sábado, 2 de julio de 2016

REFLEXIONES DE UN SÁBADO



De todas las facultades de las que estamos dotados para conservar nuestra individualidad a través del tiempo, la más importante y a la vez la más cruel es la memoria. Es cruel y selectiva con nuestro pasado. Siempre te recuerda en primer lugar lo negativo: tus fracasos, tus humillaciones, los desprecios que has sufrido, las ocasiones en las que hiciste daño a alguien, todas en las que te lo hicieron. Esa frase tan tópica oída y repetida tantas veces: "yo perdono, pero no olvido" me parece muy tonta, porque de tí dependerá quizá el perdonar, pero no el olvidar. Para darle un poco la vuelta a la memoria hay que obligarla, dejar sus aguijones en el inconsciente e intentar recordar con fuerza, las mismas situaciones buscando algo positivo en ellas. Y, si lo intentas, lo lograrás aunque no sea inmediatamente. Cada vez que, nada más despertar, tu memoria te ofrezca algo desagradable, habla con ella y dile muy seriamente:"te he dicho muchas veces que no me recuerdes lo desagradable, quiero empezar el día con algo agradable, vete de mi cabeza" y entonces entrará tu perro, se te tirará encima y exigirá su comida y tus mimos. Y eso te ayudará a pasar bien el día. Pero, más tarde, has de pensar en el tema que has rechazado. Si tiene arreglo, se arregla. Si no lo tiene, pide algo bueno para el perjudicado.
Es mucho más difícil de llevar la parte de los sentimientos: la añoranza, la pena, la injusticia, la esperanza (éste sentimiento es muy duro) que sabes inútil, el pensar que no hiciste todo lo que pudiste o tanto que te jugaste y lo poco que recibiste, el engaño, la deslealtad, las noches en vela esperando oir el ruido que te permitirá hacerte la dormida, el trabajo con sólo tres horas de sueño, la observación preocupada de tus compañeros que creen que lo mejor es no decir nada y cumplen con una sonrisa a la que tienes que responder, mientras pones en orden tu cabeza en un esquema comprensible para que los alumnos puedan entender el "argumento ontológico", cuando  a ellos les importa tres pepinos y están pendientes del reloj y el sí unánime cuando preguntas si está claro, cuando tú sabes que no. Todos estos sentimientos y muchísimos más tienen mal arreglo. Por que no salen de la razón. Nuestra cabeza no siente. Su misión es pensar. Y si tú sufres, la cabeza espera que le dés las razones, pero en lenguaje lógico y, si puede ser sencillito. Total, para el caso que le sueles hacer...........
Lo mejor es tratar de aunar lo que sientes con lo que piensas. Jajajajajja, visto así escrito queda precioso, pero eso ¿cómo se hace?........Yo que sé
Ah, el sueño puede ser un buen antídoto. En el sueño, el inconsciente y el subconsciente se expresan y entienden y, muchas veces llegan a un acuerdo. Si te despiertas hacia las tres de la madrugada con la impresión de tener una solución, archívala en la parte consciente y sigue durmiendo. Después ponlo en práctica. Si sale bien, era la solución, si no, pues qué más da. Quedan más noches. Pero duerme, duerme, duerme hasta que se te peguen los párpados.



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