domingo, 17 de septiembre de 2017

OERA LINDA (UN MANUSCRITO DEL SIGLO XIII) (VI)

AHORA ESCRIBIRÉ SOBRE MÍ, PRIMERO SOBRE MI CIUDADELA Y DESPUÉS SOBRE LO QUE YO HE PODIDO VER

Mi ciudad está cerca del límite norte de Liudgaarde. La torre tiene seis lados, y una altura de noventa pies, tiene una azotea con una pequeña casa sobre ella desde la que se pueden ver las estrellas. Al otro lado de la torre hay una casa de trescientos pies de largo, veintiún pies de ancho y veintiún pie de alto, también con terraza que es redonda. Toda ella está construída con ladrillos cocidos y fuera de ella no hay nada más. La ciudadela está protegida por un dique, con un foso de treinta y seis pies de ancho y veintiún pie de hondo. Si se mira hacia abajo desde la torre, se ve la forma de Juul. En el terreno entre las casas en el lado sur crecen toda clase de hierbas nativas y extranjeras, de las que las sacerdotisas deben estudiar las cualidades. Entre las casas del lado norte sólo hay prados. Las tres casas del lado norte están llenas de maíz y otras cosas necesarias, Las dos casas al sur son para las sacerdotisas para vivir y estudiar. La casa más al sur es la residencia de la Madre. En la torre cuelga la lámpara. Los muros de la torre están decorados con piedras preciosas. En el muro sur está escrito el Texto, a la derecha de éste están las fórmulas y al otro lado las leyes. Las demás cosas se pueden encontrar sobre los otros tres lados. Junto a dique, cerca de la casa de la Madre, se encuentran la cocina y el molino, tirado por cuatro bueyes. Fuera del muro de la ciudadela está el lugar en el que vive el Burgtheeren y los soldados. El exterior de la ciudadela es de una hora de largo -no una hora marina, sino una hora del sol, de las que veinticuatro forman el día. Dentro hay una planicie de cinco pies debajo de la colina. En ella hay trescientas ballestas cubiertas con madera y cuero.

Además de las casas de los habitantes hay a lo largo del interior del dique treinta y seis casas refugio para la gente que viven en la vecindad. El campo sirve para campamento y para pradera. En el lado sur de la otra fortificación está el Liudgaarde, protegido por un gran tilo con la parte este despejada para que el sol ilumine el interior, porque hay gran cantidad de árboles extranjeros y flores traídas por los marineros. Todas las otras ciudadelas tienen la misma forma que la nuestra sólo que no tan anchas, pero la más grande de todas es la de Texland. La torre de Fryaburgt es tan alta que llega al cielo, y todo lo demás tiene la misma proporción que la torre. En nuestra ciudad esta es la disposición: siete sacerdotisas sacerdotisas atienden la lámpara, cada una cuida durante tres horas. En el resto de su tiempo hacen las labores caseras, estudian y duermen. Cuando han sido guardianas durante siete años, son libres; entonces deben mezclarse con el pueblo, para cuidar de la moral y dar consejos. Cuando llevan tres años de sacerdotisas, pueden acompañar durante un tiempo a alguna mayor.

El escritor debe enseñar a las niñas a leer, escribir y calcular. A las mayores, o “Greva”, se las debe enseñar educación y limpieza, moral, botánica, y medicina, historia, tradiciones y cantos, además de todo lo necesario para que puedan dar consejos. La Madre debe enseñarles cómo desempeñar su trabajo cuando ellas vayan entre el pueblo. Antes de que una Madre pueda ocupar su puesto, debe viajar por el territorio un año entero. Tres Burgtheeren y tres sacerdotisas mayores deben acompañarla. Esta es la forma en que yo lo hice. Mi viaje fue a lo largo del Rhin -de este lado hacia arriba y del otro lado hacia abajo. Lo que más importante que encontré es que el pueblo parecía ser los más pobres. Por todas partes junto al Rhin la gente excavaba hoyos, y la tierra que sacaban la lavaban con agua sobre lana para encontrar oro, pero las chicas no obtenían ganancia por ello. Formalmente eran más numerosos, pero mientras nosotros abandonamos Schoonland ellos habían ido hacia las montañas. Allí sacan el mineral y hacen hierro. Entre las montañas sobre el Rhin vi Marsates. Los Marsates son un pueblo que vive en el lago. Sus casas están construidas sobre pilotes para protegerse de las fieras salvajes y a mala gente. Allí hay lobos, osos y terribles leones. Después vieje Swiss, la más cercana a las distantes fronteras italianas, los seguidores de Kalta y el salvaje Twiskar, todos deseosos del robo y el botín. Los Marsates consiguen su alimento de la pesca y la caza. Las pieles son cosidas por las mujeres, y preparadas con corteza de abedul. Las pequeñas pieles son tan suaves como la piel de una mujer. La Madre de Fryasburgt (Freiburg) nos dijo que eran buenos, gente sencilla; pero si no se lo hubiera oido decir a ella al principio, habría pensado que no eran sacerdotisas de Frya de tan insolentes como parecían. Vendían sus lanas y sus hierbas a las gente del Rhin, y eran adquiridas para tierras lejanas por los capitanes de barcos. A lo largo de la otra parte del Rhin era exactamente lo mismo que en Lydasburcht (Leiden). Allí había un gran río o lago, y sobre el lago también había gente viviendo sobre pilotes. Pero no eran gente de Frya, eran negros y morenos que habían sido empleados como remeros para llevar a casa a los hombres que habían hecho un lejano viaje y se quedaron allí hasta que el barco volviera.
Al final llegamos a Alderga. A la entrada del puerto sur está Waraburgt, construido de piedra, y donde se encuentran toda clases de vestidos, armas, proyectiles y cuernos, que eran vendidos por sacerdotisas del mar de tierras lejanas. A un cuarto de hora de distancia está Alderga, un gran río rodeado por casas, cobertizos y jardines, todo ricamente decorado. En el río permanece un gran barco preparado, con banderas de todos los colores. En el día de Frya los estandartes se cuelgan también en la borda. Algunos brillan como el sol. Las banderas del rey del mar y del almirante estaban bordadas en oro. Desde el río se había excavado un canal que atravesaba la ciudadela. Forana (Vroonen), con una estrecha salida al mar. Este era la salida de la flota; el Fly era la entrada. En ambos lados del río se han cosntruído bellas casas, pintadas de brillantes colores. Todos los jardines estaban rodeados de setos para las sacerdotisas setos. Vi que las mujeres iban vestidas con túnicas parecidas, como si fuera una obligación. Igual que en Staveren, las muchachas llevaban coronas en la cabeza y anillos en los brazos y los tobillos. Al sur de Forana se encuentra Alkmarum. Alkmarum es u lago o un río en el que hay una isla. En esta isla suelen permanecer los negros y morenosm, lo mismo que en Lydasburgt. Al Madre de Forana me contó que el burgtheeren iba todos los días a enseñarles lo que es realmente la libertad, y cómo debían los hombres vivir para obtener la bendición del espíritu de Wr-alda. Si hubiera alguno que hubiera querido escuchar y pudiera comprender, hubiera sido aceptado hasta que hubiera comprendido totalmente. Esto se hacía para instruir a sacerdotisas distantes y hacer amigos en todas partes. Antes yo había estado en la Saxenmarken, en el castillo de Mannagardaforda (Munster). Allí vi más pobreza que riqueza podía descubrir aquí. Ella contestó: Cada vez que en Saxenmarken un joven corteja a una joven, la muchacha pregunta: Puedes mantener tu casa libre de los desterrados Twisklanders?. Has matado alguna vez alguno? Cuántos castillos has asaltado ya y cuántas pieles de oso y lobo has vendido en el mercado? Y por eso ocurre que los Saxones han dejado el cultivo del suelo a las mujeres, que ninguno entre cien puede leer ni escribir: por esto, además ninguno tiene un lema en su escudo, sino sólo una silueta deforme de algún animal que haya matado; y, finalmente a esto se debe que sean muy amantes de la guerra, pero algunas veces son tan estúpidos como las bestias que ellos cazan y tan pobres como los Twisklanders con los que cazan. La tierra y el mar se hicieron para el pueblo de Frya. Todos nuestros ríos discurren hacia el mar. La gente de Lydas y la de Findas desean matarse uno a otro, y nosotros tenemos que repoblar los pueblos vacíos. En movimiento y navegando tenemos nuestra prosperidad. Si deseas las tierras altas para compartir nuestra riqueza y nuestra sabiduría, te daré un consejo. Deja a las sacerdotisas, cuando quieran casarse, que antes pregunten a sus amantes: Qué parte del mundo has recorrido? Qué puedes contarle a tus hijos sobre tierras distantes y lejanas sacerdotisas? Si lo hacen así, entonces el joven guerrero vendrá hacia nosotros, ellos llegarán a ser sabios y ricos y no tendremos ocasión de negociar con esta sucia gente. La más joven de las sacerdotisas que tengo conmigo vino de Saxenmarken. Cuando volvimos pidió quiso dejarnos para volver a casa. Sin embargo ha llegado a ser Madre aquí, y esa es la razón de que en estos días muchos de nuestros marineros son Saxons. (Sajones)

FIN DEL LIBRO DE APOLONIA

LOS ESCRITOS DE FRÊTHIORIK Y WILJOW
Mi nombre es Frêthorik, conocido como oera Linda, que significa sobre Linden. En Ljndwardia fui elegido como Asga. Ljudwardia es un nuevo pueblo en la fortificación de Ljudgaarda, cuyo nombre ha adquirido mala fama. En mis tiempos sucedieron muchas cosas. He escrito bastante sobre ello, pero más tarde se me contaron más cosas. Escribiré un relato de los unos y los otros después de este libro, en honor de la buena gente y desprecio de los malos.

En mi juventud oía quejas en todas partes. Los malos tiempos estaban llegando; el mal tiempo llegó -Frya nos había abandonado. Se había llevado todas sus sacerdotisas vigilantes, porque se habían construido monstruosas imágenes idólatras en nuestros territorios. Yo ardía de curiosidad por ver esas imágenes. En nuestro vecindario una pequeña vieja se tambaleaba arriba y abajo de las casas, siempre hablando acerca de los malos tiempos. Fui hacia ella; me acarició y entonces me hice el fuerte y le pregunté si me querría enseñar los malos tiempos y su imagen. Ella rió con toda naturalidad y me llevó a la ciudadela. Un viejo me preguntó si yo podía leer y escribir. No, dije yo. Entonces debes primero aprender, me contestó, de otra forma no se te mostrará nada. Yo iba diariamente a escribir y aprender. Ocho años más tarde oí que nuestra Madre había sido impúdica y alguno de los Burgtheeren habían cometido traición con Magy, y mucha gente estaba de su parte. En todas partes se desataron disputas. Hubo niños rebelándose contra sus padres; se había matado secretamente a gente buena. La pequeña anciana que había expuesto todo la luz, fue encontrada muerta contra un dique. Mi padre, que era un juez, quiso vengarla. Fue asesinado por la noche en su propia casa. Tres años después de esto Magy era el dueño sin ninguna resistencia. Los Sajones (¿?) habían permanecido religiosos y honrados. Las buenas sacerdotisas huían hacia ellos. Mi madre murió por esto. Ahora yo moriré como los demás. El Magy alardeaba de sus poderes, pero Irtha le hizo saber que ella no toleraría ningún Magy ni ídolos en el santo lugar en el que había nacido Frya. Como un caballo salvaje agita su melena después de tirar a su jinete, así Irtha sacudió sus bosques y sus montañas. Los ríos se desbordaron sobre la tierra; el mar bramó; las montañas escupieron fuego hacia las nubes, y lo que ellas vomitaban con fuerza las nubes lo arrojaban sobre la tierra. Al principio de Arnemaand (mes de la cosecha) la tierra se abovedó hacia el norte y se hundió poco a poco. En Welvenmaand (mes de invierno) las tierras bajas de Fryasland se habían hundido bajo el mar. La madera con la que se habían hecho las imágenes, flotaron fueron arrastradas por el viento. Los siguientes años el hielo llegó hasta Hardemand (Louwmaand, Enero) y dejó Fryasland encerrada bajo una capa de hielo. En Sellemaand (Sprokkelmaand, Febrero) hubo tormentas y vientos del norte, trayendo montañas de hielo y piedras. Cuando llegó la primavera, la tierra se calmó, el hielo se derritió, con el reflujo el bosque con las imágenes fue empujado hacia el mar. En Winne, o Minnemaand (Bloeimaand, Mayo) todo el que se atrevió, volvió a casa. Yo fuí con una sacerdotisas a la diudadela Liudgaarde. Cuán triste de ver era !!. El bosque de Lindaoorden se había perdido en su mayor parte. Donde solía estar Liudgaarden era todo agua. Las olas rompían sobre las fortificaciones. El hielo había destruído la torre y las casas yacían volcadas unas sobre otras. En la cuesta del dique encontré una piedra en la que el autor había inscrito su nombre. Esto fue una señal para mí. A otras ciudadelas les había ocurrido lo mismo que a las nuestras. Los enclaves más alto habían sido destruidos por la tierra, en los más bajos por el agua. Fryasburgt, en Texland, era la única que no había sido tocada, pero toda la tierra al norte se hundió bajo el agua, y nunca más se recuperó. En el Monte de Flymeer, como hemos dicho, se encontraron treinta pantanos salados, formados por el bosque y el terreno que había sido arrastrado en otro lugar. En Westflyland había cincuenta. El canal que había atravesado la región de Alderga se había rellenado con arena y destruido. La gente del mar y otros viajeros que estaban en casa se habían salvado en sus barcos, junto con sus sacerdotisas y sus parientes. Pero los negros de Lydasburgt y Alkmarum habían hecho lo mismo y como fueron hacia el sur salvaron a muchas muchachas y como nadie las reclamó, las tomaron como esposas. La gente que volvió vivían todos dentro de los límites de la ciudadela, porque fuera no había más que barro y pantanos. Las viejas casas estaban todas juntas destrozadas. La gente recogió vacas y ovejas de las tierras superiores y en la gran casa que antes las sacerdotisas habían establecido para la ropa y el fieltro se había hecho un refugio. Esto ocurrió 1888 años después del hundimiento de Atland.
Durante 282 años no habíamos tenido una Eeremoeder, y ahora, cuando todo parecía calmado, se plantearon elegir una. La designación cayó sobre Gosa, llamada Makonta. Era Madre en Fryasburgt, en Texland. Era de ideas claras y fortaleza de espíritu, y era muy buena, y como su ciudadela era la única que se había salvado, cada uno vió en esto una señal. Diez años después llegaron marineros de Forana y Lydasburgt. Querían conducir a los negros con sus esposas e hijos, fuera del teritorio. Ellos querían saber la opinión de la madre sobre el asunto. Ella les preguntó : Podéis mandarlos de vuelta a sus territorios a todos? Si es así, no perdáis tiempo, o no encontrarán nada para sobrevivir. No, contestaron ellos. Gosa replicó: Han comido vuestro pan y vuestra sal; ellos mismos se han puesto bajo vuestra protección. Debéis consultar vuestro corazón. Pero os daré un pequeño consejo. Acogedlos hasta que os sea posible mandarlos de vuelta, pero colocarlos fuera de vuestra ciudadela. Observad acerca de su moral y educarlos como si fueran hijos de Frya. Sus mujeres son las más fuertes de aquí. La sangre de ellos desaparecerá como el humo, hasta que por último nada excepto la sangre de Frya permanecerá en sus descendientes. Así que se quedaron. Ahora quisiera que mis descendientes observaran hasta qué punto Gosas dijo la verdad. Cuando nuestra región empezó a recobrarse, llegaron grupos de pobres hombres y mujeres Sajones a las proximidades de Stavaren y Alderga, para buscar oro y otros tesoros en las tierras pantanosas. Pero las sacerdotisas del mar no se lo permitieron, así que marcharon y se establecieron en un poblado vacío al Oeste de Flyland para preservar sus vidas.

AHORA CONTARÉ CÓMO VOLVIERON LOS GEERTMAN Y MUCHOS SEGUIDORES DE HELLENIA
Dos años después de que Gosa se convirtiera en madre (303 B.C.) llegó a Flymeer un barco. La gente saludaba “Ho-n-sêen” (que es una bendición). Navegaron hacia Staveren, dónde saludaron de nuevo. Sus banderas estaban enarboladas y por la noche dispararon flechas encendidas al aire. Por el día algunos de ellos llegaron al puerto en una barca, saludando otra vez, “Ho-n-sêen”. Cuando llegaron a tierra un compañero joven saltó sobre la rampa. En su mano llevaba un escudo en el que se representaba el pan y la sal. Después de él llegó un hombre viejo, que dijo; venimos de la distante Grecia para preservar nuestras costumbres. Ahora deseamos que seáis suficientemente amables para darnos no sólo tierra sino todo lo necesario para vivir. Contó una larga historia, que relataré completa después. El viejo no sabe lo que hizo. Mandaron mensajeros por los alrededores, incluso a mí. Yo acudí y le dije: ahora que tenemos una madre, nos incumbe escuchar su consejo. Yo mismo fui con ellos. La madre, que ya lo sabía todo, dijo: Dejadles venir, pueden ayudarnos a recuperar nuestras tierras, pero no les dejéis establecerse en ningún sitio, para que no adquieran demasiado poder sobre nosotros. Hicimos lo que nos dijo, que fue totalmente de su agrado. Fryso permaneció en Staveren con sus sacerdotisas, que hicieron otra vez un puerto interior tan bien como pudieron. Wichhirte fue con los suyos al este hacia Emude. Algunos descendientes de Jon que se supone que descienden del pueblo de Alderga fueron hacia allí. Un pequeño número, que imaginaba que sus antepasados habían venido de las siete islas, fueron allí y se asentaron en el recinto de la ciudadela de Walhallagara. Liudgert, el almirante de Wichhirt, era mi compañero y más adelante mi amigo. Fuera de este diario he recogido la siguiente historia.
Después de que hubiéramos estado establecidos 12 veces 100 y el doble de 12 años en el Five Waters (Punjab), nuestros guerreros navales volvieron y estuvieron navegando por todos los mares que pudieron encontrar, llegó Alejandro el Rey, con un poderoso ejército descendiendo por el río contra nuestros pueblos. Nadie podía resistírsele, pero nosotros pueblos del mar, que vivían por el mar, pusimos todas nuestras posesiones a bordo de los barcos y decidimos nuestra marcha. Cuando Alejandro oyó que una gran flota se le había escapado, se puso furioso, y juró que quemaría todos las ciudades si no volvíamos. Wichhirte estaba en la cama con fiebre. Cuando Alejandro se enteró, esperó a que estuviera mejor. Después de esto él fué a él, hablando muy amablemente – pero él había decidido como había hecho antes. Wichhirte contestó: Oh, el más grande de los reyes, nosotros los marineros vamos a todas partes; hemos oído de tus hazañas, por lo tanto te respetamos por tus armas y todavía más por tu sabiduría; pero nosotros que hemos nacido libres hijos de Frya, no podemos convertirnos en tus esclavos; Aunque yo quisera, los demás preferirían antes morir, porque así disponen nuestras leyes. Alejandro dijo: Yo no quiero conquistar tus tierras ni hacer esclavos de tu pueblo. Sólo quiero contratar vuestros servicios. Quiero jurar por ambos Dioses, de forma que ninguno se sienta traicionado. Cuando Alejandro compartió el pan y la sal con él, Wichhirte eligió lo más sabio. Mandó a su hijo buscar los barcos. Cuando todos hubieron vuelto Alejandro los alquiló todos. Por su medio, quería transportar a su gente al sagrado Ganges, que él no había sido capaz de lograr. Entonces eligió entre toda su gente y soldados a los que estaban acostumbrados al mar. Wichhirte había caido enfermo otra vez, por lo que yo fui solo con Nearchus, enviado por el rey. El viaje resultó de principio al fin sin ningún beneficio, porque los Jonios y los Fenicios estaban siempre discutiendo, de tal forma que el mismo Niarco no podía mantenerlos en orden. Entretanto el rey no estaba inactivo. Había hecho que sus soldados cortaran árboles e hicieran planchas, con las que, con ayuda de nuestros carpinteros, construyó barcos. Ahora él sería un rey del mar y viajaría con su gran flota sobre el Ganges, pero los soldados que habían venido de terrenos montañosos tenían miedo al mar. Cundo oyeron que tendrían que navegar, prendieron fuego a yardas de madera, y así la mayor parte de nuestras ciudades fueron convertidas en ceniza. Al principio creímos que se había hecho por orden de Alejandro, y todos estábamos dispuestos a hundirnos en el mar; pero Alejandro estaba furioso, y ordenó a su propia gente matar a los soldados. Sin embargo, Niarcho, que no sólo era su oficial jefe, sino también su amigo, le aconsejó que no lo hiciera. Así él fingió creer que había ocurrido por accidente, y no habló más de ello. El quiso volver, pero primero realizó una investigación sobre quienes eran los verdaderos culpables. Tan pronto como lo adivinó, les hizo desarmarse, y construir un nuevo poblado. Su propio pueblo cogió por las armas para intimidar a los otros. Nosotros habíamos cogido a las mujeres y los niños con nostros. Cuando llegamos a la montaña del Eufrates, podríamos elegir entre escoger un sitio y permanecer allí, o volver. Nuestro pago sería el mismo en cualquier caso. En un barco nuevo que se había salvado del fuego él embarcó a los Jonio y a los Griegos. Él mismo fué con el resto de su gente a lo largo de la costa, a través del árido desierto; o sea, a través de las tierras que se habían levantado desde el mar cuando y había rellenado el estrecho tan pronto como nuestros antepasados habían pasado al Mar Rojo.

Cuando llegamos a Nueva Germania (Nueva Germania es el puerto que habíamos hecho para coger agua), nos encontramos a Alejandro con su ejército. Niarco desembarcó y permaneció tres días. Entonces nos fuimos más lejos. Cuando llegamos al Eufrates, Niarco desembarcó con los soldados y una gran cantidad de gente; pero volvió enseguida y dijo: El Bing os solicita, en atención a él, realizar un viaje por el Mar Rojo; ; después de esto cada uno recibirá tanto oro como pueda transportar. Cuando lleguemos. Cuando llegamos allí, nos enseñó dónde había estado el estrecho antiguamente. Allí permaneció treinta y un días, siempre mirando constantemente hacia el desierto.
Al final llegó una enorme tropa de gente, llevando con ellos 200 elefantes, 1000 camellos, gran cantidad de madera, cuerdas y toda clase de complementos necesarios para arrastrar nuestra flota hacia el Mar Mediterráneo. Esto nos dejó aturdidos y parecía demasiado extraordinario, pero Niarco nos dijo que su rey quería demostrar a los otros reyes que él era más poderoso de lo que ningún rey de Tiro lo había sido. Nosotros sólo estábamos para ayudar y que seguramente podríamos hacerlo sin perjuicio para nosotros. Nos vimos obligados a rendirnos y Niarco sabía organizar las cosas tan bien que antes de que transcurrieran tres meses nuestros barcos se encontraban en el Mar Mediterráneo. Cuando Alejandro averiguó cómo se había llevado a cabo su proyecto, se sintió tan audaz que quería quitar toda la tierra del estrecho en honor de Irtha; pero Wr-alda abandonó su alma, así que él se destruyó a sí mismo con el vino y su temeridad antes de empezar. Después de su muerte su reino fue dividido entre sus príncipes. Tenían cada uno que guardar una parte para sus hijos, pero no eran sus intenciones. Cada uno quería tener su propia parte, y todavía más. Entonces se desató una pelea y nosotros no volvimos. Niarcos quería que nos asentáramos en las costas de Fenicia, pero nadie quería esto. Dijimos que preferíamos correr el riesgo de intentar volver a Fryaslad. Entonces nos condujeron al nuevo puerto de Atenas, dónde todos los verdaderos hijos de Frya habían ido antiguamente. Fuimos, soldados con nuestros enseres y armas. Entre los muchos príncipes Niarco tenía un amigo llamado Antigono. Estos dos no tenían más que un proyecto a la vista, según nos dijeron -ayudar a la familia real, y restablecer la libertad en todas las tierras griegas. Antígono tenía, entre muchos otros, un hijo llamado Demetrio, más tarde llamado “City Winner”. Una vez había ido a la ciudad de Salamina, y después había estado algún tiempo luchando allí, tuvo un enfrentamiento con la flota de Ptolomeo. Ptolomeo eran el nombre del príncipe que reinaba sobre Egipto. Demetrio ganó la batalla, no por sus propios soldados, sino porque nosotros le ayudamos. Lo hicimos por la amistad de Niarco, porque sabíamos que era bastardo por su blanca piel, azules ojos y rubios cabellos. Más tarde Demetrio atacó Rodas, y nosotros trasladamos allá sus soldados y provisiones. Cuando hicimos nuestro último viaje a Rodas, la batalla había terminado. Demetrio había navegado hacia Atenas. Cuando entramos en el puerto, toda la ciudad estaba en profunda desolación. Friso, que era el rey de la flota, tenía un hijo y una hija tan sumamente rubios como si hubieran venido justamente de Frysland y más bellos que nadie podría pintarlos por sí mismo. Su fama se había extendido por toda Grecia, y llegó a oídos de Demetrio. Demetrio era cruel e inmoral y pensaba que podría hacer lo que le apetecía. Secuestró a la hija. La madre no se atrevía a esperar el retorno de su “joi” (las esposas de los marineros llamas a sus maridos “joi” o “zoethart” (dulce corazón )). Los hombres llaman a sus esposas “troost” (reposo) y “fro” o frow”, es decir, “vreuyde” (deleite) y juego, que es lo mismo que “vreugde”.

Como ella no podía arriesgarse a esperar la vuelta del marido, mandó a su hijo a Demetrio, y le implorá que le devolviera a su hija, pero cuando Demetrio vió al hijo lo llevó a su palacio y le hizo lo mismo que le había hecho a su hermana. Envió un saco de oro a la madre, que se arrojó al mar. Cuando volvió había perdido la razón y andaba a lo largo de la calle diciendo: has visto a mis hijos? Ay de mi!! dejadme encontrar un sitio para esconderme, porque mi marido me matará por haber perdido a sus hijos.

Cuando Demetrio oyó que Friso había vuelto a casa, mandó mensajeros hacia él para decir que había cogido a sus hijos para elevarlos a una alta posición y que le recompensaría pos sus servicios. Pero Friso era orgulloso y apasionado y mandó un mensajero con una carta para sus hijos, en la que les recomendaba aceptar la voluntad de Demetrio, puesto que él deseaba contribuir a su felicidad; pero el mensajero tenía otra carta con veneno, que les ordenó tomar.

Pero, dijo él, sus cuerpos habrán sido profanados contra su voluntad. Tú no puedes cargar con esa culpa; pero si sus almas no son puras, nunca entrarás en el Walhalla. Tu espíritu deambulará por la tierra en la oscuridad. Como los murciélagos y las lechuzas, te esconderás durante el día en troncos, y por la noche vendrás y gritarás y llorarás sobre nuestra sepultura, mientras Frya deberá apartar su vista de ti. Los hijos hicieron lo que su padre les había mandado. El mensajero tiró sus cuerpos al mar y se contó que habían huido. Después Friso quería ir con toda su gente a las tierras de Frya, dónde él había estado anteriormente, pero la mayoría de ellos no quisieron ir. Así que Friso prendió fuego a la ciudad y a todas las dependencias reales, de forma que nadie puedo permanecer allí y todos estaban enfadados por tener que irse. Dejamos todo atrás excepto a las esposas y los niños, pero teníamos gran cantidad de provisiones y complementos de guerra.

Friso no estaba todavía satisfecho. Cuando llegamos al viejo puerto, salió con sus robustos soldados y prendió fuego a todos los barcos que pudo alcanzar con sus flechas. Seis días después vimos la flota de guerra de Demetrio persiguiéndonos. Friso nos ordenó girar los barcos pequeños en una extensa línea y colocar el barco más grande al frente con las mujeres y los niños. Además nos ordenó coger las ballestas que estaban en la parte delantera y fijarlas en la popa de los barcos, porque, según dijo, íbamos a entablar una batalla retrocediendo. Nadie debe presumir de perseguir a un enemigo solo -esta es mi opinión. Mientras estábamos ocupados en esto, de pronto se levantó un viento de frente, para gran alarma de los cobardes y las mujeres, porque nosotros no teníamos esclavos excepto quien voluntariamente nos había seguido. Por lo tanto no podíamos escapar del enemigo remando. Pero Wr-alda conocía bien por qué había ocurrido esto; y Friso, que lo entendió, inmediatamente colocó las flechas incendiarias en la popa. Al mismo tiempo dió la orden de que nadie diaparara antes que él lo hiciera, y que apuntáramos todos al barco central. Si acertábamos en él, dijo, los otros tendrían que ir en su apoyo, y entonces cada uno podría disparar lo mejor que pudiera. Cuando estábamos a una distancia de cable y medio de ellos los Fenicios empezaron a disparar, pero Friso no replicó hasta que la primera flecha cayó a seis brazas de su barco. Entonces él hizo fuego y los demás le seguimos. Era como una lluvia de fuego; y como nuestras flechas iban con el viento, todas permanecían encendidas y alcanzaban la tercera línea. Todos disparaban y se alegraban, pero los gritos de nuestros oponentes eran tan desgarradores que nuestros corazones se encogían. Cuando Friso comprendió que era suficiente nos ordenó parar y nos fuimos rápidamente; pero después de dos días navegando despacio, otra flota de treinta barcos apareció a la vista y cayó sobre nosotros. Friso se preparaba a la acción de nuevo, pero los otros enviaron por delante un pequeño bote de remos con mensajeros, que pedían permiso para navegar con nosotros, puesto que eran Jonios. Habían sido obligados por Demetrio a ir al viejo puerto; allí se habían enterado de la batalla y ciñendo sus macizas espadas, nos habían seguido. Friso, que había mantenido buenos negocios con los Jonios dijo Sí; pero Wichirte, nuestro rey, dijo No. Los Jonios, dijo, son adoradores de dioses odiosos. Yo mismo les he oído hablar de ellos. Esto viene de sus relaciones con los griegos reales, dijo Friso. Yo mismo lo he hecho a veces y soy un hombre tan devoto de Frya como cualquiera de vosotros. Friso era el hombre para conducirnos a Friesland, por lo tanto los Jonios vinieron con nosotros. Parece que esta complació a Wr-alda, porque antes de que hubieran pasado tres meses llegamos a las costas de Bretaña y tres días después pudimos lanzar un viva.


ESTE RELATO SE ME HA ENTREGADO ACERCA DE NORTHLAND Y SCHOONLAND
(SCANDINAVIA)


Cuando nuestra tierra se sumergió Yo estaba en Schoonland. Allí se estaba muy mal. Había un gran lago que brotó de la tierra como una burbuja, después se abrió en dos y de las grietas brotó un material como hierro rojo oscuro. Las cimas de las altas montañas cayeron y destruyeron todos los bosques y ciudades. Yo mismo vi una montaña chocar contra otra y caer directamente. Cuando después fui a ver el lugar había allí un lago. Cuando la tierra se tranquilizó vino un noble de Lindasburgt con su pueblo, y una sacerdotisa que gritaba por todos sitios que Magy era la causa de todas las desgracias que habíamos sufrido. Continuaron su camino y la gente se incrementaba. El Magy huyó y su cuerpo se encontró dónde él mismo se había suicidado. Entonces los Fineses buscaron un sitio en el que pudieran vivir. Había alguna mezcla de sangre entre los que eligieron quedarse, pero la mayoría de ellos marcharon con los Fineses. El noble fue elegido rey. Los templos que habían quedado fueron destruidos. Durante este tiempo hombres buenos del Norte venían a Texlad por los consejos de la sacerdotisa, todavía no podíamos considerarlos realmente Frisones. En Dinamarca ocurrió exactamente lo mismo que con nosotros. Los pueblos del mar, llamados a sí mismos fuertes guerreros, iban a bordo de sus barcos, y después volvían otra vez.


Heil!

En todas partes en que la Rueda (de Wr-alda) había completado un periodo, posteriormente se comprendería que las faltas y traiciones que los Brokmannen habían traído con ellos pertenecían a sus antepasados; por consiguiente describiré tantas de sus costumbres como yo vi. Puedo pasar por alto a los Geertmannen. No tuve mucho que ver con ellos, pero hasta dónde yo he visto la mayoría han conservado su lengua y sus costumb;res. No puedo decir lo mismo de otros. Los que descienden de los Griegos hablan una mala lengua y no tienen de qué presumir respecto a sus costumbres. Muchos tienen ojos y pelo marrones. Son atrevidos e imprudentes, y acobardados por la superstición. Cuando hablan las primeras palabras que deberían colocar al principio las colocan detrás. En vez de old dicen at; en vez de salt, sât; en vez de man, ma – por poner algunos ejemplos. También utilizan abreviaturas para los nombres, que no tienen significado. Los Jonios hablan mejor, pero alargan la H, y ponen “dónde” en vez de “no ser”. Cuando hacen la estatua de una persona muerta creen que el espíritu del desaparecido entra en ella; por eso tienen escondidas sus estatuas de Frya, Fâsta, Medea, Thiania, Hellenia y muchas otras. Cuando nace un niño todos los parientes se reúnen y ruegan a Frya para que mande sus sirvientes a bendecir al niño. Cuando han rezado no deben moverse ni hablar. Si el niño empieza a chillar, y continúa algún tiempo, es un mal presagio, y sospechan que la madre ha cometido adulterio. He visto que muchas malas cosas sacerdotisas por esto. Si el niño duerme, es una buena señal -los sirvientes de Frya han venido. Si ríe en sueños, los sirvientes le han prometido felicidad. Además, creen en malos espíritus, brujas, hechiceros, duendes y enanos, como si descendieran de Fineses. Y con esto terminaré, y pienso que he escrito más que cualquiera de mis antepasados. Frethorik

Frethorik, mi esposo, vivió hasta la edad de 63 años. Durante 108 años es el primero de su raza que tiene una muerte apacible; los otros murieron de forma violenta, porque todos ello lucharon con su pueblo y con extranjeros por la justicia y sus derechos.


Mi nombre es Wiljo. Soy la sacerdotisa que llegó a casa con él desde Saxenmarken. En el curso de la conversación quedó claro que ambos éramos de la raza de Adela – esto comenzó nuestra amistad y llegamos a ser marido y esposa. Me dejó con cinco hijos, dos hijos y tres hijas. Konreed es mi hijo mayor, Hachgana el segundo, mi hija mayor se llama Adela, la segunda Frulik y la más joven Nocht. Cuando fui a Sexsenmarken custodié tres libros -el libro de los sonidos, el libro de relatos y el libro de Hellenia.

Escribo esto para que el pueblo no piense que no son hijos de Apollonia. He tenido bastantes molestias acerca de esto, y por lo tanto ahora quiero recibir honor por ello. Todavía hice más. Cuando Gosa Makonta murió, cuya bondad y entendimiento claro eran proverbiales, fui sola a Texland a copiar los escritos que ella había dejado; y cuando se encontró el testamento de Frana y los escritos dejados por Adela o Hellenia, lo hice otra vez. Estos son los escritos de Hellenia. Los he puesto los primeros porque eran los más antiguos.

SALUDOS A TODOS LOS FRISONES DE VERDAD
En los antiguos tiempos, la raza de los Slavonics no sabían nada sobre la libertad. Estaban sometidos bajo el yugo como los bueyes. Eran conducidos a las entrañas de la tierra para desenterrar metales, y tenían que construir casas de piedra como domicilios para los príncipes y los sacerdotes. De todo esto nada era para ellos mismos, todo debía servir para enriquecer y hacer más poderosos a los sacerdotes y príncipes y satisfacerlos. Con este trato se volvían canosos y viejos antes de tiempo, y morían sin ningún aliciente. Aunque la tierra produce en abundancia para bienestar de todos sus hijos. Pero nuestros condenados y exiliados llegaron a través de Twiskland hasta sus fronteras, y nuestros marineros llegaron a sus puertos. De ellos escucharon sobre la libertad, la justicia, las leyes, sin los que los hombres no pueden existir. Todo esto fue asimilado por el desgraciado pueblo como rocío en suelo seco. Cuando comprendieron totalmente esto, los más valientes entre ellos empezaron a romper sus cadenas, con las que les tenían atados los príncipes. Los príncipes eran soberbios y guerreros; por lo tanto había alguna virtud en sus corazones. Consultaron entre ellos y entregaron algunas cosas superfluas; pero los hipócritas y cobardes sacerdotes no lo pudieron aguantar. Entre sus falsos dioses habían inventado también crueles y malvados monstruos. La peste brotó en la comarca; y ellos dijeron que los dioses estaban enfadados por la extensión de la maldad. Entonces el más atrevido del pueblo fue estrangulado con sus cadenas. La tierra bebió su sangre y esta sangre produjo maiz y frutos que demostraron con sabiduría quién les odiaba.

Mil seiscientos años antes (ella escribe en el 593 B.C.) Atland se había sumergido y en aquel tiempo ocurrió algo de lo que nadie habla. En el corazón de Findasland, sobre una montaña, hay una planicie llamada Kasamyr (Cshemere) que es “estraordinaria”, Allí nació un niño, cuya madre era hija de un rey, y cuyo padre era un alto sacerdote. Para esconder la deshonra se vieron obligados a renunciar a su propia sangre. Por lo tanto se le puso fuera de la ciudad entre la gente pobre. Según el niño crecía, nada se le ocultó de él, así que hizo todo lo que pudo para adquirir sabiduría. Su inteligencia era tan grande que entendía todo lo que veía u oía. La gente lo miraba con respeto y los sacerdotes tenían miedo de sus preguntas. Cuando se hizo un hombre fue a sus padres. Ellos tuvieron que escuchar algunas palabras duras; y para deshacerse de él le dieron una cantidad de joyas, pero no se atrevieron a reconocerle abiertamente. Rendido por la pena de la falsa sacerdotisas de sus padres, iba de un sitio a otro. Mientras viajaba se encontró con un marinero Frisón que estaba sirviendo como esclavo, y que le contó nuestros modos y costumbres. Él compró la libertad del esclavo y fueron amigos hasta la muerte. Donde quiera que él llegaba animaba a las sacerdotisas a no tolerar a los ricos y a los sacerdotes, y guardarse a sí mismos siempre de la falsa sacerdotisas, que en todas partes es mala para el amor y la caridad. La tierra, decía guarda sus tesoros para aquellos que rompen su superficie; así que todos estaban obligados a cavar, arar y sembrar si querían cosechar, pero nadie estaba obligado a hacer nada si ello iba contra su voluntad. Él decía que los hombres no deben enfermar interiormente por oro, plata o piedras preciosas, que ocasionan envidias y destruyen el amor. Para embellecer vuestras esposas e hijas, decía, el río ofrece sus cortos arroyos. Nadie puede hacer a todos igualmente ricos y felices, pero es obligación de todos los hombres hacerse unos a otros tan ricos felices como sea posible. Los hombres no deben despreciar ningún conocimiento, pero la justicia es el mayor conocimiento que el tiempo puede enseñar, porque evita las ofensas y promueve el amor.

Su primer nombre era Jessos, pero los sacerdotes, que le odiaban, le llamaban Fo, es decir, falso; el pueblo le llamaba Krishna, es decir, pastor; y sus amigos frisones le llamaban Buda (tesorero), porque tenía en su cabeza un tesoro de sabiduría y en su corazón un tesoro de amor.

Al final se vió obligado a huir de la cólera de los sacerdotes, pero dónde quiera que él iba sus enseñanzas le precedían, mientras su enemigos le seguían como su sombra. Después de haber realizado estos viajes durante doce años Jessos murió, pero sus amigos conservaron sus enseñanzas y las enseñaban en cualquier sitio dónde encontraban oyentes.

Qué piensas que los sacerdotes hicieron después? Te lo tengo que decir, y tú debes prestarle tu mejor atención. Además debes guardarte de sus actos y sus trampas con toda la resistencia que Wr-alda te ha dado. Mientras la doctrina de Jessos fué predicada así sobre la tierra, los falsos sacerdotes fueron a la tierra de su nacimiento para dar a conocer su muerte. Dijeron que eran sus amigos, y pretendieron expresar su gran dolor rasgándose las vestiduras y afeitándose la cabeza. Se fueron a vivir a las montañas, pero en ellas habían escondido todos sus tesoros, e hicieron allí imágenes de Jessos. Entregaron las estatuas a las sencillas sacerdotisas, y por último dijeron que Jessos era un dios, que él les había declarado eso él mismo, y que todos los que seguían su doctrina entrarían en su reino en otra vida, dónde todo era alegría y felicidad. Porque ellos sabían que él se oponía a la riqueza, predicaban por todas partes que la pobreza, el sufrimiento y la humildad eran las puertas por las que se entraba en su reino, y que los que habían sufrido mucho en la tierra disfrutarían allí de la mayor felicidad. Aunque ellos sabían que Jessos había dicho que los hombres debían regular y controlar sus pasiones, ellos decían que los hombres debían suprimir sus pasiones y que la perfección de la humanidad consiste en ser insensible como una fría piedra. Para hacer que el pueblo creyera que ellos actuaban según predicaban, aparentaban una pobreza externa y (para que crean) que ellos habían vencido todo sentimiento sensual, no tomaban esposa. Pero si cualquier jovencita había dado un mal paso, se le perdonaba rápidamente; el débil, dicen ellos, debe ser asistido y para salvar sus almas los hombres deben contribuir con largueza a la Iglesia. Actuando así, ellos tenían mujeres y niños sin hogar y se hacían ricos sin trabajar; pero el pueblo se volvía más pobre y más miserable de lo que había sido nunca. Esta doctrina, que requiere que los sacerdotes no posean un conocimiento más allá de hablar de forma mentirosa, y pretender ser devoto mientras se actúa injustamente; se predicó de este a oeste, y también intentó llegar a nuestra tierra.


EL ESCRITO DE KONERÊD

Mis antepasados han escrito este libro de forma sucesiva. Yo quiero hacerlo, más que nada porque existe en mi país, no muy lejos, una ciudadela en la que hay escritos sucesos según han sucedido. Mi nombre es Konerêd (Koenraad). El nombre de mi padre era Frethorik, y el nombre de mi madre era Wiljow. Después de la muerte de mi padre, fui elegido como su sucesor. Cuando tenía cincuenta años fui elegido como jefe Grevetman. Mi padre ha descrito cómo Lindaoorden y Lindgaarden fueron destruídas. Lindahem está todavía desaparecida, Lindaoorden parcialmente y el norte de Lindgaarden todavía está cubierta de agua salada. El mar espumoso baña las murallas del castillo. Como mi padre ha mencionado, la gente, al ser privada de su puerto, salió y construyó viviendas dentro de las murallas de la ciudadela. Por eso ese enclave se llama Lindwerd. La gente del mar dice Linwerd, pero eso no tiene sentido. En mi juventud había un trozo de tierra depositada fuera de la muralla todo enfangado y pantanoso; pero el pueblo de Frya nunca están cansados ni exhaustos cuando tienen un buen propósito a la vista. Cavando fosos y haciendo embalses con la tierra que sacan de los fosos, hemos recuperado un buen espacio fuera de las murallas, que tiene forma de casco de tres varas al este, tres al sur y tres al oeste. En este momento estamos ocupados en hincar pilotes en el terreno para hacer un puerto para proteger nuestra rampa. Cuando el trabajo esté acabado, atraeremos a los marineros. En mi juventud esto se veía muy raro, pero ahora hay allí una hilera de casas.

Las goteras y las deficiencias producidas por la escasez se han remediado con diligencia. De estos hombres se aprende que Wr-alda, nuestro padre universal, protege a todas sus criaturas, si ellas conservan el coraje y se ayudan unas a otras.

AHORA ESCRIBIRÉ SOBRE FRISO
Friso, que tenía siempre poder por sus tropas, fue elegido jefe Grevetman del distrito alrededor de Staveren. Él se reía de nuestra forma de defender nuestra tierra y nuestras peleas navales; así que fundó una escuela, en la que los muchachos podían aprender a luchar a la manera de Grecia, pero yo creo que lo hizo para atar a los sacerdotisas a sí mismo. Yo mandé a mi hermano hace diez años porque pensaba, que ahora que no teníamos madre, me pertenecía tener doblemente cuidado, para que no llegara a ser nuestro maestro.
Gosa no nos dió sucesores. No quiero opinar acerca de esto; pero existía ya gente mayor suspicaz que pensaba que ella y Friso tenían un entendimiento acerca de esto. Cuando Gosa murió, la gente de todas partes querían elegir otra madre, pero Friso, que estaba ocupado estableciendo un reino para sí mismo, no deseaba recibir ningún consejo o mensajero de Teerland. Cuando los mensajeros de Landsaten llegaron a él, dijo que Gosa había sido previsora y más sabia que todos los condes juntos, y con todo no había sido capaz de ver ninguna luz ni forma en este asunto; por lo tanto no había tenido el coraje de elegir ningún sucesor, y elegir a alguien dudoso pensaba ella que sería muy malo; por lo tanto ella escribió en su testamento, es mejor no tener una madre a tener una en la que no podáis confiar. Friso había visto un gran negocio. Friso había sido educado en las batallas, y había aprendido tantos trucos y formas engañosas de los Galos y de los nobles como él requería para conducir a los demás condes para dónde él quisiera. Mira cómo se comportó en esta ocasión.

Friso había tomado aquí otra esposa, una hija de Wilfrêthe, que en sus tiempos había sido conde jefe de Stavaren. De ella tuvo dos hijos y dos hijas. Por su deseo Kornelia, su hija menor, se casó con mi hermano. Kornelia no era una Frisona de verdad, su nombre se debía escribir Korn-helia. Weemoed, su hija mayor, se casó con Kauch, que había ido a la escuela con él y era hijo de Wichhirte, el rey de Geertmen. Pero Kauch tampoco era un Frison de verdad y debía ser Kaap (Koop). Así que habían aprendido peor lengua que buenas costumbres.

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