Un soneto me manda hacer Violante
y, en mi vida me he visto en tal aprieto (Quevedo)
Hace ya, más o menos un mes, publiqué como mero divertimento un cuento corto de Giorgio Manganelli, porque tiene una forma de liar la madeja que, no es que rías a carcajadas, pero no te permiten dejar de sonreir ( en algún sitio, en algún tiempo leí que un buen libro de humor es aquel que te mantiene una sonrisa durante toda su lectura). Un asiduo de G+ me preguntó si conocía a Enrique Vila- Matas como buen representante, según su opinión, de narraciones cortas. No lo conocía, pero me gustan los relatos cortos. Los escritores, cuando realmente dan la talla, como los toreros y es mi opinión, es cuando son capaces de sintetizar una página en una palabra. Yo disfruto al verlo.
Bien, como no conocía al autor y no sabía nada de él, acudí a dónde todos, a la Wiki, dónde leí su biografía, y su obra. Me interesó el autor y compré tres libros de cuentos para ver cómo era. Y éste es mi comentario:
1º) Suicidios ejemplares. El estilo narrativo es bueno, en algunas páginas inmejorable. Pero lo verdaderamente nuevo es la forma que tiene el escritor de las diversas formas de suicido. Cualquiera se puede suicidar sin morirse. El suicidio, como huida de una situación que te resulta inaguantable, puede resultar efectivo, gratificante e incluso deseable para el sujeto. Te presenta los personajes de forma concisa, pero las palabras están tan bien elegidas que tú mismo, el lector, sufres con ellos. Todos contemplan, como única solución el suicidio. Hasta tú que lo lees, no ves otra salida. Y, efectivamente, se produce el suicidio pero, y ahí reside la validez de estos cuentos, nunca como tú lo esperas. Al ser cuentos cortos, no seré yo quién estropee la lectura de nadie, ni la originalidad de las soluciones. Pero sí recomiendo el libro.
2º) Hijos sin hijos. Como indica el título, la temática cambia, pero el estilo y la sorpresa siguen siendo la pauta; y el cambio de enfoque, al que el autor ya te tiene acostumbrado, hace que casi te corra prisa leer el final.Y de la forma más natural, de acuerdo con los datos, cuando llegas al final, te quedas estupefacta. Y, una página tras otra, el escritor te sorprende con la cantidad de formas que puede adquirir la expresión Hijos sin hijos.
3º) Exploradores del Abismo. El título ya indica el cambio de tema. Pero es que su planteamiento es más profundo. Sus personajes están o bordean o se entretienen demasiado en el borde del abismo que constituye la propia identidad.
Una pequeña pega semántica, debida sin duda a que el autor es catalán. El castellano es correctísimo, excepto por una construcción que utiliza mucho y que llama mucho la atención: se trata del uso de "bien", que implica estado de ánimo, en vez del "muy" que implica cantidad. Aunque no desmerece semejante detalle la validez de su escritura.
Y, para ser la primera opinión literaria, ya no se me ocurren más cosas. Si siguiera os chafaría la lectura.
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