No sé por qué, en estos tiempos, se cita tanto a Nietsche. No será porque alguien lleva a cabo la tarea que se propuso. Ni a él le gustaría leer algunas de sus palabras sacadas de contexto y utilizadas con fines espúreos, justamente lo que él rechazaba.
No fue un revolucionario social. Tampoco rechaza el estudio de la religión y la filosofía, sino que la recomienda encarecidamente. Sólo conociendo el pasado, estudiándolo, hallando sus fundamentos, se puede producir el espíritu libre, que el mundo necesita para avanzar. Si no sabes qué fue, nunca podrás saber qué es y qué puede ser.
Su ética, su búsqueda, no es una ética de masas, es individual, trascendiendo los sentimientos, costumbres y esquemas caducos. Es una búsqueda de la forma de liberación personal y racional, sobre todo racional. No excluye los sentimientos, pero intenta que los veamos bajo otra perspectiva: lo malo, puede ser una ventaja; lo bueno, puede ser una rémora. El amor es dependencia, si no está basado por un mayor amor a sí mismo. El sufrimiento puede ser beneficioso para el que sufre y una trampa mortal para el que quiere atenúarlo. Es un arma de poder que funciona muchas veces.
Es curioso que para él el sueño tenga la misma importancia que yo he pensado muchas veces. El sueño no es rectilíneo, nuestro subconsciente se siente tan libre, que vuela y se repliega por caminos que, en estado de vigilia, llamamos tontos. El sueño le hace un corte de mangas al consciente y sube y baja a su antojo. De ahí que, mientras dormimos, lo hagamos con distintas profundidades. Y hay un momento (más menos entre las 3 y las 4 en este meridiano) en que el subconsciente roza la superficie y la mente quiere atraparlo para que pare. Y, en ese estado de duermevela, se nos puede ofrecer algo que atañe a algún dilema, problema, asunto. Se nos ofrece como señuelo para que el subconsciente acabe de dar saltos. Esa especie de inspiración, merece la pena retenerla, porque tendrá mucho que ver con algo que te preocupa.
No todas las noches pasa, no somos tan profundos como para tener todos los días un enigma o un dilema que resolver.
Ayer, por ejemplo, estuve todo el día de mal humor por el tema de Snoopy, aunque ya había decidido lo que iba a hacer. El problema era comunicar mi decisión, que todavía no he comunicado. Siempre el congénito miedo a que me abandonen a que dejen de quererme, que se ha convertido en rasgo definitivo de mi personalidad. Cuando intuyo muy a lo lejos el abandono, yo doy media vuelta y me voy. Pero, al saber la causa, el asunto deja de tener tanta importancia.
Tengo que agradecer a quién quiera que se esté encargando de mi espíritu. la llamada de Loli, con quien tanto viví, y sus palabras de despedida:
- Tú sabes que yo te quiero ¿verdad?
- Claro, y yo a ti
- Es que estamos en un momento que no está mal que nos lo recordemos cuanto podamos.
Y eso..................................
La palabra que he semisoñado esta noche es: desdoblamiento. No tengo ni puta idea de lo que significa. No la relaciono con nada que tenga entre manos. Tendré que pensarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario