL ORIGEN DE LOS FRISONES


Traducido por Dulcinea Campayo Bustos
en el verano de 2017. Del original en inglés de William Sandbach



Prefacio del Traductor original

El trabajo que aquí ofrezco traducido al inglés, ha suscitado, entre las sociedades literarias de holandeses y germanos, una aguda controversia acerca de su autenticidad -una controversia que todavía no ha finalizado; unos afirman que contiene una evidencia interna de verdad, mientras otros declaran que es una falsificación, pero ni siquiera estos últimos insisten en que sea una obra de un autor moderno. Admiten que pueda tener una antigüedad de ciento o ciento cincuenta años. Si admiten esto, no sé por qué no le conceden una mayor antigüedad; y acerca de la improbabilidad de la historia que se relata, remito al lector a la investigación exhaustiva del Prefacio del Dr. Ottema.

¿Es más difícil creer que los primitivos Frisones, siendo fuertes e intrépidos aventureros marinos, viajaron hacia el Mediterráneo e incluso llegaron más lejos, que el que los Fenicios viajaron hasta Inglaterra buscando estaño y al mar Báltico a por ámbar? O que una mujer inteligente llegó a ser legisladora en Atenas o que una diosa brotó, adulta y armada de una grieta en la cabeza de Júpiter?

No hay nada en las narraciones de este libro inconsistente con la probabilidad, por mucho que pueda apartarse de nuestras ideas preconcebidas; pero, aparte de lo que realmente quiera ser -un manuscrito muy antiguo o una ficción más moderna- no deja de ser un trabajo muy interesante y, como tal, lo ofrezco al público británico.

Para tener una idea sobre el manuscrito, he fotografiado dos de sus páginas, que se han añadido a este volumen.

Además he seguido el plan de traducción del Dr. Ottema imprimiendo el original Frisón en la página opuesta a la traducción, de tal forma que cualquier lector que posea conocimiento de la lengua pueda verificar que la traducción es correcta.

Añadido al prefacio que he traducido, el Dr. Ottema ha escrito dos comentarios (1.- Notas y Explicaciones; 2.- La Real Academia y la acalorada discusión sobre Oera-Linda), ambos valiosos para cualquiera que desee estudiar la controversia acerca de la autenticidad de la obra, cuya traducción no considero necesaria para la presente publicación.

También han aparecido en el “Deventer Courant” una serie de doce escritos del mismo sujeto. Aunque escritos de forma anónima, creo que se deben a la pluma del Profesor Vitringa. Han sido trasladados al alemán por Mr. Otto.

El escritor evidentemente se centra en su tarea de criticismo con un sentimiento de duda acerca de la autenticidad del libro; pero en su último escrito admite que, tras unos minutos de reflexión, es incapaz de pronunciar una convicción definitiva a favor o en contra de él.

Sus respetables conclusiones se expresan en los siguientes términos:

“ Si el libro es una novela, debo admitir que ha sido escrita con una buena finalidad y por un hombre inteligente, porque los sentimientos expresados en él son de una tendencia notablemente moral; y los hechos relatados, tan lejos como pueden ser rastreados por la Historia académica, no contienen falsedad; y dónde trata con sucesos de los que no guardamos memoria; no ofende nuestras ideas de posibilidad ni imposibilidad”
WM. R. SANDBACH



INTRODUCCIÓN

C. OVER DE LINDEN, Superintendente en Jefe del Real Arsenal en Helder, poseía un manuscrito muy antiguo que había sido preservado en su familia desde tiempo inmemorial, sin que nadie supiera de dónde procedía ni lo que contenía, puesto que tanto el lenguaje como la escritura eran desconocidos.

Todo lo que se sabía es que la historia contenida en él había sido recomendada para una perfecta conservación de generación en generación. Parece que la tradición presenta los contenidos con dos tipos de letra, una con la que el manuscrito empieza, de Hiddo oera Linda, año 1256, y de Liko oera Linda, año 803. Llega a C. over de Linden por orden de su abuelo, Den Heeer Andries over de Linden, que vivió en Enkhuizen y allí murió el 15 de Abril de 1820, a la edad de sesenta años. Como el bisnieto en aquel tiempo tenía apenas diez años, el manuscrito fué custodiado para él por su tío, Aafje Meyklhoff, nacido en Over de Linden, viviendo en Enkhuizen, quien en Agosto de 1848 decidió entregárselo al poseedor actual.

El Dr. Verwijs habiendo oído hablar de él, pidió permiso para examinar el manuscrito e inmediatamente lo reconoció como un Frisón muy antiguo. Obtuvo al mismo tiempo permiso para hacer una copia de él para beneficio de la Society Friesland, y era de la opinión de que parecía ser de gran importancias, no estaba provisto de suposiciones e inventos por algún desaprensivo, como él temía. El manuscrito ha estado en mis manos. Yo también he sentido muchas dudas, debido a que no podía comprender qué objeto tendría alguien para inventar una falsa composición sólo para descubrir un secreto. Esta duda permaneció hasta que examiné los facsímiles realizados con todo cuidado de dos fragmentos, y más tarde la totalidad del manuscrito -el primer detalle que me convenció fue la antigüedad del documento.

Inmediatamente recordé las alusiones de César escribiendo sobre los Galos y los Helvetios en su “Guerra de las Galias”. “Graecis utuntur literis”, según aparece en v.48 que no tenían letras enteramente griegas. Acerca de ello César sólo pone un comentario -y, a la vez una verdad- como los escritos, que no se corresponden del todo con ninguna forma de letras conocida, se parece más bien, a primera vista a los escritos Griegos, semejante a lo encontrado en los monumentos y en los más antiguos manuscritos y pertenece a la forma que se llama lapidaria. Además, después formé la opinión de que el escritor de la parte más tardía del libro había sido un contemporáneo de César.

La forma y el original del escrito es tan minuciosa y tan completamente descrita en la primera parte del libro, como si no pudiera ser en ninguna otra lengua. Es muy completa y consta de cuarenta y cuatro letras, cada una de las cuales tiene tres formas separadas de a y u,y dos de e, i, y, y o, además cuatro pares de consonantes dobles ng, th, ha, y gs. La ng, que tiene un sonido nasal no tiene una particular correspondencia en ninguna lengua occidental, es una conjunción indivisible; la th es suave, como en inglés, y a veces es reemplazada por d; la gs aparece muy raramente -yo creo que sólo en la palabra segse, es decir, en el moderno Frisón sidse, pronunciado sisze.

El papel, de una longitud de un cuarto, está hecho de algodón, no muy fino sin marca de agua ni fabricante, hecho sobre un bastidor o estructura, con líneas no muy perpendiculares.

Una nota introductoria datada en el 1256 dice que este manuscrito fué escrito por Hiddo overa Linda en papel extranjero. Por consiguiente debe de haber venido de España, dónde los Arabes ofrecían papel en el mercado manufacturado del algodón.

En este sentido, W. Wattenbach escribe en su “La escritura en la Alta Edad Media” (Leipzig, 1871):

La manufactura del papel de algodón debe haber estado en uso entre los chinos desde los tiempos más remotos, y debe de haber sido conocido por los árabes en la conquista de Samarcanda hacia el año 704. En Damasco esta manufactura era una importante rama de la industria, por cuya razón se llamaba “Charta Damascena”. Por los árabes este arte fue introducido en Grecia. Se afirma que manuscritos Griegos del siglo X escritos sobre papel de algodón existen todavía y que en el siglo XIII era mucho más usado que el pergamino. Para distinguirlo del egipcio este papel era llamado “Charca bombicina, sossypina, cuttunea, xylina. Una distinción del papel lineado no es todavía necesaria. In la manufactura del papel de algodón eran usadas originariamente las rayas del algodón. Encontramos el primer papel con estas características mencionado por Petrus Clusiacensis (1122-50).

Los españoles e italianos aprendieron la manufactura de este papel de los árabes. La principal factoría estaba en Játiva, Valencia, Toledo, también en Fabriano en la Marca de Ancona.

En Germania el uso de este papel no llegó a estar muy extendido, no obstante llegó de Italia o España. De cualquier manera esta nueva preparación del papel se extendió desde el Este y los pueblos limítrofes, lo más necesario era que las lineas coincidieran en su lugar del algodón. Un documento de Kaufbeuren alineado al papel del año 1318 es muy probablemente genuino. Bodman considera que el más antiguo pepel lineado es del año 1324, pero más allá de 1350 se usaron muchas mezclas de papel. Todos los cuidadosamente escritos manuscritos de gran antigüedad se distinguen por la regularidad de sus líneas que deben de haber permanecido, aunque ya no se puedan distinguir los trazos de las líneas. Para hacer las líneas se ussa una fina hoja de plomo, una regla y un par de compases para marcar las distancias.

En los escritos antiguos la tinta es muy negra o marrón, pero cuando han sido escritos más tarde del siglo XIII, el color de la tinta es casi gris o amarillenta, y algunas veces casi pálido, demostrando que contiene acero. Todas estas consideraciones convencieron a los profesionales de que el manuscrito ante nosotros pertenecía a la mitad del siglo XIII, escrito con claras letras negras entre finas líneas cuidadosamente trazadas con regla. El color de la tinta mostraba decididamente que no contenía plomo. Por estas evidencias la fecha dada, 1256, está satisfactoriamente probada y es imposible asignarle cualquier fecha posterior. Por lo tanto toda sospecha de un moderno engaño se desvanece.

El idioma es Frisón muy antiguo, todavía más antiguo y puro que el Frisón de Rjuchtboek o las antiguas leyes frisonas, diferenciándose de ambas en la forma y el deletreo y así parece ser un dialecto enteramente distinto y parece que la localización de la lengua debe de haber sido (como se dijo) entre el Vlie y el Scheldt.

El estilo es extremadamente simple, conciso y sin complicaciones, pareciendo una conversación ordinaria y libre en la elección de las palabras. El deletreo es también simple y fácil, de tal forma que el lector no encuentra la menor dificultad y aún con todas sus regularidades, surge de los cambios en la pronunciación a lo largo del curso de los años, que naturalmente deben haber sucedido, cómo la última parte del trabajo fué escrita cinco centurias después de la primera.

Como un especímen de antigüedad en el lenguaje y la escritura. Yo creo que me puedo aventurar a decir que este libro es único en su género.

El escrito sugiere una observación que puede ser de gran importancia.

Los Griegos sabían y conocían que su escritura no era de su propia invención. Atribuían su introducción a Kadmo, un Fenicio. La nombre de sus letras más antiguas, desde el Alfa hasta la Tau, concuerdan tan exactamente con el nombre de las letras del alfabeto hebreo, con el que el Fenicio habría conectado en tiempos tempranos, que no podemos dudar de que el hebreo era el origen del fenicio. Pero la forma de sus letras difieren tan enteramente de las de los escritos fenicios y hebreos, que en este particular no puede haber conexión alguna entre ellos. ¿De dónde, entonces, han derivado los griegos la forma de sus letras?

Del “Libro de los seguidores de Adela” encontramos que en los tiempos en que se dice que Kadmo estaba vivo, alrededor de seis centurias antes de Cristo, existía un vigoroso intercambio entre los Frisones y los Fenicios, a los que ellos llaman Kadhemar, o habitantes de las costas.

El nombre de Kadmo es bastante cercana a la palabra Kadhemar, por lo que no creemos que Kadmo signifique simplemente un Fenicio.

Además de esto sabemos que más o menos por el mismo tiempo una sacerdotisa del castro en la isla de Walcharen, Min-erva, también llamada Nyhellenia, se asentó en la Atica a la cabeza de una colonia Frisona, y fundó un castro en Atenas. También, de las historias escritas en los muros de Waraburch, sabemos que los Fineses igualmente conocidos tenían su propia escritura -una muy embrollada y difícil de leer. Y que, por consiguiente, los Tirios y los Griegos aprendieron la escritura de Frya. Por esta representación todas las cosas se explican por sí mismas y queda claro de dónde viene el exterior parecido entre los Griegos y la antigua escritura Frisona, que César también señala entre los Galos. Así parece claro en qué forma los griegos adquirieron y retuvieron los nombres de los Fineses y las formas de los escritos Frisones.

Igualmente remarcables son las formas de sus signos. Normalmente llamamos a nuestros signos “arábigos” aunque no haya el menor parecido con los usados por los árabes. Los árabes no adoptaron sus cifras del Este, porque el pueblo semita usaba todo el alfabeto para escribir los números. La costumbre de expresar los números con diez signos, la aprendieron los árabes en Occidente, aunque la forma correspondía en cierta medida con sus escritos, y se escribía de izquierda a derecha, según la costumbre occidental. Nuestras cifras parecen aquí surgir de las cifras Frisonas (siffar), cuya forma tiene el mismo origen que la escritura a mano y se deriva de las líneas de Juul?

El libro que tenemos ante nosotros consta de dos partes, diferenciándose ampliamente una de otra y los sucesos muy lejanos. El escritor de la primera parte se llama a sí mismo Adela, esposa de Apol, jefe del poblado de Linda. Lo continúa su hijo Adelbrost y su hija Apollonia. El primer libro, que abarca desde la página 1 hasta la 88, es escrito por Adela. La parte siguiente desde la 88 a la 94, la empezó Adelbrost y la continuó Apollonia. Mucho después, quizá unos ciento cincuenta años, se escribió un segundo libro, desde la página 114 a la 134, por Frethorik, después las siguientes, de la 134 a la 143, fueron escritas por su viuda, Wiljow; Después de ésta, de la 144 a la 169 fueron escritas por su hijo Konereed; y después, de la 169 a la 192 fueron escritas por su nieto, Beeden. Las páginas 193 y 194, con las que se empezó la última parte, están defectuosas, por lo que el escritor es desconocido. Probablemente sería un hijo de Beeden.

En la página 134, Wiljow menciona otro escrito de Adela. Su nombre era “thet bok therà sanga (thet boek), thêra tellinga.” y “thet Hellenia bok”; y más tarde “tha skrifta fon Adela jeftha Hellenia”

Para fijar las fechas tenemos que empezar en el año 1256 de nuestra era, cuando Hiddo overa Linda hizo una copia, en la que dice que era el año 3449 desde la desaparición de Atland. Esta desaparición de la antigua tierra (âldland, âtland), era conocida por los griegos, tal como menciona de Platón en su “Timeo”, la desaparición de la Atlántida, cuya situación sólo era conocida como más allá de las Columnas de Hércules. Según estos escritos parece que había una extensa tierra más allá, al Oeste de Jutland, de la que Heligoland y las islas del Norte de Friesland eran los áridos vestigios. Este suceso, que ocasionó una gran dispersión del pueblo Frisón, fué el comienzo de una era cronológica que corresponde al 2193 a. C. y es reconocida por los geólogos como la inundación del Cámbrico.

En la página 80 comienza un relato, en el año 1602 desde la desaparición de Atland que corresponde al 591 a. C.; y en la página 82 hay un relato de la muerte de Frâna, Eedermoeder de Teerland, dos años después -o sea, 589. En la parte escrita por su hija Apollonia, encontramos que quince meses después de la asamblea, Adela fué muerta por los Finns en un ataque por sorpresa desde Texland. Ciertamente esto debe de haber pasado en el año 557 a.C. De aquí se sigue que, el primer libro, escrito por Adela, lo fue en el año 558 a.C. El segundo libro, por Apollonia, podemos asignarle el año 530 a.C. La parte siguiente contiene la historia de los reyes conocidos de Fresland, Friso, Adel (Ubbo) y Asega Askar, llamado Negro Adel. De estos tres reyes, Ubbo no dice nada, o más bien esta parte se ha perdido, como las páginas de la 169 a la 188.

Fretorik, el primer escritor, que ahora aparece, era contemporáneo de los sucesos que relata, s saber, la llegada de Friso. Era un amigo de Liudgert den Geertman, quién, como elegido almirante de la flota de Wichhirte, rey del mar, vino con Friso en el año 303 a.C., 1890 años después de la desaparición de Atland. Él sacó la mayor parte de su información del diario de navegación de Liudgert.

El último escritos se presenta a sí mismo más claramente como un contemporáneo de Black Adel o Askar, hacia mitad de su reinado, en que los estados Furmerius han aparecido desde el 70 a.C. hasta el 11 d.C.. El mismo período que Julio César y Augusto. Por lo tanto escribió hacia la mitad del último siglo a.C. y conocía la conquista de Galia por los romanos. Es evidente que existe un salto de dos siglos completos entre las dos partes de la obra.

De los Galos, leemos en la página 84 que eran llamados los “Misioneros de Sidón”. Y en la página 124 “que los Galos eran druidas”. Los Galos, entonces, fueron druidas y el nombre de Galos, usado por todos los pueblos, era realmente sólo el nombre de una orden de sacerdotes venidos del Este, justamente por eso, para los Romanos, los Galos eran sacerdotes de Cibeles.

La mayor parte de los contenidos del libro es nueva en todos los aspectos. Es decir, no hay nada en él que nosotros aprendéramos con anterioridad. Lo que hemos leído aquí de Friso, Adel y Askar difiere enteramente de lo que relataron nuestros propios cronistas, o más bien se presenta totalmente bajo otra luz. Por ejemplo, todas las historias de Friso vinieron de la India, o mejor que aquellos Frisones eran descendientes de Indúes, y aún añaden que Friso era un Germano y pertenecía a la raza Persa, a la que Herodoto llama “germanos”. De acuerdo con lo expuesto en este libro, Friso vino de la India, con la flota de Nearco, pero sin embargo no era hindú. Era de origen Frisón, del pueblo de Frya. Pertenecía, de hecho, a la colonia Frisona que antes de la muerte de Nijhellenia, diecisite siglos y medio antes de Cristo, bajo la dirección de un sacerdote Geert, se estableció en el Panjab y adoptaron el nombre de Geertmen. Los Geertmen fueron conocidos sólo por un escritor griego, Estrabón, que los menciona como Germanos, totalmene diferentes de los Bragmanes en cultura, lenguaje y religión.

Los historiadores de las expediciones de Alejandro no hablan ni de Frisones ni de Geertmen, aunque mencionan a los Indoscitanos, describiendo de este modo un pueblo que vive en la India, pero cuyo origen está distante, en el desconocido Norte.

En las narraciones de Liudgert no se dan nombre de los lugares en los que los Frisones vivieron en la India. Sólo sabemos que al principio se establecieron al Este del Punjab, y más tarde se trasladaron hacia el Oeste de los ríos. Se menciona, por otra parte, como hecho llamativo, que en el verano el sol de mediodía estaba directamente sobre sus cabezas. Por lo tanto vivían en los Trópicos. Encontramos en Ptolomeo (ver el mapa de Kieper), exactamente a 24º N. en el lado oeste del Indo, llamado Minnagara, y a seis grados Este de allí, a 22º N., otro Minnagara. Este nombre es enteramente Frisón, lo mismo que Walhallagara, Folsgara, y deriva de Mina, el nombre de una Eeremoeder, en cuyo tiempo se realizaron los viajes de Teunis y su nieto Inca.

La coincidencia es demasiado evidente como para ser accidental, y no probar que Minnagara fué el asentamiento de una colonia Frisona. El establecimiento de colonos en el l551 a.C. y su período allí, lo encontramos totalmente descritos en el libro de Adela; y con una alusión a una más importante circunstancia, es decir, que los marineros Frisones atravesaron el estrecho que, en aquellos tiempos, todavía accedía al Mar Rojo.

En Estrabón, libro I, páginas 38 y 50, aparece que Eratóstenes estaba enterado de la existencia de este estrecho, del que no hacen mención los geógrafos posteriores. Existía todavía en los tiempos de Moisés (Exodo XIV, 2) porque él acampó en Pi-ha-chiroht, “el monte del estrecho”. Además, Estrabón menciona que Sesostris hizo un intento de acortar a través del istmo, pero que no fué capaz de alcanzarlo. Que en aquel tiempo remoto, el mar tenía realmente caudal se probó por el resultado de las investigaciones en el istmo realizadas por la Comisión del Canal de Suez, del que M. Renaud presentó un informe a la Academia de las Ciencias en el siglo XIX, en Junio de 1856. En este informe, entre otras cosas, aparece lo siguiente: “una cuestión muy controvertida es la de saber si en la época en que los Hebreos huyeron de Egipto, bajo la dirección de Moisés, los lagos amargos formaban parte todavía del Mar Rojo. Esta última hipótesis se consideraría mejor que la hipótesis contraria según los libros sagrados, pero también se puede admitir que desde la época de Moisés el suelo de Suez habría salido de las aguas”.

Con respecto a esta cuestión, es ciertamente importante encontrarse con un relato en este manuscrito Frisón, en el que parece que en el siglo sexto antes de Cristo la conexión entre los Lagos Amargos y el Mar Rojo todavía existía y que el estrecho aún era navegable. El manuscrito establece además que poco después del paso de Geertmen hubo un terremoto; y que la tierra subió tan alto que todo el agua resbaló y todas las superficies y las tierras de aluvión subieron como un muro. Esto debe de haber sucedido después de los tiempos de Moisés, así que en los tiempos del Éxodo (1564 B.C.) el tramo entre Suez y los Lagos Amargos era todavía navegable, pero podría ser vadeado sin mojarse por la parte más baja del agua.

Este momento es, entonces, el comienzo del istmo, después de cuya formación la ensenada del norte fué rellenada ciertamente tan lejos como hasta el Golfo de Pelusium.

El mapa de Louis Figuier, en el “Año científico e industrial” (primer año), París, Hachette, 1857, da una ilustración detallada de la formación de esta tierra.

Otra información, que se encuentra sólo en Estrabón, encuentra también aquí una confirmación. Sólo Estrabón, entre todos los escritores griegos cuenta que Nearco, después de haber desembarcado sus tropas en el Golfo Pérsico, en el Monte de Pasitigris, navegó fuera del Golfo Pérsico por mandato de Alejandro, y condujo alrededor de Arabia a través del Golfo de Arabia. Según está contado, no está claro qué iba a hacer allí Niarcho, ni cuál era el objeto de un viaje tan largo. Si, como Estrabón parece pensar, se trataba sólo de descubrimientos geográficos, no necesitaba haber llevado toda la flota. Uno o dos barcos hubieran sido suficientes. No hemos leído que retornara. Entonces, ¿dónde permaneció con aquella flota?.


La contestación a esta pregunta la encontramos en la versión frisona de la historia. Alejandro había comprado los barcos en el Indo, o habían sido construidos por los descendientes de los Frisones que se habían asentado allí -los Geertmen- y había cogido a su servicio marineros entre ellos, y a la cabeza de todos estaba Friso. Alejandro habiendo completado sus viajes y el transporte de sus tropas, no había pensado usar los barcos en el Golfo Pérsico, sino que los quería utilizar en el Mediterráneo. Se le había metido esta idea en la cabeza y tenía que llevarla a efecto. Él quería hacer lo que ningún otro había hecho antes de él. Con este propósito Niarcho había abandonado el Mar Rojo y a su llegada a Suez había encontrado 200 elefantes, 1000 camellos, trabajadores y materiales, madera y cuerdas, con la intención de transportar los barcos por tierra sobre el istmo. Este trabajo se realizó y se completó con tanto entusiasmo y energía que después de tres meses de trabajos la flota estaba navegando en el Mediterráneo. Que esta flota llegó realmente al Mediterráneo aparece en “La vida de Alejandro “ de Plutarco, pero él hace a Niarcho conducir la flota alrededor de Africa y navegar a través de las Columnas de Hércules.

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