sábado, 20 de agosto de 2016

LA RELIGIÓN PROHIBIDA (5)


LA CREACION DEL HOMBRE

Casi todos los mitos religiosos nos relatan que el hombre “fue creado por Dios de barro”. La biblia lo dice claramente: “Y el señor Dios formó al hombre del polvo del suelo y sopló en sus narices el aliento de la vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. Aquí se nos está diciendo que dios creó el cuerpo y el alma del hombre. Una parte física y material, el cuerpo de barro, y una parte anímica, el soplo del creador, llamado alma. Ahora bien, si el hombre fuera solamente un cuerpo y un alma sería como un animal, un animal más. Un poco más inteligente que otros, puede ser, pero internamente no sería muy diferente a un animal. Más
adelante veremos que el hombre, después de su supuesta “caída”, el hombre tal como lo conocemos ahora, es más que un cuerpo y un alma. Aunque dios creó el cuerpo y el alma hay otra cosa más. Hay un Espíritu increado, no creado por dios, que ha sido aprisionado, adosado, al alma del hombre. La biblia no lo dice, porque la biblia habla de lo creado por dios y dios creó el cuerpo y el alma. Pero el hombre tiene un cuerpo, un alma y un Espíritu, así lo sostienen los Gnósticos. Ese Espíritu, no creado por el dios creador, ¿De donde ha venido? ¿Por qué está allí?, ya lo iremos viendo en los próximos temas. El hombre en el Edén, en el “paraíso” donde fue colocado por dios, no sabía quien era, cumplía órdenes. Ponerles nombres a los animales, por ejemplo, ser una especie de administrador, de representante del dios creador. Allí, en ese “vergel” que dios había preparado para él, estaba como dormido, no sabía quien era ni de donde venía. El
hombre tomó conciencia de quien era, se encontró consigo,mismo, sólo después de lo que se llamó “pecado”, después de la Desobediencia, cuando comió el fruto prohibido y fue expulsado del paraíso. Ya lo veremos también más adelante. Dios creó el cuerpo y el alma, hemos dicho. Para los Gnósticos toda la creación es satánica, es mala, proviene de un satanás creador, de un demiurgo satánico. Entonces, no
sólo el cuerpo, sino también el alma del hombre son algo malo y satánico.


7. EL DIOS INCOGNOSCIBLE
Para los Gnósticos, por encima del dios creador del mundo y del hombre hay otro Dios. El dios creador no es el único dios. Hay por sobre él otro Dios, infinitamente superior y perfecto. Este Dios, incognoscible para el hombre, está fuera de toda esta creación infernal e impura. Ningún hombre puede conocer a este Dios a través de su cuerpo y de su alma, imperfectos y creados. Sólo el hombre que se ha liberado totalmente de eso puede tener una pequeña idea, un atisbo de intuición de lo que es ese Dios que está por fuera de este universo finito y limitado. Los antiguos griegos lo llamaban Theos Agnostos, el Dios Desconocido. Este Dios, es para los Gnósticos un Dios no solo desconocido sino imposible de conocer, es incognoscible, por lo menos con nuestra forma ordinaria de ser en este mundo. Con un cuerpo y un alma no podemos tener la
más pequeña idea de lo que es este Dios que está afuera de todo este sistema y que es infinitamente superior al dios creador. Un Dios imposible de conocer desde este cuerpo y alma, desde este universo creado de materia y tiempo. Este Dios no pertenece a un plano material sino a uno antimaterial. Es un Dios antimateria, aborrecedor del infierno de la materia creada, al que desde nuestro estado actual no podemos conocer, ni siquiera imaginar. Es un misterio para nosotros. Este Dios Incognoscible es como un fuego inconcebible e inefable. El es el Dios Verdadero. Pero este Dios Verdadero, normalmente inalcanzable, no puede manifestarse ni actuar en este universo impuro e imperfecto, en estas dimensiones infernales de la materia y el tiempo creados. Sólo en casos excepcionales el Dios Incognoscible puede penetrar en estas dimensiones, a través de algún Enviado suyo, a fin de producir algún cambio, generalmente pequeño, con gran sacrificio. Esto sucede sólo en muy raras ocasiones, cuando están dadas las condiciones aquí, raras ocasiones, cuando están dadas las condiciones aquí, en este infierno material.


8. CUERPO, ALMA Y ESPIRITU
La Gnosis sostiene que el hombre está formado por tres sustancias, por tres elementos: el cuerpo, el alma y el Espíritu. Vimos que el cuerpo y el alma han sido creados por el dios creador. Creó el cuerpo de barro y lo dotó de un alma mediante un soplo sobre la nariz del hombre. Tanto el cuerpo como el alma han sido creados por el demiurgo o dios creador.
Pero hay otro elemento en el hombre que es increado, que no ha sido creado por el dios creador. Un elemento que proviene de otro mundo, de otro reino, del reino incognoscible de la antimateria que en nuestro estado habitual no podemos siquiera imaginar. Esa chispa antimaterial sin la cual ningún ser humano hubiera evolucionado hasta llegar a ser lo que es ahora, es el Espíritu. Sin Él, ningún ser humano se hubiera diferenciado jamás del animal común. Esa chispa especial, increada, divina, proveniente del reino incognoscible, es denominada Espíritu por los gnósticos.
Según la Gnosis, este Espíritu, que no pertenece a este mundo, ha sido atraído y encadenado a la materia infernal, para utilizarlo, para usarlo como un agente impulsor de la evolución material. Se ha atrapado en cada hombre una chispa increada, para poner en marcha todo este proceso
evolucionario que está dentro de los planes del dios creador.
Se utilizan Espíritus divinos para impulsar la evolución en este plano de materia impura.
El Espíritu, totalmente antimaterial, está atrapado, encadenado, aprisionado en este infierno, y sufriendo un tormento que para nosotros es imposible de imaginar. Es esta una de las torturas más crueles que pueden existir, se halla amarrado a este mundo infernal de la materia, a ese engendro creado al que llamamos cuerpo-alma del hombre, el cual tiene su razón de ser dentro del Gran Plan del dios creador. El Espíritu se halla encadenado contra su voluntad y es utilizado en cada ser humano para impulsar su evolución, para el cumplimiento de los planes del dios creador. Es un terrible tormento para el Espíritu: aprisionado en contra de su voluntad, en un mundo que le es extraño e impuro, siendo usado como objeto descartable para el cumplimiento de una planificación demencial. Luego veremos esto con más detalle. En otras palabras, el Espíritu, la chispa antimateria increada, proveniente del reino incognoscible, está encerrado dentro de una burbuja, podemos decir así, de materia creada y está allí encadenado, crucificado en la materia.
Sostienen los Gnósticos que si no hubiera sido por la utilización del Espíritu, el hombre nunca hubiera dejado de ser un homínido. Nunca hubiera evolucionado como lo ha hecho. Vemos con qué rapidez en pocos miles de años evolucionó en forma tan acelerada, tan diferente a los millones
de años que vivió siendo poco más que un mono.
Tal es el poder que provee el Espíritu a este engendro creado, llamado cuerpo-alma. Este Espíritu está atado al alma, si el hombre muriera se retiraría el alma y se llevaría consigo el Espíritu atado a ella. No está atado al cuerpo, está comunicado al cuerpo a través del alma, su encadenamiento
es con el alma. El alma es el soplo del dios creador sobre el hombre, que lo convierte en “alma viviente”. El alma es lo anímico en el ser humano, no es algo inmensamente superior o infinito como es el Espíritu increado.
Sobre estos temas hay mucha confusión, por eso a través de esta descripción de las ideas Gnósticas estamos mostrando una postura diferente a las habituales, para que cada uno tenga al menos la opción de poder elegir algo que sea realmente distinto al resto.
El Espíritu está en este mundo pero no pertenece a este mundo. No pertenece a este mundo ilusorio de materia y tiempo. Podemos deducir que si esta chispa de fuego antimateria, el Espíritu, pudiera liberarse de su prisión, su comportamiento en este mundo sería de una inmensa agresividad.
Primero, porque es antimateria, aborrece la materia. Segundo, porque ha sido atrapado arteramente y encadenado contra su voluntad durante miles de años. Lógicamente que, en un nivel abstracto de razonamiento, si ese Espíritu pudiera liberarse, lo primero que haría sería destruir. Destruir todo lo que lo rodea en este mundo impuro, el mundo creado, el universo material del dios creador. No es un ser malo, sería un comportamiento normal en alguien
que ha sido confinado en una prisión, injustamente y contra su voluntad. Con engaños y contra su voluntad, dicen los Gnósticos. Aprisionado en un mundo que no le pertenece, en un mundo satánico de materia y tiempo.
Un dato interesante es que, en los comienzos del cristianismo, se sostenía la existencia de estas tres entidades en el hombre: cuerpo, alma y Espíritu. San Pablo, por ejemplo,
aceptaba eso. San Agustín también. Luego fue perdiéndose a través de los concilios y decisiones papales de la iglesia de Roma. Quedó como hoy lo conocemos: cuerpo y alma. Ahora parecería que el alma es lo divino en el hombre y no hay nada más. ¿Qué pasó con el Espíritu? Ha desaparecido. Llama la atención que haya ocurrido así. Luego volveremos sobre esto.

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