miércoles, 6 de julio de 2016

ALGUIEN HA ROTO CON SU PASADO

Hoy Snoopy y yo hemos salido muy pronto y nos recreábamos sintiendo la brisa fresca sobre nosotros, cuando nos hemos encontrado con Celia que, sorprendentemente, llevaba un libro en la mano. Sorprendente porque aquí no lee nadie, a pesar de que hay una Biblioteca. La bibliotecaria se aburre soberanamente porque tampoco le gusta leer. Ni las actividades que aquí se siguen considerando tarea de mujeres, ganchillo, bolillos, cuadros de punto de cruz, etc. De todas formas ella cumple su horario en la más absoluta soledad y, según me cuenta, se echa unas siestas que, luego por la noche, le cuesta trabajo coger el sueño.
Bueno, pues Celia traía un libro en la mano, cuyo tema era "La historia del pueblo romano en la Península Ibérica"
- ¡anda! -dije yo, disimulando mi admiración- es muy interesante.
- Qué va!, lo he cogido de un montó que hay allí y mira, debe de ser de alguien porque tiene escritos dentro.
Efectivamente, me enseñó una serie de hojas de cuaderno escritas con una letra, según mi impresión, muy femenina, extremo éste que Celia compartía.
- Pero, estas hojas son personales, parecen cartas. Estas cosas no se deben de leer, deberías quemarlas.
- AH! que no las hubieran tirarlo, yo me quiero enterar.  Hay un montón de libros.
Me ha explicado dónde y allá me dirigí. Efectivamente, había muchos libros. Se me cayó el alma al suelo cuando vi  "El enfermo imaginario" de Molière coronando una montaña de libros, en medio de un baldío y cubierto de polvo. "¡Pobre Molière! , pensé, ¿quién te iba a decir que te encontraría en la basura?". Le he rescatado, junto con unos seis o siete y la vuelta me ha sido dificultosa cuando le he tenido que volver a poner la correa a Snoopy, porque entrábamos en terreno civilizado.
He hecho por necesidad un alto en casa de mi prima, suplicando descanso y agua y teniendo que oír el sermón de siempre. Que si para qué quieres tantos libros, que si los deberías de vender porque se te va a hundir la biblioteca y más traca cuando le he dicho que en realidad estos libros ya los tengo en mis estantes. Que si estás loca, que si yo no he conocido a nadie que lea tanto, que si luego dices que te deprimes, con tantas tonterías que leerás en los libros, que si esto, que si aquello y lo de más allá.
- Prima, le he dicho, los libros no se deben tirar nunca, forman parte de tu vida. Se empieza por tirarlos, se sigue quemándolos y al final te detienen hasta por tenerlos en tu casa.
- ¿lo ves?, con voz triunfante, pues más a mi favor ....

Mientras los iba mirando he intentado saber qué tipo de persona tiraría no sólo los libros, sino una cantidad considerable de cuadernos y hojas sueltas dónde quedaban  plasmados sus pensamientos, sus deseos y algún que otro exabrupto hacia alguien que, y cito: "presumía de tenerla grande, pero la tenía muy pequeña. Me ha llevado un rato romper todas y cada una de las notas personales y, mientras lo hacía, pensaba: "Estoy ayudando a alguien a romper con su pasado".

También he llegado a la conclusión, por el tipo de material, que el sujeto no era demasiado joven. Entre mi botín, me he traído una recopilación de párrafos en latín que habían salido en los temas de grado, o sea, en lo que llamábamos reválida. Pero no tan mayor como para haber hecho Preuniversitario, puesto que la recopilación era de COU. Y venía con nombre, que me he apresurado a borrar para evitar miradas indiscretas.
Bueno, pues eso, que hoy en mi pueblo alguien ha mandado su pasado a tomar gárgaras. Y yo me alegro por ella (sigo pensando que la letra era femenina)
Y así he empezado el día de hoy, vísperas de S. Fermín.
Se me acaba de ocurrir: yo ayer, siguiendo a Nietsche hablaba del poder tiránico que ejercen a veces los enfermos y hoy me encuentro "el enfermo imaginario"

La vida te da sorpresas, 
sorpresas te da la vida.........
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quien a hierro mata, a hierro termina. ¡Chis pum!

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