viernes, 26 de agosto de 2016

DISCURSO DE ZARATRUSTRA



Aclaración mía propia. ¿Por qué cuando se habla de Nietzsche se hace tanto hincapié en sus trastornos psíquicos? Es de justicia aclarar que la mayor parte de sus internamientos fueron por propia iniciativa. Consideraba que era el sitio en el que se encontraba más tranquilo y libre para pensar. El que no haya estado nunca en una institución así, no puede entender esa gran verdad. Existe más permisividad y libertad en un Centro psiquiátrico de lo que se podría esperar. Y, sobre todo, nadie te dice nada, aunque te observen constantemente. Estoy hablando de trastornos más bien de ánimo. Ni siquiera era bipolar. Nietzsche fue siempre un multipolar lúcido. Y, siempre he creído que sabía mucho más del mundo antiguo de lo que quiso reconocer. Si no lo conociera, no se habría opuesto y enfadado tanto con los cultos esotéricos. Y, es mi opinión, y con ella acabo, que en sus escritos hay muchos guiños a una especie de saber gnóstico. No me pidáis demostraciones, que estoy con otros temas.

P.D.- Que conste que el término "multipolar" es de mi invención. Porque a los genios no se les pueden aplicar adjetivos que valen para el resto de los mortales. Para ser "multipolar" hay que tener una inteligencia superior. O sea, hay que ser Nietzsche.



LAS TRES METAMORFOSIS

- Os indicaré las tres metamorfosis del espíritu: el espíritu en camello; el camello, en león y finalmente el león en niño. Muchas cargas pesadas hay para el espíritu; para el espíritu paciente  y vigoroso en quien domina el respeto. Su vigor reclama la carga pesada, la más pesada. El espíritu robusto pregunta: "¿Qué hay de más peso?", y se arrodilla como el camello y quiere una buen carga. "¿qué hay de más pesado?",- pregunta el espíritu robusto-. Dilo, ¡oh héroe!, a fin de que cargue con ello sobre mí y mi fuerza se alegre". ¿Acaso esto no es humillarse para hacer sufrir a su orgullo, hacer brillar su locura para cambiar en amarga burla su sabiduría? O es esto: ¿desertar una causa en el momento en que celebra su triunfo; ascender sobre las montañas elevadas para tentar al tentador? O bien es esto: ¿alimentarse de las bellotas y del heno del conocimiento y sufrir el hambre en el alma por amor a la verdad?. O bien es esto: ¿sumergirse en el agua sucia, si es el agua de la verdad, y rechazar a las viscosas ranas y a los sapos llenos de pus? O bien es esto: ¿amar a quien nos desprecia y tender la mano al fantasma cuando quiere asustaros? Todas estas pesadas cargas echa sobre sí el espíritu vigoroso; y así es como sale corriendo el camello hacia el desierto apenas recibe su carga, él se apresura a llevar la suya. La segunda metamorfosis se cumple en el más solitario de los desiertos. Busca aquí su último dueño: aquí el espíritu se transforma en león, pretende conquistar la libertad y ser amo de su propio destino. Busca aquí su último dueño; quiere ser el enemigo de este dueño como es el enemigo de su último dios; quiere luchar contra el dragón para alcanzar la victoria. ¿Cuál es el dragón a quien el espíritu no quiere seguir llamando ni dios ni amo? "Tú debes", se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice: "Yo quiero". "Tu debes" le acecha al borde del camino, reluciente de oro, bajo su caparazón de mil escamas y sobre cada escama luce en letras doradas: "¡ Tú debes!". Brillan sobre estas escamas valores de mil años y el más poderoso de todos los dragones habla de esta guisa: "Todo lo que es valor brilla sobre mí" Ya ha sido creado todo lo que es valor y yo soy quien representa todos los valores creados. ¡ En verdad, no debe haber más "Yo quiero". Así habló el dragón. Hermanos míos, ¿para qué necesita el espíritu al león? ¿No es suficiente el animal robusto que se abstiene y es respetuoso? Todavía no puede crear el león valores nuevos; pero sí tiene poder para hacerse libre para la nueva creación. Hacerse libre, oponer su divina negación, incluso el deber; tal es , hermanos míos, la tarea para que la que el espíritu necesita del león. La más terrible conquista para un espíritu paciente y respetuoso es la de conquistar el derecho a crear nuevos valores. En verdad, éste es para él un acto feroz, el acto de un animal de presa. En otros tiempos, amaba el "Tú debes", como su más sagrado bien: ahora le es necesario encontrar la ilusión y lo arbitrario, incluso en este bien, el más sagrado, para que realice a costa de su amor la conquista de la libertad: para semejante rapto es indispensable un león. Mas, decidme, hermanos míos, ¿qué puede hacer el niño que no pueda hacer el león?, ¿Por qué  es preciso que el león raptor se transforme en un niño. El niño es inocente y olvida; es una primavera y un juego, una rueda que gira sobre sí misma, un primer movimiento, una santa afirmación. ¡Oh, hermanos míos! Una afirmación santa es necesaria para el acto divino de la creación. Quiere ahora el espíritu su propia voluntad; el que ha perdido el mundo, quiere ganar su propio mundo. Os he mostrado tres metamorfosis del espíritu: cómo el espíritu se hace camello, cómo el espíritu se hace león y, en fin, cómo el espíritu se hace niño.
     Así hablaba Zaratustra: Y en este tiempo moraba en la ciudad que se llamaba Vaca Multicolor.






















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