viernes, 14 de octubre de 2016

CONVERSACIONES CON DIOS. VOLUMEN 2 (X)


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Escuché Tu desafío, lo escuché muy bien. Por favor, dime ahora más sobre la vida en este planeta en una escala mayor. Dime cómo un país puede vivir con otro de modo tal que "ya no haya guerras".

Siempre habrá desacuerdos entre las naciones, ya que el desacuerdo es simplemente un signo - y un signo saludable, por cierto - de individualidad. Sin embargo, la resolución violenta de desacuerdos es un signo de inmadurez extrema.

No hay razón alguna en el mundo que justifique evitar la solución violenta, considerando la buena
voluntad de las naciones para evitarla. Podría pensarse que el costo enorme en muertes y destrucción podría ser lo suficientemente grande
como para producir esta buena voluntad, pero tratándose de culturas primitivas, como la de ustedes, no es así.
En la medida en que pienses que ganarás una discusión, la tendrás. En la medida en que se piense que se ganará una guerra, se tendrá una guerra.

¿Cuál es la respuesta a todo esto?

No tengo una respuesta, sólo tengo...

¡Lo sé, lo sé! Una observación.

Sí. Te diré lo que observé antes. Podría ser una respuesta a corto plazo para establecer lo que algunos llaman un gobierno mundial, con una instancia jurídica que resolviera las desavenencias (un tribunal cuyos veredictos no podrían ser pasados por alto, como ocurre hoy en día con el Tribunal Internacional de Justicia) y una fuerza global para el mantenimiento de la paz que garantiza que ninguna nación, por poderosa que sea y por mucha influencia que tenga, pueda agredir a otra.

Sin embargo, habrá que entender que no terminará la violencia en la Tierra. La fuerza de paz podría necesitar usar la violencia para evitar que alguien lo haga. Como observamos en el libro anterior, el no detener a un déspota alienta a otros déspotas. En ocasiones el único medio de evitar una guerra es librar una guerra. En ocasiones será necesario hacer lo que no queremos hacer para asegurarnos de que ya no tendremos que hacerlo de nuevo. Esta contradicción aparente es parte de la Divina Dicotomía, según la cual en ocasiones el único modo de que algo Sea - en este caso, "ser pacífico" - implicaría, al principio, ¡no serlo!

En otras palabras, a menudo el único modo de conocer Lo Que Eres es obrar como Lo Que No Eres. Es una verdad observable que en este mundo el poder no puede descansar desproporcionadamente en manos de una sola nación, sino que debe distribuirse en el grupo total de naciones que existen en el planeta. Sólo de esta manera podrá el mundo alcanzar finalmente la paz, descansando en la firme seguridad de que ningún déspota, no importa lo grande y poderosa que sea su nación, podrá jamás violar los territorios de otros países ni amenazar sus libertades.

Tampoco necesitarían ya las naciones pequeñas depender de la buena voluntad de las naciones grandes, como ocurre actualmente, que con frecuencia tienen que ofrecer sus propios recursos e inclusive sus mejores tierras para la instalación de bases militares extranjeras como único modo de ganar ese apoyo. Con este nuevo sistema, la seguridad de las naciones pequeñas estaría garantizada no por aquellas a las que se sometan, sino por aquellas que las respalden.

Todas las 160 naciones se levantarían en caso de que una sola fuera invadida. Todas esas 160 naciones dirían "¡No!" cuando a una nación se le violara o amenazara en cualquier forma.

Análogamente, ya no tendría vigencia la coacción económica, el chantaje a los países por medio de
ciertas acciones por parte de sus asociados comerciales mayores, que los obligan a obedecer ciertos "lineamientos" a cambio de ayuda, o las fuerzan a actuar de cierta manera para ser calificadas dignas de ayuda humanitaria simple.

Sin embargo, no faltaría quién arguyera que un sistema de gobierno mundial erosionaría la independencia y la grandeza de naciones individuales. La verdad es que las engrandecería, y eso es precisamente lo que temen las naciones desarrolladas, cuya independencia está asegurada por el poderío, no por la ley de la justicia. Para entonces, tales naciones mayores ya no serían las únicas que lograran abrirse paso automáticamente, sino que las consideraciones y elementos de justicia de todas las demás se escucharían igualmente. Y las grandes naciones no podrían controlar y atesorar los recursos del mundo, sino que estarían obligadas a compartirlos con más equidad, a hacerlos accesibles cuando tuviesen la posibilidad de ello y a proporcionar ayuda y beneficios más uniformemente a los pueblos de todo el mundo.

Un gobierno mundial nivelaría el terreno de juego - y esta idea, al mismo tiempo que impulsaría la
marcha hacia el seno del debate sobre la dignidad humana básica, sería una anatema para los más ricos del mundo, que quieren que los que "nada tienen" tracen como puedan sus propios destinos -, desentendiéndose, por supuesto, del hecho de que "los que tienen" controlan todo lo que buscan los demás.

Sin embargo, parece que estamos hablando de la redistribución de la riqueza: ¿Cómo podríamos mantener el incentivo de los que quieren más, y están dispuestos a trabajar para tenerlo, si saben que deben compartirlo con aquellos a quienes no les interesa el trabajo duro?

En primer lugar, no solamente se trata de determinar quiénes quieren "trabajar duro" y quiénes no. Se trata de un modo en verdad simplista de esgrimir el razonamiento (usualmente, construido de ese modo por los que "tienen"). Con frecuencia, es más bien una cuestión de oportunidad, no de buena voluntad.

Por consiguiente, el trabajo verdadero y el principal en la reestructuración del orden social es asegurara que cada persona y cada nación tengan iguales oportunidades.

Lo cual nunca ocurrirá mientras que aquellos que actualmente poseen y controlan el mayor volumen de la riqueza y de los recursos del mundo, se aferren a ese control.

Sí. Hable de México y sin querer vapulear a ninguna nación, considero que este país ofrece un ejemplo excelente de tal situación. Un puñado de familias ricas y poderosas controlan la riqueza y los recursos del país desde hace 40 años. Las "elecciones" en esta llamada Democracia Occidental son una farsa porque las mismas familias han controlado a lo largo de varios decenios el mismo partido político, asegurándose virtualmente que no tendrán oposición. ¿Resultado? "Los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres".

Si los salarios pasaran de $1.75 a un atractivo impulso de $3.15 la hora, el punto decimal marcaría
cuánto han hecho los ricos a favor de los pobres en cuanto a proporcionarles trabajos y oportunidades de desarrollo económico. El caso es que los únicos que avanzan en este escenario son los ricos - los industriales y los dueños de negocios que venden sus mercancías en los mercados nacional y mundial logrando enormes utilidades, dado el bajo costo de su mano de obra.
Los ricos de Estados Unidos saben que esto es verdad, razón por la que numerosas compañías ricas y poderosas instalan sus plantas y fábricas en México y en otros países en los cuales los salarios son irrisorio, pero se consideran una gran oportunidad para los campesinos. Entre tanto, los trabajadores se desempeñan en condiciones insalubres y sin ninguna seguridad, pero los gobiernos locales, controlados por un puñado de políticos que se benefician con las utilidades de estas empresas, imponen pocas regulaciones. No existen normas de sanidad y seguridad, ni protección ambiental, desconocidas en los lugares de trabajo.

No se da atención a las personas, ni tampoco a la Tierra. Hay regiones en las cuales los obreros construyen casas de cartón cerca de ríos, en los cuales lavan su ropa y, con frecuencia, realizan en ellos o en sus cercanías sus necesidades fisiológicas, ya que se carece de instalaciones sanitarias.

Esta absoluta falta de interés por la suerte de las masas crea una población que no puede consumir muchos de los productos que manufactura. Pero ello importa muy poco a los dueños de las fábricas, quiénes trasladan su mercancía a naciones cuyos habitantes poseen mayor capacidad de compra.

Sin embargo, creo que tarde o temprano esta espiral se volverá en sentido inverso y las consecuencias serán devastadoras. No nada más en México, sino en cualquier lugar en que los humanos sean explotados.

Revoluciones y guerras civiles son inevitables, así como las guerras entre las naciones mientras los que "tienen" sigan explotando a los que "no tienen", con el disfraz de proporcionarles oportunidades.

Aferrarse a la riqueza y a los recursos se ha institucionalizado de modo tal, que hoy el modelo parece aceptable aún para algunas personas de amplio criterio, que ven en él simplemente una economía de mercado abierto.

El caso es que solamente el poder en manos de las personas y de las naciones ricas del mundo permite que este engaño, que esta ilusión de justicia, sea posible. Ciertamente, no es justo que las mayorías estén sometidas y, no obstante, deseen lograr lo que ya tienen ahora las naciones poderosas.

El sistema de gobierno que describí cambiaría drásticamente el equilibrio de poder y lo quitaría a los ricos para darlo a los pobres, obligando así a que los recursos sean compartidos con más justicia.
Eso es lo que temen los poderosos.

Sí. La solución a corto plazo al crecimiento del mundo podría muy bien ser una nueva estructura social, un gobierno nuevo y de corte mundial. Entre los lectores habrá líderes con la perspicacia y el valor suficientes para proponer el comienzo de este orden mundial nuevo. George Busch, a quién la historia juzgará como un hombre de mayor sapiencia, visión, compasión y valor que la sociedad contemporánea hubiera querido admitir, fue un líder así. También lo fue Mijail Gorbachov, presidente del Soviet Supremo de la URSS, el primer jefe de estado comunista en ganar el Premio Nobel de la Paz, hombre que propuso enormes cambios políticos que dieron fin, de hecho, a la llamada Guerra Fría. En el mismo plano se sitúa el presidente Carter, que indujo a Menajem Begin y a Anwar el-Sadat a firmar acuerdos que nadie antes había jamás soñado, y que, mucho después de su gestión presidencial, evito en el mundo la confrontación violenta una y otra vez mediante la enunciación simple de una verdad igualmente simple. Ningún punto de vista u opinión es más valioso que otro para ser escuchado; ningún ser humano tiene menos dignidad que otro.

No deja de ser interesante que estos valerosos líderes, que en su tiempo libraron al mundo de la guerra, y apoyaron y propusieron grandes movimientos contra la estructura política prevaleciente, actuaron solamente por un plazo breve, ya que los desplazaron aquellos a quienes habían querido elevar.

Increíblemente populares en todo el mundo, en sus países fueron rotundamente rechazados. Se dice que nadie es profeta en su tierra. En el caso de estos hombres, ello se debió a que su visión estaba a miles de kilómetros delante de sus pueblos, los cuales sólo podían ver intereses muy limitados y circunscritos, y únicamente imaginar las pérdidas resultantes de esas visiones amplias.

Del mismo modo, todos los líderes que se atrevieron a apretar el paso y a querer dejar atrás la opresión de los poderosos, acabaron siendo vejados y desalentados.

Por consiguiente, la situación no cambiará sino hasta que se aplique una solución a largo plazo que no es política. Esta solución a largo plazo, la única que es real, es una Nueva Consciencia y una Nueva Percepción. Una percepción de Unidad y una consciencia de Amor.

El incentivo para tener éxito, para hacer lo mejor de la propia vida, no debe ser un premio o recompensa económica o materialista. No se trata de eso. La mala colocación de esta prioridad crea todos los problemas de que nos hemos ocupado aquí.

Cuando el incentivo de grandeza no sea económico, cuando la seguridad económica y las necesidades materiales estén garantizadas para todo el mundo, entonces el incentivo no desaparecerá, pero sí será diferente, aumentará en cuanto a vigor y a determinación, y producirá grandeza verdadera, no el tipo de "grandeza" transparente y transitoria que producen los incentivos actuales.

Pero, ¿por qué vivir una vida mejor, crear una vida mejor para nuestros hijos no es un buen incentivo? "Vivir una vida mejor" es un buen incentivo. Crear una "vida mejor" para nuestros hijos es un buen incentivo, pero cabe preguntarnos: ¿qué crea una "vida mejor"?

¿Cómo defines "lo mejor"? ¿Cómo defines "vida"?

Si defines "mejor" como mayor, buenísimo, más dinero, poder, sexo y posesiones (casas, automóviles, ropa, colecciones de CD, etcétera)... y si defines a la "vida" como el período que transcurre entre el nacimiento y la muerte en su existencia actual, entonces no estarás haciendo nada para salir de la trampa que creó la propia situación de este planeta.

Pero si defines "mejor" como una experiencia más amplia y como una experiencia más generosa de nuestro grandioso Estado del Ser, y a la "vida" como un proceso de Ser eterno, constante, sin fin, lo más probable es que hallemos nuestro camino.

Una "vida mejor" no se crea mediante la acumulación de bienes materiales. Casi todos lo saben, todos dicen que lo entienden, pese a lo cual sus vidas - y las decisiones que toman y que los impulsan - tienen mucho que ver con esos bienes.

Se esfuerzan por tener cosas, trabajan por ellas, y cuando consiguen lo que quieren, nunca lo dejan  ir. El incentivo para la mayor parte de la humanidad es lograr, adquirir, obtener cosas. Aquellos a quienes no les interesan, las dejan ir con facilidad.

Debido a que nuestro actual incentivo de grandeza está relacionado con la acumulación de todo aquello que el mundo nos ofrece, lograrlo implica diversas etapas de lucha. Grandes porciones de la población siguen esforzándose por lograr la simple supervivencia física. Cada día está lleno de momentos de ansiedad, de medidas desesperadas. La mente se enfoca en cuestiones básicas, vitales. ¿Tendremos suficiente comida? ¿Abrigo, protección? ¿No pasaremos frío? Masas enormes siguen preocupándose diariamente por estas cuestiones; son millares las que mueren cotidianamente sólo por falta de comida.

Cantidades menores de personas pueden sobrevivir razonablemente con los elementos básicos de sus vidas, pero luchan por conseguir más, una pequeña cantidad de seguridad, un hogar decoroso, un mañana mejor. Trabajan duro, se esfuerzan por el como y el si seguir adelante. Su mente está ocupada con consideraciones urgentes, dolorosas.
Son muchísimo menos los que tienen todo lo que necesitan, ciertamente, todo aquello que los otros dos grupos anhelan, pero, es sorprendente, muchos de este último grupo siguen pidiendo más todavía. Sus mentes están preocupadas con retener todo aquello que han adquirido y con acrecentar lo que tienen.

Ahora bien, además de estos tres grupos, hay un cuarto. Es el menos numeroso. De hecho es muy
pequeño. Este grupo se ha liberado de la necesidad de las cosas materiales. Le importan la verdad espiritual, la realidad espiritual, la experiencia espiritual.

Los miembros de este grupo ven la vida como un encuentro espiritual, como un viaje del alma.

Responden a todos los hechos humanos dentro de ese contexto. Retienen a toda la experiencia humana en el seno de ese paradigma. Su lucha tiene que ver con la búsqueda de Dios, con la realización del Yo y con la expresión de la verdad.

Conforme evolucionan, esta lucha deja de ser una lucha y se convierte en un proceso, un proceso de Autodefinición (no autodescubrimiento), de Crecimiento (no aprendizaje), de Ser (no hacer). La razón de buscar, esforzarse, indagar, trabajar duro y tener éxito se torna totalmente diferente. 

Cambió la razón de hacer algo, y con ello cambia igualmente el hacedor. La razón se convierte en el proceso, y el hacedor se convierte en ser pleno.

Sea como fuere, antes, la razón para alcanzar, para luchar, para trabajar duro toda nuestra vida fue
proporcionarnos cosas materiales; ahora la razón es experimentar cosas celestiales.

Dado que anteriormente los intereses fueron sobre todo intereses del cuerpo, ahora los intereses son principalmente el alma. Todo se mueve, todo cambia. Al cambiar el propósito de la vida, consiguientemente cambia la propia vida.

El "incentivo de grandeza" cambió, y, así, desaparece la necesidad de codiciar, de adquirir, de proteger y de aumentar nuestras posesiones mundanas. La grandeza ya no se mide por cuanto se acumula. Aplicándolo al mundo, los recursos se considerarían correctamente como pertenecientes a todos los habitantes de la Tierra. En un mundo bendecido con abundancia suficiente, se satisfarían las necesidades básicas de todos. Todo el mundo lo querría así. Ya no habría necesidad de someter a alguien a un impuesto involuntario.

Todos cederían voluntariamente 10 por ciento de sus cosechas y de su abundancia para programas de apoyo a quienes tienen menos. Ya no se vería que otros murieran de hambre por falta de comida; la cuestión sería contar con suficiente buena voluntad para crear un mecanismo político por medio del cual la gente pudiera obtener alimento.

Obscenidades morales como las que son comunes en esta sociedad primitiva borrarán para siempre el mismo día en que se cambie el incentivo por grandeza y la definición de él.

He aquí el nuevo incentivo: Volver a ser aquello para lo que fueron creados, nada menos que la imagen física de la Deidad Misma.

Cuando ustedes decidan ser Quiénes Son Realmente - Dios hecho manifiesto -, nunca más obrarán de un modo impío, malvado. Ya no será necesario que usen letreros en las defensas de sus automóviles que digan:
                                    DIOS ME LIBRE DE TUS SEGUIDORES

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Veamos si estoy entendiendo bien. Aquí, lo que parece surgir es una visión ecuménica, un modo de ser universal de igualdad y ecuanimidad, en el cual todas las naciones se sometan a un gobierno global y en el que todos compartan las riquezas del mundo.

Recuerda que cuando hablamos de igualdad, hablábamos de oportunidad igual, no de igualdad de
hecho. La "igualdad" real nunca se logrará, por lo cual debemos estar agradecidos.

¿Por qué?


Porque igualdad es uniformidad, y lo último que el mundo necesita es uniformidad. No, no estoy proponiendo un mundo de autómatas, cada uno de los cuales reciban dotaciones idénticas de un Gobierno Central Prepotente.

Hablo de un mundo en el que se garanticen dos aspectos:
1. La satisfacción de las necesidades básicas.
2. La oportunidad de desarrollo.

Con todos los recursos del mundo, con toda la abundancia que existe, no han logrado administrar estas dos cuestiones tan sencillas. En vez de eso, millones de personas están atrapadas en el nivel más bajo de la escala socioeconómica y conciben una visión del mundo que sistemáticamente los mantiene ahí.

Ustedes mismos permiten que mueran millones cada año por carecer de lo básico.

Pese a la magnificencia del mundo, no han hallado el camino hacia lo suficientemente magnífico para evitar que sigan ocurriendo muertes por hambre y, mucho menos, para evitar que dejen de matarse entre sí. Incluso permiten que los niños fallezcan de desnutrición ante ustedes. En realidad se permite que ello suceda, o se da muerte a otros porque están en desacuerdo con otros.

Son primitivos.

Y creemos que estamos muy adelantados.

La primera característica de una sociedad primitiva es que piensa que es avanzada. La primera señal de una consciencia primitiva es que piensa que es iluminada.

Resumamos. El modo en que lograremos ascender al primer peldaño para garantizar esos dos aspectos fundamentales para cada quién... Es mediante dos cambios, dos variaciones: una en el paradigma político y otra en el espiritual. El movimiento hacia un gobierno unificado incluiría un tribunal mundial suficientemente poderoso para resolver disputas internacionales, y una fuerza de paz que dé poder a las leyes por cuyo medio resuelvan gobernarse.

El gobierno del mundo incluiría un Congreso de Naciones - dos representantes por cada país de la Tierra - y una Asamblea del Pueblo con representación proporcional directa de los habitantes de cada nación. Exactamente en la forma en que el gobierno de Estados Unidos está constituido, con dos cámaras, una de las cuales da representación proporcional y otra da igualdad de voto a todos los estados.

Sí. La constitución de Estados Unidos la inspiró Dios.

Este mismo equilibrio de poderes se encontrará en la constitución del nuevo mundo.

Habrá, igualmente, una rama ejecutiva, una legislativa y una judicial.
Cada nación mantendría su policía interna de paz, pero todos los ejércitos nacionales serían disueltos, análogamente a como los estados individuales licenciarán a sus ejércitos y armadas a favor de una fuerza pacificadora federal que sirviera a todo el grupo de estados que llamamos hoy en día una nación.

Las naciones se reservarían el derecho de formar y hacer llamar su propia milicia al instante, tal como los estados tienen el derecho constitucional de mantener y activar una milicia estatal.

Y, también como lo hacen los estados ahora, cada uno de los 160 estados nacionales de la unión tendría el derecho a separarse si contara con el voto del pueblo. (Sin embargo, ¿por qué razón querrían hacerlo si estarían más seguros y tendrían más abundancia que nunca antes?)

Y, una vez más para aquellos que son lentos: ¿qué produciría una federación mundial unificada?

1. El final de las guerras entre naciones y el arreglo de las disputas por medio de la violencia y la
muerte.

2. El final de la pobreza abyecta, de la muerte por hambre, la explotación en masa de las personas y de los recursos, por parte de quienes tienen el poder.

3. Poner fin a la destrucción ambiental sistemática de la Tierra.

4. Escapar de la interminable lucha de Mayor, Mejor, Más.

5. Una oportunidad - en verdad igual - para que todo ser humano pueda acceder a la más elevada
expresión del Yo.

6. Poner fin a todas las limitaciones y discriminaciones que frenan a la gente, sea en sus hogares, en el lugar de trabajo, en el sistema político o en sus relaciones sexuales personales.

¿Requeriría Tu nuevo orden mundial redistribuir la riqueza?

No requeriría nada. Produciría, voluntaria y casi automáticamente, una redistribución de recursos.
A todos se les ofrecería una educación más apropiada, por ejemplo. A todos se les ofrecería la
oportunidad abierta de usar esa instrucción en el lugar de trabajo, seguirían carreras que les produjeran alegría.

A todos se les garantizaría el acceso a la atención médica cuando y cómo la necesitaran.

A todos se les garantizaría no padecer hambre ni tener que vivir sin vestido ni techo.

A todos se les permitiría vivir con dignidad, de modo que la supervivencia dejaría de ser para siempre un problema, y las comodidades y los elementos básicos estarían al alcance de todos los seres humanos.

¿Aun cuando nada hicieran para ganárselos?

La idea de que ello deba ganarse es la base del pensamiento de que hay que ganarse el camino al cielo. Sin embargo, no podrás ganar tu camino a la gracia de Dios, ni tampoco te verás obligado a hacerlo, porque ya estás ahí. Esto es algo que no puedes aceptar, por que es algo que no puedes dar. Cuando aprendas a dar incondicionalmente (es decir, a amar incondicionalmente), entonces habrás aprendido a recibir incondicionalmente.

Esta vida fue creada como un vehículo por cuyo medio puedas experimentar eso.

Esfuérzate por asimilar este pensamiento: Las personas tienen derecho a la supervivencia básica. Aun cuando no hagan nada. Aun cuando no aporten nada. La supervivencia con dignidad es uno de los derechos básicos de la vida. Te he dado suficientes recursos para que lo garantices a todo el mundo. Lo único que necesitas hacer es compartir.

Pero, entonces, ¿qué va a impedir que la gente desperdicie su vida en asuntos intrascendentes o
acopiando "ventajas"?

Primero que nada, no te corresponde juzgar que es desperdiciar una vida. ¿Se desperdicia una vida si la persona no hace otra cosa que pensar en poesía durante 70 años, y luego se presenta con un solo soneto que abre una puerta al entendimiento y la iluminación de millones de personas? 
¿Se desperdicia una vida si la persona miente, engaña, hace proyectos, causa daño, manipula o arruina a otros la vida, pero al fin recuerda algo de su verdadera naturaleza como resultado de ello, y recuerda, probablemente, algo que ha tratado de recordar durante muchísimos años, y de este modo evoluciona y llega al Nivel
siguiente? ¿Fue "desperdiciada" esa vida?

No te corresponde juzgar el viaje de otra alma. Lo que sí te es propio, es decidir Quién Eres, no quién es o ha podido ser otro.

Así, al planteamiento de qué evitará que los demás simplemente desperdicien sus vidas en la
intrascendencia o reuniendo "ventajas", la respuesta es: nada.

Pero, ¿es que en verdad Tú crees que esto funcionaría? ¿No crees que quienes están aportando
acabarán resentidos con quienes no aportan nada?

Sí, ello ocurriría si no están iluminados. Sin embargo, los iluminados verán a los que no contribuyen, con una gran compasión, no con resentimiento.

¿Compasión?

Sí, porque los que dieran sabrían que los que no contribuyen estarían perdiendo la mejor oportunidad y la gloria más amplia: la oportunidad de crear y la gloria de experimentar la idea más elevada de Quiénes Son Realmente. Y también sabrían que este "castigo" sería por su pereza, si efectivamente se requiriera "castigarlos", más ello no ocurrirá.

Pero, ¿no sucedería que quienes en verdad aporten se molesten al ver que los frutos de su trabajo van a dar a manos de los perezosos?

No me has escuchado. A todos se les darán porciones mínimas de supervivencia. Aquellos que tienen más tendrán ocasión de contribuir con 10 por ciento de sus ingresos para permitir que esto sea posible.

Y, respecto a decidir montos, el mercado abierto determinaría el valor de la aportación de cada quién, tal como se hace en tu país.

Entonces, ¡habría aún "ricos" y "pobres", tal como ahora! Eso no es igualdad.

Es igualdad de oportunidades, ya que todo el mundo tendría la oportunidad de vivir una existencia básica sin preocupaciones de supervivencia. Y a todo el mundo se le daría una oportunidad igual de adquirir conocimientos, de desarrollar aptitudes y de usar sus talentos naturales en el Lugar de la Alegría.

¿El lugar de la alegría?

Así se le llamaría al "lugar de trabajo".

Pero, ¿habría envidias?

Envidias, sí; celos, no. La envidia es una emoción natural en el sentido de que nos insta a buscar más, no en el sentido de resentirse porque otros tienen. Es el caso del niño de dos años que suspira por alcanzar el picaporte que su hermano mayor si alcanza. No hay nada malo en ello. La envidia en ese sentido no tiene nada de malo. Es un motivador, un deseo puro, da nacimiento a la grandeza.

Por otra parte, los celos son una emoción hija del temor, que nos hace desear que los demás tengan menos. Es una emoción que suele basarse en la amargura. Es hija de la ira y a ella conduce. Y mata. Los celos pueden matar. Todo aquel que ha estado en un triángulo de celos, lo sabe.

Los celos matan, la envidia hace nacer.

A los envidiosos se les dará oportunidad de tener éxito a su modo. Nadie los detendrá, económica,
política y socialmente. No por razón de raza, género u orientación sexual. No por razón de nacimiento, condición de clase o edad. No por ninguna razón en absoluto. La discriminación por cualquier razón sencillamente no se toleraría.

Y, sin embargo, seguiría habiendo "ricos" y "pobres", pero no "indigentes y famélicos".

Como ves, no se retira el incentivo de la vida... simplemente la desesperación.

¿Pero qué garantizará que tendremos suficientes aportadores para "dar" a los que no contribuyan?

La grandeza del espíritu humano.

Oh.

Contrariamente a lo espantoso que crees que sería todo, la persona promedio no se sentirá satisfecha con niveles de subsistencia y nada más. Todo el incentivo de grandeza se transformará cuando el segundo paradigma - el espiritual - cambie también.

¿Qué causará este cambio? Es algo que no ha ocurrido en 2000 años de historia...

Digamos dos mil millones de años de historia...

¿Por qué debería ocurrir ahora?

Porque con el cambio que implica dejar de preocuparse por la supervivencia material - con la eliminación de la necesidad compulsiva de triunfar para adquirir una cantidad mínima de seguridad - no habrá otra razón de logro; los intereses se enfocarán en otras direcciones y no se buscará ser magnífico, para opacar a otros, sino que se buscará ¡la experiencia de la magnificencia por ella misma!

¿Y será motivación suficiente?

El espíritu humano se yergue; no se desploma ante el rostro de una verdadera oportunidad. El alma busca una experiencia más elevada de sí misma, no una experiencia inferior. Todo aquel que haya experimentado la magnificencia verdadera, aunque sea por un momento, sabe lo que es esto.

¿Y qué decir sobre el poder? En este reordenamiento especial, seguirá existiendo el exceso de riqueza y de poder.

Las percepciones financieras serían limitadas.

Bueno, aquí vamos. ¿Quieres explicar cómo ocurriría esto antes de que yo explique por qué no
ocurriría?

Sí. Así cómo habrá limites inferiores de ingresos, también habrá límites superiores. Primeramente, casi todo el mundo pagará 10 por ciento de sus ingresos al gobierno mundial. Ésta es la deducción voluntaria que mencioné antes.

Sí... la antigua propuesta de "igualdad de impuestos".

En la sociedad actual se requeriría adoptar la forma de un impuesto porque no están lo suficientemente iluminados para ver que esa deducción voluntaria para el bien común de todos es para el mejor interés de todos. Sin embargo, cuando se dé el cambio en la consciencia, la deducción será abierta, interesada en los demás y se ofrecerá libremente como algo apropiado.

Tengo que decirte algo. ¿Me permites interrumpirte para hacer un comentario?

Sí, adelante.

Esta conversación me parece ya muy extraña. Nunca imaginé dialogar con Dios y que sus palabras fueran para recomendar políticas o modos de actuar. Quiero decir, ¡cómo convenzo a la gente de que Dios se inclina por el impuesto raso!

Veo que insistes en interpretarlo como un "impuesto", pero lo entiendo, porque el concepto de ofrecer simplemente 10 por ciento de lo que se tiene parece en verdad muy extraño para ti. Sin embargo, ¿por qué te parece tan difícil creer que yo tenga ideas al respecto?

Pensé que Dios no juzgaba, que no opinaba, que no le interesaban estos temas.

Permíteme aclarar esto. En nuestra conversación anterior, que consta en el libro que precede a este, respondí a toda clase de preguntas. Preguntas sobre que hace que las relaciones funcionen, sobre el modo de vida apropiado, inclusive sobre dieta. ¿Cómo difiere esto de lo otro?

No lo sé. Me parece diferente. ¿ES que tienes en realidad un punto de vista político? ¿Eres republicano?

¡Que verdad surge de este libro! ¡Dios es republicano!


¡Buen Dios! ¿Preferirías que fuera demócrata?

Ingenioso. No, preferiría que fueras apolítico.

Soy apolítico. No tengo ningún punto de vista político sobre nada.

Algo así como Bill Clinton.

¡Vaya! ¡Ahora te muestras agudo! Me gusta el buen humor, ¿y a ti?

No esperaba que Dios bromeara o que fuera político.

O que tuviera otro rasgo humano, ¿verdad?

Muy bien, permíteme colocar una vez más este libro y el libro anterior, en el contexto en el que puedas entender. No tengo preferencia en cuanto a la forma en que los seres humanos conducen su vida. Mí único deseo es que se experimenten plenamente como seres creativos, de modo que puedan saber Quienes Son Realmente.

Magnífico. Lo entiendo. Hasta aquí, vamos bien.

Todas las preguntas que he contestado aquí, y todas las que respondí en el primer volumen las escuche y respondí en el contexto del cual tú, como ser creativo, dices estar esforzándote por ser y hacer. Por ejemplo, en el otro libro quisiste que te dijera como proceder para tener buenas relaciones. ¿Te acuerdas?

Sí, por supuesto.

¿Te parecieron muy problemáticas mis contestaciones? ¿Te pareció difícil creer que yo tuviera un punto de vista al respecto?

Nunca pensé en ello. Simplemente, leí las respuestas.

Sin embargo, adaptaba Mis palabras al contexto de tus preguntas. Es decir, dado que tú deseabas ser u obrar de este o de otro modo, ¿Cuál era la forma de lograrlo? Y entonces, te mostré un camino.

Sí, así lo hiciste.

Hago lo mismo aquí.

Es precisamente... no sé... es más difícil creer que Dios hable de unos temas que de otros.

¿Encuentras más difícil estar de acuerdo con algunos conceptos que expongo aquí?

Bueno...

Porque si así ocurre, está muy bien.

¿Te parece?

Claro.

¿Está bien estar en desacuerdo con Dios?

Por supuesto. ¿acaso crees que te voy a aplastar como si fueras un insecto?

No había pensado en eso.

Mira, el mundo está en desacuerdo conmigo desde que empezó la vida. Apenas alguien ha procedido a Mi Modo desde el principio.

Cierto, así lo creo.

Puedes estar seguro de que es cierto. Si la gente hubiera seguido Mis instrucciones - que dejé para ustedes en centenares de maestros a lo largo de miles de años - el mundo sería muy diferente. De manera que si ahora quieres estar en desacuerdo conmigo, muy bien, sigue. Por otra parte, yo podría estar del lado equivocado.

¿Cómo?

Dije que, por otra parte, podría equivocarme. ¿Estas tomando Mis palabras como si fueran un evangelio?

¿Quieres decir que debo añadir alguna nota a pie de página?

Me da la impresión de que has perdido una parte importante. Regresemos al paso Uno: Estás volviendo a hacer todo esto.

Muy bien, es un alivio. Por un momento pensé que estaba recibiendo alguna guía en verdad real.

La guía que estás recibiendo no es otra cosa que seguir tu corazón. Escuchar a tu yo. Oírte a ti mismo. Incluso cuando te ofrezco una opción, una idea, un punto de vista, no tienes la menor obligación de aceptarlo como tuyo. Si estás en desacuerdo, así es. Tal es el punto más importante de este ejercicio. La idea no fue que sustituyeras tu dependencia sobre todo y sobre todos con dependencia hacia este libro.

La idea era hacerte pensar. Pensar por ti mismo. Y eso ocurre ahora. Yo soy tú, "pensando"; Yo soy tú, pensando en voz alta.

¿Quieres decir que este material no proviene de la más Elevada Fuente?

¡Desde luego que sí! Pero todavía hay algo que no puedes creer: que tú eres la Fuente más Elevada. Y hay algo más que al parecer no has captado: tú creas todo - todo lo que concierne a tu vida, aquí y ahora.

Tú, USTEDES, están creando, no Yo. Ustedes.

Así pues, ¿hay todavía algunas contestaciones a estas preguntas puramente políticas que no te agradan? Entonces cámbialas. Hazlo. Ahora mismo. Antes de que empieces a oírlas como si fueran el evangelio. Antes de que empieces a hacerlas reales. Antes de que las llames el último pensamiento sobre algo más importante, más válido, más verdadero que tu próximo pensamiento. Recuerda, siempre es tu pensamiento nuevo el que crea tu realidad. Siempre. Ahora, dime, ¿encuentras algo en esta disertación política que quisieras cambiar?

Bueno, en realidad no. Me siento muy inclinado a convenir Contigo, aunque por otra parte no sabría qué hacer con todo esto.

Haz con ello lo que quieras. ¿Te das cuenta? ¡Eso es lo que has estado haciendo con toda tu vida!

Muy bien, creo que ya lo capté. Me gustaría seguir con esta conversación, si puedo saber a dónde nos llevará.

Muy bien hagámoslo.

Ibas a decir...

Iba a decir que en otras sociedades - sociedades iluminadas - el apartar una fracción de lo que se recibe (lo que llamamos "ingreso") para el bien general de la sociedad misma, es una práctica bastante común. Conforme al nuevo sistema que estamos explorando para esta sociedad, todo el mundo ganaría anualmente lo que pudiera y conservaría lo que ganara, hasta un cierto límite.

¿Qué límite?

Un limite arbitrario convenido por todos.

¿Y arriba de este límite?

Se aportaría al fondo de caridad mundial a nombre del donante, de modo que todo el mundo pudiera conocer a sus benefactores. Los benefactores tendrían la opción de controlar directamente el desembolso de 60 por ciento de sus contribuciones, lo cual les proporcionaría la satisfacción de situar su dinero exactamente donde quisieran.

El otro 40 por ciento se destinaría a programas puestos en vigor por la federación mundial y administrados por ella. 

Si después de un cierto límite de ingresos, todo el remanente tuviera que donarse, ¿qué incentivo tendría para seguir trabajando? ¿Qué motivaría a no detenerse a medio camino una vez alcanzado el "límite de ingresos"?

Algunos lo harían, por supuesto. Dejémoslos que se detengan. No se requeriría el trabajo obligatorio una vez alcanzado el límite de ingresos y de aportaciones al fondo mundial de caridad. El dinero ahorrado por la eliminación de la producción en masa de armas de guerra bastaría para satisfacer las necesidades básicas de todo el mundo. El impuesto de 10 por ciento de todo lo ganado en el mundo más los donativos de excedentes elevarían todo el ingreso de la sociedad, no nada más los de unos pocos escogidos, hasta alcanzar un nuevo nivel de dignidad y abundancia. Y la aportación de ingresos por arriba del límite convenido produciría una amplia oportunidad, así como una satisfacción, para todos los que resultaran poco menos que desintegrados por obra de celos y de rabietas sociales.

Así pues, algunos dejarían de trabajar, en especial los que vieran su actividad social como verdadero trabajo, en tanto que aquellos que vieran su actividad como alegría absoluta, nunca se detendrían.

Amén de que no todos podrían tener un trabajo que les diera alegría.

Falso. Todos podrían.

La alegría en el lugar de trabajo no tiene nada que ver con la función y sí con todo lo relacionado con la finalidad. La madre que despierta a las cuatro de la madrugada para cambiar el pañal del bebé, lo entiende perfectamente. Arrulla al bebé y en absoluto siente que lo que está haciendo es un trabajo. Su actitud hacia lo que hace es lo que cuenta, así como su intención. Es la actitud en el desarrollo del trabajo lo que permite el contento.

Ya antes usé el ejemplo de la maternidad, sencillamente por que el amor de una madre por su hijo es lo más cercano a la comprensión de algunos conceptos que señalo en este libro y en esta trilogía.

Así pues, ¿cuál sería la finalidad de eliminar "el potencial ilimitado de percepciones"? ¿No robaría a la experiencia humana una de sus más grandes oportunidades, una de sus aventuras más gloriosas?

Aun tendrían la oportunidad y la aventura de ganar una cantidad de dinero ridícula. El límite superior del ingreso retenible sería en verdad muy alto, más del que la persona promedio... las diez personas promedio... necesitarían en ningún momento. Y el monto del ingreso que se podría ganar no sería limitado, simplemente la cantidad que quisieran retener para el uso personal. El resto, que según el criterio general sería del orden de más de 25 millones de dólares al año (estoy valiéndome de una cifra en verdad arbitraria para destacar el punto), se gastarían en programas y servicios que beneficiaran a toda la humanidad.

Y la razón, el porque de ello...

El límite superior del ingreso que se retendría, mostraría una consciencia diferente en el planeta; una percepción de que la meta más alta de la vida no es la acumulación de riquezas, sino el hacer el mayor bien posible, y la percepción correlativa de que la concentración de la riqueza, no el compartirla, es el factor individual más importante en la creación de los dilemas sociales y políticos más persistentes y nefastos del mundo.

La oportunidad para amasar riquezas - riquezas ilimitadas - es la piedra miliar del sistema capitalista, un sistema de libre empresa y de competencia abierta que ha producido la sociedad más compleja que el mundo haya jamás conocido.

El problema es que creas eso en verdad.

No, no lo creo. Pero lo señalo aquí en nombre de los que así lo creen. Quienes lo creen están engañados terriblemente y no ven nada de la realidad actual de este planeta.

En Estados Unidos, 1.5 por ciento de la población tiene más riquezas que 90 por ciento de los
habitantes. Los más ricos, 834.000 personas, poseen casi un trillón de dólares más que el total de los bienes de 84 millones de personas.

¿Qué hay de malo en ello? Para eso trabajaron.

Ustedes los estadounidenses tienden a ver la posición de clase como una función del esfuerzo  individual. Como algunos alcanzaron el éxito monetario, creen que todo el mundo puede hacer lo mismo. Esta opinión es simplista y peca de ingenua. Da por sentado que todos tienen oportunidades iguales, cuando, en verdad, en Estados Unidos al igual que en México, los ricos y poderosos se empeñan y esfuerzan por retener su dinero y su poderío y también por acrecentarlo.

¿Así de sencillo? ¿Qué tiene de malo?

Logran esto eliminando sistemáticamente la competencia, minimizando institucionalmente la oportunidad verdadera, y controlando colectivamente el flujo y el crecimiento de la riqueza. Para ello se sirven de todo tipo de procedimientos, desde prácticas y costumbres injustas de trabajo que
explotan a las masas de los más pobres del mundo, hasta prácticas competitivas del tipo de redes y de halagos que minimizan y que de hecho destruyen las oportunidades de los recién llegados de entrar al Círculo Interno de los afortunados.

Buscan controlar la política y los programas gubernamentales de todo el mundo para asegurarse de que las masas sigan estando reguladas, controladas y subordinadas. Por mi parte, no creo que los ricos hagan esto, no la mayoría. Supongo que ha de haber un puñado de conspiradores...

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