sábado, 3 de septiembre de 2016

LA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL (12º DÍA)

Ánimo, que por lo menos ya vamos entrando en lo que oficialmente se considera Historia. Nos sonarán, por lo menos, los hechos, aunque conoceremos las razones ocultas que la movieron y que empezaron hace tanto tiempo, que nuestra imaginación no puede ni abarcarlo 

Decimosegundo Día

El emperador Constantino, con el edicto de Milán del año 313, legaliza al Cristianismo y le concede derechos equivalentes a los de los Cultos paganos oficiales. Hacia el final del siglo IV, en el año 381, y por obra del emperador Teodosio I, se declara al Cristianismo “religión oficial del Estado” y se prohíben los Cultos paganos; en 386 se ordena, mediante un decreto imperial, “el cierre de todos los templos paganos”; y en 392, por ley imperial, “se considera y castiga el Culto pagano como crimen de lesa majestad”, es decir, sancionado con la pena de muerte. Estas medidas no afectaron a los Señores de Tharsis pues años antes ya habían adoptado el Cristianismo como religión familiar. El Culto de Jesús Cristo provenía del país de Canaán, la patria de los Golen, y tal origen resultó, como es lógico, sospechoso de entrada; pero además estaba el pretendido fundamento cultural del drama de Jesús: las profecías registradas en un conjunto de libros canónicos de los hebreos, quienes afirmaban ser “el Pueblo Elegido del Dios Creador”. Nada de esto convencía a los Señores de Tharsis y, por el contrario, cuanto más observaban aquel nuevo Culto oriental, más se persuadían de que tras él se ocultaba una colosal conspiración urdida por la Fraternidad Blanca. ¿Cómo fue, entonces, que adoptaron el Cristianismo como religión familiar? Porque, por sobre la procedencia del Culto y la filiación de sus cultores, existía un hecho incuestionable: que la historia narrada en los evangelios era en parte verdadera. Esto lo podían asegurar los Señores de Tharsis sin ningún género de dudas pues ellos la conocían desde miles de años atrás, mucho tiempo antes de que Jesús viviese en Palestina. Pues aquélla era, indudablemente, una nueva versión de la historia de Navután.

Para conocer la historia en toda su pureza habría que remontarse miles de años en el pasado, hasta la Epoca de los Atlantes blancos, Padres de todos los pueblos blancos del Pacto de Sangre. Ellos aseguraban estar guiados por Navután, el Gran Jefe Blanco que había descubierto el secreto del encadenamiento espiritual y les había revelado el modo en que el Espíritu podría abandonar la materia y ser libre y eterno más allá de las estrellas, es decir, más allá de las Moradas de los Dioses y de las Potencias de la Materia. De acuerdo con los relatos de los Atlantes blancos, Navután era un Dios que existía, libre y eterno como todos los Espíritus Hiperbóreos, allende las estrellas. El Dios Incognoscible, de quien nada puede afirmarse desde más acá del Origen, Navután, y otros Dioses, estaban furiosos porque un sector de la Raza del Espíritu se hallaba detenida en el Universo de la Materia: y la ira no iba dirigida solamente contra las Potencias de la Materia que retenían a los Espíritus, sino también contra el Espíritu débil, contra el Espíritu carente de Voluntad Graciosa para quebrar la Ilusión del Gran Engaño y liberarse por Sí Mismo. En la Tierra, el Espíritu había sido encadenado al animal hombre para que su fuerza volitiva acelerase la evolución de la estructura psíquica de éste: y tan férreo era el encadenamiento, tan sumido estaba el Espíritu en la naturaleza anímica del animal hombre, que había olvidado su Origen y creía ser un producto de la Naturaleza y de las Potencias de la Materia, una creación de los Dioses. En otras ocasiones, desde que el Espíritu permanecía en la Tierra, los Dioses Liberadores, sus Espíritus Hermanos, acudieron en su ayuda y muchos fueron liberados y regresaron con Ellos: por esa causa, se libraron terribles Batallas contra las Potencias de la Materia. Ultimamente, por ejemplo, había atravesado el Origen, y se había presentado ante los hombres de la Atlántida, el Gran Jefe de Toda la Raza Hiperbórea prisionera, el Señor de la Belleza de las Formas Increadas, el Señor del Valor Absoluto, el Señor de la Luz Increada, el Enviado del Dios Incognoscible para Liberar al Espíritu, es decir, el Kristos de Luz Increada, Kristos Luz, Luci Bel, Lúcifer, o Kristos Lúcifer. Pero la manifestación de Kristos Lúcifer en la Atlántida causó la destrucción de su civilización materialista: la Batalla de la Atlántida culminó con el hundimiento del continente, mucho después de que Aquél hubiese regresado al Origen. En esas circunstancias, frente a la catástrofe inminente de la Atlántida, se desarrolla la historia de Navután. Los hombres amarillos, los hombres rojos, los hombres negros, todos perecerán en un cataclismo peor que el que se avecina en la Atlántida: el que preocupa a los Dioses Liberadores es el cataclismo espiritual, el abismo en el que se sumergirán aún aquellos que sobrevivan al hundimiento de la Atlántida; y ese resultado parece inevitable debido a la insistencia y tenacidad con que la Fraternidad Blanca mantiene el encadenamiento espiritual, pero, más que nada, debido a la imposibilidad demostrada por el Espíritu para evitar la Ilusión y despertar del Gran Engaño; esas Razas, estratégicamente confundidas, seguirán ciegamente a los Sacerdotes Atlantes, quienes las conducirán con derechura hacia su definitiva decadencia espiritual. La Raza blanca es la única, en ese momento, que dispone de una posibilidad de liberación, posibilidad que los Dioses no van a ignorar. Pero el hombre blanco se halla muy dormido, con el Espíritu muy sumergido en la Ilusión de la Materia, muy proyectado en el Mundo Exterior: no será capaz de comprender la Revelación Interior del Espíritu, no podrá liberarse por Sí Mismo.

Se hace necesaria una Revelación Exterior del Espíritu apta para la Raza blanca, mostrar desde afuera al hombre blanco una vía de liberación que conduzca a la Sabiduría Hiperbórea: para eso desciende Navután al Infierno. Navután, “Dios libre y eterno”, acepta bajar al Infierno, venir al Mundo de la Materia, y nacer como hombre blanco. Y como hombre blanco, realizar la hazaña de liberar por Sí Mismo su Espíritu encadenado: demostrará así a los hombres, con el ejemplo de Su Voluntad, el camino a seguir, la Orientación hacia el Origen.

Resumiendo, la historia que los Atlantes blancos trasmitieron en forma de Mito a los pueblos nativos, sería la siguiente. Vivía en la Atlántida una Virgen Blanca Muy Santa, consagrada al servicio del Dios Incognoscible y entregada a la contemplación de la Luz Increada. Afligida por la terrible hambruna que azotaba a su pueblo, aquella Virgen pidió auxilio al Incognoscible; y este Dios Supremo, cuya Voluntad es la Gracia, le enseñó un camino hacia el Planeta Venus. Ya allí, la Virgen recibió del Enviado del Incognoscible varios ejemplares de la Planta del Trigo, con la que se saciaría el hambre material de los hombres, una Vara, que serviría para medir la Traición Blanca, y la semilla de un Niño de Piedra, que algún día sería hombre, se pondría a la cabeza de la Raza Blanca, y saciaría su hambre espiritual. Al regresar de Venus, la Virgen Blanca, que no había tenido jamás un contacto carnal con ningún hombre, estaba encinta de Navután. Los Dioses Liberadores le habían anunciado ya que sería madre y daría a luz un niño cuya Sabiduría espiritual libraría a la Raza blanca de la esclavitud material. Una serpiente intenta impedir que la Virgen cumpla su cometido pero Ella la mata aplastándole la cabeza con su pie derecho. Pasado el plazo, la Virgen alumbra a Navután y lo educa como Guerrero Constructor, contando con la ayuda de los
Guardianes de la Sabiduría Lítica.

Existía en la Atlántida un sendero que conducía hasta un Jardín Encantado, el cual había sido construido por el Dios de la Ilusión. Crecía allí un Antiguo Arbol Granado, conocido como el Arbol de la Vida y también como el Arbol del Terror, cuyas raíces se extendían por toda la Tierra y cuyas ramas se elevaban hasta las Moradas Celestes del Dios de la Ilusión. Cerca de ese Granado Hechizado se hallaba un Arbol Manzano, tan Antiguo como Aquél, al que se llamaba el Arbol del Bien y del Mal o el Arbol de la Muerte. Era creencia corriente entre los Atlantes que el hombre, en un Principio, había sido inmortal: la causa de que el hombre tuviese que morir se debía a que los Grandes Antepasados habían comido del Fruto de este Arbol y la Muerte se había trasmitido a los descendientes como una Enfermedad. En verdad, la sangre del Arbol, su Savia Maldita, se había mezclado con la Sangre Inmortal del Hombre Original y regulaba desde adentro la Vida y la Muerte. Y nadie conocía el Remedio para esa Enfermedad. Navután, que carecía de padre humano, había nacido inmortal como los Hombres Originales, pero su inmortalidad era, por eso mismo, esencial, propia de su especial naturaleza espiritual; en consecuencia, su inmortalidad era incomunicable a los restantes hombres blancos, no servía para que ellos recuperasen la inmortalidad perdida. Por eso Navután, con el apoyo de su Divina Madre, la Virgen Ama, decide hacerse mortal y descubrir para los hombres el secreto de la inmortalidad.

Desde que los Grandes Antepasados comieran el Fruto del Arbol de la Muerte, nadie se atrevía a acercarse a él por temor a la Muerte. Pero Navután era inmortal como los Grandes Antepasados y pudo, como Ellos, aproximarse sin problemas. Una vez junto al Arbol, Navután cortó y comió el Fruto prohibido, quedando inmediatamente hechizado por la Ilusión de la Vida: ahora sólo le faltaba descubrir el secreto de la Muerte sin morir, puesto que si perecía en el intento jamás podría comunicar la Sabiduría a los hombres blancos. Es entonces cuando Navután se autocrucifica en el Arbol del Terror, para vencer a la Muerte, y pende nueve noches de su tronco. Empero, mientras el tiempo transcurría, la Muerte se avecinaba sin que Navután consiguiese comprender su secreto. Al fin, ya agonizante, el Gran Jefe Blanco cerró su único ojo, que mantenía fijo en la Ilusión del Mundo, y miró hacia el Fondo de Sí Mismo, en una última y desesperada reacción para salvar la vida que se apagaba sin remedio. Y en la cima de Sí Mismo, en medio de la Negrura Infinita de la Muerte insinuada, vio surgir una Figura Resplandeciente, un Ser que era Pura Gracia: se trataba de Frya, la Alegría del Espíritu, su Divina Esposa del Origen que acudía en su auxilio. Cuando Navután abre nuevamente su ojo, Frya sale por él y se interna en el Mundo del Gran Engaño: va a buscar el secreto de la Muerte para salvar a su Esposo agonizante. Sin embargo no logra conseguirlo y el tiempo se acaba inexorablemente. Al fin, sin desesperar, Frya se dirige a Hiperbórea para consultar a los Dioses Liberadores; Ellos le aconsejan buscar a un Gigante bicéfalo que habita en un Mundo situado bajo las raíces del Arbol del Terror y que ejerce el oficio de clavero: a ese Gigante debe robarle la Llave Kâlachakra, pues en ella los Dioses Traidores han grabado el secreto de la Muerte. El Mito de los Atlantes blancos es aquí muy complejo y sólo conviene mencionar que Frya, transformada en Cuervo, desciende al Mundo del Gigante bifronte y le roba la Llave Kâlachakra: mas, para conseguirla, ha tenido que convertirse en asesina y prostituta; Frya, en efecto, quiebra con un golpe de su hacha la Llave Kâlachakra, pero el paletón, al caer, se transforma en siete gigantes de siete cabezas cada uno, quienes “duermen para que las Razas raíces vivan por ellos”; acto seguido, y sin alternativas pues está urgida por el tiempo, Frya se viste con el Velo de la Muerte que aquellos gigantes tienen sujeto con un lazo en cada cuello: luego los despierta sucesivamente y se entrega a ellos como amante, pero inexorablemente los va decapitando en la culminación del orgasmo; y las cabezas de los Gigantes, ensartadas en una cuerda o sutrâtma, forman el collar de Frya Kâlibur, en el que cada cráneo representa un Signo del Alfabeto Sagrado de la Raza Blanca. Por fin el Velo de la Muerte queda suelto y Frya, nuevamente transformada en cuervo, regresa velozmente junto a Navután.

Pero ya es tarde: justo en el momento de llegar, Navután exhala el último suspiro y su ojo se está cerrando para siempre. Frya comprende que será imposible revelarle a Navután el secreto de la Muerte pues acaba de morir y ya no podrá leer la Llave Kâlachakra. Y es así como, sin perder un instante, Frya toma la decisión que salvará a Navután y a la Raza blanca: se transforma en Perdiz y penetra nuevamente en Navután. La Llave Kâlachakra debe dejarla afuera, puesto que sólo Ella puede existir en el Fondo de Sí Mismo. Frya debe revelar a Navután el Secreto de la Muerte, no sólo para lograr su resurrección, sino también para que su Esposo lo comunique a los hombres; de otra manera su inmolación habría sido en vano. Mas ¿cómo exponer a Navután el Secreto de la Muerte sin la Llave Kâlachakra, sin mostrarle ese instrumento del encadenamiento espiritual, para su comprensión? Y Frya lo decide en ese instante: como perdiz, danzará el Secreto de la Vida y de la Muerte. Expresará, con la danza, la Más Alta Sabiduría que le sea posible comprender al hombre mortal desde Afuera de Sí Mismo. Y Frya, danzando en el Fondo de Sí Mismo, revela a Navután el Secreto procedente de Afuera de Sí Mismo. Y Navután lo comprende, se corta el hechizo causado por el Fruto del Arbol de la Vida y de la Muerte, y resucita nuevamente
como inmortal. Y al bajar de su crucifixión en el Arbol, repara que su cuerpo se ha trasmutado y ahora es de Piedra Pura; y que puede comprender y expresar la Lengua de los Pájaros. Entonces Navután enseña a los Atlantes blancos las trece más tres Vrunas mediante la Lengua de los Pájaros y los encamina a comprender el Signo del Origen, “con lo que obtendrán la Más Alta Sabiduría, serán inmortales mientras el Espíritu permanece encadenado al animal hombre, y conquistarán la Eternidad cuando ganen la Batalla contra las Potencias de la Materia y sean libres en el Origen”.

Hasta aquí resumí, Dr. Siegnagel, la historia de Navután, de acuerdo al relato mítico de los Atlantes blancos. Es fácil advertir que tenía muchos puntos comunes con la historia evangélica de Jesús Cristo: ambas historias tratan de un Dios hecho hombre; ambos Dioses nacen de una Virgen; ambos mueren por crucifixión voluntaria; ambos resucitan; ambos dejan el testamento de su Sabiduría; ambos forman discípulos a los que revelan la “buena nueva”, que estos deberán comunicar a sus semejantes; ambos afirman que “el Reino no es de este Mundo”; etc. Pero es evidente que existen, también, diferencias fundamentales entre ambas doctrinas. Quizá las más acentuadas sean las siguientes: Navután viene para liberar al Espíritu del Hombre de su prisión en el Mundo del Dios Creador; el Espíritu es Increado, es decir, no Creado por el Dios Creador y, por lo tanto, nada de lo que aquí acontece puede mancillarlo esencialmente y mucho menos afectarlo éticamente; el Espíritu es Inocente y puro en la Eternidad del Origen; de allí que Navután afirme que el Espíritu Hiperbóreo, perteneciente a una Raza Guerrera, sólo puede manifestar una actitud de hostilidad esencial hacia el Mundo del Dios Creador, sólo puede rebelarse ante el Orden Material, sólo puede dudar de la Realidad del Mundo que constituye el Gran Engaño, sólo puede rechazar como Falso o Enemigo a todo aquello que no sea producto de Sí Mismo, es decir, del Espíritu, y sólo puede alentar un único propósito con Sabiduría: abandonar el Mundo del Dios Creador, donde es esclavo, y regresar al Mundo del Incognoscible, donde será nuevamente un Dios. Contrariamente, Jesús Cristo viene para salvar al Alma delHombre del Pecado, de la Falta a la Ley del Dios Creador; el Alma es Creada por el Dios Creador y debe obedecer ciegamente a la Ley de su Padre; todo cuanto aquí acontece afecta éticamente al Alma y puede aumentar su cuota de Pecado; el Alma no es inocente ni pura pues el hombre se halla en este Mundo como castigo por un Pecado Original cometido por los Padres del Género Humano y hereda, por consiguiente, el Pecado Original; de allí que Jesús Cristo afirme que el Alma del Hombre, la creatura más perfecta del Dios Creador, sólo debe manifestar una actitud de amor esencial hacia el Mundo del Dios Creador, sólo debe aceptar con resignación su puesto en el Orden Material, sólo debe creer en la Realidad del Mundo, sólo debe aceptar como Verdadero y Amigo a aquello que prueba venir en Nombre del Dios Creador, y sólo debe alentar un único propósito con Sabiduría: permanecer en el Mundo del Dios Creador como oveja y ser pastoreada por Jesús Cristo o los Sacerdotes que lo representen. Ser Dios o ser oveja, ésa es la cuestión, Dr. Siegnagel.

Según anticipé, cuando la ley imperial del año 392 amenazó considerar “crimen de lesa majestad” la práctica de los Cultos paganos, hacía tiempo que la Casa de Tharsis había aceptado el Cristianismo como su religión familiar. Lógicamente, los Señores de Tharsis veían claramente la marcha de los tiempos, y su única prioridad, desde la destrucción de Tartessos, era dar cumplimiento a la misión familiar y preservar la Espada Sabia. Esta prioridad familiar determinaba
una Estrategia para la supervivencia de la Estirpe, supervivencia que podía verse fuertemente amenazada tras una nueva persecución: eran tiempos difíciles aquellos del siglo IV, la decadencia de Roma presentida por Polibio en el siglo II A.J.C., se había convertido en realidad. El Imperio, acechado en todas sus fronteras por pueblos invasores, ha incorporado regimientos enteros de mercenarios y ha entregado el mando de los ejércitos a los bárbaros; la agricultura de los pequeños productores hace siglos que se arruinó y desapareció en Italia, absorbida por los grandes terratenientes: sólo sobreviven, en esos días, los latifundios coloniales, entre ellos, el que poseen en España los Señores de Tharsis, contribuyendo con sus bajos precios a desestabilizar aún más la economía de la metrópolis.

Frente a este panorama de inseguridad generalizada, los Señores de Tharsis, que ya no son Reyes sino familia de terratenientes y funcionarios hispano romanos, deben actuar con extrema cautela. El Cristianismo, que se ha impuesto en la cumbre del Poder imperial, está ahora apoyado por las lanzas y las espadas de los legionarios. Pero este “Cristianismo”, a todas luces, no contiene principios doctrinarios que resulten absolutamente inaceptables para los Señores de Tharsis: tal como ellos aprendieron duramente en su guerra contra los Golen, los Mitos, las Historias Legendarias, los Argumentos que están escritos en el Cielo, pueden volver a repetirse en la Tierra. Y ellos están dispuestos a aceptar la historia de Jesús, y hasta el mensaje, la buena nueva, como una especie de actualización del Mito de Navután: los Señores de Tharsis se harán Cristianos porque mirarán a la historia de Jesús con la óptica de la Sabiduría Antigua; y no discutirán las diferencias, aunque las tendrán presentes y no las olvidarán. Abrazarán la Cruz y celebrarán los sacramentos de la Iglesia de Roma; para todos los efectos serán Cristianos consagrados; incluso darán de sus hijos a la Iglesia. Pero entre ellos, en el seno de la Casa de Tharsis, sólo reconocerán como Verdad lo que coincide con la historia de Navután o con otros fragmentos de la Sabiduría Hiperbórea que la familia aún conserva. Como en su momento los Gnósticos y Maniqueos, y como luego harán los Cátaros y Albigenses, ellos aceptarán sólo parte de los Evangelios, especialmente el de Juan, y rechazarán de plano el Antiguo Testamento. Esto es lo que alegaban: el Dios de los judíos no era otro que Jehová Satanás, un aspecto o rostro del Dios Uno Creador del Universo Material; en el Génesis se narra la historia de la Creación del Universo Material, donde sería esclavizado el Espíritu Increado y Eterno; El Universo creado es, pues, intrínsecamente maligno para el Espíritu Increado, el Espíritu sólo concede valor al Mundo Verdadero de donde él procede; y de donde provino también el Dios Creador, puesto que el Universo Material ha sido evidentemente Creado a imitación del Mundo Verdadero.

Y en el Antiguo Testamento se narra asimismo la historia del “Pueblo Elegido”, por Jehová Satanás, para reinar por sobre todos los pueblos de laTierra. No fue clara, acaso, la Promesa que el Creador le hizo a Abraham “Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás hacia el Septentrión y el Medio Día, hacia el Oriente y el Poniente; pues te daré para ti y para tu posteridad para siempre todo el país que tú divisas, y haré que tu descendencia sea numerosa como el polvo de la Tierra. Si alguien puede contar el polvo de la Tierra, puede contar también tu posteridad. Levántate, recorre la Tierra a lo largo y a lo ancho pues a ti y a tu descendencia se la daré” [Gen. 13,14]. Promesa que es luego reafirmada “Y sacándolo fuera, Jehová le dijo: mira al Cielo y cuenta, si puedes, las estrellas. Y añadió: así será tu descendencia”. Pero más claro fue el Creador con Moisés, cuando le reveló la misión del Pueblo Elegido: “Ahora bien, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi Alianza, seréis Propiedad mía particular entre todos los pueblos, porque toda la Tierra me pertenece. Vosotros seréis para mí, un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa. Estas son las palabras de Jehová que dirás a los hijos de Israel”. Y luego: “Yo concluiré la Alianza. Yo realizaré a la vista de todos los pueblos Gentiles maravillas, cuales no han sido hechas jamás en toda la Tierra y nación alguna, para que todos los pueblos que estén en torno a ti Israel, vean la obra de Jehová; porque es terrible lo que voy a hacer por medio de ti. Cumple, pues, lo que Yo voy a ordenarte en este día. Guárdate de pactar con los habitantes del país en el que vas a entrar, no sea que se conviertan en un lazo para ti. Por el contrario, derribad sus altares, romped sus estelas, y destruid sus postes y piedras sagradas” [Ex. 19,6; 34,10].

Al cumplir con la Alianza, el Pueblo Elegido será Bendito por el Creador, según le comunica a Moisés: “No os haréis ídolos, ni erigiréis estatuas ni estelas, ni pondréis en vuestro país piedras sagradas para postraros ante ellas, pues Yo Soy Jehová, vuestro Dios. Guardaréis mis sábados y respetaréis mi santuario. Si camináis de acuerdo a mis leyes, ..., comeréis vuestro pan a saciedad y habitaréis seguros en vuestro país. Daré paz a la Tierra y dormiréis sin que nadie os inquiete. No pasará por vuestro país la espada. Perseguiréis a vuestros enemigos y caerán ante vosotros al filo de la espada. Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros pondrán en fuga a diez mil, y vuestros enemigos caerán ante vosotros al filo de la espada. Yo me volveré a vosotros, Yo
os haré crecer y multiplicaré, y mantendré con vosotros mi Alianza. Pondré mi morada en medio de vosotros y Yo no sentiré hastío de vosotros. Andaré en medio de vosotros, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi Pueblo. Yo soy Jehová, vuestro Dios, quien os sacó del país de Egipto” [Lev. 26]. Ese “Pueblo Elegido” sería, pues, aquél que anunciaban miles de años antes los Atlantes morenos, los Enemigos del Pacto de Sangre: era cuando menos irónico que ahora se pretendiese derivar de ese pueblo maldito un émulo de Navután, el Fundador del Pacto de Sangre. Pero Jesús no venía a salvar al Pacto de Sangre sino precisamente a destruirlo para siempre, lo que demuestra que era consecuente con su procedencia del Pueblo Elegido: por Jesús Cristo, la Sangre Pura se degradaría como nunca, la humanidad entera se bastardizaría, el Valor se cuajaría en las venas y sería reemplazado por el Temor del Dios Uno; y cuando el hombre se materializase, y ya no respondiese al Temor del Dios Uno, el Valor igualmente no podría aflorar pues el hombre se habría hundido en la degradación moral de la decadencia cultural, se habría afeminado y ablandado, se habría confundido en una universal Canalla del Espíritu: pero de esa Vil Canalla, naturalmente, tanto la Iglesia como las otras sectas fundadas por el Pueblo Elegido y la Fraternidad Blanca, extraerían lo mejor de la Tierra, es decir, a aquellos que los apoyarían y secundarían con ardor, los Sacerdotes y los fieles, los miembros de las Sociedades Secretas que dominarían el Mundo y la Canalla del Espíritu que aprobaría su gobierno, gusanos y serpientes, borregos y ovejas, palomas de la paz, ningún águila, ningún cóndor, Dr. Siegnagel.

Por supuesto, que la excepción a esta regla deja a salvo a los de Sangre Pura; a todos los que intuyen que con la crucifixión se debe liberar el Espíritu Eterno, que jamás pecó, y no salvar el Alma pecadora; a los que quieren un Kristos Guerrero y no un Cristo Pastor; a los que presienten un Kristos de Luz Increada y no a los que perciben un Cristo Material. El Kristos que concebían los Señores de Tharsis, por ejemplo, era un Dios Espíritu Puro, de Luz Increada, que si se manifestase en la Tierra, lo harían luciendo la Corona de Rey y empuñando la Espada; y en esa Parusía, la sola Presencia de Kristos bastaría para causar una Aristocracia del Espíritu entre los hombres, que pondría fin a la confusión de la Canalla Espiritual: Kristos se comunicaría entonces carismáticamente a los hombres, les hablaría directamente en su Sangre Pura; y quienes mejor le escuchasen, serían realmente los más Virtuosos, los más Espirituales, los Verdaderos Kristianos.

viernes, 2 de septiembre de 2016

LAS 32 AFIRMACIONES GNOSTICAS (extraídas de los 22 capítulos del libro)

LAS 32 AFIRMACIONES GNÓSTICAS (extraídas de los 22 capítulos del libro)

1- Jehová no quiere que el hombre conozca su origen y su alto destino. Le ha prohibido todo contacto con el mundo superior. Quiere que el hombre lo refleje a él, al creador y no al Dios Supremo.

2- Así como el creador maldijo a la Serpiente cuando esta echó a perder sus planes y le arruinó su obra, así debe ser maldecido el creador por cada hombre que haya despertado. Así como el creador maldijo a la Serpiente de la Salvación, así será maldecido el creador mientras exista, por cada Espíritu liberado de sus garras.

3- ¡Es la energía divina del Espíritu prisionero lo que impulsó e impulsa la evolución del animal-hombre!

4- Los Gnósticos no quieren esperar miles de millones de años. Los Gnósticos quieren liberarse ahora, cuanto antes. Y no solo liberarse. Pretenden además terminar con todo este sistema satánico, con las respiraciones del demiurgo, con sus planes demenciales, con el tormento de los Espíritus prisioneros, con las creaciones y destrucciones sucesivas, con las muertes y reencarnaciones, con todo lo creado, con todo lo impuro y con el demiurgo también.

5- Lo peor que puede hacerse con la Verdad es prohibirla. Se producirá el efecto contrario: resurgirá con mayor fuerza y violencia.

6- Para eso es el miedo y para eso la conspiración: para que nadie pueda hallar nunca el Camino de la Liberación y del Retorno.

7- La finalidad de estas religiones es mantener al hombre adormecido, conduciéndolo a ciegas hacia el matadero final: su fusión con el demiurgo.

8- Si pudieran soportar su visión sin morir, sólo verían una oscuridad sin nombre, porque estarían viendo la Luz Verdadera.

9- Los Guerreros del Espíritu aborrecen la materia. Son destructores, sí, pero destructores de lo impuro.

10- Sólo se destruiría lo absurdo, lo enfermo, lo que aprisiona al Espíritu, el ataúd que lo envuelve: el cuerpo y el alma del animal equivocadamente llamado hombre.

11- Y el día en que sea destruido todo lo que no sirve, el día en que toda la creación y su creador sean desintegrados, cuando no quede nada, ni un átomo, ni un cuerpo, ni un alma, sólo quedarán los Espíritus, liberados para siempre. Ya no habrá dualidad nunca más y el mundo volverá a ser uno solo: Fuego Eterno Incognoscible.

12- Los Gnósticos concluyen que si esas leyes son las del demiurgo, pueden y deben ser desobedecidas.

13- Todo lo que el creador declare, todo lo que ordene, todo lo que exija debe ser desobedecido, porque ese no es el Dios Verdadero sino un impostor que se cree “el Único”.

14- Con su oposición permanente, el Gnóstico paulatinamente va adquiriendo un poder igual y luego superior al del dios creador.

15- Lo que ocurre es que hay algo en el hombre que no ha sido creado por el dios creador: el Espíritu Eterno.

16- Toda rebelión proviene del Espíritu. Es lo increado en el hombre lo que aborrece y se opone al satanás creador y a su obra.

17- El dios creador existe, pero debe ser eliminado por el hombre.

18- La dualidad de mundos debe ser eliminada por el hombre. Habrá entonces un solo reino: el del Dios Incognoscible.

19- La mayoría no quiere conocer la verdad: que habitan un gigantesco manicomio ideado y controlado por el Loco Supremo.

20- Su cuerpo y su alma impuros, han sido divinizados por el Espíritu y ya no pertenecen al demiurgo. Su cuerpo, alma y Espíritu se han convertido en una sola cosa: indestructible, inmortal y eterna.

21- El camino de la mano derecha, hacia el demiurgo, a través del perfeccionamiento del alma, o el Camino de la Mano Izquierda, hacia el Incognoscible, a través de la liberación del Espíritu.

22- El verdadero kaivalya comprende inevitablemente la separación total y absoluta con el demiurgo mismo.

23- Es esta la hostilidad natural del Espíritu hacia el demiurgo y su obra. Si el Espíritu sintiera amor hacia el demiurgo y su creación, no sería un Espíritu, sería un alma. El alma es amor puro (al demiurgo y su obra). El Espíritu es odio puro (al demiurgo y su obra).

24- Es bueno recordar que, aunque perseguida y negada, existe también la liberación y realización del Espíritu.

25- El iniciado reconoce al Dios Incognoscible, rechaza la autoridad del dios creador y sus mandamientos, y declara que ha sido liberado para siempre del poder del demiurgo.

26- A través de la iniciación, el iniciado ha cambiado radicalmente su relación con el dios creador. Se ha separado del demiurgo y de toda la creación. Se ha separado de su cuerpo y de su alma. Ha quedado fuera de las leyes que rigen el mundo de la materia y del tiempo. Ha quedado fuera de todo, menos de su Espíritu.

27- “Quiero separarme del dios creador y de su creación, quiero separarme de la materia y del tiempo, quiero separarme de mi cuerpo y de mi alma, quiero unirme a mi Espíritu, quiero que se libere mi Espíritu, quiero ser mi Espíritu, yo soy mi Espíritu”.

28- Originalmente impuros, de materia demiúrgica y perecedera, el cuerpo y el alma serán transmutados por el Espíritu en materia divina y eterna: el vajra indestructible. El barro y el aliento del demiurgo se volverán así puros y gloriosos. Formarán con el Espíritu una sola entidad, inseparable e indisoluble por toda la eternidad.

29- El Espíritu triunfante ha arrebatado al demiurgo parte de su creación, un cuerpo y un alma, y los ha transformado en materia divina sobre la que aquel ya no tiene control. ¡Por el poder del Espíritu lo creado se ha transmutado en increado!

30- Ha llegado la hora de la venganza del Espíritu.

31- El cuerpo y el alma, divinizados e incorporados por el Espíritu, serán el trofeo que ostentará eternamente como recuerdo de su paso triunfante por el mundo perverso de la materia creada.

32- Así, habrá desaparecido toda dualidad y el mundo volverá a ser uno solo: el Reino Eterno del Dios Verdadero e Incognoscible.

Biblioteca Esoterica Herrou Aragon





Gnosis Primordial: La Religión Prohibida © 2005 by José María Herrou Aragón. Todos los derechos Reservados.

COSAS QUE ME OCURREN O SE ME OCURREN

Hoy debería empezar cantando : cuatro caminos hay en mi vida, ¿Cuál de los cuatro será el mejor? Tú que me viste llorar de angustia, dime, paloma, por cuál me voy. Lo que pasa es que, por las mañanas, a palo seco, si quiero cantar me salen los sonidos más parecidos al croar de una rana que a "melodiosa balada humana". Pues eso, que he descubierto que me va convenciendo eso de la gnosis, aunque todavía no puedo decir que sepa nada de ella. Hay una idea que siempre he tenido: mi relleno occidental, es occidental hasta la médula y, por mucho que me empeñe y por mucho que lea sobre la espiritualidad oriental, que reconozco y admiro, no puedo ni comprendo bien los conceptos que esta última maneja y, puesto que la Verdad es la misma aquí y en la Conchinchina y dado que mi alma se maneja, esconde, tuerce, piensa y recuerda con constructos epistemológicos occidentales, he decidido intentarlo trabajando sobre mí misma. Leeré y buscaré hasta debajo de las piedras todos las enseñánzas de las que pueda disponer. De los cuatro caminos que puedo seguir me he decidido por el último: la búsqueda y la meditación en solitario. Y sólo de escribirlo me da miedo. Por lo que ello conlleva: reconocer que todo lo que hasta ahora he guardado dentro, dónde quiera que sea, tengo que o bien olvidarlo de golpe (que no creo que mi alma traidora y mi memoria oportunista me permitan) o aceptarlo e ir despojándome de ello. El pánico me entra porque sé que cualquier avance en ese camino irá acompañado por una necesidad de volver atrás que también tendré que vencer. O sea, resumiendo, me siento como una cebolla a (si queréis creerlo, lo creéis y si no, me da lo mismo pero, en cuanto he escrito la palabra cebolla, ha habido un instante sin luz que me ha apagado el ordenador. Estos cortes se producen muchas veces y no sabemos a qué se debe. Ni el Ayuntamiento lo sabe. No diremos que el maligno me ronda pero yo ya no me fío ni de mi padre) 
Bueno, pues eso, que me siento como una cebolla a la que hay que pelar capa por capa, hasta llegar al corazón que es dónde el manazas del Demiurgo ha escondido nuestro Espíritu. Pero la primera capa, tendré que meditar qué la compone. Usaré para orientarme lo más externo, o sea, las cosas que hago de forma automática que me pasan desapercibidas. Así que, durante el paseo con Snoopy, me acordé de un consejo que me daba mi madre:"nunca dejes que nadie te moje la oreja". Pues yo voy a dejar que me moje la oreja quién quiera, sin rechistar, siguiendo con mis pensamientos, como si me echaran un piropo. Si consigo que no me importe la opinión que los demás vuelquen sobre mí y no me lanzo como una harpía a morderle la yugular y, si encima eso me satisface espiritualmente, sabré que voy por buen camino.
Podría haber elegido otro camino: buscar un guía que me ayude sin anularme. Sólo conozco a una persona que podría, pero no creo que quiera. Me ha abandonado a mi suerte. Estuve triste unos días pero un fogonazo: "no más penas por las zancadillas del creador" me tranquilizó bastante.
Desde hoy: Yo soy un compuesto de cuerpo, alma y ESPIRITU y es a éste al que quiero liberar.

Pasando a otro tema. Yo no conocí a mi padre. Hay un dicho de por aquí (no sé si os dais cuenta de que los manchegos tienen dichos para sintetizar cualquier ocasión o sentimiento)que dice: "el que no conoció a su abuela, no tiene duelo de ella". No le concedo yo a este dicho demasiada confianza, porque hoy y, sin saber por qué, me he levantado pensando en mi padre y lo mucho que me habría gustado conocerle. Todo lo que sé de él me viene a través de mi hermano. Y cuándo ya empezaba yo a ponerme triste, me acordé de las trampas que tu alma, que es quién maneja los sentimientos, te puede tender para distraerte en tus reflexiones y también me acordé de que todo "había sido necesario". Cuando encuentre la contestación del "para qué" os la contaré.

No tengo ganas de escribir más. Aunque me gustaría hablaros de las nubes quietas. Cuando era joven, cansados algunas veces de andar corriendo y jugando, nos tirábamos en cualquier sitio que estuviera verde y nos entreteníamos inventando figuras a las nubes que, empujadas por el viento, pasaban sobre nosotros. Pero hace mucho que las nubes no se mueven igual, con la particularidad de que cuántas más nubes inmóviles aparezcan, más se siente el empuje del viento. Pero ellas siguen en su sitio. Algunas veces, cuando salgo con Snoopy, la aurora de rosados dedos no puede manifestarse porque el sol viene escoltado por unas nubes oscuras que después desaparecen. Pero no es que marchen empujadas por el viento: se disipan. Sencillamente están y poco a poco se diluyen, como si fueran absorbidas por algo. Otras veces aparecen por la tarde, no vienen de ningún sitio, simplemente aparecen a lo largo de las lineas que van dejando los aviones que nos fumigan. Es como si vinieran de la nada, como si ese avión esparciera algo que les asegurara la estabilidad. Y, cuando les llega su hora, se desvanecen y el cielo queda tachonado de estrellas. Yo es que siempre he mirado mucho al cielo.


INSTRUCCIONES PARA SUBIR UNA ESCALERA (CORTÁZAR)


Un poco de humor para empezar el día nunca viene mal y, además escrito por un 

maestro de la  palabra

Instrucciones para subir una escalera

[Minicuento - Texto completo.]
Julio Cortázar

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
FIN

MÁS CUENTOS DE JULIO CORTÁZAR

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jueves, 1 de septiembre de 2016

LA RELIGIÓN PROHIBIDA (12) ULTIMA ENTRADA

22. LA LIBERACION VERDADERA DEL .......ESPIRITU

Con lo que hemos dicho hasta aquí, estamos en condiciones de responder las tres preguntas fundamentales que los hombres raramente se hacen alguna vez en su vida. Estas tres preguntas son: ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué debo hacer en esta vida? ¿Quién soy yo? Soy un Espíritu increado y eterno, encadenado al cuerpo-alma creado y efímero, aprisionado en la materia. ¿Por qué estoy aquí? Estoy aquí para ser usado como animal de laboratorio, en un experimento descabellado y demencial concebido por un dios inferior. Este plan requiere del aprisionamiento de un Espíritu Eterno, a fin de utilizar su potencia antimateria para impulsar la evolución de ese engendro impuro y perecedero denominado cuerpoalma.

Para que un hombre pueda alcanzar alguna vez el objetivo final para el cual ha sido creado, su transformación en el demiurgo, es imprescindible la potencia de un Espíritu. Esta energía antimateria, capaz por sí sola de poner en peligro a toda la creación, es parcialmente desactivada y disminuida a fin de ser utilizada sin peligro. Para ello el Espíritu debe ser encerrado y confundido, para que aporte solo una ínfima parte de su potencial a la obra siniestra del demiurgo.

¿Qué debo hacer en esta vida? Debo despertar. Debo tomar conciencia de mi verdadera situación y hallar una salida. A continuación deberé liberarme y escapar de la prisión. Hemos dado respuesta a las tres preguntas. Ahora veremos qué nos dice sobre esto Gustav Meyrink, el gran iniciado Gnóstico que pasó exitosamente por esta experiencia. Meyrink nos da las claves del proceso de liberación del Espíritu en su obra más profunda y extraordinaria: “El rostro verde”. Vamos a repasar estas claves aquí, porque son una respuesta perfecta a la tercera pregunta que nos hicimos sobre qué debo hacer. Después agregaremos varias cosas más.

Dice Meyrink: “El segundo nacimiento es espiritual”, “el segundo nacimiento es cuando se libera el espíritu”, “el segundo nacimiento espiritual nos lleva a la vida eterna”. Meyrink nos da una técnica, nos recomienda algo práctico que debemos hacer: “Debes pedirle al espíritu, porque el
único que puede escucharte es el espíritu”, “debes hablarle a él, pedirle sólo a él”. Aquí Meyrink se refiere sin duda a que el Dios Incognoscible está muy lejos para el hombre común, y el demiurgo, que tal vez podría escucharlo, es un juez que jamás modificaría sus sentencias kármicas para acceder a un pedido insignificante de un insignificante hombre. Sólo queda pedirle al Espíritu. En el caso de un hombre despierto y liberado las cosas son diferentes, él sí podrá torcer voluntades, leyes y destinos. Pero si un hombre común desea ser escuchado, deberá hablarle a su Espíritu. Dice Meyrink: “Si quieres rezar, reza a tu yo invisible, es el único Dios que prestará oídos a tus oraciones”. También agrega: “Si quieres avanzar al galope, pídele a tu espíritu que te lleve a la gran meta por el camino más corto, y él lo hará”. Para avanzar hacia esa “gran meta” no hay que mirar atrás, no hay que mirar a los costados, no hay que distraerse, la atención no debe ser desviada por las muchas tentaciones que hay en el mundo. Hay que tener los ojos y la voluntad fijos en esa gran meta.

Meyrink nos ha dado unas buenas ideas y nosotros podemos ponerlas en práctica por las noches. Estando acostados y listos para dormir, podemos repetir mentalmente frases similares a estas: “Quiero unirme a tí, Espíritu Eterno”, “quiero despertar”, “llévame a la Gran Meta”.
Indefectiblemente, a la mañana siguiente notaremos cambios.

Pero muy pocos hombres hablan a su Espíritu ¡Si la mayoría duerme como un tronco! Para Meyrink, “la liberación del espíritu es lo único digno de hacer por un hombre en su vida, es la única tarea que puede llevar adelante, no hay otra tarea que justifique tomarse un tiempo para efectuarla, todas las demás obras son inútiles, esta es la única y la más importante tarea a la que un hombre puede dedicar su vida”.

A medida que el Espíritu se va liberando, va Espiritualizando el cuerpo y el alma del hombre. Esa es la “gran meta” de Meyrink, que el Espíritu transforme al cuerpo, que el cuerpo sea Espiritualizado y transmutado por el Espíritu. ¡Que cosa terrible para el demiurgo, si esto sucediera! Él ha creado el cuerpo y el alma del hombre con otro fin: para que se parezca a él, para que se transforme en él. ¡Y ahora resulta que se están transformando en Espíritu! No sólo el prisionero se ha liberado sino que además ¡Se está apoderando de un trozo de su obra! Él ha creado al hombre para que evolucione hasta convertirse en un canal de manifestación de él mismo, de su creador. ¡Y de pronto se está transformando en instrumento de manifestación del Espíritu! El Espíritu liberado le está arrebatando su obra más importante y dando por tierra con sus planes. El demiurgo creó al hombre para que lo admire y adore, y ha ocurrido lo contrario: el cuerpo y el alma del hombre han sido transformados por el Espíritu en terribles opositores al creador y su obra.

Dice Meyrink que a medida que el hombre va siendo transformado, va tomando conciencia de lo absurdo de todo. Paulatinamente se percata que los demás hombres no son más que espectros y fantasmas, y que él mismo siempre ha sido un espectro y un fantasma. Un hombre así transformado, siente la soledad más terrible que se puede imaginar. Pero lentamente se irá adaptando a este nuevo estado, irá superando todo lo inferior y la soledad que sintió en un principio, y llegará a un nuevo reino: la vigilia. Meyrink dice que “la vigilia es el despertar del yo inmortal y eterno”. El hombre ha despertado y ya no dormirá más. Está en un estado de vigilia permanente, como Caín, el Inmortal.

Sólo el hombre que ha despertado y se ha Espiritualizado se ha vuelto inmortal y eterno, y ni siquiera el pralaya podrá destruirlo. Pero todo esto no llega solo, es sólo una remota posibilidad. Deberá ser conquistado mediante esfuerzos supremos. Meyrink agrega que, cuando un Espíritu se libera toda la creación se libera un poco. Cuando un cuerpo y un alma son Espiritualizados y transmutados por el Espíritu, toda la creación es Espiritualizada en cierta medida. La Suprema Obra Gnóstica repercute en el cosmos, decimos nosotros. Dice Meyrink así: “Conque un solo hombre se transforme profundamente, su obra nunca perecerá, habrá abierto un hueco que ya no se cerrará más. Aunque los demás no se den cuenta, habrá desgarrado la red que mantiene prisionera a la humanidad”.

Según Meyrink, cuando el Espíritu se hace cargo, el hombre así transformado puede vivir en varias dimensiones a la vez, pues ha alterado el espacio y el tiempo. Él es un rey en estos mundos, él se ha hecho un rey de toda esta creación, puede transportarse de un lugar a otro o puede estar en varios lugares diferentes a la vez. Así es el poder del Espíritu.

Aquí termina nuestra reseña de las principales ideas Gnósticas que Meyrink nos ha legado. Veamos ahora qué nos dice la Gnosis Primordial sobre este proceso de liberación del Espíritu. Para comenzar este proceso, el hombre debe elegir uno de sus yoes, el más fuerte, el más parecido a su Espíritu. No importan los demás yoes, sólo importa ese yo, el yo del Espíritu. Hay muchos yoes en cada hombre, pero solo uno corresponde al Espíritu. El resto son yoes del alma. Estos últimos impulsan al hombre a “amar a Dios”, “amar al prójimo”, “poner la otra mejilla”, “compartir todo con los demás”, “colaborar en la obra de Dios”, etc. El yo del Espíritu, por el contrario, es el máximo opositor al creador y su creación. Es preciso distinguir entre el yo que corresponde al Espíritu y al Dios Incognoscible, por una parte, y los demás yoes, verdaderas legiones de diablos, por la otra. Santo Tomás decía “distinguir para unir”, y un Gnóstico diría “distinguir para des-unir”. Distinguir para discriminar mejor, para poner cada cosa en su lugar y aceptar lo bueno y rechazar lo malo. Aceptar lo que nos despierta y libera, y rechazar lo que nos encadena y aprisiona. Distinguir para desunir y separar los dos bandos irreconciliables, en pugna
dentro del hombre. Distinguir y separar para salir de la confusión, para situar cada cosa en el lugar que le corresponde. El Espíritu en el hombre representa al Dios Incognoscible. El cuerpo y el alma del hombre representan al dios creador. Eso es lo que debemos distinguir: el bien y el mal
dentro del hombre.

Ya dijimos que el hombre tiene ante sí dos caminos y deberá elegir uno de ellos: el camino del Espíritu o el camino del alma, agrandar el yo o renunciar a él, reflejar al Incognoscible o reflejar al demiurgo. Quien elija el camino del alma será disuelto en el demiurgo. Quien elija el camino del Espíritu deberá enfrentar al demiurgo y luchar contra él cara a cara, única manera de liberar su Espíritu. En esta lucha final, el demiurgo será la gran fuerza disolvente, también llamada kundalini, el demiurgo en el hombre. Si el guerrero fracasa no tendrá una segunda oportunidad en ese manvantara. Su yo podrá ser desintegrado en mil pedazos, morirá o se volverá loco. En los manicomios hay muchos de estos casos: guerreros vencidos por la fuerza kundalini del demiurgo. En el mejor de los casos se convertirá en un adorador permanente del creador, o en un “maestro” de la logia blanca. Por el contrario, si el yo del Espíritu es lo suficientemente fuerte, podrá vencer al demiurgo-kundalini y liberar al Espíritu para siempre. Perderá su conciencia por breve tiempo y resucitará luego como Espíritu. El guerrero podrá apoderarse, además, de la fuerza kundalini y usarla contra el mismo demiurgo.

También ha habido casos en que el guerrero está tan imbuído de poder Espiritual que el demiurgo-kundalini se niega a luchar contra él, y el guerrero por distintos medios lo obliga a aparecer y a combatir. En esta guerra final, tan esencial y definitiva, el guerrero podrá perderlo todo durante
ese manvantara o ganarlo todo por toda la eternidad. ¿Qué guerrero no estaría ansioso por intervenir en esta guerra? Si el guerrero resulta victorioso, si ha logrado construir
un puente hacia el Espíritu y lo ha liberado de su prisión en la materia, alcanzando la Salvación Verdadera, aparecen ante él nuevamente dos caminos. Ha vencido al demiurgo, ha conmocionado a todo el universo y nuevamente se halla revestido de los poderes inherentes al Espíritu, infinitamente superiores a los del dios creador. Pero deberá una vez más elegir entre dos posibilidades. Uno de esos caminos es retornar al reino del Dios Incognoscible de donde ha venido y no retornar jamás al infierno del demiurgo. En ese caso, volverá a ser lo que era antes de su encarcelamiento en la materia. El otro camino, por el que generalmente opta la mayoría de los Espíritus liberados, es quedarse en este mundo para luchar por la liberación de los demás Espíritus cautivos. Entonces, o abandona para siempre su cuerpo y su alma y regresa al mundo de donde proviene, o decide permanecer aquí y continuar la lucha por la liberación de los prisioneros
del demiurgo. Si decide quedarse se habrá convertido en un salvador de la humanidad y del mundo, en un divya inmortal y eterno, en un nuevo miembro de la Orden Negra de los Guerreros del Espíritu.

Cuando un Espíritu liberado opta por permanecer en el infierno del demiurgo para continuar la lucha, hasta que haya sido liberado el último de los Espíritus encadenados, deberá utilizar su cuerpo y su alma como instrumentos. Pero su viejo cuerpo y su vieja alma, creados por el demiurgo, no son aptos para contener a un Espíritu que ha roto las cadenas y ha recuperado sus poderes. Serían inmediatamente desintegrados. El Espíritu habrá de transformar primeramente
su cuerpo y su alma. Originalmente impuros, de materia demiúrgica y perecedera, el cuerpo y el alma serán transmutados por el Espíritu en materia divina y eterna: el vajra indestructible. El barro y el aliento del demiurgo se volverán así puros y gloriosos. Formarán con el Espíritu una sola entidad, inseparable e indisoluble por toda la eternidad. El Espíritu se habrá así revestido de vajra, la materia divina que le permitirá actuar y desplazarse por los espacios y tiempos del plano del demiurgo, a la vez que producirá fenómenos sincronísticos casi continuamente.

El vajra, resultado de la transformación de la materia impura por un Espíritu liberado, es rojo como la sangre y más duro que el diamante. El vajra es indestructible y eterno, no puede ser destruido por el demiurgo al finalizar un manvantara. El Espíritu triunfante ha arrebatado al demiurgo parte de su creación, un cuerpo y un alma, y los ha transformado en materia divina sobre la que aquel ya no tiene control. ¡Por el poder del Espíritu lo creado se ha transmutado en increado! El demiurgo creó el cuerpo y el alma del hombre para que sirvan de cárcel del Espíritu. ¡Y ahora resulta que el Espíritu liberado los está utilizando como herramientas para oponerse a su obra y a sus planes!

Ha llegado la hora de la venganza del Espíritu. Decíamos que el Espíritu se ha hecho una sola entidad divina con su cuerpo y su alma. Ahora será para siempre un Espíritu-Alma-Cuerpo, por toda la eternidad. Esta entidad tendrá los mismos rasgos físicos que tenía el guerrero en el momento de su transformación. Joven, viejo, rubio, moreno, los mismos rasgos físicos que tenía en el momento de su transmutación en materia divina de vajra indestructible. En este proceso de liberación y triunfo del Espíritu, se dice que el cuerpo y el alma han muerto y han resucitado posteriormente. El Espíritu los ha salvado y los ha integrado a él. El Espíritu, ahora revestido del cuerpo-alma de vajra, se ha hecho distinto también a los demás Espíritus. Ya nunca más será como era antes de su aprisionamiento por el demiurgo: un Espíritu libre del plano incognoscible. Decidió permanecer en el infierno demiúrgico y revestirse del vajra indestructible por toda la eternidad. El vajra será para siempre su marca y rasgo característico, la prueba perfecta de su triunfo sobre el demiurgo satánico y el signo distintivo de su transformación en Salvador de la Humanidad y del Mundo. El cuerpo y el alma, divinizados e incorporados por el Espíritu, serán el trofeo que ostentará eternamente como recuerdo de su paso triunfante por el mundo perverso de la materia creada.

Hay un antiguo texto Gnóstico en que el Génesis es narrado desde el punto de vista de la Serpiente Lucifer, desaparecido hace mil seiscientos años y milagrosamente recuperado en el siglo XX, en Nag Hammadi, Egipto. En este texto, llamado “El Testimonio de la Verdad”, hay alusiones a la influencia del Espíritu liberado sobre el reino del demiurgo. Allí leemos que “la resurrección acaece cuando se recupera el Espíritu”, y más adelante “la irrupción de lo
inmortal en el reino de la muerte”. En otra obra Gnóstica hallada también en Nag Hammadi, “El Tratado de la Resurrección”, hay una referencia a este proceso: “cuando se muere y se vuelve a recuperar el cuerpo…”. En estas obras se nos habla de la resurrección del cuerpo después de la muerte. Sólo un Espíritu liberado y victorioso es quien provee la resurrección y salvación verdaderas. En el mito cristiano hay claras referencias a la obra del Espíritu, prueba del origen Gnóstico de esta religión. Cuando relata que fueron a buscar el cadáver de Cristo a la tumba y no lo hallaron, nos está diciendo claramente que su cuerpo era de vajra y que se marchó con el Espíritu. O sea que se trataba de un verdadero Salvador del Hombre y del Mundo. Esa es la mejor prueba. Si deseamos saber si un guía de la humanidad es un auténtico Enviado o Salvador, lo mejor que podemos hacer es ir a buscar el cadáver en su tumba. Si no lo encontramos es porque su cuerpo era de vajra, y en perfecta unión con el Espíritu se ha marchado con él.

Además, en el cristianismo jamás se ha afirmado que Cristo se haya “fundido con Dios” o “unido a Dios”. Todo lo contrario, siempre se sostuvo que “Cristo se halla con su cuerpo, sentado a la diestra de Dios”. Cuando se dice “con su cuerpo”, podemos agregar “de vajra”. Estas referencias son claras: Cristo es una entidad separada, y el Dios al que se refiere no puede tratarse del dios creador o demiurgo. El Espíritu liberado y triunfante, si ingresa en el plano incognoscible lo hará siempre con su nuevo cuerpo de vajra rojo, del que ya no podrá separarse por toda la eternidad.

Un hombre renacido así es un “dos veces nacido”, es un “sin muerte”, inmortal y eterno. Un hombre así, que se ha liberado del demiurgo y su cadena de reencarnaciones, que ha roto definitivamente con todo lo creado, con todo lo impuro, producirá siempre una inmensa conmoción en el universo creado. Cuando un Espíritu se libera, toda la creación se libera un poco. Cuando un Espíritu logra liberarse y vencer al demiurgo en el enfrentamiento cara a cara con él, éste pierde fuerza y los lazos que aprisionan a los demás Espíritus se tornan más débiles también.

Cuando un Espíritu ha decidido quedarse en el infierno del demiurgo, luchará incansablemente hasta que todos los Espíritus hayan sido liberados, y continuará luchando hasta que el demiurgo, debilitado, cese sus respiraciones perversas de manvantaras y pralayas, hasta que ya no pueda crear nada más y termine por desaparecer. Así, habrá desaparecido toda dualidad y el mundo volverá a ser uno solo: el Reino Eterno del Dios Verdadero e Incognoscible.






Este libro se terminó de imprimir el día 20 de abril de 2011,
en la Biblioteca Esotérica Herrou Aragón,
Buenos Aires,

LA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL (11º DIA)

Decimoprimer Día

Así, estimado Dr. Siegnagel, desapareció para siempre el Reino de Tartessos. El General Barca representó nuevamente el Mito del Perseo argivo, al cortar la Cabeza de Medusa, y también el de Heracles Melkarth, al vencer al pueblo triple de los Geriones. No obstante, aunque de Tartessos no quedó piedra sobre piedra, el Bosque Sagrado se redujo a cenizas, y la escultura de Pyrena fue demolida por orden de Amílcar Barca, la profecía Golen no se cumplió puesto que la Piedra de Venus, el Ojo único de las Vrayas, no pudo ser robado por Bera y Birsa. Eso demuestra que aunque sea cierto que los argumentos míticos pueden desarrollarse muchas veces sobre la Tierra, su repetición no siempre es idéntica y hasta pueden deparar más de una sorpresa a quienes los hayan propiciado. En esta ocasión no sólo falló la profecía, al quedar a salvo la Espada Sabia, sino que la sentencia de exterminio que pesaba sobre la Casa de Tharsis tampoco pudo ser cumplida.

En el Mito argivo, cuando Perseo clava la hoz en el cuello de Medusa, de la herida surgen dos seres extraordinarios: Crisaor y Pegaso. De acuerdo con el Mito, sólo Poseidón, el Rey de la Atlántida y Dios del Mar Occidental, se atrevió a amar a Medusa, en la que engendró dos hijos, Crisaor y Pegaso, los que nacerían de la herida infrigida por Perseo. Crisaor sería un gigante destinado a desposar a Calirroe (Kâlibur), una “Hija del Mar”, de cuya unión nacería el Gigante triple Geriones. Creo, Dr. Siegnagel, que la última manifestación del Mito, concretada en el drama de Tartessos, determinaría su repetición hasta en los menores detalles, a pesar de no cumplir, felizmente, con la profecía de los Golen.

Creo, por ejemplo, que efectivamente del cuello seccionado de Medusa, de las ruinas de Tartessos, nació Crisaor, el gigante Hijo de Poseidón: éste fue, sin dudas, Lito de Tharsis, que, como verá más adelante, desposó a una Hija del Mar, a una princesa de América, “la otra orilla del Mar Occidental”; Crisaor nacería armado con una Espada de Oro, igual que Lito de Tharsis, quien partiría hacia América portando la Espada Sabia de los Reyes iberos. Y creo también que como Pegaso es mi hijo Noyo, quien ha nacido con alas para volar hasta las Moradas de los Dioses Liberadores y, como él, tiene el poder de abrir las Fuentes con sus golpes, sólo que en su caso se trata de las Fuentes de la Sabiduría.

Los sobrevivientes de la Casa de Tharsis, curiosamente dieciocho en total, se hallaban reunidos cerca de la Caverna Secreta, en una estrecha terraza protegida naturalmente con enormes rocas que permitían una cierta defensa y desde la cual se podía dominar la ladera de la sierra. Cuenta la saga familiar que, un momento antes, los Hombres de Piedra, únicos que sabían ingresar en ella, habían sostenido un consejo en la Caverna Secreta: frente al desastre que se abatía contra la Casa de Tharsis, juraron dedicar todos los esfuerzos para dar cumplimiento a la misión familiar y para salvar a la Espada Sabia. Era preciso que la Estirpe continuase existiendo a cualquier costo; en cuanto a la Espada Sabia, decidieron que, tras la muerte de la última Vraya, quedase perpetuamente depositada en la Caverna Secreta, por lo menos hasta el día en que otros Hombres de Piedra, descendientes de la Casa de Tharsis, observasen en ella la Señal Lítica de K'Taagar y supiesen que deberían partir: hasta esa ocasión la Espada Sabia no volvería a ver la luz del día.

Al salir, comunicaron estas determinaciones a sus parientes y requirieron noticias sobre el Reino. Pero las noticias que llegaban al improvisado refugio eran extrañas y contradictorias. Se debería descartar una pronta ayuda de los romanos pues los Golen habían sublevado contra ellos a todos los pueblos de las Galias, cortándoles el camino hacia España: el acudir en socorro de Tartessos exigía ahora una expedición muy numerosa, que dejaría desguarnecida a la misma Roma. Por otra parte, en Tartessos, la victoria cartaginesa había sido aplastante: toda la tartéside estaba en poder del General Barca, lo que completaba la ocupación total del Sur de España. A los Señores de Tharsis sólo les quedaban sus vidas y un batallón de fieles y aguerridos guardias reales. Sin embargo, algo extraño y contradictorio ocurrió.

Amílcar Barca, es cierto, hizo arrasar Tartessos hasta convertirla en escombros. En esta acción tanto él, como el ejército mercenario, actuaron movidos por una furia homicida que superaba todo razonamiento, por una fuerza indominable que se apoderó de ellos y no los abandonó hasta no haber destruido completamente la ciudad ya ocupada. Fue como si el odio experimentado durante siglos por los Golen contra la Casa de Tharsis se hubiese acumulado en algún oscuro recipiente, quizás en el Mito de Perseo, para descargarse todo junto en el Alma de los cartagineses. Empero, luego de consumarse la irracional destrucción, el General Barca y los Jefes militares que lo acompañaban recobraron bruscamente la lucidez, no siendo ajeno a ese fenómeno la muerte de los veinte Golen y la partida de Bera y Birsa. Momentáneamente, algo se había interrumpido, algo que impulsaba al General Barca a desear la aniquilación de la Casa de Tharsis; y no quedaban más Golen en la tartéside para reiniciarlo.

Entonces, libre por el momento de la pasión destructiva del Perseo argivo, Amílcar Barca obró con la sensatez de un auténtico cartaginés, es decir, pensó en sus intereses personales. Para Amílcar Barca el enemigo no estaba solamente en Roma; allí, en todo caso, estaba el enemigo de Cartago; pero en Cartago también estaban los enemigos de Amílcar Barca, los que envidiaban su carrera de General exitoso y desconfiaban de su poder; los que lo habían enviado ocho años antes a conquistar aquel país inhóspito y no tenían intenciones de hacerlo regresar.

Pero Amílcar Barca les pagaría con la misma moneda, demostraría hacia el Gobierno de Cartago la misma indiferencia y usufructuaría en provecho propio y de su familia el inmenso territorio conquistado: ¡España sería la Hacienda particular de los Barca! Mas, para eso, habría que contar con la imprescindible colaboración de la población nativa, que había manejado hasta entonces al país y conocía todos los resortes de su funcionamiento. Y aquellos pueblos belicosos, que fueron libres por siglos, no se someterían fácilmente a la esclavitud, esto lo advertían claramente los Bárcidas, a menos que sus propios Reyes y Señores los convenciesen de que era mejor no resistir la ocupación. La solución no sería imposible pues, según la particular filosofía de los cartagineses, “sólo debería ser destruido aquel que no pudiese ser comprado”.

La extraña y contradictoria noticia llegó así al refugio de los Señores de Tharsis: Amílcar Barca les ofrecía salvar sus vidas si renunciaban a todo derecho sobre la tartéside y aceptaban entrar a su servicio para gobernar el país; en caso contrario, serían exterminados como reclamaban los Golen. Con mucho dolor, pero sin alternativas posibles, los Señores de Tharsis tuvieron que acceder a tan deshonrosa oferta: lo hacían por un interés superior, por la misión familiar y la
Espada Sabia. Una vez arreglada la rendición, los de Tharsis pasaron a servir a los Bárcidas y se ocuparon de pacificar la tartéside y reorganizar la producción agrícola e industrial. Por la buena disposición demostrada se los recompensó con una granja situada muy cerca del emplazamiento de la desaparecida Tartessos, adonde viviría en adelante la “familia Tharsis”, salvo los miembros que desempeñaban funciones en las ciudades o acompañaban a los Bárcidas en los viajes de inspección. Mientras duró la ocupación cartaginesa, no obstante la protección asegurada por los Bárcidas, la tranquilidad fue escasa debido a las constantes acechanzas de los Golen, que exploraron palmo a palmo la región buscando la Espada Sabia y habían sumado ahora la muerte de veinte de los suyos a la lista de cargos a saldar por la Casa de Tharsis.

A la muerte de Amílcar Barca, en el 228 A.J.C., le sucede su hijo Asdrúbal Barca, pero, tras ser asesinado en el 220 A.J.C., asume el mando del ejército cartaginés el hijo de éste, Aníbal Barca. El nieto de Amílcar invade la colonia griega de Sagunto en el año 219 A.J.C., que estaba bajo la protección de Roma, e inicia con esa acción la segunda guerra púnica, que finalizaría en el 201 A.J.C., con la rendición incondicional de Cartago. ¡Treinta años después de la destrucción de Tartessos, España se veía libre para siempre del invasor cartaginés! Pero ya era tarde para Tartessos: el nuevo ocupante romano no abandonaría la península hasta la desmembración de su propio imperio, seiscientos años más tarde.

Con los romanos la Casa de Tharsis tuvo un relativo buen pasar pues se la consideró como una nobleza nativa aliada y se les restituyeron las funciones de gobierno de la región, ahora provincia romana, sujetos a la ley de la República y a la autoridad de un procónsul o propretor. La región de la antigua Tartessos, entre los ríos Tinto y Odiel, quedó comprendida en la provincia de “Bética”, denominada así por el río Betis, hoy Guadalquivir, que se extendía hasta el río Anas, hoy Guadiana, frontera de la Lucitanía; los romanos dieron a los tartesios el nombre de “turdetanos” y a la tartéside el de “turdetanía”: en pocas décadas la turdetanía se romanizó, el uso del latín se popularizó, y se constituyeron grandes latifundios rurales, propiedad de los gobernadores de provincia, magistrados, o Jefes de ejército.

Hacia el siglo I A.J.C. la Casa de Tharsis se había emparentado con la nobleza romana y era bastante poderosa en la Bética, una provincia que contaba con 175 ciudades, muchas de ellas ricas y pujantes como Córduba (Córdoba), Gades (Cádiz), Hispalís (Sevilla) o Malaca (Málaga). Sobre la base de la hacienda cedida por los cartagineses y las restituciones hechas por los romanos, los Señores de Tharsis desarrollaron una Villa romana rústica, edificando una Residencia Señorial y ensanchándola con la adquisición de grandes extensiones de campos para cultivo; cereales, olivos, y vides, integraban la principal producción, además de algunos minerales que aún se explotaban en la sierra Catochar. Cabe aclarar que los romanos la catastraron como “Villa de Turdes” y que sus moradores fueron llamados “Señores de Turdes” mientras gobernó el Imperio Romano, aunque yo los seguiré mencionando Señores de Tharsis para mantener la continuidad del relato.

Como todas las familias de terratenientes hispano romanos poseían una vivienda en la Ciudad donde permanecían la mayor parte del año; sin embargo, siempre que podían, preferían retirarse a a finca campestre pues su mayor interés era estar cerca de la Caverna Secreta.

Los Golen no tenían ninguna posibilidad de influir sobre la población romana y su poder sólo se conservaba intacto en la Lusitanía, en algunas regiones de la Galia, en Britania e Hibernia. Después de las campañas de Julio César, este poder pareció decrecer completamente y, durante un tiempo, se creyó que la amenaza estaba definitivamente conjurada. Esto, como se vio luego, era un error de apreciación, una nueva subestimación sobre la capacidad de los Golen para llevar a cabo sus planes.

Con respecto al Culto del Fuego Frío, los Señores de Tharsis no tuvieron problemas en reimplantarlo pues los romanos eran notablemente tolerantes en materia religiosa y, además, ellos también adoraban el Fuego desde Epocas remotas. En la Villa de Tharsis construyeron un lararium dedicado a Vesta, la Diosa romana del Fuego del Hogar: allí frente a la estatua de la Diosa Vesta- Pyrena, ardía la Lámpara Perenne del Hogar, la flamma lar que no debía apagarse nunca. A pesar de tratarse ahora de un Culto privado, la Casa de Tharsis no había perdido su fama de familia de místicos y taumaturgos, y pronto su Villa se convirtió en otro lugar de peregrinación para los buscadores del Espíritu, sin alcanzar, naturalmente, las proporciones de la Epoca de Tartessos. La familia dio a Roma buenos funcionarios y militares, aparte de contribuir con su producción de alimentos y minerales, pero también la proveyó de Arúspices, Augures y Vestales.