Alicia a través del
espejo
Esa imagen del
espejo que te mira
no te refleja como
eres, no te engañes.
Es justo lo
contrario, lo que nadie
sabe, tus adentros,
tus pecados, tu ira,
todo eso que, por
feo, has echado
como a un cubo de
basura y has pensado
que un camión se
llevaría a otro lado.
“Conócete” te
dicen los que saben,
de cualquier tiempo,
de cualquier escuela.
“conócete”, que
es el primer paso,
“Deshazte de todas
las secuelas
de lo que dejaste
sin hacer en otras vidas
y añade todo lo que
llevas
acumulando desde que
llegaste”.
“Conócete y
recuerda, estás dentro,
ahonda, ahonda más
y llega al centro”
“pero sin miedo”
grita la voz que está contigo,
“aprovecha
cualquier indicio, cualquier idea
que venga por el
aire, sea de quien sea.
Que miles son las
formas de ayudarte
que Dios busca y
aprovecha para darte
quizá un amigo que
se fue y que regresa
te traiga noticias
de por dónde empieza
el camino que estás
buscando y que tú sabes.”
Y me miro otra vez
en el espejo
y sólo veo el paso
del tiempo, un tiempo
que ha ido
transcurriendo sin notarlo
y pienso en mil
formas de borrarlo.
“No es eso” dice
una voz en mi cabeza,
“el tiempo no
importa, tendrás más,
todo el tiempo que
quieras, si te vas
con el miedo que tú
sola has creado
y no has tenido el
valor ni de mirarlo”
“Tu creas tu
mundo, ¿lo recuerdas?
Y pensaste que lo
harías con lectura.
La lectura está
bien, pero ya llega
el tiempo de empezar
a andar, despacio
hacia dentro de ti,
a tu basura
y, si no puedes tú
sola, si tienes miedo,
inclina esa cabeza
tan altiva y llama
a quién tú sepas
que no dudaría
en acudir a tu
petición de auxilio
PORQUE NO SE TRATA
DE MIRARTE EN EL ESPEJO
NO SE TRATA DE
ESTRELLAR ALGO Y ROMPERLO
SE TRATA DE
ATRAVESARLO Y ENCARARTE
CON LO QUE FUISTE,
LO QUE ERES Y NO
QUIERES SEGUIR SIENDO
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