sábado, 26 de noviembre de 2016

EVANGELIO APÓCRIFO DE BERNABÉ (IX) FIN DEL EVANGELIO

207

Jesús respondió: Como que Dios vive, yo no tengo al diablo en mi espalda, sino que yo busco expulsar al demonio. Así que, por esta causa el demonio agita al mundo contra mí, porque yo no soy de este mundo, sino que busco que Dios sea glorificado, Quien me envío al mundo. Por lo tanto oídme, y os diré quien tiene al demonio en su espalda. Como que Dios vive, ante cuya presencia comparece mi alma, el que trabaja según la voluntad del demonio, él tiene al demonio en su espalda, el cual le ha puesto las riendas de su voluntad y lo cabalga a su gusto, haciéndolo correr hacia toda inequidad.


Así como una ropa cambia de nombre cuando cambia de propietario , aunque todo es la misma tela; así también los hombres, aunque ellos sean de un material, son diferentes por razón de las obras que actúan en el hombre. Si yo he pecado, por qué no me reprendéis como a un hermano, en lugar de odiarme como a un enemigo? en verdad los miembros de un cuerpo se ayudan unos con otros cuando están unidos con la cabeza, y los que son cortados de la cabeza no pueden dar socorro. Porque las manos de un cuerpo no sienten el dolor de los pies de otro cuerpo, sino al de cuerpo al que están unidas. Como que Dios vive, ante cuya Presencia comparece mi alma, el que teme y ama a Dios su Creador tiene el sentimiento de misericordia sobre aquellos sobre quienes Dios su cabeza, tienen misericordia; y ya que Dios no desea la muerte del pecador, sino que espera que cada uno se arrepienta, si vosotros fueseis de ese cuerpo al que yo estoy incorporado, como que Dios vive, vosotros me ayudaríais a actuar según mi cabeza.

208

Si yo obro iniquidades, reprendédme, y Dios os amará, ya que vosotros estaréis haciendo Su Voluntad, pero si nadie puede reprocharme de pecado entonces vosotros no sois hijos de Abrahán, como os llamáis a vosotros mismos, ni estáis incorporados con esa cabeza a la que Abrahán fue incorporado. Como que Dios vive, tan intensamente amó Abrahán a Dios, que él no va dispuesto a matar a su propio hijo en obediencia a Dios.


El sumo sacerdote contestó: Esto te pregunto, y yo no busco matarte, así que dinos: quién fue este hijos de Abrahán?. Jesús respondió: El celo de Tu Honor, oh Dios, me inflama, y yo no puedo contenerme. En verdad yo digo, el hijo de Abrahán fue Ismael, de quien debe descender el Mesías prometido a Abrahán, que en El todas las tribus de las tierras serían bendecidas.


Entonces se enfureció el sumo sacerdote, al oír esto, y gritó: Lapidemos a este hombre impío, porque él es un ismaelita, y ha blasfemado contra Moisés y contra la Ley de Dios. Entonces cada escriba y fariseo, con los ancianos del pueblo, recogieron piedras para apedrear a Jesús, el cual se esfumó ante sus ojos y salió del templo. Y entonces, debido al gran deseo que tenían de matar a Jesús, ciegos de furia y odio, se golpearon unos a otros de tal manera que murieron allí mil hombres; y contaminaron el santo templo. Los discípulos y creyentes, quienes vieron a Jesús salir del templo, lo siguieron a casa de Simón.


Entonces Nicodemo llegó allí y le aconsejó a Jesús que saliera de Jerusalén y fuera más allá del arroyo del cedrón, diciendo: Señor yo tengo un jardín con una casa más allá del arroyo del Cedrón. Te ruego, por lo tanto, que vayas allí con algunos de tus discípulos, para permanecer allí hasta que haya pasado este odio de los sacerdotes; ya que proveeré lo que sea necesario para vosotros. Y deja a la multitud de tus discípulos aquí en la casa de Simón y en mi casa, ya que Dios proveerá para todos. Y esto hizo Jesús, queriendo sólo tener consigo a los doce primeros llamados apóstoles.


209

En ese tiempo, mientras la Virgen María, madre de Jesús, estaba parada en oración, el ángel Gabriel la visitó y le narró la persecución de su hijo, diciendo: No temas, María porque Dios lo protegerá del mundo. Así que María, llorando, partió de Nazaret, y vino a Jerusalén a la casa de María Salomé, su hermana, buscando a su hijo. Pero como él se había retirado secretamente más allá del arroyo del Cedrón, ella ya no pudo volver a verlo en este mundo; excepto después del acto de vergüenza, ya que entonces el Angel Gabriel, con los ángeles Miguel Rafael, y Uriel, por orden de Dios lo llevaron ante ella.

210

Cuando el Templo cesó la confusión por la partida de Jesús, el sumo sacerdote subió a lo alto, y habiendo hecho señal de silencio con sus manos, él dijo: Hermanos qué hacemos? No veis que él ha engañado al mundo entero por medio de sus artes diabólicas? Ahora, cómo desapareció él, si no es un mago?. Seguramente si él fuera un santo y profeta, él no blasfemaría contra Dios y contra Moisés su siervo , y contra el Mesías, el cual es la esperanza de Israel. Y qué diré? El ha blasfemado a todo nuestro sacerdocio, así que verdaderamente os digo, si él no es eliminado del mundo Israel será contaminado, y nuestro Dios nos entregará a las naciones. Mirad ahora, cómo por culpa suya este Templo santo ha sido contaminado.

Y de tal manera habló el sumo sacerdote que muchos abandonaron a Jesús, así que la persecución secreta se convirtió en abierta, tanto que el sumo sacerdote fue en persona a ver a Herodes, y al gobernador romano, acusando a Jesús de que él quería hacerse rey de Israel, y de esto ellos tenían falsos testigos. Entonces se celebró un consejo general contra Jesús, puesto que el decreto de los romanos los hacía temer. Porque así fue dos veces que el Senado Romano había emitido un decreto acerca de Jesús de Nazaret profeta de los judíos, ya fuera Dios o hijo de Dios; en el otro prohibía, bajo sentencia capital, que cualquiera dispusiese acerca de Jesús de Nazaret, profeta de los judíos. Así, que por esta causa, había gran división entre ellos. Algunos querían que escribiese otra vez a Roma contra Jesús; otros decían que debían dejar a Jesús en paz, sin importar lo que dijera, como un tonto, otros apelaban a los grandes milagros que él obraba.

Por lo tanto el sumo sacerdote habló que bajo pena de anatema nadie debía decir palabra alguna de defensa de Jesús; y él habló a Herodes, y al gobernador diciendo: Ten cuidado, pues por tu favoritismo a ese hombre este país podría rebelarse; ya que yo te acusaré ante el César como un rebelde. Entonces el gobernador temió al Senado y se puso de parte de Herodes, ya que antes de esto ellos se odiaban a muerte, y ellos unieron fuerzas para la muerte de Jesús, y dijeron al sumo sacerdote: Cuando sepas donde está el malhechor, envíalo a nosotros, ya que nosotros te daremos soldados. Esto fue hecho para cumplir la profecía de David, quien había predicho acerca de Jesús, profeta de Israel, porque él anuncia la salvación del mundo. Entonces, en ese día, hubo una búsqueda general de Jesús por todo Jerusalén.

211

Jesús estando en la casa de Nicodemo más allá del arroyo de Cedrón, consoló a sus discípulos, diciendo: Está cercana la hora en que yo parta del mundo; consoláos y no estéis tristes, ya que a donde yo voy no sentiré ninguna tribulación. Ahora, seréis mis amigos si os entristecéis por mi bienestar? No, ciertamente, sino más bien enemigos. Cuando el mundo se alegre, estad tristes vosotros, porque el regocijo del mundo se convierte en llanto; pero vuestra tristeza se convertirá en alegría y vuestra alegría nadie os la quitará; ya que el regocijo que siente el corazón en dios su creador ni el mundo entero puede quitárselo. Mirad que no olvidéis las palabras que Dios os ha hablado por mi boca. Ser vosotros mis testigos contra todo el que corrompa el testimonio que yo he dado con mi Evangelio contra el mundo, y contra los amantes del mundo.

212

Entonces levantando sus manos al Señor, él rezó, diciendo: Señor Dios nuestro, Dios de Abrahán, Dios de Ismael e Isaac, Dios de nuestros padres, ten misericordia de aquéllos a quienes Tú me diste, y sálvalos del mundo. Yo no digo, sácalos del mundo, porque es necesario que ellos den testimonio contra los que corromperán mi Evangelio. Pero yo les ruego que los guardes del mal, que el día del juicio ellos vengan conmigo a dar testimonio contra el mundo y contra la casa de Israel que ha corrompido Tu Testamento. Señor Dios poderoso y celoso que tomas venganza de la idolatría contra los hijos de padres idólatras, incluso hasta la cuarta generación, maldice eternamente a todo el que corrompe mi Evangelio que tú me, diste, cuando ellos escriban que yo soy hijo Tuyo. Porque yo barro y polvo, soy siervos de tus siervos, y nunca he pensado de mí mismo que yo sea Tu buen siervo: ya que yo no puedo darte nada en retorno por lo que Tú me has dado, puesto que todas las cosas son Tuyas. Señor Dios, el misericordioso, que mostraste misericordia a los que te temen, ten misericordia de quienes creen en mis palabras que Tú me diste. Porque así como Tú eres Dios verdadero, así Tú palabra que yo he hablado es verdadera; ya que es Tuya, pues yo siempre he hablado como el que lee, el cual no puede leer sino lo que está escrito en el libro que lee: asimismo he dicho yo lo que Tú me diste.

Señor Dios, El Salvador, salva a aquellos a quienes Tú me enviaste, para que Satanás no sea capaz de hacer nada en contra de ellos, y no los salves sólo a ellos, sino a todo el que crea en ellos. Señor, generoso y rico en misericordia, concede a tu siervo estar en la congregación de Tu Mensajero en el día del juicio: y no sólo yo, sino cada uno de aquéllos a quienes me enviaste, con todos los que creen en mí a través de las predicaciones de ellos. Y haz esto, Señor, por Ti mismo, para que Satanás no se jacte contra ti, Señor. Señor Dios, quien por Tu Providencia proporcionaste todas las cosas necesarias para Tu pueblo Israel, recuerda a todas las Tribus de la Tierra, a las cuales Tú me prometiste bendecir con Tu Mensajero, para que Satanás, Tu enemigo, pierda su imperio. Y habiendo dicho esto, Jesús dijo tres veces: Así sea, Señor, Grande y Misericordioso. Y ellos contestaron, llorando: Así sea, todos excepto Judas, ya que él no creía en nada.

213

Habiendo llegado el día para comer el cordero, Nicodemo envío en secreto el cordero al jardín para Jesús y sus discípulos, anunciando todo lo que había sido decretado por Herodes por el gobernador y el sumo sacerdote. Entonces Jesús se alegró en espíritu, diciendo: Bendito sea Tu santo Nombre, oh señor, porque Tú no me has separado del número de tus siervos que han sido perseguidos y matados por el mundo. Te agradezco, mi Dios, porque yo he cumplido Tu obra. Y volviéndose a Judas, le dijo: Amigo mío, por qué te quedas? Mi hora está cerca, así que ve y haz lo que tienes que hacer. Los discípulos pensaron que Dios estaba enviando a Judas a comprar algo para el día de la Pascua; pero Jesús sabía que Judas lo estaba traicionando, hasta que, deseando partir del mundo, él habló así.

Judas contestó: Señor, permíteme comer, e iré.Comamos, dijo Jesús, porque yo he deseado mucho comer este cordero antes de que yo parta de vosotros. Y habiéndose levantado, él tomó una toalla y se la amarró a la cintura, y habiendo puesto agua en una palangana, él se puso a lavar los pies de sus discípulos.

Empezando con Judas, Jesús llegó a Pedro: Señor, vas tú a lavar mis pies?. Jesús respondió: Lo que yo sé tú no lo sabes, pero lo sabrás después. Pedro contestó: Tú nunca lavarás mis pies. Entonces Jesús se levantó, y dijo: Ni tú vendrás entonces en mi compañía en el Día del Juicio. Pedro contestó: No sólo lava mis pies, Señor, sino mis manos y mi cabeza.

Cuando los discípulos fueron lavados y se sentaron a la mesa a comer, Jesús dijo: Yo os he lavado, pero no todos estáis limpios; ya que toda el agua del mar no lavará al que no crea en mí. Esto dijo Jesús, ya que él sabía quien lo estaba traicionando. Los discípulos se entristecieron por estas palabras, y Jesús dijo otra vez: En verdad os digo, que uno de vosotros me traicionará, de manera tal que seré vendido como un cordero; pero hay de él, porque él cumplirá todo lo que nuestro padre David dijo de ése, que "caerá en el hoy el que lo había preparado para otros".

Entonces los discípulos se miraron unos a otros, diciendo con pena: quién será el traidor?. Judas dijo entonces: Seré yo, oh maestro?. Jesús contestó: Tú lo has dicho quien será el que me traicionará, pero los once apóstoles no lo oyeron. Cuando el cordero fue comido, el Demonio vino a la espalda de Judas, y él salió de la casa, diciendo Jesús otra vez: Lo que has de hacer, házlo pronto.

214

Habiendo salido de la casa, Jesús se retiró al jardín a rezar, de acuerdo a su costumbre para rezar, doblando sus rodillas cien veces y postrándose sobre su rostro. Judas, entonces, fue al sumo sacerdote, y dijo: Si me dais lo prometido, esta noche entregaré en vuestras manos a Jesús, a quien buscáis: ya que él está solo con once compañeros. El sumo sacerdote respondió: Cuánto quieres?. Dijo Judas: Treinta monedas de oro. Entonces de inmediato el sumo sacerdote le contó el dinero, y envió un fariseo al gobernador para traer soldados, y a Herodes, y ellos dieron una legión de ellos, ya que ellos temían al pueblo; así que ellos tomaron sus armas, y con antorchas y linternas en estacas salieron de Jerusalén.

215

Cuando los soldados con Judas se acercaban al lugar donde estaba Jesús, Jesús oyó que mucha gente se acercaba, así que con temor se retiró adentro de la casa. Y los once estaban dormidos. Entonces Dios, viendo el peligro de su siervo, ordenó a Gabriel, Rafael y Uriel, Sus ministros, que sacaran a Jesús del mundo. Los santos ángeles vinieron y sacaron a Jesús por la ventana que da hacia el Sur. Ellos lo cargaron y lo pusieron en el tercer cielo en la compañía de los ángeles bendiciendo a Dios por siempre.

216

Judas entró impetuosamente antes que todos en el cuarto donde Jesús había sido llevado. Y los discípulos estaban dormidos. Entonces el Dios Magnífico actúo maravillosamente, de manera tal que Judas fue cambiado en voz y cara para ser como Jesús que todos creímos que él era Jesús. Y él, habiéndonos despertado, preguntaba a donde estaba el Maestro. Así que nos extrañó, y contestamos: Tú, Señor, eres nuestro maestro; nos ha olvidado ahora?.

Y él sonriendo, decía: Ahora sois tontos, que no me reconocéis que soy Judas Iscariote. Y cuando él estaba diciendo esto los soldados entraron, y pusieron sus manos sobre Judas, ya que él era en todo semejante a Jesús. Nosotros, habiendo oído lo que Judas dijo, y viendo la multitud de soldados, escapamos como fuera de nosotros. Y Juan, que estaba envuelto en una tela de lino, despertó y huyó, y cuando un soldado lo agarró por la tela, él dejó la sábana y huyó desnudo. Porque Dios escuchó la oración de Jesús, y salvó del mal a los once.

217

Los soldados tomaron a Judas y lo ataron, no sin burla. Ya que él verazmente negaba que él fuera Jesús; y los soldados burlándose de él, decían: Señor, no temas, ya que nosotros venimos a hacerte rey de Israel, y te hemos amarrado ya que sabemos que tú rechazas el reino.

Judas contestó: Ahora habéis perdido nuestros sentidos, habéis venido a aprehender a Jesús de Nazaret, con armas y linternas como contra un ladrón; y vosotros me habéis atado a mí que os he conducido, para hacerme rey. Entonces los soldados perdieron la paciencia, y con golpes y puntapiés empezaron a arrastrar a Judas, y ellos lo llevaron con furia a Jerusalén.

Juan y Pedro seguían a los soldados desde lejos; y ellos le afirmaron al que escribe que ellos vieron todo el examen de Jesús que fue hecho por el sumo sacerdote, y por el sanedrín de los fariseos, que se habían reunido para condenar a Jesús a muerte. Entonces Judas habló muchas palabras de locura, creyendo que él era realmente Jesús, y que por temor a la muerte él estaba fingiendo locura. Entonces los escribas le cubrieron los ojos con una venda, y burlándose de él decían: Jesús, profeta de los nazarenos, ya que así llamaban a los que creían en Jesús, dinos quién fue el que te pegó?. Y ellos se burlaban de él y le escupían en la cara.

Cuando amaneció se reunió el gran consejo de escribas y ancianos del pueblo; y el sumo sacerdote con los fariseos buscaron falsos testigos contra Judas, creyéndolo que era Jesús: pero ellos no encontraron lo que buscaban. Y para qué decir que los jefes de los sacerdotes creían que Judas era Jesús? No, todos los discípulos, junto con el que escribe; y más aún, la pobre virgen madre de Jesús, con sus parientes y amigos, lo creía, tanto que el sufrimiento de todos era increíble. Como que Dios vive, el que escribe olvidó todo lo que Jesús había dicho: que como iba él a ser sacado del mundo, y que él sufriría en una tercera persona, y que él no moriría sino hasta cerca del fin del mundo. Así que él fue con la madre de Jesús y con Juan a la cruz.

El sumo sacerdote hizo que Judas fuera llevado ante él atado, y le preguntó acerca de sus discípulos y su doctrina. Entonces Judas, como si estuviera fuera de sí, no contestó nada al punto. El sumo sacerdote entonces le ordenó que por el Dios vivo de Israel le dijese la verdad.

Judas respondió: Ya te he dicho que yo soy Judas Iscariote, el que prometió entregar en nuestros manos a Jesús el Nazareno; pero vosotros, no sé por qué arte, estáis fuera de vosotros, ya que creeréis de todos modos que yo soy Jesús. El sumo sacerdote contestó: Oh perverso seductor, tú has engañado a todo Israel, empezando por Galilea hasta aquí en Jerusalén, con tu doctrina y tus milagros falsos: Y ahora piensas que escaparás del castigo merecido, adecuado para ti, fingiéndote loco ? Como que Dios vive, tú no escaparás de él. Y habiendo dicho esto él ordenó a sus sirvientes que golpearan y patearan a Judas, para que su entendimiento regresara a su cabeza. La burla que él sufrió entonces a manos de los sirvientes del sumo sacerdote es creencia pasada, ya que ellos entusiastamente inventaron nuevas formas para dar gusto al consejo. Así que ellos lo vistieron como un bufón, y así lo trataban con manos y pies de manera tal que habrían movido a compasión a los mismos canaanitas si ellos hubieran contemplado eso. Pero los jefes de los sacerdotes, fariseos y los ancianos del pueblo tenían sus corazones tan exasperados contra Jesús que, creyendo que Judas era realmente Jesús, se deleitaban al verlo tratado así.

Después ellos lo condujeron atado al gobernador, el cual secretamente sentía simpatía por Jesús. Así que él creyendo que Judas era Jesús, lo hizo entrar a su aposento, y le habló, preguntándole porque causa los jefes de los sacerdotes y el pueblo lo habían entregado en sus manos. Judas respondió: Si yo te digo la verdad, tú no me creerás; ya que quizás tú estés engañado como el jefe de los sacerdotes y los fariseos están engañados.

El gobernador contestó, creyendo que él quería hablar acerca de la ley: Qué no sabes que yo no soy un judío?, pero los jefes de los sacerdotes y ancianos de tu gente te han entregado a mis manos; así que dinos la verdad, para que yo pueda hacer lo que es justo. Ya que yo tengo poder para dejarte libre o para condenarte a muerte.

Judas respondió: Señor, créeme, si tu me condenas a muerte, tú cometerás un grave error, ya que tú matarás a una persona inocente; ya que soy Judas Iscariote, y no Jesús, el cual es un mago, y por medio de su arte me ha transformado así. Cuando él oyó esto el gobernador se maravilló mucho, así que él quiso ponerlo en libertad.

El gobernador por lo tanto salió, y sonriendo dijo: En un caso, al menos, este hombre no es merecedor de muerte, sino más bien de compasión. Este hombre, dijo el gobernador, dice que él no es Jesús, y él dice que Jesús el Galileo lo transformó así por medio de su arte mágico. Así que, si esto es cierto, sería un gran error matarlo, ya que él es inocente. Pero si él es Jesús y niega que él es, ciertamente él ha perdido su entendimiento, y sería impío matar a un loco.

Entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, con los escribas y fariseos, gritaron diciendo: El es Jesús de Nazarert, ya que nosotros lo conocemos; ya que si él no fuera el malhechor nosotros no lo habíamos puesto en tus manos. Ni está él loco, sino más bien es maligno, ya que con este truco él intentó escapar de nuestras manos, y la sedición que él provocaría si escapara sería peor que la anterior.

Pilato, ya que este era el nombre del gobernador, para deshacerse de ese caso dijo: El es un galileo, y Herodes es rey de Galilea; así que no me corresponde juzgar este caso, llevádlo entonces a Herodes. Entonces ellos llevaron a Judas ante Herodes, el cual desde hacía mucho tiempo quería que Jesús fuera a su casa. Pero Jesús nunca había querido ir a su casa, porque Herodes era un Gentil, y adoraba los dioses falsos y mentirosos, viviendo a la manera de los impuros Gentiles. Ahora cuando Judas fue llevado allí, Herodes le preguntó muchas cosas, a las cuales judas dio respuestas que no venían al caso, negando que él fuera Jesús.

Entonces Herodes se burló de él, con toda su corte, e hizo que fuera vestido de blanco como se viste a los tontos, y lo envío de regreso a Pilato, diciéndole: No dejes de hacer justicia al pueblo de Israel. Y esto Herodes escribió, porque los jefes de los sacerdotes y los escribas y fariseos le habían dado una buena cantidad de dinero. Habiendo oído el gobernador de un sirviente de Herodes que esto fue así, para poder él también ganar algo de dinero, fingió que quería dejar a Judas en libertad. Así que lo hizo azotar por sus esclavos, los cuales habían sido pagados por los escribas para matarlo con los azotes. Pero Dios, Quien había decretado todo, reservaba a Judas para la cruz, para que él sufriera la horrible muerte para la cual él había vendido a otro.

El no permitió que Judas muriera por los azotes , no obstante que los soldados lo azotaron tan gravemente que su cuerpo estaba empapado en sangre. Entonces, burlándose ellos lo vistieron con un viejo manto púrpura, diciendo: Es adecuado a nuestro nuevo rey que lo vistamos y lo coronemos; así que ellos reunieron espinas e hicieron una corona, como las de oro y piedras preciosas que usan los reyes sobre la cabeza. Y esta corona de espinas la colocaron ellos sobre la cabeza de Judas, poniendo en su mano una caña como cetro, y lo hicieron sentarse en un lugar alto. Y los soldados venían ante él, inclinándose en burla, saludándolo como rey de los judíos. Y ellos estiraban la mano como para recibir regalos, de los que los nuevos reyes acostumbraban a dar, y al no recibir nada golpeaban a Jesús diciendo: Ahora.¿ Cómo eres tú coronado, rey tonto, si no pagas a tus soldados y tus sirvientes?.

Los jefes de los sacerdotes con los escribas y fariseos, viendo que Judas no murió por los azotes, y temiendo que Pilato fuese a liberarlo, hicieron un regalo de dinero al gobernador; el cual, habiéndolo recibido, entregó a Judas a los escribas y fariseos como reo de muerte. Entonces ellos condenaron a dos ladrones junto con él a la muerte en la cruz. Así que ellos lo condujeron al Monte Calvario, donde ellos solían colgar a los malhechores, y allí lo crucificaron desnudo, para mayor ignominia.

Judas en verdad no hacía más que gritar: Dios ¿Por qué me has abandonado, viendo que el malhechor ha escapado y yo muero injustamente?. Verdaderamente digo que la voz, la cara, y la persona de Judas eran tan similares a Jesús, que sus discípulos y creyentes creyeron completamente que él era Jesús; así que algunos se apartaron de la doctrina de Jesús, creyendo que Jesús había sido un falso profeta, y que por artes mágicas él había hecho los milagros que hizo, ya que Jesús habría dicho que él no habría de morir sino hasta cerca del fin del mundo; ya que en este tiempo él sería llevado del mundo.

Pero los que permanecían firmes en la doctrina de Jesús estaban tan afligidos de pena, viendo morir al que era enteramente como Jesús, que ellos no recordaron lo que Jesús había dicho. Y así en compañía con la madre de Jesús ellos fueron al Monte Calvario, y no sólo estuvieron presentes en la muerte de Judas, llorando continuamente, sino que por medio de Nicodemo y José de Arimatea ellos obtuvieron del gobernador el cuerpo de Judas para sepultarlo. Así que, ellos lo bajaron de la cruz con tanto llanto que seguramente nadie podría creerlo, y lo sepultaron. En el nuevo sepulcro de José; habiéndolo envuelto en cien de ungüentos preciosos.

218

Entonces cada hombre regresó a su casa. El que escribe, con Juan y Santiago su hermano, fueron a Nazaret con la madre de Jesús. Aquellos discípulos que no temían a Dios fueron de noche y robaron el cuerpo de Judas y lo escondieron, extendiendo un rumor de que Jesús había resucitado; de lo cual surgió gran confusión. El sumo sacerdote entonces ordenó, bajo pena de anatema, que nadie hablara de Jesús de Nazaret. Y así surgió una gran persecución, y muchos fueron lapidados y muchos azotados, y muchos exiliados del país, porque ellos no se callaban sobre ese asunto.

Llegaron a Nazaret las noticias de que Jesús, su conciudadano, habiendo muerto en la cruz había resucitado. Entonces, el que escribe le rogó a la madre de Jesús que se alegrase y dejase de llorar, ya que su hijo había resucitado. Al oír esto, la virgen María, llorando, dijo: Vayamos a Jerusalén a encontrar a mi hijo. Moriré contenta cuando lo haya visto.

219

La virgen regresó a Jerusalén con el que escribe, y Santiago y Juan, en el día en que el decreto del sumo sacerdote fue emitido. Así que, la Virgen, que temía a Dios, aunque ella sabía que el decreto del sumo sacerdote era injusto, ordenó a los que vivían con ella que olvidaran a su hijo. Entonces, como fue afectado cada uno! Dios, Quien conoce el corazón de los hombres, sabe que entre la pena por la muerte de Judas, a quien creíamos que Jesús era nuestro maestro, y el deseo de verlo levantado de nuevo, nosotros con la madre de Jesús, nos consumíamos. Así que los ángeles guardianes de María ascendieron al tercer cielo, donde Jesús estaba en compañía de los ángeles, y le contaron todo.

Entonces Jesús le rogó a Dios que le diera poder para ver a su madre y a sus discípulos. Entonces el Dios misericordioso ordenó a sus cuatro ángeles favoritos, quienes son Gabriel, Rafael, Uriel, Miguel, que llevaran a Jesús a la casa de su madre, y que allí mantuvieran vigilancia sobre él continuamente durante tres días, permitiendo que sólo pudiera ser visto por los que creían en su doctrina. Jesús vino, rodeado de esplendor, al cuarto donde estaba la Virgen María con sus dos hermanas, y Martha y María Magdalena, y Lázaro, y el que escribe, y Juan y Santiago y Pedro.

Entonces, por el temor ellos cayeron como muertos. Y Jesús levantó a su madre y a los otros del suelo, diciendo: No temáis, porque yo soy Jesús. Cada uno de ellos permaneció por largo tiempo como fuera de sí ante la presencia de Jesús, ya que todos creían que Jesús estaba muerto. Entonces la Virgen, llorando, dijo: Dime, hijo mío, por qué Dios, habiéndote dado el poder de resucitar a los muertos, te dejó morir, para vergüenza de tus parientes y amigos, y para vergüenza de tú doctrina ? Ya que todos los que te aman han estado como muertos.

220

Jesús replicó, abrazando a su madre: Créeme, madre, ya que en verdad te digo que yo no he muerto jamás; ya que Dios me ha reservado hasta cerca del fin del mundo. Y habiendo dicho esto él rogó a los cuatro ángeles que se manifestaran, y dieran testimonio de como había sucedido el evento. Así que los ángeles se manifestaron como cuatro soles radiantes, tanto que por temor todos cayeron otra vez como muertos.

Entonces Jesús dio cuatro sábanas a los ángeles para que se cubrieran, para que pudieran ser vistos y oídos hablar por su madre y los compañeros de ella. Y habiendo levantado a cada uno, él los consoló, diciendo: Estos son los ministros de Dios: Gabriel, el que anuncia los secretos de Dios; Miguel, quien combate a los enemigos de Dios; Rafael; el que recibe las almas de los que mueren; y Uriel, el que llamará a todos al juicio el último día.

Entonces los cuatro ángeles narraron a la Virgen cómo Dios envió a por Jesús, y transformó a Judas, para que él sufriera el castigo para el cual él había vendido a otro. Entonces dijo el que escribe: Oh, Maestro, si Dios es misericordioso, por qué no ha atormentado él, haciéndonos creer que tú estabas muerto; y que tú madre haya llorado tanto por ti, que ha estado a punto de morir; y que tú, que eres un santo de Dios, haya permitido Dios que sobre ti cayera la calumnia de que fuiste matado entre los ladrones en el Monte Calvario?.

Jesús respondió: Créeme, Bernabé,que todo pecado, por pequeño que sea, Dios lo castiga grandemente, ya que Dios es ofendido por el pecado. Así, que ya que mi madre y mis fieles discípulos que estaban conmigo me amaron un poco con amor terrenal, el Justo Dios ha querido castigar este amor con el sufrimiento presente, para que no sea castigado en las llamas del infierno. Y aunque yo he sido inocente en el mundo, como los hombres me llamaron "Dios", e "Hijo de Dios", para que yo no sea burlado por los demonios en El Día del juicio, ha querido que yo sea burlado por los hombres en este mundo por medio de la muerte de Judas, haciendo que todos los hombres creyeran que yo morí en la cruz. Y esta burla continuará hasta el advenimiento de Mohammed, El Mensajero de Dios, quien, cuando venga, revelará este engaño a aquellos que crean en la Ley de Dios.

Habiendo hablado así, Jesús dijo: Tú eres justo, oh Señor Dios nuestro, porque a ti sólo pertenecen el honor y la gloria sin fin.

221

Y Jesús se volvió hacia el que escribe, y le dijo: Mira, Bernabé, que por todos los medios escribas mi Evangelio acerca de todo lo que sucedió durante mi estancia en el mundo. Y escribe de manera similar lo que sucedió a Judas, para que los fieles puedan ser desengañados, y todos puedan creer la verdad. Entonces contestó el que escribe: Todo lo haré, si Dios quiere, oh Maestro; pero lo que sucedió a Judas, yo no lo sé, porque no lo vi todo.

Jesús respondió: Aquí están Juan y Pedro quienes vieron todo, y ellos te contarán todo lo que pasó. Y entonces Jesús nos ordenó que llamáramos a sus fieles discípulos para que pudieran verlo. Entonces Santiago y Juan llamaron a los siete discípulos con Nicodemo y José, y muchos otros de los 72, y ellos comieron con Jesús.

Al tercer día Jesús dijo: Id al Monte de los Olivos con mi madre, ya que allí ascenderé otra vez al cielo, y vosotros veréis que me llevará. Así ellos fueron todos, excepto 25 de los 72 discípulos, quienes por temor habían huido a Damasco. Y cuando todos estaban parados rezando, al mediodía vino Jesús con una gran multitud de ángeles que estaban alabando a Dios: y el esplendor de su rostro los hizo sentir temor, y ellos cayeron con sus caras al suelo. Pero Jesús los levantó, consolándolos, y diciendo: No temáis, yo soy vuestro maestro. Y él reprobó a muchos que creyeron que él había muerto y resucitado, diciendo: Entonces nos consideráis a mí y a Dios como mentirosos?, ya que Dios me ha concedido que viva casi hasta el fin del mundo, tal como yo os dije. En verdad os digo, yo no morí, sino Judas el traidor. Tener cuidado, pues Satanás hará todo esfuerzo para engañaros, pero ser vosotros mis testigos en todo Israel, y por todo el mundo, de todas las que habéis visto y oído.

Y habiendo hablado así, él rezó a Dios por la salvación de los fieles, y la conversión de los pecadores. Y, terminada su oración, él abrazó a su madre, diciendo: La paz sea contigo, madre mía, descansa en Dios que te creó a ti y a mí. Y habiendo hablado así, se volvió, hacia sus discípulos, diciendo: Que la Gracia y la Misericordia de Dios sean con vosotros. Entonces ante los ojos de ellos, los cuatro ángeles lo subieron al cielo.

222

Después que Jesús hubo partido, los discípulos se diseminaron por las diferentes partes de Israel y del mundo, y la verdad, odiada por Satanás, fue perseguida, como siempre lo ha sido, por la falsedad. Ya que ciertos hombres impíos, pretendiendo ser discípulos, predicaron que Jesús murió y no resucitó. Otros predicaron que él realmente murió, pero resucitó. Otros predicaron, y todavía predican, que Jesús es hijo de Dios, entre los cuales está Pablo el engañado del Demonio. Pero nosotros, todo lo que hemos escrito, eso predicamos a los que temen a Dios, para que ellos puedan ser salvados en el último día del Juicio de Dios. Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario