domingo, 30 de octubre de 2016

ENTRE FIEBRES Y DELIRIOS

No voy a descubrir el Mediterráneo, si digo que la fiebre produce un estado alterado de conciencia y, sin llegar a delirar como si te fueras a morir, no puedes controlar ni tus pensamientos porque toda tu atención está enfocada en lo mal que te sientes. Las piernas flojas, inapetencia, sed, mucha sed, te inflas de agua y te comes una fruta que, rápidamente te producen unos gases que ya te ves el cáncer encima, en cualquier sitio. Y quieres levantarte, pero estás tan mareada que la casa da vueltas a tu alrededor,, y te sientas en un sofá, y te sientas en un sillón, y subes la calefacción, porque tienes frío, y la bajas, porque tienes calor. Yo no sé por qué estas cosas siempre suceden en fin de semana, cuando el médico más cercano te pilla a 24 kilómetros y, por teléfono, después de escuchar tus síntomas te diagnostica por el aparato una gripe y te manda meterte en la cama y tomar aspirina. No merece la pena ni que le mandes al cuerno, ni que le expliques que tus problemas de estómago, aconsejan no acercarse a ese remedio.

Vas y vienes de la cama a la sala y de la sala a la cama y, en algún momento te invade una somnolencia que te sumerge en un estado subconsciencia en el que lo consciente actúa por su cuenta. Y empiezas a pensar en "pobrecita de mí, aquí, sola y abandonada" y te asalta el pasado y empiezas a maquinar una serie de acciones que podrías hacer para jorobar a alguien y se te ocurren toda clase de malvadas acciones como si alguien tuviera la culpa de que a ti, que aparentas estar en tus cabales, pero que sólo tú sabes que estás como un cencerro, te diera por recibir la lluvia como los apaches de las películas, más o menos a pecho descubierto y bailando con Snoopy una danza compuesta, sobre todo, por un "corre,corre, que te pillo".

Y sigues con tus fabulaciones perversas, hasta que una pequeña idea intenta alcanzar tu mente, pero le cuesta trabajo, hasta que, de pronto, paras en mitad de un plan maestro, con el que darías en la diana a alguien de un pasado tan lejano, que parece que no es tuyo. Y te hablas a ti misma, "oye, te dices, espera un poco, ¿a qué viene esta furia y ansia de venganza que te ha dado de pronto", "tú no eres así, sigue la idea, tú no planeas venganzas. Tú eres un desastre y, seguramente a alguien habrás hecho daño en tu vida, pero nunca lo has planeado, ¿De dónde, coño, me vienen estos pensamientos?" Y, de pronto una luz y una idea: "cómo se aprovecha el hijo de puta. Como estoy débil, otra vez se ha colado en el punto flaco". Y, en voz alta y cortante una frase que pronuncio en voz alta, con el consiguiente susto de Snoopy: "¡¡¡ haced el favor de salir todos de mi cabeza !!!!". Y un pensamiento tranquilizador que me ayuda a recuperar la cordura.

Y vuelves a caer en la modorra, en uno de los largos paseos del Retiro de Madrid, con estatuas a ambos lados, todas iguales: alguien, a quien no logro identificar me acompaña y le pregunto: "¿piensas verlas todas?", "Pues, claro, a eso hemos venido", "Pero si son todas iguales...", "no importa", "vale, te espero en el estanque de los patos".Y, efectivamente, hay un estanque, pero con un sólo pato. "Pobre, pienso, se debe aburrir tan solo", " no, yo no me aburro, porque no soy un pato", "¿qué eres?", "soy un cisne", "ah!! de los que sólo cantan cuando se van a morir", "eso decís vosotros, pero no cantamos", "¿qué hacéis?", "suplicamos al Dios Pato que recoja nuestra alma", "¿hay un Dios Pato?", "claro, cada especie animal tiene su Dios. Bueno, menos vosotros, que tenéis tantos que no hacéis más que pelear, ¡¡¡ qué más dará uno que otro, con tal de que sea Dios!!!.

Y, entonces debí bajar un peldaño más y abandoné la fase REM



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