miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO APÓCRIFO DE BERNABÉ (VI)

Cuando ellos hubieron ayunado por 19 días, en la mañana del vigésimo día, ellos vieron los campos y los cerros cubiertos de grano maduro. Entonces corrieron ellos ante Jesús, y le contaron todo. Y cuando él lo hubo oído Jesús le dio las gracias a Dios, y dijo: Id, hermanos, recoged el pan que Dios os ha dado. Los hombres recogieron tanto grano que no sabían donde almacenarlo; y esto fue la causa de plenitud en Israel. Los ciudadanos se aconsejaron a poner a Jesús como rey de ellos; sabiendo lo cual él huyó de ellos. Por lo tanto los discípulos anduvieron buscándolo durante quince días.



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Jesús fue hallado por el que escribe, y por Santiago con Juan. Y ellos, llorando, dijeron: "Oh maestro, ¿por qué escapaste de nosotros ? Te hemos buscado penando; sí todos los discípulos te buscan llorando", Jesús contestó: "Huí porque supe que una hueste de demonios está preparando para mí lo que en corto tiempo veréis. Porque se levantarán contra mí los jefes de los sacerdotes con los ancianos del pueblo, y obtendrán autoridad del gobernador romano para matarme, ya que ellos temerán que yo quiera usurpar el reino de Israel. Más aún yo seré vendido por uno de mis discípulos, como José fue vendido  en Egipto. Pero el justo Dios lo hará fallar, como dijo el profeta David: "El hará caer en el hoyo a quien tendió una trampa para su vecino". Ya que Dios me salvará de las manos de ellos, y me sacará del mundo".



Los tres discípulos tuvieron miedo; pero Jesús los consoló diciendo "No temáis, porque ninguno de vosotros me traicionará". Con lo cual ellos recibieron algo de consuelo. Al día siguiente vinieron, de dos en dos, 36 de los discípulos de Jesús; y él permaneció en Damasco esperando a los demás. Y todos ellos se lamentaban, porque supieron que Jesús debería partir del mundo. Entonces él abrió la boca y dijo: "Infeliz ciertamente es el que camina sin saber a dónde va; pero más infeliz es el que es capaz y sabe cómo llegar a una buena hostería, y sin embargo desea y quiere permanecer en el camino inhóspito, en la lluvia, y en peligro de asaltantes. Decidme hermanos, ¿es este mundo nuestro país nativo ? Seguramente no, ya que el primer hombre fue arrojado al mundo como en exilio, y allí el sufre el castigo a su error. ¿Puede hallarse acaso algún exiliado que no aspire a regresar a su propio rico país cuando él se encuentra en pobreza ?. Seguramente la razón lo niega, pero la experiencia lo prueba, porque los amantes del mundo no pensarán en la muerte; no, cuando uno les habla de ello, ellos no escucharán a sus palabras.



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Creed, oh hombres, que yo vine al mundo con un privilegio que ningún hombre ha tenido, ni siquiera el Mensajero de Dios lo tiene; ya que Dios no creó al hombre para ponerlo en el mundo, sino más bien para colocarlo en el paraíso. Seguro es que el que no tiene esperanza de recibir nada de los romanos, ya que ellos son de una ley que es extraña a él, no está dispuesto a dejar su propio país con todo lo que el tiene, para nunca regresar e ir a vivir a Roma. Y mucho menos haría eso él cuando él mismo sabe que ha ofendido a César. Así mismo os digo en verdad y Salomón, el profeta de Dios, grita conmigo: "Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para los que tienen descanso en sus riquezas". Yo no digo esto porque yo tenga que morir ahora; ya que yo estoy seguro de que viviré hasta cercano el fin del mundo. Pero yo os hablaré de esto para que podáis aprender a morir. Como que Dios vive, todo lo que es hecho, aunque sea una vez, muestra que para hacer bien una cosa es necesario ejercitarse uno en ello.



¿Habéis visto a los soldados, cómo en tiempo de paz ellos se ejercitan unos con otros como si estuvieran en guerra?, ¿pero cómo va a morir una buena muerte elhombre , si no ha aprendido a morir bien ?. "Preciosa es la muerte del santo a la vista del Señor", dijo el profeta David, ¿Sabéis por qué ? Yo os lo diré: es por qué? Yo os lo diré: es porque, así como todas las cosas raras son preciosas, así la muerte de los que mueren bien, como son escasos, es preciosa a la vista de Dios nuestro Creador. Con seguridad, cuando un hombre empieza algo, no sólo está dispuesto a terminar lo mismo, sino que él se esfuerza para que su plan pueda tener una buena conclusión.



Oh hombre miserable, que aprecia a su ropa más que así mismo; ya que cuando él corta tela él mide cuidadosamente antes de cortarla; y cuando está cortado la cose él con cuidado. Pero su vida - la cual nació para morir, tanto que sólo no muere el que no nació - ¿ por qué no miden los hombres su vida con la muerte ?



¿Habéis visto a los que construyen, cómo para cada piedra que colocan tienen ellos en vista los cimientos, midiéndolos para que estén derechos, para que la pared no caiga ? !Oh hombre miserable! porque con mayor ruina caerá el edificio de su vida, ya que él no mira al cimiento de la muerte.



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Decidme: cuando un hombre nace, ¿cómo nace?, él nace desnudo. Y cuando él es colocado muerto bajo la tierra, ¿qué ventaja tiene él ? Un vil trapo de tela, con el cual él es vendado: y ésta es la recompensa que el mundo le da. Ahora si los medios en toda obra deben ser proporcionales al comienzo y al final, para que la obra pueda ser llevada a buen fin, ¿ qué fin tendrá el hombre que desea riquezas terrenales ? El morirá, como dijo David, el profeta de Dios: "El pecador morirá una muerte pésima". Si un hombre cosiendo tela enhebrase vigas en vez de hilo en la aguja, ¿cómo alcanzaría la obra (su fin) ? De seguro el trabajaría en vano, y sería despreciado en vano y sería despreciado por sus vecinos. Ahora bien, el hombre no ve que él está haciendo esto constantemente cuando él acumula bienes mundanos, porque la muerte es la aguja, donde las vigas de los bienes terrenales no pueden ser enhebrados. No obstante en su locura él se esfuerza constantemente para hacer que el trabajo tenga éxito, pero en vano.



Y el que no crea en mis palabras, que mire las tumbas porque allí encontrará él la verdad. El que quisiere volverse sabio más que todos los demás en el temor de Dios, que estudie el libro de la tumba, ya que allí encontrará él la verdadera doctrina para su salvación. Ya que él sabrá cuidarse del mundo, la carne y el sentido, cuando él vea que la carne está reservada para ser alimento de los gusanos.



Decidme, si hubiere un camino que fuera tal que caminando por el medio de él un hombre fuese seguro, pero caminando por las orillas se rompiese él de cabeza; ¿qué dirías si vieseis a los hombres compitiendo unos con otros, y esforzándose en emulación para quedar más cerca de la orilla y matarse? ¡Qué asombrados estaríais! Seguramente diríais: "Ellos están locos y frenéticos, y si no están locos están desesperados". "Así es", respondieron los discípulos..



Entonces Jesús lloró y dijo: "Así verdaderamente, son los amantes del mundo. Ya que si ellos vivieran de acuerdo a la razón, que mantiene un lugar medio en el hombre, ellos seguirían la ley de Dios, y serían salvados de la muerte eterna. Pero ya que ellos siguen a la carne y al mundo ellos están locos, y crueles enemigos de sí mismos, esforzándose para vivir más arrogantemente y más lascivamente unos que otros".



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Judas, el traidor, cuando vio que Jesús había escapado de las gentes, perdió la esperanza de volverse poderoso en el mundo, porque él cuidaba del bolso de Jesús donde se guardaba todo lo que le era dado por amor de Dios. El tenía esperanza de que Jesús se volviese rey de Israel, y así él mismo fuese un hombre poderoso. Por lo tanto, habiendo perdido esta esperanza, él se dijo en su corazón: "Si este hombre fuera un profeta, él sabría que yo robo su dinero; así que él perdería la paciencia y me expulsaría de su servicio, sabiendo que yo no creo en él. Y si él fuera un hombre sabio él no huiría del honor que Dios quiere darle. Por lo tanto sería mejor que yo haga arreglos con los jefes de los sacerdotes y con los escribas y fariseos, y vea cómo entregárselos en sus manos, ya que así podré obtener yo algo bueno". Entonces, habiendo hecho su resolución, él informó a los escribas y fariseos cómo había sucedido el asunto en Naím. Y ellos se aconsejaron con el sumo sacerdote, diciendo: "¿Qué haremos si este hombre se vuelve rey ? Ciertamente nos irá mal; ya que él está dispuesto a reformar la adoración a Dios según la antigua costumbre, ya que él no puede prescindir de nuestras tradiciones. Ahora, ¿cómo nos irá bajo la soberanía de ese hombre? Seguramente todos nosotros pereceremos con nuestros hijos: ya que siendo expulsados de nuestro puesto tendremos que mendigar nuestro pan.



Nosotros ahora, alabado sea Dios, tenemos un rey y un gobernador que son ajenos a nuestra Ley, así como a nosotros no nos importa la de ellos. Y así nosotros podemos hacer lo que queremos; ya que incluso aunque pequemos, nuestro Dios es tan misericordioso que él es aplacado con sacrificio y ayuno. Pero si este hombre se vuelve rey él no será aplacado a nos ser que él vea la adoración de Dios según como lo escribió Moisés; y lo que es peor, él dijo que el Mesías no vendrá del linaje de David como nos lo ha dicho uno de sus principales discípulos, no que dijo que él vendrá del linaje de Ismael y no en Isaac. ¿Cuál será entonces el fruto si se deja que este hombre viva ? Seguramente los ismaelitas se aliarán con los romanos, y éstos les darán nuestra tierra en posesión; y así Israel otra vez estará sujeto a la esclavitud como lo fue antes ". Por lo tanto, habiendo odio la propuesta, el sumo sacerdote dio respuesta de que él debía tratar con Herodes y con el gobernador, "porque las gentes están tan inclinadas hacia él que sin los soldados no seremos capaces de hacer nada; y quiera Dios que con los soldados podamos completar este asunto". Entonces, habiéndose aconsejado entre ellos, planearon atraparlo de noche, cuando el gobernador y Herodes hubieran estado de acuerdo.



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Entonces, vinieron todos los discípulos a Damasco, por la Voluntad de Dios. Y ese día Judas el traidor, más que ninguno otro, manifestó haber sufrido mucha pena por la ausencia de Jesús. Por lo tanto Jesús le dijo: Que todo hombre se cuide de quien sin ocasión se esfuerza para darte señales de amor. Y Dios nos quitó el entendimiento, para que no pudiésemos saber con qué propósito dijo él esto.



Después de la llegada de todos los discípulos, Jesús dijo: Regresemos a Galilea, porque así me lo ha dicho el ángel de Dios, que es necesario que yo vaya allí. Así que, un sábado en la mañana, Jesús llegó a Nazaret. Cuando los ciudadanos reconocieron a Jesús, todos quisieron verlo. Entonces un publicano, de nombre Zaqueo, que era de corta estatura, no siendo capaz de ver a Jesús por razón de la gran multitud, se trepo a un sicomoro, y allí esperó a que pasara Jesús cuando fuera a la sinagoga. Jesús entonces, habiendo llegado a ese lugar, levantó la vista u dijo: Baja, Zaqueo, porqué hoy permaneceré en tú casa.



El hombre bajó y lo recibió con agrado, haciendo un banquete espléndido. Los fariseos murmuraron, diciendo a los discípulos de Jesús: ¿Por qué ha ido vuestro maestro a comer con publicanos y pecadores?. Jesús respondió: ¿Por qué causa entra el médico a una casa? Decidme, y yo os diré por qué he venido aquí. Ellos contestaron: A curar al enfermo. Decís la verdad, dijo Jesús, ya que los sanos no tienen necesidad de medicina, sólo los enfermos.



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Como que Dios vive, ante Cuya Presencia mi alma comparece, Dios envió a Sus profetas y siervos al mundo para que los pecadores se arrepintiesen; y El no los envió para el bien de los justos, ya que ellos no tienen necesidad de arrepentimiento, así como el que está limpio no tiene necesidad de baño. Pero verdaderamente os digo, si vosotros fueseis verdaderos fariseos vosotros estaríais complacidos de que yo acuda a los pecadores para salvarlos.



Decidme, ¿conocéis vosotros vuestro origen, y por que el mundo empezó a recibir fariseos? Seguramente os lo diré, viendo que no lo sabéis. Por lo tanto escuchad mis palabras. Enoc, un amigo de Dios, que caminó con Dios en la verdad, no dándole importancia al mudo, fue trasladado al Paraíso; y allí vive él hasta el juicio ya que cuando el fin del mundo se acerque él regresará al mundo con Elías y otro. Y así los hombres, teniendo conocimiento de esto, deseando el Paraíso, empezaron buscar a Dios su Creador. Porque "Fariseo" estrictamente significa "busca a Dios" en el idioma de Canaán, ya que allí empezó este nombre para designar a los hombres buenos, ya que los canaanitas eran dados a la idolatría, la cual es la adoración de manos humanos.



Entonces los caanitas viendo a ésos de nuestras gentes que se separaban del mundo para servir a Dios, burlándose cuando veían a uno de ellos, decían: "¡Fariseo!", osea, "él busca a Dios"; como diciendo: "Oh hombre loco, tú no tienes estatuas de ídolos y adoras al viento; por lo tanto mira tu destino y ven a servir a nuestros dioses". En verdad os digo, dijo Jesús, que todos los santos y profetas de Dios fueron fariseos; no de nombre, como nosotros, sino en toda obra. Ya que en todos sus actos ellos buscaban a Dios su Creador, y por amor a Dios abandonaban las ciudades y sus propios bienes, vendiendo éstos y dándolos a los pobres por amor a Dios.



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Como que Dios vive, en el tiempo de Elías, amigo y profeta de Dios, había doce montañas habitadas por 17000 fariseos; y era así que en tan número no se hallaba un solo impío, sino que todos eran elegidos de Dios. Pero ahora, cuando Israel tiene más de 100.000, ¡ojalá que de cada mil hubiera un elegido!.



Los fariseos respondieron indignados: Así, entonces nosotros somos todos réprobos, ¡y tú consideras nuestra religión como reprobación!. Jesús contesto: Yo no considero reprobación sino aprobación la religión de los verdaderos fariseos, y por ello estoy dispuesto a morir. Pero venid, veamos si vosotros sois fariseos. Elías, el amigo de Dios, a petición de su discípulo Eliseo, escribió un pequeño libro en el que él incluyó toda la sabiduría humana con la Ley de Dios nuestro Señor.



Los fariseos se confundieron cuando escucharon nombrar al libro de Elías, ya que ellos sabían que, a través de sus tradiciones, nadie observaba esa doctrina. Entonces ellos quisieron irse con el pretexto de que tenían algo qué hacer. Entonces dijo Jesús: Si fueseis fariseos abandonaríais todo el otro quehacer para atender a éste; ya que el fariseo busca sólo a Dios. Entonces en confusión se quedaron a escuchar a Jesús, quien dijo otra vez: "Elías, siervo de Dios" -ya que así empieza el pequeño libro- "a todos los que desean caminar con Dios su Creador, escribe esto. Quien desee aprender mucho, ellos aman a Dios poco, porque el que teme a Dios está contento con saber sólo lo que Dios quiere.Los que buscan palabras bellas no buscan a Dios, Quien no hace sino reprobar nuestros pecados. Los que desean buscar a Dios, que cierren las puertas de sus casas, ya que el amo no se deja encontrar fuera de su casa, en un lugar donde él no es querido. Guardad por lo tanto vuestros sentidos y guardad vuestro corazón, ya que Dios no es hallado fuera de nosotros, en este mundo donde El es odiado.



Los que quieran hacer buenas obras, que se atiendan a si mismos, ya que no vale la pena ganar todo el mundo y perder su propia alma. Los que quieran enseñar a otros, que vivan mejor con los otros, ya que nada puede ser aprendido del que le enseña es peor que él?. Los que buscan a Dios, que él huya de la conversación de los hombres; porque Moisés estando solo en el monte Sinaí encontró a Dios y habló con El, tal como un amigo que habla con otro.



Los que buscan a Dios, solo una vez en 30 días han de venir a donde los hombres del mundo; ya que un día pueden ser hechas obras para dos años con respecto al negocio del que busca a Dios. Cuando él camine, que no vea sino a sus propios pies.Cuando él hable, que no diga sino lo que sea necesario.Cuando ellos coman, que se levanten de la mesa todavía hambrientos; pensando cada día que no llegarán al siguiente; pasando el tiempo como uno respira. Que un vestido, depiel de animales, sea suficiente.Que el trozo de tierra duerma sobre la tierra desnuda; para cada noche que dos horas de sueño sean suficientes. Que no odie a nadie sino a sí mismo; que no condene a nadie sino a sí mismo.



En la oración, que se pare con todo temor como si estuviese en el Juicio por venir. Ahora haced esto en el servicio de Dios, con la ley que Dios os dio a través de Moisés, ya que de esta manera encontraréis a Dios en todo tiempo y lugar y tanto que sentiréis que vosotros estáis en Dios y Dios con vosotros". Este es el pequeño libro de Elías, oh fariseos, así que otra vez os digo que si fuerais fariseos os deberíais de haber alegrado de que yo entre aquí, ya que Dios tiene misericordia de los pecadores.



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Entonces dijo Zaqueo: Señor, mira que te daré, por amor a Dios, el cuádruple de todo lo que he recibido de la usura. Entonces dijo Jesús: Este día la salvación ha venido a esta casa. En verdad, en verdad, muchos publicanos, rameras, y pecadores entrarán al Reino de Dios, y los que se consideran a sí mismos justos entrarán a las llamas eternas.



Al oír esto, los fariseos partieron indignados. Entonces dijo Jesús a los que se convirtieron al arrepentimiento, y a su discípulos: Hubo un padre que tenía dos hijos, y el menor dijo: "Padre, dame mi porción de bienes"; y su padre se los dio. Y él, habiendo recibido su porción, partió, y se fue a un país lejano, donde él gastó toda su riqueza con rameras, viviendo lujosamente. Después de esto hubo una gran hambre en ese país, tanto que el hombre miserable fue a servir a un ciudadano, el cual lo puso a alimentar cerdos, comiendo bellotas. Pero cuando se ponía a pensar decía: "¡Oh cuántos en la casa de mi padre tienen abundancia y banquetes, y yo perezco de hambre aquí! Me levantaré, por lo tanto, e iré a mi padre, y le diré: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti:, trátame como a uno de tus siervos".



El pobre hombre fue, y entonces sucedió que su padre lo vio llegar desde lejos, y se movió a compasión por él. Así que salió a encontrarlo, y habiendo llegado a él lo abrazó y lo besó. El hijo se arrodillo, diciendo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra tí, trátame como a uno de tus siervos, porque yo no soy digno de ser llamado hijo tuyo". El padre respondió: "Hijo, no digas eso, porque tú eres mi hijo, y yo te dejaré en la condición de esclavo mío". Y él llamo a sus siervos y dijo: "Traed túnicas nuevas y vestid a este hijo mío, y dadle calzado nuevo; ponedle el anillo en su dedo, e inmediatamente matad el becerro gordo y haremos una fiesta. Porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado".



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Mientras ellos festejaban en la casa, hé aquí que el hijo mayor llegó a la casa, y él, oyendo que festejaban dentro, se asombró, y habiendo llamados a unos de los sirvientes, le preguntó por que razón estaban celebrando de esa manera. El sirviente le respondió: "Tu hermano ha venido y tu padre ha matado el becerro gordo, y ellos están festejando". El hijo mayor se enojó mucho cuando oyó esto, y no quería entrar a la casa. Por lo tanto salió su padre y le dijo: "Hijo, tu hermano ha venido, ven tú has matado el becerro gordo". El padre respondió: "Hijo, tú siempre estas conmigo y todo es tuyo; pero éste estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y ahora ha sido hallado, por lo tanto tenemos que alegrarnos". El hijo mayor se enojó más, y dijo: "Ve tú alegrate, ya que yo no comeré a la mesa de fornicadores". Y él partió y dejó a su padre, sin recibir siquiera moneda de dinero. Como que Dios vive, dijo Jesús, así mismo hay regocijo entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.



Y cuando hubieron comido él partió, ya que quería ir a Judea. Entonces los discípulos dijeron: Maestro, no vayas a Judea, ya que sabemos que los fariseos se han aconsejado con el sumo sacerdote contra ti. Jesús respondió: Yo lo supe antes que ellos, pero yo no les temo, ya que ellos no pueden hacer nada contrario a la Voluntad de Dios. Por lo tanto que hagan lo que deseen; ya que yo no les temo, sino que temo a Dios.



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Decidme ahora: los fariseos de hoy, ¿son ellos fariseos?, ¿son ellos siervos de Dios? Seguramente no, y yo os digo en verdad, que o hay peor cosa sobre la Tierra que esto, que un hombre se cubra con la profesión y el ropaje de la religión para cubrir su maldad. Yo os cantaré un solo ejemplo de los fariseos de antaño, para que podáis conocer a los actuales. Después de la partida d Elías, debido a la gran persecución por los idólatras, la santa congregación de los fariseos se dispersó. Porque en ese mismo tiempo de Elías fueron matados en un año más de 10.000 profetas que eran verdaderos fariseos.



Dos fariseos fueron a las montañas para vivir allí; y uno vivió 15 años sin saber nada de su vecino, aunque ellos sólo estaban separados por apenas una hora de viaje. ¡Ved, entonces salieron en búsqueda de agua, y así ellos se encontraron. Entonces el de más edad (porque era su costumbre que los mayores hablasen antes que todos los demás, y ellos consideraban un gran pecado que un hombre joven hablase antes que un hombre mayor, el mayor, por lo tanto: "¿Dónde vives tú, hermano?". El contestó, apuntado con el dedo hacia su morada: "Aquí vivo"; ya que ellos estaban cerca de la vivienda del más joven.



Dijo el mayor: "¿Cuánto hace, hermano, que vives aquí?". El más joven respondió: "Quince años".Dijo el mayor: "¿Acaso viniste cuando Ahab mató a los siervos de Dios?". "Así es", contestó el joven. Dijo el mayor: "Oh hermano, ¿sabes tú quien es ahora rey de Israel?". El más joven contestó: "Es Dios que es Rey de Israel, ya que los idólatras no son reyes sino perseguidores de Israel". "Es cierto", dijo el mayor, "pero yo quiero decir, ¿quién es el que ahora persigue a Israel?". El más joven respondió: "Los pecados de Israel persiguen a Israel, ya que, si ellos no hubiesen pecado, Dios no habría hecho surgir contra Israel a los príncipes idólatras".



Entonces dijo el mayor: "¿Quién es ese príncipe infiel a quien Dios ha enviado para castigo de Israel?". El más joven contestó: "Ahora, ¿cómo voy a saberlo, si estos 15 años yo no he visto a hombre alguno más que a ti, y no sé leer, por lo que no son enviadas cartas?". Dijo el mayor: "¡Pero que nuevas son tus pieles de oveja! ¿Quién te las ha dado, sino tú no has visto a ningún hombre?".



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El más joven respondió: "El que mantuvo buenas las ropas del pueblo de Israel durante 40 años en el desierto ha mantenido mis pieles tales como tú las viste". Entonces el mayor se dio cuenta de que el más joven era más perfecto que él, ya que él había tenido cada año contacto con las gentes. Por lo tanto, para poder tener el beneficio de su conversión, él dijo: "Hermano, tú no sabes leer, y yo se leer, y tengo en mí casa los Salmos de David. Ven, entonces, para que yo pueda cada día darte una lectura y explicarte lo que dijo David".



El más joven respondió: "Vayamos ahora". Dijo el mayor: "Oh hermano, hace hora dos meses desde que bebí agua. Vayamos, por lo tanto, y veamos lo que Dios dijo a través de Su profeta David". El más joven respondió: "Vayamos ahora". Dijo el mayor: "Oh hermano, hace ahora dos meses desde que bebí agua. Vayamos, por lo tanto, y veamos lo que Dios dijo a través de Su profeta David: "el Señor es capaz de darnos agua".



Por lo tanto ellos regresaron a la vivienda del mayor, ante cuya puerta hallaron un manantial de agua fresca. Dijo el mayor: "Oh hermano, tú eres un santo de Dios; ya que por tu bien ha dado Dios este manantial". El más joven contestó: "Oh hermano, humildemente dijiste esto; pero cierto es que si Dios hubiera hecho esto para mí El habría puesto un manantial cerca de mi morada, para que yo no partiese en busca de ella. Porque yo te confieso que he pecado contra ti. Cuando tú dijiste que durante dos días que tú buscaste agua; y que yo había estado durante dos meses sin beber, entonces yo sentí una exaltación dentro de mí, como si yo fuera mejor que tú". Entonces dijo el mayor: "Oh hermano, tu dijiste la verdad, por lo tanto tú no pecaste".



Dijo el más joven: "Oh hermano, tu has olvidado lo que dijo nuestro padre Elías, que el busca a Dios debe condenarse sólo a sí mismo. Seguramente él no lo escribió para que lo supiésemos, sino más bien para que lo observásemos". Dije el de más edad, dándose cuenta de la veracidad y rectitud de su compañero: "Es cierto; y nuestro Dios te ha perdonado". Y habiendo dicho esto él tomó los Salmos, y leyó lo que dijo nuestro padre David: "Yo pondré un guardián sobre mi boca par que mi lengua no se incline a palabras de iniquitud, excusando mi pecado con pretextos". Y aquí el hombre mayor dio un discurso acerca de la lengua, y el más joven partió. Entonces pasaron otros 15 años hasta que se encontraron, ya que el más joven había cambiado de morada.



Entonces, cuando él lo encontró otra vez, el mayor dijo: "Oh hermano, ¿por qué no regresaste mas a mi vivienda?".El más joven respondió: "Porque todavía no he aprendido bien lo que tú me dijiste". Entonces dijo el mayor: ¿Cómo puede ser esto, si han pasado 15 años?". El más joven replicó: "En cuanto a las palabras, yo las aprendí en una sola hora y nunca las he olvidado; pero todavía no las he observado. ¿Qué propósito tiene, entonces, aprender mucho y no observarlo? Nuestro Dios no busca que nuestro intelecto sea bueno, sino más bien nuestro corazón. Así, en el Día del Juicio, El no nos preguntará lo que aprendimos, sino lo que hicimos".



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El mayor contestó: "Oh hermano no digas eso, porque tú desprecies el conocimiento, el cual nuestro Dios quiere que sea apreciado". El más joven replicó: "ahora, como voy a hablar sin caer en pecado; ya que tu palabra es cierta, y la mía también. Yo digo, entonces, que aquéllos que conocen los mandamientos de Dios escritos en la Ley deberían observar aquéllos primero si ellos después quisieran aprender más. Y todo lo que un hombre aprende, que lo observe, y no meramente lo conozca". Dijo el mayor: "Oh hermano, dime, ¿con quién has hablado, que dices que no has aprendido todo lo que yo dije?". El más joven respondió: "Oh hermano, yo hablo conmigo mismo. Todos los días me pongo a mí mismo ante el juicio de Dios, para rendir cuentas de mí mismo. Y siempre encuentro dentro de mí a uno que excusa mis faltas". Dijo el mayor: "Oh hermano, ¿que faltas tienes tú, que eres perfecto?".



El más joven respondió: "Oh hermano, no digas eso, porque yo estoy entre dos grandes faltas: una es que yo no me reconozco a mí mismo como el mayor de los pecadores, la otra es que yo no hago penitencia por ello más que los demás hombres". Dijo el mayor: "oh hermano, ¿de quien es la bondad o de quien son las faltas que tú consideras en esta montañas, viendo que no hay hombres aquí". El más joven respondió: "yo debo considerar la obediencia del sol y los planetas, ya que ellos sirven a su Creador mejor que yo. Pero a ellos yo condeno, ya sea porque no dan luz como yo deseo, o porque su calor es demasiado grade, o hay demasiado o muy poca lluvia sobre el suelo".



Entonces, al oír esto, el mayor dijo: "Hermano, ¿donde has aprendido tú esta doctrina, ya que yo tengo ahora 90 años, por 75 de los cuales yo he sido un fariseo?". El más joven contesto: "Oh hermano, tú dices esto en humildad, ya que tú eres un santo de Dios. Sin embargo, te respondo que Dios nuestro Creador no mira al tiempo sino mira al corazón: por lo tanto David, teniendo 15 años de edad, más joven que otros seis hermanos suyos, fue escogido rey de Israel, y se volvió un profeta de Dios nuestro Señor".

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Este hombre era un verdadero fariseo, dijo Jesús a sus discípulos, y quiera Dios que podamos en el Día del Juicio tenerlo como amigo nuestro. Jesús entonces se embarcó en una nave, y los discípulos lamentaron haber olvidado traer pan. Jesús los reprendió, diciendo: Tened cuidado de la levadura de los fariseos de hoy, porque un poco de levadura echa a perder una masa de harina. Entonces dijeron los discípulos unos a otros: ¿Pero qué levadura tenemos, si no tenemos ningún pan?. Entonces dijo Jesús: Oh hombres de poca fe, ¿Habéis entonces olvidado lo que Dios hizo en Naím, donde no había señal de grano? ¿Y cuántos comieron y quedaron satisfechos con cinco panes y dos peces? La levadura del fariseo s falta de fe de Dios, y cuidado del ego, lo cual ha corrompido no sólo a los fariseos de hoy en día, sino que ha corrompido a Israel. Porque la gente sencilla, no sabiendo leer, hace lo que ellos ven hacer a los fariseos, ya que ellos los consideran santos.


¿Sabéis vosotros lo que es el verdadero fariseo? El es el aceite de la naturaleza humana. Porque así como el aceite descansa encima de todo líquido, así la bondad del verdadero fariseo flota encima de toda bondad humana. El es un libro viviente, que Dios da al mundo; ya que todo lo que él dice y hace está de acuerdo con la Ley de Dios. Por lo tanto el que hace como él observa la Ley de Dios. El verdadero fariseo es sal que no deja que la carne humana se pudra; ya que todo el que lo vé se mueve al arrepentimiento. El es una luz que ilumina el camino de los peregrinos, ya que todo el que considera su pobreza con su penitencia se da cuenta de que en este mundo nosotros no deberíamos cerrar nuestro corazón. Pero el que enrancia el aceite, corrompe el libro, echa perder la sal, extingue la luz; ese hombre es un fariseo. Si, por lo tanto, no quereís perecer, tened cuidado y o hagáis como hacen los fariseos de hoy en día.


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Habiendo llegado Jesús a Jerusalén, y habiendo entrado un día sábado al Templo, los soldados se acercaron a tentarlo y atraparlo, y ellos dijeron: Maestro, ¿es ilícito hacer guerra?. Jesús contestó: Nuestra fe nos dice que nuestra vida es una guerra continua sobre la Tierra.


Dijeron los soldados: ¿Entonces querrías tú convertirnos a tu fe, y que así abandonásemos la multitud de dioses (ya que Roma sola tiene 28.000 dioses que se vén) y siguiésemos a tu Dios que es solamente uno y por eso él no puede ser visto, no se sabe dónde está, y tal vez él sea sólo vanidad?. Jesús contestó: Si yo te hubiese creado, como nuestro Dios te creó, yo trataría de convertirte. Ellos respondieron: ¿Pero cómo nos ha creado Tu Dios, si no se sabe dónde está? Muéstranos a tu Dios, y nosotros nos volveremos judíos.


Entonces dijo Jesús: Si tuvieseis ojos para verlo yo os lo mostraría, pero ya que sois ciegos, yo no os lo puedo mostrar. Los soldados contestaron: De seguro, el honor que esta gente te rinde te debe haber quitado el entendimiento. Porque todos tenemos dos ojos en la cabeza, y tú dices que somos ciegos.


Jesús respondió: Los ojos carnales sólo pueden ver cosas burdas y externas; vosotros por lo tanto sólo podéis ver a vuestros dioses de madera, plata y oro que no pueden hacer cosa alguna. Pero nosotros los de Judea tenemos ojos espirituales, que son el temor y la fe en Dios, por lo tanto nosotros podemos ver a nuestro Dios en todo lugar. Los soldados contestaron: Ten cuidado de como hablas, porque si tratas con desprecio a nuestros dioses nosotros tres pondremos en manos de Herodes, el cual tomará venganza por nuestros dioses, los cuales son omnipotentes. Jesús contestó: Si ellos son omnipotentes como decís, perdonadme, ya que yo os adoraré. Los soldados se alegraron al oír esto, y empezaron a ensalzar a sus ídolos. Entonces dijo Jesús: Aquí no hay necesidad de palabras sino de obras; haced entonces que vuestros dioses creen una mosca, y yo los adoraré. Los soldados se desanimaron al oír esto, y no supieron que decir, así que Jesús dijo: Seguramente, viendo que ellos no hacen una simple mosca de la nada, yo por ellos no abandonaré al Dios que creó todo con una sola palabra; cuyo nombre solo atemoriza ejércitos. Los soldados contestaron: Adonai Sabaoth!. Y entonces de inmediato los soldados rodaron fuera del Templo como una rueda de barriles de madera cuando se lavan para llenarlos con vino; tanto que sus cabezas y pies golpearon el suelo, y eso sin que nadie los tocara. Y ellos se asustaron tanto y huyeron de tal manera que nunca más volvieron a ser vistos en Judea.


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Los sacerdotes y fariseos murmuraron entre sí y dijeron: El tiene la sabiduría de Baal y Astaroth, y así por el poder de Satanás él ha hecho esto. Jesús abrió la boca y dijo: Nuestro Dios ordenó que no robemos los bienes de nuestro prójimo. Pero este sencillo precepto ha sido tan violado y abusado que ha llenado el mundo de pecado, y tal pecado que nunca será perdonado como otros pecados son perdonados: ya que para todo otro pecado, si un hombre lo lamenta y ya no lo comete, y ayuna con oración y limosnas, nuestro Dios, Poderoso y Misericordioso, lo perdona. Pero este pecado es de tal clase que nunca será perdonado, excepto si lo que fue tomado injustamente es restituido.


Entonces dijo un escriba: Oh maestro, ¿cómo ha llenado al mundo de pecado el robo? Seguramente ahora, por la gracia de Dios, hay sólo unos pocos ladrones, y ellos no pueden dejarse ver sino que son inmediatamente colgados por los soldados>>. Jesús respondió: <>.


Entonces los fariseos s acercaron a Jesús y dijeron: <>. Jesús respondió: <>.


Entonces Jesús, viendo que ellos se contenían, dijo otra vez: Aunque no sea yo el único en Israel que conoce la verdad, sólo yo hablaré; así que escuchadme, ya que vosotros me habéis preguntado. Todas las cosas creadas pertenecen al Creador, de tal manera que nadie puede reclamar nada. Así el alma, el sentido, la carne, el tiempo, los bienes, y el honor, todos son posesiones de Dios, así que si un hombre no los recibe como Dios quiere él se vuelve un ladrón. Y de manera similar, si él los gusta contrario a lo que Dios quiere, él también es un ladrón. Yo os digo , por lo tanto, como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, cuando toméis el tiempo, diciendo: "Mañana haré así, yo diré tal cosa, yo iré a tal lugar", sin decir: "Si Dios quiere", vosotros sois ladrones: Y vosotros seréis mayores ladrones si gastáis la mejor parte de vuestro tiempo dándoos placer y no complaciendo a Dios, y gastáis la mejor parte en el servicio de Dios; entonces vosotros ciertamente seréis ladrones. Quien comete pecado, sea de la forma que sea, él es un ladrón; ya que él roba el tiempo y el alma y su propia vida, la cual debería servir a Dios, y la da a Satanás, el enemigo de Dios.


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El hombre, por lo tanto, que tiene honor, y vida, y bienes cuando sus posesiones le son robadas, el ladrón será colgado en la cruz; cuando su vida es tomada, el asesino será decapitado. Y esto es justo, porque Dios así lo ordenó. Pero cuando el honor de un prójimo es arrebatado, ¿porqué no es crucificado el ladrón? ¿Son los bienes, acaso, mejores que el honor? ¿Ha ordenado Dios, acaso, que el toma bienes sea castigado y el que toma vida con bienes sea castigado, pero el que toma el honor se vaya libre? Seguramente que no; ya que por razón de sus murmuraciones nuestros padres no entraron a cerca de 70.000 de nuestras gentes.


Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece, mi alma, el que roba el honor es merecedor de mayor castigo que el que roba a un hombre su bienes y su vida. Y el que escucha al murmurador es similarmente culpable, ya que uno recibe a Satanás sobre la lengua el otro en sus oídos. Los fariseos se consumían de furia al oír esto, ya que ellos no podían condenar sus palabras. Entonces se acercó a Jesús un doctor, y le dijo: Buen maestro, díme, ¿por qué Dios no les dio grano y frutas a nuestros padres? Sabiendo que ellos debían caer, seguramente El debió haberles permitido grano, no haber tolerado que los hombres lo vieran.


Jesús contesto: Hombre, tú me llamaste bueno, pero tu erraste, por que solo Dios es bueno. Y mucho más te equivocas el preguntar por qué Dios no hizo de acuerdo con tu pensamiento. Sin embargo te contestaré todo. Yo te digo, entonces, que Dios nuestro Creador al hacer Su obra no se conformó El mismo a nosotros, por lo tanto no es ilícito para la criatura buscar su propio camino y conveniencia, sino más bien el honor de Dios su Creador, para que la creatura pueda depender del Creador y no el Creador de la creatura. Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, si Dios hubiera concebido todo al hombre, el hombre no se habría reconocido a sí mismo como siervo de Dios; y así él se habría considerado a sí mismo señor del Paraíso. Por lo tanto el Creador, Quien es Bendito por siempre, le prohibió el alimento, para que el hombre permaneciese sujeto a El.


Y en verdad os digo, que quien tiene clara la luz de sus ojos vé todo claro, y saca luz incluso de la oscuridad misma; pero el ciego no. Así que yo digo que, si el hombre no hubiese pecado, ni yo ni tú habríamos conocido la Misericordia de Dios y Su Equidad. Y si Dios hubiese hecho al hombre incapaz de pecar él habría sido igual a Dios en eso; así que Dios Bendito creó al hombre bueno y recto, pero libre para hacer lo que quisiese en cuanto a su propia vida y salvación o condenación. El doctor se asombró al oír esto y partío confundió.


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Entonces el sumo sacerdote llamó en secreto a dos sacerdotes ancianos y los envió a Jesús, que había salido del Templo y estaba sentado en el ponche de Salomón, esperando para rezar la oración del mediodía. Y cerca de él tenía a sus discípulos con una gran multitud de gente. Los sacerdotes se acercaron a Jesús y dijeron: Maestro, ¿por qué el hombre comió grano y fruta? ¿Quería que él lo comiera, o no?. Y esto lo dijeron tentándolo; ya que si él dijera: Dios lo quería, ellos contestarían: ¿Por qué lo prohibió El?, y si El decía: Dios no lo quiso, ellos dirían: Entonces el hombre tiene más poder que Dios, ya que él actúa contrario a la Voluntad de Dios.


Jesús respondió: Vuestra pregunta es como un camino sobre una montaña, que tiene un precipicio a la derecha y uno a la izquierda: pero yo caminaré al darse cuenta que él conocía sus corazones. Entonces dijo Jesús: Todo hombre, ya que él tiene necesidad, hace todo para su propio uso. Pero Dios, Quien no tiene necesidad de cosa alguna, obra según Su Complacencia. Por lo tanto al crear al hombre El lo creó libre para que pudiese saber que Dios no tenía necesidad de él; por ejemplo, como hace un rey, quien para mostrar sus riquezas, y para que sus riquezas, y para que sus esclavos lo amen más, les da la libertad a sus esclavos. Dios, entonces, creó al hombre libre para que pudiese amar a su Creador mucho más y pudiese conocer Su Generosidad. Ya que aunque Dios es Omnipotente, al no tener necesidad del hombre, habiéndolo creado por Su Omnipotencia. El lo dejó libre por su Generosidad, de tal manera que él pudiese resistir el mal y hacer el bien. Porque aunque Dios tiene contradicción para que, habiendo obrado Su Omnipotencia y Generosidad en el hombre, El no impediría el pecado en el hombre, yo digo, para que en el hombre pudiese obrar la Misericordia de Dios, y su Equidad. Y en señal de que digo la verdad, yo os digo que el sumo sacerdote, quien dijo: Este hombre tiene el demonio a su espalda, y él le cuanta doto: ya que él aspira a reinar sobre Israel; pero ya lo verá Dios.


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Cuando hubo hecho la oración del mediodía, Jesús, al salir del Templo, encontró a un hombre que era ciego desde el vientre de su madre. Sus discípulos le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿quién pecó en ese hombre, su padre o su madre, por lo que nació ciego?. Jesús respondió: Ni su padre ni su madre pecaron en él, sino que Dios lo creó así para testimonio del Evangelio. Y habiendo llamado al ciego yo juraría por ciego para que se levantara, él escupió en el suelo e hizo lodo y se lo puso sobre los ojos al ciego, y le dijo: ¿Ve a la piscina de Siloam y lavate!.


El ciego fue, y habiéndose lavado recibió luz; y entonces; al regresar a su casa, muchos que lo encontraban decían: Si este hombre fuera ciego yo juraría por cierto que él es el que solía sentarse a la hermosa puerta del Templo. Otros decían: ES él, ¿pero cómo ha recibido la luz?. y ellos lo acosaban diciendo: ¿Eres tú el ciego que solía sentarse a la hermosa puerta del Templo?. El contestaba: Yo soy él, ¿y qué?. Ellos decían: Pero cómo recibiste la luz? El respondió: Un hombre hizo lodo, escupiendo en el suelo y puso este lodo sobre mis ojos, y me dijo: "Ve y lavate en la piscina de Siloam". Yo fui y me lavé, y ahora veo: ¡¡Bendito sea el Dios de Israel!.


Cuando el hombre ciego de nacimiento fue de nuevo a la puerta hermosa del Templo, todo Jerusalén estaba lleno del asunto. Entonces él fue llevado ante el jefe de los sacerdotes, el cual estaba conspirando con los sacerdotes y los fariseos contra Jesús. El sumo sacerdotes le preguntó, diciendo: Hombre, ¿naciste ciego?. Sí, contestó él. Ahora da gloria a Dios, dijo el sumo sacerdote, y cuéntanos qué profeta se te apareció en un sueño y te dio la luz. ¿Fue nuestro padre Abrahán, o Moisés el siervo de Dios, o algún otro profeta? Ya que otros no podrían hacer eso. El ciego de nacimiento replicó: Ni Abrahán ni Moisés, ni ningún profeta ví yo en un sueño y me curó, sino que cuando estaba yo sentado a la puerta del Templo un hombre me hizo acercarme a él y, habiéndome hecho lodo de la tierra escupiendo en ella, me puso algo de ese lodo sobre mis ojos y me envió a la piscina de Siloam a lavarme; así que fui, y me lavé, y volví con luz en mis ojos.


El sumo sacerdote le preguntó el nombre de ese hombre. El ciego de nacimiento contesto: El no me dijo su nombre, pero un hombre que lo vio me llamó y me dijo: "Vé y lavate como dijo ese hombre, ya que el es Jesús el Nazareno, un profeta y santo del Dios de Israel". Entonces dijo el sumo sacerdote: ¿Te curó él acaso hoy, o sea, en sábado?. El ciego respondió: Hoy me curó él. Dijo el sumo sacerdote: Mira pues, cómo ese hombre es un pecador, ya que él no guarda el sábado!.


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El ciego respondió: Si él es pecador yo no lo sé; pero esto es lo que sé, que yo era ciego,y él me dio la luz. Los fariseos no creyeron esto: así lo dijeron ellos al sumo sacerdote: "Envía a buscar a su padre y su madre del ciego, y cuando ellos llegaron ante el sumo sacerdote, él los interrogó, diciendo: ¿Es este hombre vuestro hijo?. Ellos respondieron: Ciertamente el es nuestro hijo.Entonces dijo el sumo sacerdote: El dijo que él nació ciego, y ahora el vé; ¿cómo puede esto suceder? El padre y la madre del ciego de nacimiento replicaron: Verdaderamente el nació ciego de nacimiento: Da gloria a Dios, y dí la verdad. Ahora el padre y la madre del ciego temían hablar, debido a que un decreto había sido emitido por el senado romano de que ningún hombre debía hablar en favor de Jesús, el profeta dijeron: El tiene edad, preguntadle.


El sumo sacerdote, entonces, dijo al ciego de nacimiento: Da gloria a Dios y dí la verdad, porque nosotros conocemos a ese hombre, el que dices que te curó, y él es un pecador. El ciego de nacimiento respondió: Si él es un pecador, yo no lo se; pero esto es lo que sé, que yo no veía y él me iluminó. De seguro, desde el principio del mundo hasta ahora, nunca ha sido iluminado un ciego de nacimiento se asombró por la incredulidad de ellos, y dijo: Os lo he dicho, ¿así que por qué me preguntaís otra vez? ¿Os volvéis vosotros también sus discípulos?. El sumo sacerdote entonces lo insultó diciendo: Tú naciste por completo en pecado, ¿y vas a enseñarnos? ¡Vete, y hazte tú discípulo de ese hombre!, ya que nosotros somos discípulos de Moisés, y sabemos que Dios habló a Moisés, pero a lo que se refiere a este hombre, nosotros no sabemos quién es. Y ellos lo arrojaron fuera de la sinagoga y templo, prohibiéndole hacer oración con los puros entre Israel.


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El ciego de nacimiento fue a ver a Jesús, quién lo consoló diciendo: Nunca has sido tú tan bendito como lo eres ahora, ya que tú estas bendito por nuestro Dios, quién habló a través de David, nuestro padre y Su profeta, contra los amigos del mundo, diciendo: "Yo maldigo vuestra bendición". Porque la tierra no es tan contraria al aire, ni el agua al fuego, ni la luz a la oscuridad, ni el frío al calor, ni el amor al odio, como la Voluntad de Dios es contraria a la voluntad del mundo.


Los discípulos entonces preguntaron, diciendo: Señor, grandes son tus palabras; dinos, por lo tanto, el significado, ya que todavía no entendemos. Jesús contesto: Cuando conozcáis al mundo, veréis que yo he dicho la verdad, y así conoceréis la verdad en cada profeta. Sabed, entonces, que hay tres clases de mundos comprendidos en un solo nombre: uno es el de los cielos y la Tierra, con el agua, el aire y el fuego, y todas las cosas que son inferiores al hombre. Ahora bien, este mundo en todas las cosas sigue la Voluntad de Dios, ya que, como dijo David, el profeta de Dios: "Dios les dio un precepto que ellos no transgreden".


El segundo es que todos los hombres, tal como la "casa de Fulano" nos e refiere a las paredes, sino a la familia. Ahora bien, este mundo, otra vez, ama a Dios; porque por naturaleza todos anhelan a Dios, ya que en tanto que según la naturaleza todos anhelan Dios? Porque ellos anhelan todos un bien infinito sin ningún mal, y esto es solamente Dios. Por lo tanto Dios Misericordioso envió a Sus profetas al mundo, para su salvación.


El tercer mundo es la condición caída del hombre de pecador, que se ha transformado a sí misma en una ley contraria a Dios, el Creador del mundo. Esto hace que el hombre se vuelva como los demonios, los enemigos de Dios. Y a este mundo Dios odia tan severamente quitado su don de profecía. ¿Y que?digo? Como que Dios vive, ante Cuya Presencia comparece mi alma, cuando el Mensajero de Dios venga al mundo, si él concibiese amor al mal mundo, seguramente Dios le quitará a él todo lo que El le dio cuando El lo creó, y lo condenaría: tan grandemente contrario al mundo es Dios.


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Los discípulos contestaron: Oh maestro, sumamente grandes son tus palabras, así que ten misericordia de nosotros, ya que no lo entendemos. Dijo Jesús: ¿Creéis acaso que Dios creó a Su Mensajero para que fuera un rival, que quisiera hacerse a sí mismo igual a Dios? Seguramente no, sino más bien como un buen esclavo, que no querría lo que su Señor no quisiese. Vosotros no sois capaces de entender esto porque no sabéis qué cosa es el pecado. Por lo tanto escuchad a mis palabras. En verdad, en verdad os digo, que el pecado no puede surgir en el hombre sino como una contradicción a Dios, ya que solamente es pecado lo que Dios no desea: tanto que todo lo que Dios quiere es lo más ajeno al pecado. Por lo tanto si nuestros sacerdotes y el sumo sacerdote, con los fariseos, me persiguieran porque las gentes de Israel me llamaron Dios, ellos estarían haciendo una cosa que agrada a Dios, y Dios los recompensaría; pero como ellos me persiguen por una razón contraria, ya que ellos no querrán que yo diga la verdad acerca de como han contaminado ellos el libro de Moisés y el de David, profetas y amigos de Dios, con sus tradiciones, y por lo tanto me odian y desean mi muerte -así que Dios los aborrece.


Decidme -Moisés mató hombres y Ahab mató hombres- ¿es esto en cada caso asesinato? Ciertamente no; porque Moisés mató a los hombres para destruir el culto al verdadero Dios y para conservar la idolatría. Por lo tanto a Moisés el dar muerte a hombres le fue convertido en un sacrificio, mientras que a Ahab le fue convertido en sacrilegio: tanto que una y la misma acción produjo estos dos efectos contrarios.


Como que Dios vive, ante cuya Presencia mi alma comparece, si Satanás hubiera hablado a los ángeles para ver cómo amaban ellos a Dios, él no habría sido rechazado por Dios, pero como él buscó alejarlos de Dios, por lo tanto él es un réprobo.


Entonces contestó el que escribe: ¿Cómo, entonces, ha de entenderse lo que fue dicho por Miqueas, el profeta, acerca de la mentira que Dios ordenó que fuese dicha por boca de los falsos profetas, como está escrito en el libro de los reyes de Israel?. Jesús contestó: Oh Bernabé, recita brevemente todo lo que se trató, para que podamos ver la verdad claramente.


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Entonces dijo el que escribe: Daniel el profeta, describiendo la historia de los reyes de Israel y sus tiranos, escribió así: El rey de Israel se unió con el rey de Judá para pelear contra los hijos de Belial (o sea, los impíos) que eran los amonitas. Entonces Josafat, rey de Judá, y Ahab, rey de Israel, estando ambos sentados en un trono en Samaría, se presentaron allí ante ellos 400 falsos profetas, quienes dijeron al rey de Israel: "Levante contra los amonitas, ya que Dios te los entregará en las manos, y tú dispersarás a Amón". Entonces dijo Josafat: ¿Hay aquí algún profeta del Dios de nuestros padres?". Ahab respondió: "Hay uno solamente, y el es malo, ya que él siempre predica el mal acerca de mi y a él lo tengo en prisión". -Y esto él dijo, "Hay uno solamennttee", por que todos los que habían eran tantos como los que allí se encontraban habían sido matados por decreto de Ahab, así que los profetas, tal como tú has dicho, oh maestro, habían huido a las cimas de la s montañas donde no vivían hombres.- "Entonces dijo Josafat: "Mandalo traer, y veamos que dice".


Ahab por lo tanto ordenó que Miqueas, fuera traído, y éste vino con grilletes en sus pies, y su cara azorada como un hombre que vive entre la vida y la muerte. Ahab le preguntó, diciendo: Habla Miqueas, en el nombre de Dios. ¿Debemos ir contra los amonitas? ¿Entregará Dios sus ciudades en nuestras manos?" Miqueas respondió: "¡Levantaos, levantaos, ya que prósperamente te levantarás, y aún más prósperamente bajarás!". Entonces los falsos profetas alabaron a Miqueas como verdadero Dios, y rompieron los grilletes de sus pies.


Josafat, que temía a Dios, y nunca había doblado sus rodillas ante los ídolos, le preguntó a Miqueas, diciendo: "Por amor del Dios de nuestros padres, dí la verdad al pueblo de Israel ¿cómo tú has visto el resultado de esta guerra?".Miqueas contesto: "Oh Josafat, yo temo tu cara así que te diré que he visto al pueblo de Israel como ovejas sin pastor". Entonces Ahab, sonriendo, dijo a Josafat: "Yo te dije que este hombre sólo predica el mal, pero tú no lo creíste". Entonces dijeron ellos dos: "¿Pero cómo sabes esto, oh Miqueas?".


Miqueas respondió: "Me pareció que había congregado un concilio de ángeles ante la Presencia de Dios, y oí a Dios decir así: ¿Quién engañará a Ahab para que vaya contra Amón y sea matado?. Entonces uno dijo una cosa y otro dijo otra. Entonces vino un ángel y dijo: Señor, yo pelearé contra Ahab, e iré a sus falsos profetas y pondré la mentira en su boca, y así él se levantará y será matado. Y al oír esto, Dios dijo: Id entonces y hacedlo, ya que tú prevalecerás". Entonces se enfurecieron los falsos profetas, y su jefe golpeó la mejilla de Miqueas, diciendo: "Oh rechazado de Dios, ¿Cuándo partió de nosotros el ángel que trajo la mentirá? Miqueas respondió: "Tú lo sabrás cuando hayas de casa en casa por temor a ser matado por haber engañado a tu rey". Ellos se levantaron, entonces, y según la palabra de Miqueas sucedió el asunto. ya que el rey de los amonitas dijo a sus siervos: "Mirad que no vayáis a pelear contra el rey de Judá, ni contra los príncipes de Israel, sino matad al rey de Israel, Ahab, mi enemigo". Entonces dijo Jesús: Para allí, Bernabé, porque es suficiente para nuestro propósito.


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¿Habéis escuchado todo?, dijo Jesús. Los discípulos respondieron: Sí, señor. Entonces Jesús dijo: Mentir es ciertamente un pecado, pero el asesinato es uno mayor, porque la mentira es un pecado que afecta al que la dice, pero el asesinato, mientras que afecta al que lo comete, es tal que destruye también la cosa más querida que Dios tiene aquí en la Tierra, o sea, el hombre. Y mentir puede ser remediado diciendo lo contrario de lo que había sido dicho; mientras que el asesinato no tiene remedio, ya que no es posible dar vida otra vez a los muertos. Decidme, entonces, ¿pecó Moisés, el siervo de Dios, al matar a todos los que él mató?. Los discípulos respondieron: Dios no lo quiera; ¡Dios no quiera que Moisés hubiera pecado al obedecer a Dios que se lo ordenó!.


Entonces dijo Jesús: Y yo os digo, Dios no quiera que hubiera pecado aquel ángel que engañó a los falsos profetas de Ahab con la mentira; ya que así como Dios recibió la matanza de hombres como sacrificio, así recibió El la mentira como alabanza. En verdad, en verdad os digo, que así como se equivoca el niño que hace que sus zapatos sean hechos a la medida de un gigante, asimismo se equivoca el que quiera someter a Dios a la ley. Por lo tanto, cuando creáis que sólo es pecado aquello que Dios no quiere, vosotros hallaréis la verdad, tal como yo os he dicho. Entonces, como Dios no es compuesto ni cambiable, así también El no puede desear y no desear una misma cosa; ya que entonces El tendría contradicción en Si Mismo, y consecuentemente dolor, y no sería infinitamente Bendito.



Felipe contestó: ¿Pero cómo ha de entenderse el dicho del profeta Amós, de que "no hay mal en la ciudad que Dios no lo haya hecho"?. Jesús respondió: <


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