miércoles, 16 de agosto de 2017

UNA BREVE REFLEXIÓN, QUE ME ESPERAN LOS FRISONES

Hay un blog en el que últimamente me gusta entrar, "Cosecha de almas" o algo parecido, se llama. Ya he publicado alguna de sus páginas, por si a alguien le interesa. El autor elabora los textos él mismo y se le ve muy seguro de lo que afirma, porque transmite trabajo y confianza en lo que dice. Hace unos días leí sobre un tema del que todos hemos oído pero en el que, yo por lo menos no había parado mientes: Las almas gemelas. Por supuesto, tal cosa no existe. Al ser cada uno de nosotros formas individuales, es metafísicamente imposible que haya alguien calcaíto a tí. Incluso entre los gemelos idénticos, que han compartido la misma bolsa placentaria, no encontramos igualdad absoluta, aunque los nueve meses juntos puedan dar lugar a conductas parecidas. Cada uno tiene un alma individual.

Sobre este tema hay una antigua idea, que yo oí o leí hace mucho tiempo: admitiendo que somos repetitivos, o sea, que vivimos varias vidas consecutivas, parece que no salimos de nuestra interrelación con determinadas personas. De aquí, la sensación que a veces tenemos de conocer a alguien desde siempre, aunque nos acaben de presentar. Y, por lo que se ve, efectivamente conocemos a esa persona, pero de otra vida. En esas otras vidas, no siempre jugamos los mismos papeles, o sea, que alguien que en la vida pasada fue un simple conocido, puede ser tu padre en ésta.

Mi duda surge cuando considero a esas personas que, instintivamente y sin explicación racional, nuestro ser rechaza, esas personas que nos caen "gordas" desde el principio, sin saber por qué. Como algunos sentimientos son de ida y vuelta, tampoco nosotros somos santos de su devoción. ¿Han sido estas personas amigos en vidas anteriores? Si es así, seguro que nos jugaron o les jugamos una mala pasada, porque si no, no se entiende la animadversión que no podemos remediar hacia ellas. Quizá les debíamos dinero y nos les pagamos, con lo que su rencor se ha trasladado a esta vida. Quizá les robamos un amor y no nos lo perdonaron nunca y nos juraron odio para toda la eternidad, como dicen que hizo Aníbal con los Romanos. Quizá fuimos hermanos mal avenidos o competimos por el amor de nuestros padres. No lo sé. Lo que sí sé es que hay personas a las que, por más que lo intento, no puedo tragar. Siempre pienso que me están esperando para ponerme la zancadilla, aunque tengo que reconocer que yo no me quedo corta. Estas personas tienen el poder de despertar en mí mi parte más agresiva.

Hay otras personas a las que, sin conocer, nos sentimos unidos por un lazo de simpatía tan irracional como el anterior. Son esas personas que hagan lo que hagan, para ti, siempre lo hacen bien. Les perdonas y les consientes muchas cosas que a los demás no les permites. ¿Será que en otras vidas también estuvisteis juntas y con los mismos sentimientos?. Hacia estas personas siento un apego totalmente irracional y, aún reconociendo la irracionalidad que caracteriza mi conducta, no puedo remediarlo. Son personas de ida y vuelta. Entran en tu vida, se instalan cómodamente y, en cualquier momento desaparecen, dejándote sumida en un marasmo de preguntas sin respuesta. Cuando ya casi no te acordabas de ellas, de pronto vuelven a aparecer y tú descubres que resucita el apego y la historia se repite. Tantas veces van y vienen que, al final, te conformas y las aceptas tal como se manifiestan. A estos les llamo "amigos de quita y pon"- No son verdaderos amigos, porque precisamente cuando necesitas algo ellos están en temporada de veda, o sea missings totales. Ignoro  qué papel en otras vidas han podido desempeñar, pero en ésta son como "moscas cojoneras" porque cuando vienen no sólo no saludan, sino que te critican de forma cruel lo que hayas hecho desde la última vez que os vísteis. Son una especie de Superyo ambulante y, sin que tú sepas cómo, se enteran de tus andanzas mejor que tú, porque ellos te dicen hasta la razón de tus actos. No me molestan esta clase de amigos, pero tampoco me ayudan excesivamente. Debieron de ser tus padres en algunas sucesivas vidas y, ya sabemos que un padre es un tostón.

Hay, gracias a Dios, el grupo de amigos cuya amistad no cambiarías por nada. Estos deben de haber estado juntos durante muchas vidas y te perdonan los defectos porque prefieren tus virtudes. Porque todos tenemos virtudes y, quien lo niegue, hace gala de una humildad falsa, deseosa siempre de un segundo elogio.

Hay una duda que, con la llegada de las nuevas tecnologías me ha asaltado últimamente. Y, este mundo virtual ¿es igual que el real, o sea, el que nos entra por los cinco sentidos? Pues yo creo que sí, porque, aunque no nos conozcamos personalmente e, incluso, aunque nos inventemos nuestros nombres, a la larga no dejas de ser tú quien se expresa y, al final, estableces más o menos las mismas interrelaciones que en la vida misma. Porque aunque la mona se vista de seda..........

Adiós, que tengáis buen día.