Hace unos meses, me preguntaba yo la razón por la que Jahvé odiaba tanto a las mujeres. Todavía no sé las causa, pero, como a muchos buscadores, una pregunta te puede plantear mil. Llegué a Egipto buscando sus misterios y repasando su historia. Y me acordé de los hicsos, un pueblo que había gobernado la zona pero sobre los que nuestros antiguos libros de historia no daban más noticias. Y, una segunda pregunta me surgió: ¿serían los hicsos judíos? Pues no lo eran, pero sí hebreos. Y no lo eran porque en el tiempo en que ellos ocuparon Egipto, procedentes de Siria y Palestina, el judaísmo no se había inventado. Sobre esto nos instruye la parte que he seleccionado para hoy del libro que nos ocupa: LA CLAVE SECRETA DE HIRAM". Que lo disfrutéis y os ayude a ordenar vuestras ideas, como a mí me está ayudando.
El
colapso de la civilización egipcia
Al
estudiar el desarrollo de Egipto llegamos al punto más bajo en la
historia de esa nación, a mediados de la Era de Bronce, alrededor
del final del tercer milenio a.C. Egipto entró en un periodo de
decadencia continua, con un gobierno débil y una ruptura social;
muchos extranjeros provenientes del desierto se asentaron en el
territorio, el robo se convirtió en un hecho cotidiano y el estilo
de vida desenfadado de la población dio paso a la desconfianza y a
la tendencia a valerse por sí mismos más que confiarle al Estado
las tareas de seguridad. Poco a poco el vigor y espíritu que forjó
a Egipto se desvaneció, dejando al país expuesto a merced de los
extranjeros. La invasión fue una consecuencia inevitable y los
egipcios fueron dominados por los hicsos. Estos invasores no
desembarcaron en forma repentina del Nilo ni exigieron una rendición
inmediata; el proceso fue mucho más lento. Se infiltraron en la
sociedad egipcia de manera sutil y por un largo periodo hasta
encontrarse en una posición ventajosa para forzar su dominio sobre
los Dos Territorios.
La
historia nos proporciona algunas fechas específicas sobre la pérdida
del vigor nacional, llamadas hoy el Segundo Periodo Intermedio, entre
los años 1780 y 1560 d.C, al final de una etapa más amplia de la
historia egipcia conocida como el Reino Medio.
Descubrimos
que el término hicsos no significaba Reyes Pastores; de hecho, se
deriva del término egipcio hikau-khoswet, que quiere decir
príncipes del desierto. Se cree que éstos eran una mezcla de
pobladores provenientes de Asia, sobre todo semitas, que procedían
de Siria y Palestina. La toma final del poder tuvo una débil
resistencia que provocó la quema de poblados rebeldes y la
destrucción de los templos, culminando con el saqueo total de
Menfis, la capital egipcia de alrededor del año 1720 a.C. Los hicsos
no eran creyentes de Ma'at y al principio, en su búsqueda de poder,
reprimieron con crueldad a cualquiera que representara un obstáculo
para sus objetivos; pero una vez que se establecieron, no fueron
tiranos opresores y las autoridades egipcias accedieron a colaborar
con ellos. Ya en el siglo XVIII a.C. habían extendido su dominio
hasta el Alto Egipto.
Provenientes
en su mayoría de los países que en la actualidad forman Israel y
Siria, los hicsos hablaban el mismo lenguaje semita occidental, al
igual que el pueblo que más tarde llegó a ser conocido como los
israelitas. La pregunta que nos vino a la mente fue: ¿eran los
hicsos de hecho judíos? La respuesta es negativa, pero no en todo el
sentido de la palabra, ya que el concepto del judaismo no existía en
aquellos tiempos. Las tribus nómadas dispersas que los egipcios
denominaban los habiru (hebreos) representaban una gama de rasgos
asiáticos semitas que de ninguna manera conformaban una raza
definida. Sin embargo, es muy probable que los pueblos hicsos/habiru,
en fechas posteriores, formaran parte de una cooperativa tribal que
con el tiempo se convirtió en las tribus de Israel y después el
pueblo judío. Existen diversas razones para creer que hay una
conexión directa entre los hicsos y los judíos, sin menospreciar el
hecho de que la primera mención en la Biblia del pueblo judío
coincide de forma muy precisa con el periodo en que los egipcios
echaron a los hicsos fuera de sus tierras hacia Jerusalén. Las
evidencias geológicas actuales comienzan a demostrar que la
composición desértica del Medio Oriente es un fenómeno reciente, y
que hace apenas cinco o seis mil años el terreno que rodeaba a
Egipto era un área verde y fértil. Los registros muestran que hubo
periodos de cambios dramáticos y repentinos en el clima durante el
segundo milenio a.C, los cuales provocaron sequías que representaron
grandes problemas climáticos en todo el medio Oriente. Como
creyentes del principio de Ma'at, los egipcios fueron generosos y
abastecieron a los nómadas habiru con agua y tierras, para que sus
rebaños pastaran cuando las condiciones más allá del Delta del
Nilo se tornaban insoportables.
Se
da un claro ejemplo en el pasaje 12:10 del Génesis:
Hubo
entonces hambre en la tierra, y descendió Abraham a Egipto, para
morar allá, porque era grande el hambre en la tierra
Durante
el periodo de decadencia de la sociedad egipcia, el control sobre el
número de asiáticos que solicitaban agua era deficiente y se les
permitió la entrada en grandes cantidades pero no se les exigía
abandonar esas tierras una vez satisfechas sus necesidades. A falta
de una política de inmigración el país fue invadido por el pueblo
nómada; además, a ellos les precedieron pobladores más ambiciosos,
que veían la oportunidad de obtener grandes ganancias aprovechando
la confusión generalizada. Estos habitantes semitas de la ciudad,
los hicsos, eran mejores combatientes que los egipcios y poseían un
armamento más avanzado, como los carruajes tirados por caballos que
les permitían obtener todo lo buscaban, sin enfrentar ningún tipo
de resistencia por parte de la pacífica población local.
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