jueves, 1 de diciembre de 2016

DIOS NOS SIGUE HABLANDO EN ESTOS TIEMPOS DE TRIBULACIÓN (VII)



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Ésa es una gran acusación.

La acusación reside en tu mente. Es parte de tu mentalidad “culpable/inocente”, “bueno/malo”.
Lo que he hecho es hacer una observación. Las observaciones no son juicios y las declaraciones no son acusaciones. La declaración de un hecho es sólo eso, un recuento de lo que es. La observación es el “¿qué es eso?” de cualquier situación,. El juicio es el “¿eso qué?”. Eres tú quien agrega el “¿eso qué?” a cualquier serie de hechos. Nada tiene significado, sólo el significado que tú le des. Eres tú quien decide si el ''¿'qué es eso?” es “bueno” o “malo”, “correcto” o “incorrecto”, “bien” o “mal”, y tú basas esta decisión en tu apreciación de si “¿qué es eso?” funciona o no funciona, dependiendo de qué es lo que estás eligiendo ser, hacer o tener. El proceso humano de presenciar, evaluar y escoger siempre ha funcionado de esta manera y es circular.

Tú presencias, evalúas y escoges, después presencias los resultados de tu elección, los evalúas y escoges de nuevo, luego presencias de nuevo, vuelves a evaluar y escoges una vez más, en un ciclo sin fin. Es a través de este proceso que tú decides Quién Eres En Realidad. La constante toma de esta decisión es lo que tú llamas “evolución”. La razón de que las almas lleguen a un cuerpo es para evolucionar.

Es decir, convertirse en una versión más y más grandiosa de uno mismo.

Éste es el propósito de tu vida en la Tierra y de la vida en cualquier lugar. Aplicar este proceso a la parte de tu vida llamada religión ha sido difícil para ti, debido al gran arraigo emocional que tienes con tus creencias.

Tienes un profundo arraigo emocional con todas tus creencias, pero tus creencias sobre religión han sido particularmente difíciles de soltar. Por lo tanto, la evolución de sus religiones se ha atrasado mucho respecto a la evolución de tus ciencias, tecnologías, psicologías; en realidad, tu entendimiento del resto de los aspectos de la vida. Han hecho las cosas que han estado haciendo entre sí en nombre de la religión porque muchas de tus religiones organizadas presentes, todas bien intencionadas y basadas en algún principio espiritual, simplemente no han sido bien comprendidas.

No se ha permitido el crecimiento de la religión.

Realmente, no la dejarán crecer. Dicen que cualquier nueva perspectiva que contradice o modifica a la anterior es blasfemia o herejía. Dicen que no puede ser posible que haya Nuevas Revelaciones. Su posición es que todo lo que se debe decir ya se ha dicho, todo lo que había por saber ya se sabe, todo lo que había por entender ya fue entendido.

Su lucha desesperada por mantener a tu especie viva, por lograr que sus miembros dejen de matarse entre sí y destruir toda la vida no terminará y podría terminar con ustedes, si no son capaces de aceptar un simple hecho:

“Hay algo que no entiendo de Dios y de la Vida, algo que si puedo lograr entender cambiará todo.

Debemos dar el Paso 2 de los Cinco Pasos para la Paz.

Sí. Éste es un paso esencial e irremplazable, ya que sólo con un nuevo entendimiento de la Vida y de Dios es que los humanos podrán construir un código de conducta más factible y uniforme. Como están las cosas, crear tal código es muy difícil, ya que muchos de ustedes creen que su código de conducta viene de Dios y, por lo tanto, es el único que hay que seguir.
El hecho es que la mayoría de las religiones exclusivistas del mundo dicen esto, y no les importa que las leyes sagradas del mundo sean diferentes. Todos creen que su código de conducta es el correcto.

La creencia en esta corrección es la que los pierde. Tu comunidad mundial no puede funcionar así. Cuando tu planeta albergaba a un grupo de comunidades más pequeñas, la mayoría de ellas aisladas y desconectadas entre sí, los humanos podían funcionar. No funcionaban muy bien, y a veces no eran muy felices, pero las especies al menos sobrevivían. Ahora son una comunidad global, interconectada e interdependiente. Son Uno en verdad, estén o no listos para aceptarlo.

En el presente, una disrupción en una parte de la comunidad trastorna el todo. Así que tendrán que aprender a vivir como uno solo si desean sobrevivir. Esto es algo en lo que tienen poca práctica. Al parecer muchos de ustedes piensan que la “unificación” es en realidad una amenaza. Así que continúan comportándose como antes, y permitiendo que sus diferencias produzcan divisiones, ignorando el hecho de que un hogar dividido no puede sostenerse. No se ven a sí mismos como parte de la misma casa. ¿Entonces por qué molestarse en preocuparse por las divisiones?

Entonces, ¿la respuesta es que no podemos tener religiones diferentes o ideas diferentes sobre cómo experimentar a Dios?

Por supuesto que no. Sólo significa que deben darse cuenta de su Unidad. Unidad no significa ser iguales. Unidad e individualidad no se excluyen mutuamente. Las diferencias no significan divisiones, y los contrastes no tienen por qué llevarlos a conflictos.

Tus dedos no son los mismos. Se ven diferentes y tienen diferentes funciones. Aun así, son parte de la misma mano y ambas manos son parte del mismo cuerpo. Tu nariz no se parece a tus ojos y tu barbilla no se asemeja a tu frente. Todas estas partes tienen diferentes funciones. Aun así, son parte de una cara, la cara que muestras al mundo.
¿Morderías tu nariz para molestar a tu cara?
¿Permitirías a tus religiones que hicieran eso a la cara de la humanidad?

Sigo pensando en ese artículo periodístico sobre los protestantes luteranos. No sólo estaban molestos porque un ministro luterano había rezado con gente que no era cristiana, ¡también les molestaba que hubiera orado con luteranos de otra denominación! Decían que haberlo hecho “representaba una ofensa atroz en contra del amor de Cristo”.

¿Y qué piensas al respecto?

No puedo creer que Dios piense eso. No quisiera tener nada que ver con un Dios que pensara así. Quiero salir y comprar una estampilla que diga: “DIOS, SÁLVAME DE TU GENTE”.

Incluso es importante recordar que esos comportamientos no son “buenos” o “incorrectos”, simplemente ya no funcionan. No funcionan efectivamente; dado que dices que lo que quieres es sobrevivir en paz y en armonía. Lo que necesitan desesperadamente en la actualidad es el comportamiento funcional si quieren que la vida, tal como la conocen, continúe en la Tierra.

Justo ahora, nuestros comportamientos son lamentablemente disfuncionales. Hemos creado una sociedad por completo disfuncional.

Ésa es tu observación, tu evaluación y tu elección.

No, no es mi elección. Es lo que observo, pero no es lo que escogí.

Por supuesto que lo es. Lo escoges cada día al dejar de hacer algo al respecto.

Eso no es justo. ¿Yo qué puedo hacer? ¡No puedo ser responsable de cambiar al planeta entero en un instante!

Te preguntaré de nuevo. Si no es ahora, ¿cuándo? Si no lo haces tú, ¿quién lo hará?



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¿Cómo se supone que una persona tome la tarea de cambiar el mundo?

Si sólo se necesita una persona para instigar la autodestrucción, ¿no puede ser también sólo una persona la que inspire la renovación?

La raza humana ahora anhela renovarse a sí misma. Se puede sentir en cualquier lugar. Puedes sentirlo en el aire. Toda la gente está esperando a que alguien se levante y muestre el camino. Alguien que comience el proceso. Una persona que tire la primera ficha del dominó.

Aún así, déjame dejar algo en claro. La era del Salvador Solitario se terminó. Lo que se requiere ahora es acción conjunta, esfuerzos combinados, creación colectiva. Lo que se necesita ahora no es sólo una persona, sino un gran número de humanos dispuestos a ser “una persona” en su familia, en su comunidad, en su círculo de influencia, quien tomará la tarea de provocar el cambio en el momento justo y en el lugar preciso.

En este contexto una persona puede hacer una gran diferencia, ya que es siempre una persona dentro de un grupo quien convoca la visión más alta, quien modela la verdad más alta, quien inspira, agita, despierta y al final produce un campo contextual dentro del cual es posible e inevitable lograr la acción colectiva.
¿Eres esa persona? ¿Escogiste ser una inspiración para todas las vidas que tocas?

Ésa es la pregunta que tu alma te hace ahora. Es por eso que te ha traído a este libro.

Quizá esa .persona es una de las que está leyendo este libro. Quizá sean varias. Quizá muchas. Pero no importa cuántos respondamos al llamado, seguimos necesitando tu ayuda. Necesitamos la ayuda de Dios.

Lo entiendo. Por eso también es que llegaste a este libro. Es, de hecho, como comenzaste este diálogo. Dijiste que querías mi ayuda. Eso fue un buen inicio, pero no podemos avanzar si crees que soy un Dios confundido.

¿Quién cree eso?

La mayoría de la raza humana, a juzgar por sus acciones. Como dije, los códigos de conducta son muy diferentes de cultura a otra, pero todos dicen que el suyo está basado en la Palabra y Ley de Dios. Si esto es cierto, Dios debe estar seriamente confundido.

Por supuesto, no diríamos que es Dios quien está confundido. Diríamos que son los humanos quienes estamos confundidos.

Sí, y si todos sólo pusieran atención a tu código de conducta dejarían de estar confundidos.

¡Exactamente! Así es. Y si Dios es el Todopoderoso, ¿por qué no simplemente aclara cuál código de conducta es el correcto? ¿Por qué no resuelve el asunto sin más ni más?

Eso es exactamente lo que está haciendo.

¿Eso hace?

¿No sabes que el Final de los Días se acerca? ¿No ves que la Victoria Final está a la vuelta de la esquina? ¿No observas los frutos de la pelea, el glorioso resultado de la jihad?

¿Te refieres a la mutilación y el asesinato de miles de personas en nombre de Dios?

Me refiero a la eliminación de los traidores infieles. Me refiero a la limpia de la sociedad humana. “Debéis purgar el mal a vuestro alrededor”, dice la Biblia. “Luchad hasta que ya no haya más conflicto y toda fe vaya a Dios”, dice el Corán. “Proteged a los hombres virtuosos y destruid a los hombres que hacen el mal, para establecer la norma del deber sagrado aparezca de era en era”, nos informa el Bhagavad-Gita. Como ves, es el trabajo correcto y apropiado para la gente de Dios.

¿Realmente crees eso?

No, no lo creo.

Entonces, ¿por qué lo dices?


Quiero ser justo y hablar por quienes lo creen.

Son exactamente esas creencias las que han causado los problemas en el mundo, que han producido guerras religiosas. ¿'Puedes ver eso?

Por supuesto, Mucha gente lo ve, los únicos que no lo hacen son quienes están envueltos profundamente en esas creencias. El problema es que no sabemos qué hacer al respecto. No sabemos cómo ayudar a quienes están atrapados en ellas a romper el hechizo.

Puedes ayudarles diciéndoles que entiendes que se sientan así, que reconoces que ésas son sus creencias y que te gustaría dialogar con ellos al respecto para ver si hay algo más, y acerca de otras creencias del mundo, para que ambos aprendan.

¿Pero si las cosas que hacen, la forma en que actúan, te causan daño o te lastima? ¿Y si sus creencias los orillan a hacer cosas horribles?

Incluso las personas que hacen cosas horribles las dejarán de hacer, si sólo por un momento les preguntas por qué lo hacen. No es parte de la naturaleza humana ser horribles. La naturaleza básica del ser humano es ser amorosos. Cuando los humanos son horribles, es por algo que creen. Pregúntales, por lo tanto, incluso a la mitad del horror mismo, lo siguiente:
“¿Qué te lastima tanto para creer que tienes que herirme para sentirte mejor?”

Ésa es una pregunta incisiva.

Es una maravillosa pregunta para hacer a la mitad de cualquier desacuerdo que esté causando que alguien irradie energía negativa hacia ti. Funciona tanto en el hogar como en la esfera de los asuntos internacionales.

Pero después, una vez que hayas planteado la pregunta, debes estar dispuesto a escuchar la respuesta. No puedes escribir la respuesta como propaganda o ignorarla. No puedes menospreciarla porque no estás de acuerdo con ella. Y por supuesto, estarás en desacuerdo con ella, si no, nadie tendría por qué pelear contigo. Es muy útil entender que cuando alguien pelea contra ti, suele pelear para llamar tu atención. Si pudiesen hacer que los escuches y los ayudes con lo que los está hiriendo, sin pelear contigo, renunciarían a la batalla sólo para alejarse del peligro.

Pero entonces, ¿por qué van a la guerra o inician una batalla? ¿No saben que hacerla los pondrá en peligro?

Porque ellos perciben que ya les están pasando cosas peligrosas, o que les van a pasar, y eso es lo que tratan de evitar. Recuerda lo que te dije: Ninguna nación, grupo o individuo considera que es el atacante cuando ataca. Todos creen que son defensores.
Preguntar entonces: “¿Qué te lastima tanto para creer que tienes que herirme para sentirte mejor?” puede muy útil.

Pero, ¿y si no puedo hacer algo por lo que le lastima tanto? ¿Qué pasará si su punto de vista está
desviado y sus demandas son irrazonables?

El punto de vista de todos está desviado. Comencemos con eso. Debes saber eso al iniciar.

Para ser un sanador debes entender que nadie hace cosas inapropiadas, según su modelo del mundo.
¿Quiere decir que debo aceptar el punto de vista de todos como válido?

Significa que debes entender que es válido para ellos. Debes estar listo para decir Cinco Palabras Que Pueden Sanar al Mundo:

“Entiendo que te sientas así”.

Es una frase muy poderosa. No indica que compartes los sentimientos de la otra persona o que estés de acuerdo con lo que hace, pero indica que entiendes cómo llegó a sentirse así. Esa frase por sí sola puede apagar grandes fuegos.

¿De veras? Quiero decir, ¿tan poderosa es?

Sí, porque le dice al otro, “No estás solo. No te estás volviendo loco, no eres el único que debido a tus creencias, pensamientos y experiencias, llegó a esas conclusiones”. Si vas a ser un sanador, debes entender que la dificultad más grande que enfrentan las personas que tienen un problema casi nunca es el problema mismo, sino el miedo a que nadie más lo entienda. Si nadie más lo entiende, se vuelve más difícil poder encontrar una solución. A esto se debe que el sentimiento de no ser entendido lleve a la desesperación. Por el contrario, el sentimiento de que alguien más te entiende puede hacerte retroceder y abrir la puerta a la discusión.

Sigue siendo muy complicado. Si alguien te bombardea o envenena tu agua, o ataca a tu nación con armas biológicas, o en otra esfera, si alguien te grita en la cara en la cocina de tu casa, es muy difícil que uno pueda decir, “Entiendo que te sientas así”.

Si no lo dices, o al menos preguntas: “¿Qué te lastima tanto para creer que tienes que herirme para sentirte mejor?” no lograrás terminar con la violencia. Podrás interrumpirla, posponerla, pero no lograrás que deje de producirse. Esto se debe a que, repito: El atacante siempre ve el ataque como defensa.

Entender esto es la base de toda sanación.

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Estas últimas frases me parecen demasiado provocativas. ¿Podríamos explorarlas un poco más?

En efecto. Debemos hacerla.

¿A qué te refieres cuando dices: “Nadie hace cosas inapropiadas, dado su modelo del mundo”?

Me refiero a que nadie ve sus acciones como “incorrectas'.

Pero las acciones de algunas personas son incorrectas, las vean o no así.

Quizá es buen momento para mencionar la 

SÉPTIMA NUEVA REVELACIÓN.

No existe nada que sea Correcto o Incorrecto. Lo único que existe es Lo que Funciona y Lo que No Funciona, dependiendo de qué es lo que quieras ser, hacer o tener.

¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes decir: “no existe nada que sea correcto o incorrecto?

Porque es verdad. Los calificativos “correcto” e “incorrecto” son inventos de tu imaginación. Son juicios que haces, etiquetas que creas a medida que avanzas. Son valores que vas estableciendo, dependiendo de qué es lo que quieres, individualmente o como sociedad.
Cuando quieres hacer cambios, los llamas cambios “correctos” o “incorrectos”. Tu propia historia prueba esto.

No tiene sentido. Las bases no cambian.

¿No lo hacen?

No.

Dame un ejemplo de un valor básico que no cambie.

Está bien, matar. “No matarás” no cambia. Es un valor humano básico.

A menos que quieras ganar una guerra.

No es justo. Eso es defensa propia. Tenemos derecho a defendemos.

Bueno, no todas las guerras son en defensa propia. Tu planeta ha sabido de cosas como guerras por agresión.

Sí, pero no hablemos de ello. Sólo complica las cosas

Ya veo.

Nuestro país nunca agrede a nadie. Las únicas guerras que peleamos son en defensa propia.

¿Tu país sólo pelea guerras en defensa propia?

Así es.

Claro que sí.

¿Y qué significa eso?

Significa que al decir eso sólo confirmas lo que te acabo de decir. No existe un país, y no existe un grupo de personas en la Tierra que se vea a sí mismo como agresor. Todo aquel que participa en una guerra dice que lo hace por defender algo.
¿Te das cuenta ahora? Estoy recalcando este punto porque es algo que necesitas ver de muy cerca. En tu planeta no hay “atacantes': sólo “defensores”. Tú llegas a esta interesante paradoja simplemente al llamar “defensa” a cualquier tipo de ataque. De esta manera puedes cambiar tus valores básicos en cualquier momento según te convenga sin, aparentemente, cambiarlos del todo. Matas gente con impunidad para obtener lo que quieres y te justificas diciendo que no tenías opción. Que tenías que defenderte.

Todos los atacantes ven sus acciones de esta manera. De hecho, exactamente así has visto tus ataques a otros. No sólo en la guerra, sino en cualquier situación conflictiva en tu vida, desde en los campos de batalla hasta en tu dormitorio, centro de comando y habitación de hotel. Nadie es atacante, todos son defensores.

Considerar que alguien se está defendiendo cuando te ataca puede producir milagros. Pero nunca podrás ver los ataques de los demás de esta manera mientras imagines que existe algo como el “bien” y el “mal.”

Esto es difícil de digerir, espero que lo entiendas. La idea de un mundo en el cual no exista el bien y el mal es muy difícil de aceptar. Me parece que realmente tenemos algunos valores básicos en este planeta. Valores que todos compartimos... bueno, la mayoría.

Bueno, no seas tímido. Dame otro ejemplo.

Está bien, la prohibición del suicidio. Mucha gente considera que el tomar su propia vida está mal. Que es inmoral.

Sí, la mayoría de la gente de tu planeta opina que “no es correcto” quitarse la vida.

Lo mismo opina la mayoría respecto a ayudar a alguien que quiere terminar con su vida.

En ambos casos dirían que hacerlo es “delito”. Llegarían a esta conclusión, al parecer, porque de esa manera se termina relativamente rápido con la vida en cuestión. Si las acciones para acabar con ella toman más tiempo, entonces no son delito, aunque el resultado sea el mismo.

Por consiguiente, si una persona de tu sociedad se mata con una pistola, sus familiares pierden los beneficios del seguro. Pero si lo hace fumando tabaco no ocurre lo mismo. Al doctor que te ayuda a suicidarte lo llaman “asesino”, pero a la compañía de tabaco que te mata la llaman “comerciante”.

Contigo, parece ser una cuestión de tiempo. La legalización de la destrucción propia -el “derecho” o “no derecho”- parece tener mucho que ver con la rapidez con que se haga, así como con quién lo haga. Al parecer, cuanto más rápido se produce la muerte, el “mal” es mayor, pero disminuye hasta convertirse en algo “correcto” a medida que aumenta el tiempo en que ésta se produce.

Llama la atención que esto es exactamente lo contrario de lo que concluiría una sociedad en verdad humana. Según cualquiera de las definiciones razonables de lo que llamarías “humano”, la muerte sería mejor cuanto más rápido sucediera. Pero tu sociedad castiga a quienes buscan proceder con humanidad y recompensa a quienes hacen lo contrario. Es una locura pensar que Dios quiere que el sufrimiento se prolongue, y que está “mal” que alguien ayude a terminar con él de manera rápida y humana.

“Castiga lo humano, recompensa la locura.”

Éste es un lema que sólo una sociedad de seres con entendimiento limitado podría hacer suyo. Así, envenenan su sistema inhalando carcinógenos, comiendo comida tratada con químicos que te matan a la larga y respirando aire que han contaminado de manera continua. Envenenan su sistema de cientos de maneras diferentes, en miles de momentos diferentes, y a sabiendas de que tales sustancias les hacen daño. Pero como no los matan rápido, se suicidan impunemente. (De CCD3).

¿Y qué me dices del valor que prohíbe robar? Un valor básico humano es que no tomemos lo que no es nuestro.

Hasta que piensas que el otro no tiene derecho de tenerlo y tú sí.

Porque si ése fuera el caso, no sería justo que alguien tuviera algo a lo que no tiene derecho y yo sí, entonces sería preciso y tendría derecho a quitárselo, porque no es de él sino mío.

Por supuesto que lo tendrían. De acuerdo con sus valores, eso es verdad. Particularmente con su valor llamado “posesión” (el cual discutiremos después). Ese es precisamente mi punto. Lo único que estás haciendo al decir eso es confirmarlo.

Mi punto es que tus valores cambian a medida que cambia tu percepción. Que cambian conforme cambian tus deseos y las cosas que quieres cambiar. Si deseas algo que otro grupo piensa que le corresponde, y tú lo quieres o imaginas que lo necesitas mucho, te justificarás para tomarlo. Créeme, lo has hecho. Has hecho exactamente esto.
Los valores son un festín en movimiento. No puedes pensar en ningún “valor humano básico” que no haya sido ignorado, alterado o completamente abandonado de vez en cuando por otros seres humanos que sólo cambiaron su forma de pensar respecto a lo que desean ser, hacer, o tener en un momento en particular.

Por lo tanto, si piensas que existe algo como “bien absoluto” y “mal absoluto': estás engañándote a ti mismo.

¿Quieres decir que estamos “mal”?

Eso es muy inteligente, y resalta un problema mayor con tu palabra “mal”. Ha sido utilizada a través de los siglos de dos maneras distintas -para describir lo que es “erróneo” y para describir lo que es “inmoral”.

Una acción llamada “errónea” es una acción que no produce un resultado predicho o deseado. Una acción llamada “inmoral” es una acción que viola un código de vida o una ley más grande que una sociedad ha establecido -o que la sociedad imagina que su deidad ha establecido. El problema con la moralidad, como he señalado, es que cambia de tiempo en tiempo y de lugar en lugar, dependiendo de lo que una sociedad o sus miembros quieren lograr. La moralidad es, entonces, extremadamente subjetiva.

El problema con los “errores” es que en contextos o sociedades religiosas a menudo se les equipara con fallas morales, en lugar de sólo considerarlos como una falla operativa. Esto no lo hace inconveniente o desafortunado, sino pecaminoso. En ciertas culturas religiosas o basadas en la moralidad, un error humano puede ser considerado una ofensa contra Dios -que se debe castigar con sanciones o sufrimiento desproporcionados.

Ya hemos visto algunos ejemplos de esto. Los siguientes son otros ejemplos:

1. Quienes maldicen a su padre o madre deben morir.

2. Un blasfemo debe ser apedreado hasta que muera.

3. La mujer que no cubra su cuerpo completamente debe ser golpeada y azotada con un látigo.

4. A los ladrones se les debe cortar la mano.

A quienes no estén de acuerdo con la inflexibilidad de las normas se les considerará apostatas -y se les podrá condenar a muerte. Esta circunstancia crea todas las condiciones para que se produzcan conflictos a gran escala y guerras, pero ahora un ataque puede ser justificado como una “defensa de la fe”, un acto autorizado por y de hecho requerido- por Dios.

Eso es exactamente lo que ha estado sucediendo en nuestro planeta. Has dado en el clavo. Eso es lo que ha estado sucediendo en el mundo en estos días y tiempos.

Ha estado sucediendo durante siglos. De hecho, durante milenios. Es por eso que la Séptima Nueva Revelación es tan importante, porque crea un contexto que separa “error” de “moral” y de esta manera quita a Dios del cuadro.

¿En verdad crees que me importa que comas carne los viernes, o que si eres mujer te cubras de pies a cabeza y te pares en el lado correcto del Muro de las Lamentaciones?

Escuché que no hace mucho algunas mujeres intentaron pararse en el “lado de los hombres” en el Muro de las Lamentaciones, uno de los lugares más sagrados para los judíos. Querían demostrar que era tiempo de terminar con la costumbre de separar a las mujeres de los hombres debido al pensamiento de que las mujeres valen menos o, de que sus menstruaciones las hacen “impuras”. Los hombres -algunos de ellos rabinos- comenzaron a gritar, maldecir y escupir, y algunos incluso comenzaron a pelear con ellas.

¿Realmente crees que a Dios le importan esas cosas?

Parece que no le das importancia, ni siquiera en nombre de la tradición sagrada.

A lo mejor especialmente por eso.

¿O sea que no te importa nada respecto a la vida en la Tierra y lo que está pasando en ella?

Dios cuida de la vida en la Tierra lo suficiente para dar a los humanos toda la ayuda, todo el apoyo y todas las herramientas que pudiesen necesitar para hacer de ella una experiencia maravillosa y disfrutable. Y Dios ama a los seres humanos lo suficiente para darles el regalo más grandioso de todos:              el libre albedrío.

Ahora, llama la atención que han creado una objeción a ustedes mismos al creer que Dios les da el libre albedrío para después quitárselos diciéndoles exactamente qué quiere que hagan e incluso qué deben pensar y decir. En algunos casos incluso cómo se deben vestir y comer. Algunos incluso piensan que es falta de respeto escribir el nombre de Dios, así que usan guiones en lugar de las vocales con el fin de no completar la ortografía (lo que no saben es que la costumbre de escribir así el nombre de Dios surgió debido a que el idioma en el que originalmente se escribía no tenía vocales). Otros establecen leyes en sus sociedades que prohíben poseer o mostrar cualquier foto, o incluso dibujo, de Dios o de humanos o animales, porque creen que se debe prohibir el mostrar estas “imágenes grabadas”.
Se han negado a sí mismos muchos de los placeres más simples -música y danza, por ejemplo afirmando que Dios dice que no quiere que se ocupen en tales satisfacciones. Éstas son, dicen algunos de ustedes, pecadoras e inmorales. De hecho, en países donde el código civil se basa en la ley religiosa, han hecho de las equivocaciones más pequeñas y de los errores humanos más pequeños cuestiones de bajeza moral.
Incluso la moralidad verdadera como un criterio sin cambios y objetivo, no existe. No puede existir en ninguna sociedad en evolución, porque la naturaleza de la evolución es el cambio. y, por supuesto, esto es exactamente lo que la mayoría de los gobiernos que se basan en la religión buscan detener. Buscan detener el cambio. Aunque el cambio sea la naturaleza de la vida. Y así, buscan crear una vida mejor negando a la Vida en Sí.

Pero no podrán negar la Vida, ni corromper su proceso. Por lo tanto, si las sociedades cambian sin que también lo haga su moral, puede surgir una gran dificultad. Se creará un profundo abismo entre las reglas escritas y las experiencias terrenales. Ya medida que este abismo se haga más grande, surgirán espontáneamente nuevas y más prácticas normas de comportamiento en las culturas. Sin embargo, cuando éstas surjan, las viejas normas serán defendidas por quienes temen adaptarse a las nuevas. Y por tanto, de nueva cuenta, justificarán el ataque en nombre de la defensa.

Ésta es exactamente la situación en muchas de las culturas hoy en día.

Es una ironía de la vida en tu planeta que la libertad, la cual es la esencia de lo que es Dios, y el libre albedrío, que es el regalo más grande de Dios, sea casi siempre severamente restringida por los gobiernos que son controlados por las religiones.

Hay quienes dicen que el gobierno no debería ser controlado por las religiones, que debería haber una separación estricta entre la Iglesia y el Estado. Pero ése es un punto de vista muy occidental. Otras culturas creen que sólo Dios debe y puede ser el gobernador supremo de los asuntos humanos, y que la ley de la Tierra debería ser la ley de Dios, tal como está establecido en las sagradas escrituras y la interpretan los maestros y juristas religiosos.

Éste es el conflicto de ideologías del que antes hablé en nuestra conversación. Es esencialmente un conflicto entre la libertad individual y la restricción personal, entre los derechos humanos y lo que algunas personas declaran que es la Ley de Dios.

En verdad no hay tal conflicto, la libertad es la esencia de Dios, y los derechos humanos -libertad personal, igualdad bajo la ley, justicia en los juicios- son la expresión de esa esencia. Así, ha habido religiones -todavía las hay- que no reconocen las libertades e igualdades básicas como derecho de cada persona.

De acuerdo con algunas religiones, como ya se ha señalado, las mujeres no son iguales a los hombres. De acuerdo con ciertas religiones, los ateos no tienen derecho a vivir. Una persona que no es miembro de la fe no puede testificar contra uno que sí lo es. Y es correcto esclavizar a las personas.

No, no... No hay escritura religiosa auténtica que no condene la esclavitud.

Harías bien en leer la Biblia y el Corán con más atención.

Ahora bien, si tales enseñanzas religiosas se convirtieran en la ley de la tierra o en las creencias más internas y las “morales” de una cultura, en efecto se desarrollaría un conflicto. Especialmente si esas religiones buscan hacer de sus creencias los principios que guíen a los demás.

Siempre ha habido diferencias ideológicas en tu planeta, pero el crecimiento de esas diferencias a la par de los avances en tecnología que caracterizan a la época actual, ha creado las condiciones para una rápida autodestrucción.

Bueno, aquí vamos de nuevo con la misma pregunta. ¿Qué podemos hacer para detener esto?

Requerirá un acto de valentía sin precedentes, a gran escala. Puede que tengan que hacer algo desconocido en los anales de la historia humana.

¿Qué?

Puede que tengan que sacrificar algunas de sus creencias más sagradas.

“No puedo hacer eso. No puedo. Preferiría morir que hacerla”. Eso es lo que dirán algunas personas cuando lean esto. Entonces lo van a hacer. Mucha gente estará dispuesta a morir con tal de “tener la razón”.

Sólo cuando suficientes seres humanos hayan muerto debido a estas ideologías, ustedes decidirán que tal vez eran las ideologías en sí las que estaban equivocadas. Su vida y su experiencia provocarán que cambien su concepto, al final, acerca de lo que “es correcto” y lo que “está equivocado” y acerca de lo que funciona” y lo que “no funciona”.

¡Bueno, aquí vamos! Éste es el tipo de relativismo que, afirman los fundamentalistas, es la causa principal de todos nuestros problemas. ¿No fue éste el que provocó que se recrudeciera incluso el fundamentalismo más radical?

Sí. Temerosos de perder su forma de vida, e incapaces de lidiar con los rápidos e interminables cambios, sin que nadie les haya ofrecido durante siglos nuevos pensamientos, ideas teológicas o modelos espirituales, algunas personas no conocen otra manera de avanzar que retroceder.

Estas personas insisten en regresar a la interpretación estrecha y literal de sus escrituras sagradas, y en adherirse a los fundamentos” de sus tradiciones religiosas, aunque algunas de esas antiguas enseñanzas y requerimientos fundamentales no correspondan en absoluto a las circunstancias actuales.

Esto les crea un conflicto con quienes ven claramente que las situaciones de hoy día no pueden ser dirigidas ni resueltas mediante tales interpretaciones ancestrales. De modo que quienes desean conservar sus creencias más internas sienten que es por éstas por las que se les ataca. Y ese sentimiento hará que las defiendan hasta la muerte.

¿Entonces, cuál es la solución?

El mundo debe crear una Nueva Espiritualidad.

No para reemplazar completamente lo antiguo, pero sí para refrescarlo.

No para menospreciar lo antiguo, pero sí para expandirlo.

No para destruir lo antiguo, pero sí para rescatar lo mejor de él.

La espiritualidad humana necesita refrescarse.

Es la hora de presentar al mundo nuevos pensamientos e ideas teológicos, un nuevo modelo espiritual. El mundo debe tener algo nuevo a que aferrarse antes de liberarse del control de lo antiguo. Si estuvieses en medio de una corriente furiosa, ¿soltarías el tronco que te puede salvar?

No.

Entonces, construye un puente. Conviértete en ese puente. Vive las creencias de una Nueva Espiritualidad. Sigue el camino de una Nueva Revelación. Pero no sólo hables de esta Revelación, demuestra su validez con tu vida, vívela.

Muestra el camino.

Sé un proveedor de luz.

Tengo que volver a preguntar, ¿qué puede hacer una persona?

Tú eres la luz del mundo. ¿No lo sabes? Todos lo son si eligen serio. Una ciudad no se puede ocultar en una colina. Y la gente no enciende una lámpara y la cubre con algo, sino que la pone en un lugar desde el cual alumbre a todos en la casa.
De la misma manera, deja que tu luz brille ante los hombres que podrán ver tus buenas obras y alabarán las creencias que las han propiciado. Por este medio puedes ayudar a los demás a cruzar el abismo entre el ayer y el mañana, y cerrar el espacio entre la comodidad de la tradición y la necesidad de innovación.
El mundo debe inventarse a sí mismo nuevamente. Y así honrarán el pasado mientras visualizan el futuro. No rechaces las viejas creencias completamente, ni pidas que alguien más lo haga. Construye sobre ellas, modifícalas cuando parezca que el cambio es apropiado, e invita a los demás a hacer lo mismo.

Deja que tu Nueva Espiritualidad no sea el rechazo, pero sí la realización, de todo lo que tus viejas leyes religiosas y tus profetas ancestrales te hayan prometido. Y cuando los demás pregunten lo que estás haciendo, di: 

No piensen que he venido a abolir la Ley de Los profetas; no he venido a abolirla, pero sí a cumplirla.

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