De las Tablillas sumerias encontradas en Irak, en la ruinas de Eridu, ciudad de cuya existencia se ha dudado hasta el siglo XIX.
... Y la voz volvió a hablar, diciendo, hijo de la ciudad de Eridu, Endubsar, mi fiel sirviente. Te he convocado para que escribas mis palabras, pues estoy muy turbado por la Gran Calamidad que ha caído sobre la Humanidad. Es mi deseo registrar el verdadero curso de los acontecimientos, para que tanto dioses como hombres sepan que mis manos están limpias. Desde el Gran Diluvio, no había caído una calamidad tal sobre la Tierra, los dioses y los terrestres. Pero el Gran Diluvio estaba destinado a suceder, no así la gran calamidad. Ésta, hace siete años, no tenía que haber ocurrido, y yo, Enki, hice todo lo que pude por impedirla; pero, ¡ay!, fracasé. Y ¿fué hado o fue destino¿
El futuro juzgará, pues al final de los días un Día del Juicio habrá. En ese día, la tierra temblará y los ríos cambiarán de curso, y habrá oscuridad al mediodía y un fuego en los cielos por la noche, será el día del regreso del dios celestial. Y habrá quien sobreviva y quien perezca, quien sea recompensado y quien sea castigado, dioses y hombres por igual, en ese día se descubrirá; pues lo que venga a suceder, por lo que ha sucedido será determinado; y lo que estaba destinado, en un ciclo será repetido, y lo que fue fruto del hado y ocurrió sólo por la voluntad del corazón, para bien o para mal vendrá a ser juzgado.
La voz cayó en el silencio, después, el gran señor habló de nuevo, diciendo: Es por esta razón que te contaré el relato veraz de los Principios y de los Tiempos Previos y de los Tiempos de Antaño; pues, en el pasado, el futuro está oculto. Durante cuarenta días y cuarenta noches, yo hablaré y tú escribirás; cuarenta será la cuenta de los días y las noches de tu trabajo aquí, pues cuarenta es mi número sagrado entre los dioses. Durante cuarenta días y cuarenta noches, no comerás ni beberás; sólo esta onza de pan y agua tomarás, y te mantendrá durante todo tu trabajo.......
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Por eso rastreo, como Snoopy cuando persigue la senda de un conejo, los rastros que nos han ido dejando todos los que han escrito a lo largo de la historia. No me río de sus filosofías, pero pongo en duda las intenciones de algunos. ¿Quién desterro la filosofía de la poesía? Platón. ¿Quién resaltó con mucha contundencia la materialidad de los primeros filósofos? Aristóteles. Eran grandes meditadores y seguro que meditaron los escritos de Homero y las Genealogías de Hesíodo, ¿qué vieron que les asustó? o ¿qué han visto los voceros posteriores para seguir machacando durante siglos los mismos clavos.
Y ¿a esto lo llamas reir?. Yo busco la madriguera, las migajas que nos han ido dejando, escondidas quizá, no sólo en sitios secretos, sino en los escritos contradictorios de algunos que se llamaron filósofos. ¿No es tarea del filósofo buscar la verdad en corrientes subterráneas?
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