miércoles, 12 de abril de 2017

DOCTRINA ESOTÉRICA.- TRATADO DEL FUEGO (I)

Este libro es una de las joyas de la Doctrina Secreta o Sabiduría Esotérica, por lo que habrá que ir despacio. Según voy leyéndolo, descubro poco a poco de dónde procedía la sabiduría Griega. En Egipto se les trasmitió una Doctrina con el mandato de comunicar poco de ella (el mejor y auténtico discípulo fue Pitágoras) Heráclito y Parménides con sus filosofía puestas en oposición por los historiadores, sabían más de lo que nos dijeron y en el fondo, una interpretación objetiva nos demuestra que ambos hablan de lo mismo: el Uno, el SER, desconocido y oculto que se manifiesta en su obra.
Confieso que tendré que leerlo dos o tres veces para entenderlo. Así que dedicaré estos días de reflexión para ver la relación entre conceptos orientales y occidentales. Siempre teniendo en cuenta que la VERDAD es una, se diga dónde se diga. Un saludo y ánimo

1
Tratado sobre Fuego Cósmico
Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul
(Alice A. Bailey)
Introducción

Alice A. Bailey en su Autobiografía Inconclusa, publicada en 1951, narra la historia de los años dedicados al trabajo telepático que realizó conjuntamente con El Tibetano. Relata el primer contacto establecido con él en el plano físico, que tuvo lugar en California, en noviembre de 1919. El trabajo proyectado debía abarcar un período de treinta años. Treinta ytres días después de finalizar dicho período, Alice A. Bailey se liberó de las limitaciones del vehículo físico.

La Autobiografía contiene además ciertas declaraciones hechas por El Tibetano respecto a su trabajo y explica algunas de las razones por las cuales fue emprendido. Durante las primeras etapas se debía poner cuidadosa atención a esas condiciones imperantes en el plano físico que aseguraran mejor el éxito del proceso telepático. En años posteriores la técnica llegó a ser tan perfecta y el mecanismo etérico de Alice A. Bailey estaba tan finamente sincronizado y ajustado que prácticamente el proceso no exigía esfuerzo alguno, quedando así demostrada, en grado sumo, la realidad y utilidad práctica del intercambio telepático.

En muchos casos, la mente concreta inferior (frecuentemente restringida por el idioma) al exponer verdades espirituales se vela obligada a expresar ideas abstractas y conceptos sobre realidades espirituales hasta ahora desconocidas. Repetidas veces se les ha prevenido, a quienes leen libros recibidos telepáticamente, respecto a las limitaciones que existen para expresar la verdad, lo cual frecuentemente se olvida. Su constante repetición constituirá en el futuro uno de los principales factores que evitará la cristalización de la enseñanza y que ésta se convierta en otro culto sectario y dogmático.

Este Tratado sobre Fuego Cósmico se publicó en inglés en 1925; constituyó el tercer libro escrito en colaboración, e inherentemente evidencia que perdurará como lo más importante y de mayor trascendencia de la enseñanza impartida durante treinta años, a pesar de la profundidad y el valor contenidos en la serie de tomos titulados Tratados sobre los Siete Rayos o en otros de sus libros.

Durante ese extenso período de trabajo, El Tibetano y Alice A. Bailey, lograron armonizar en tal forma sus mentes que constituían -en lo que se refiere a la mayor parte de la enseñanza impartida- un solo y recíproco mecanismo de proyección.

Hasta el final de sus días Alice A. Bailey solía referirse a la admiración que le causaba lo que pudo columbrar a través de la mente de El Tibetano, respecto a las ilimitadas perspectivas de las verdades espirituales, que de otra manera no hubiera podido obtener y cuya cualidad le era imposible describir. Esta experiencia constituyó la base de su frecuente y a menudo incomprendida expresión de que todas las enseñanzas que ayudaba a difundir eran tan sólo el a b c del conocimiento esotérico, y que en el futuro abandonaría cualquier enunciado de la presente enseñanza si hallaba otra mejor y más profundamente esotérica. A pesar de la profundidad y claridad de la enseñanza contenida en los libros publicados bajo su nombre, las verdades expuestas en ellos son muy parciales y sujetas a revelaciones y expansiones posteriores; recordar constantemente este hecho, proporcionará una segunda defensa contra esa cualidad de la mente concreta que continuamente tiende a producir sectarismos. Al iniciarse este esfuerzo unido y después de una concienzuda consideración, El Tibetano (D. K.) y A. A. B. decidieron que ella, como discípulo activo en el plano externo, fuera quien se hiciese cargo, en lo posible, de la responsabilidad kármica en dicho plano, y presentara la enseñanza al público bajo su nombre. Dicha decisión involucraba la responsabilidad de dirigir el campo esotérico, lo cual desencadenó el ataque y la censura de algunas personas y organizaciones cuyas actitudes y actividades eran autoritarias y de mentalidad pisceana.

La actitud adoptada por ambos permitió eliminar la estructura limitada sobre la cual se apoya la enseñanza esotérica, su misterio, espejismo, pretensión e impracticabilidad. Suposición contra las aseveraciones dogmáticas ha ayudado a establecer una nueva era de libertad mental para los estudiosos de las progresivas revelaciones de la Sabiduría Eterna.

El antiguo método de establecer la verdad aceptando y comparando los nuevos postulados con las doctrinas establecidas previamente es, sin lugar a dudas, de utilidad para entrenar la mente, pero se está superando en forma gradual. En su lugar surge, en los campos de la religión y la filosofía, una nueva capacitación para adoptar una posición más científica. La enseñanza espiritual se aceptará cada vez más como hipótesis, pero no será comprobada por el estudio, por su base histórica ni por su autoridad, sino por las consecuencias que sus efectos producen en la vida y por su valor práctico para resolver los problemas de la humanidad.

Hasta ahora, la enseñanza esotérica más avanzada, se obtenía únicamente cuando el estudiante aceptaba la autoridad del instructor; le prometía cierta obediencia personal y se comprometía a guardar silencio. A medida que progresa la nueva dispensación acuariana, dichas limitaciones van desapareciendo. Se mantiene la relación personal entre el discípulo y el Maestro, pero ya ha comenzado el entrenamiento del discipulado en forma grupal. La historia de este experimento y el intento de utilizar el método de la nueva era se halla expuesto al público en el libro titulado Discipulado en la Nueva Era, el cual contiene las instrucciones dadas personalmente por El Tibetano a un seleccionado grupo.

En este Tratado sobre Fuego Cósmico El Tibetano nos ha dado lo que profetizó H. P. Blavatsky, a saber: la clave sicológica de la Creación Cósmica. H. P. B. afirmó que en el siglo XX aparecería un discípulo que daría la clave sicológica de su obra La Doctrina Secreta, en cuya monumental realización El Tibetano prestó su colaboración; Alice A. Bailey efectuó su tarea con pleno conocimiento de la parte que le correspondía en esta secuencia.
FOSTER BAILEY
Tunbridge Wells Diciembre 1950.

RESUMEN DE UNA DECLARACIÓN HECHA POR EL TIBETANO PUBLICADA EN AGOSTO DE 1934

SOLAMENTE diré que soy un discípulo tibetano de cierto grado; esto puede significar muy poco para ustedes, porque todos son discípulos, desde el aspirante más humilde hasta más allá del Cristo Mismo. Tengo cuerpo físico lo mismo que todos los hombres, resido en los confines del Tibet, y a veces (desde el punto de vista exotérico), cuando me lo permiten mis obligaciones, presido un grupo numeroso de Lamas tibetanos. A esto se debe la difusión de que soy un abad de ese Monasterio Lamásico. Aquellos que están asociados conmigo en el trabajo de la Jerarquía (todos los verdaderos discípulos están unidos en este trabajo) me conocen también con otro nombre y cargo. A. A. B. conoce dos de mis nombres.

Soy un hermano que ha andado un poco más por el Sendero y, por consiguiente, tengo más responsabilidades que el estudiante común. He luchado y me he abierto un camino hacia la luz, logrando obtener mayor luz que el aspirante que leerá este articulo; por lo tanto tengo que actuar como transmisor de luz, cueste lo que cueste. No soy un hombre viejo, con respecto a lo que la edad puede significar en un instructor, ni tampoco soy joven e inexperto.

Mi trabajo consiste en enseñar y difundir el conocimiento de la Sabiduría Eterna dondequiera que encuentre respuesta; y esto lo he estado haciendo durante muchos años. Trato también de ayudar a los Maestros M. y K. H. en todo momento, porque estoy relacionado con Ellos y Su trabajo. Lo expuesto hasta aquí encierra mucho; pero tampoco les digo nada que pueda inducirles a ofrecerme esa ciega obediencia y tonta devoción que el aspirante emocional brinda al Guru o Maestro con el que aún no está en condiciones de tomar contacto, ni podrá lograrlo hasta tanto no haya trasmutado la devoción emocional en desinteresado servicio a la humanidad, no al Maestro.

No espero que sean aceptados los libros que he escrito. Podrán o no ser exactos, correctos y útiles. El lector puede comprobar su verdad mediante la práctica y el ejercicio de la intuición. Ni A. A. B. ni yo tenemos interés en que se los considere como que han sido inspirados, ni tampoco que se diga misteriosamente que son el trabajo de uno de los Maestros.

Si estos libros presentan la verdad de tal manera que pueda considerarse como la continuación de las enseñanzas impartidas en el mundo, y si la instrucción suministrada eleva la aspiración y la voluntad de servir, desde el plano de las emociones al plano mental (el plano donde se encuentran los Maestros), entonces estos libros habrán cumplido con su propósito.

Si la enseñanza impartida encuentra eco en la mente iluminada del trabajador mundial y despierta su intuición, entonces acéptense tales enseñanzas. Si estas afirmaciones son corroboradas oportunamente y consideradas como verdaderas al ser comprobadas por la Ley de Correspondencia, está muy bien; pero si esto no es así, no se acepte lo expuesto.

PREFACIO

ESTE "Tratado sobre Fuego Cósmico" persigue cinco objetivos:

Primero, ofrecer un delineamiento sintético y esquemático de cosmología, filosofía y sicología, que quizás pueda ser utilizado durante una generación como libro de texto y de referencias y también como base para un estudio más detallado a erigirse en el futuro, a medida que vaya afluyendo la gran oleada de enseñanza respecto a la evolución.

Segundo, expresar lo subjetivo en términos comprensibles, y señalar el nuevo paso hacia la comprensión de la verdadera sicología. Elucidar la relación que existe entre Espíritu y materia, la cual se manifiesta como conciencia. Se observará que este tratado se ocupa más del aspecto mente, de la conciencia y de la sicología superior que de la materia, tal como se la conoce en el plano físico. Es muy peligroso proporcionar información acerca de las diversas energías de la materia atómica, pues la raza es aún demasiado egoísta para confiarle tales poderes. El hombre, gracias a la competente labor de los científicos, va rápidamente descubriendo el conocimiento necesario. Se hallará que este libro da trascendencia a las fuerzas responsables de la manifestación objetiva de un Logos solar y del hombre. Sólo en la primera parte se dan indicaciones respecto a la naturaleza de esas energías estrictamente confinadas al plano físico.

Tercero, evidenciar el coherente desarrollo de todo lo que existe en un sistema solar; demostrar que todo cuanto existe evoluciona (desde la forma de vida más inferior, en el punto más denso de concreción hasta la más elevada y sutil manifestación) y que las formas sólo son expresión de una maravillosa y divina Existencia. Esta expresión tiene su origen en la fusión de dos aspectos divinos, mediante la influencia de un tercero, lo cual produce la manifestación que llamamos forma, iniciando su ciclo evolutivo en tiempo y espacio. De esta manera la forma llega a tal punto que constituye un medio adecuado para que se manifieste la naturaleza de lo que llamamos Dios.

Cuarto, dar información práctica acerca de los puntos focales de energía que se encuentran en el cuerpo etérico del Logos solar, el macrocosmos, y del hombre, el microcosmos. A medida que se comprenda el sustrato etérico, la verdadera sustancia que subyace en toda forma tangible, se producirán grandes revoluciones en los dominios de la ciencia, la medicina y la química. Por ejemplo, el estudio de la medicina se iniciará, con el tiempo, desde un nuevo ángulo y se practicará basándose en la comprensión de las leyes de irradiación, de las corrientes magnéticas, de los centros de fuerza que se hallan en el cuerpo humano, y su relación con los centros y corrientes de fuerza del sistema solar.

Quinto, dar alguna información, no impartida hasta ahora exotéricamente, acerca del lugar que ocupan y el trabajo que realizan las miríadas de vidas sensorias, que constituyen la esencia de la objetividad; indicar la naturaleza de esas Jerarquías de Existencias, que crean con su propia sustancia, todo lo que se ve y se conoce, las cuales constituyen el Fuego que produce calor, calidez, vida y movimiento en el universo. Así se ocupará de la acción del Fuego sobre el Agua, del Calor sobre la Materia (considerada macrocósmica o microcósmicamente), lo cual proyectará alguna luz sobre la Ley de Causa y Efecto (o Ley del Karma) y el significado que tiene en el sistema solar.

Resumiendo, la enseñanza de este libro deberá traer como resultado, una expansión de conciencia y el reconocimiento de que la interpretación de los procesos naturales, formulada por las Mentes maestras de todas las épocas, es adecuada y constituye una base práctica, tanto para la ciencia como para la religión. Ello tenderá a producir una reacción en pro de una filosofía que vincule el Espíritu y la materia y exprese la unidad esencial de las ideas científicas y religiosas. Ambas están hoy algo divorciadas, y sólo ahora comenzamos a tantear nuestro camino intelectual que nos sacará de las profundidades de la interpretación materialista. Sin embargo, debe recordarse que bajo la Ley de Acción y Reacción, el extenso período de ideas materialistas ha sido necesario para la humanidad, porque el misticismo de la Edad Media nos había llevado demasiado lejos en la dirección opuesta. Ahora tendemos a adoptar un punto de vista más equilibrado, y se espera que el contenido de este tratado forme parte del proceso, mediante el cual se alcance el equilibrio. A quien lo estudie, se le pide tener presente que:
a. Al desarrollar los temas nos ocupamos de la esencia de lo objetivo, del aspecto subjetivo de la manifestación y de la fuerza y la energía. Resulta casi imposible reducir tales conceptos a fórmulas concretas y expresarlas de tal modo que el hombre común pueda captarlas con facilidad.
b. Al emplear palabras y frases, en términos modernos, lógicamente se restringe y limita el tema y gran parte de la verdad se pierde.

c. El contenido de este tratado se ofrece sin dogmatismos, como contribución al cúmulo de ideas relativas a los orígenes de los mundos y como una adición a los datos ya acumulados respecto a la naturaleza del hombre. La mejor solución que los hombres pueden ofrecer para resolver el problema mundial debe forzosamente asumir un doble aspecto. Tal solución se demostrará por medio de una vida de servicio activo, que tienda al mejoramiento de las condiciones ambientales y mediante la formulación de algún esquema o plan cosmológico capaz de justificar, en lo posible, las condiciones tal como existen.

Polemizando, como hoy hacen los hombres y partiendo de la base de lo conocido y comprobado sin ocuparse de, y sin justificar esas causas profundamente arraigadas que se supone son producto de lo visible y conocido, todas las soluciones hasta ahora han fracasado y fracasarán.
d. Todo intento de formular en palabras verdaderamente comprensibles lo que ha de ser sentido y vivido, será indefectible y lamentablemente inadecuado. Todo cuanto se diga sólo será una parcial exposición de una gran Verdad velada, que se ofrece al lector y estudiante como simple hipótesis práctica y enunciación sugestiva. El estudiante de mente abierta y el hombre que nunca olvida que la Verdad se revela progresivamente, saben que la expresión más plena y posible de la verdad, en cualquier época, aparece luego como fragmento de un todo, y más tarde podrá serreconocida sólo como parte de una realidad; de manera que en si misma es una distorsión de lo real.

Este tratado se ofrece con la esperanza de que sea útil para todos los buscadores que, con mente amplia, van detrás de la verdad, y de valor para quienes investigan la Fuente subjetiva de todo lo tangible y objetivo. Se aspira con él a presentar un plan, razonablemente lógico, de la evolución del sistema, y a indicar al hombre la parte que debe desempeñar, como unidad atómica de un grande e integral Todo. Este fragmento de La Doctrina Secreta se ofrece al mundo, a medida que gira la rueda evolutiva, sin pretensiones respecto a su fuente de origen, infalibilidad o detallada exactitud de sus afirmaciones.

Ningún libro adquiere valor por su dogmatismo o por las declaraciones respecto a la autoridad de su fuente de inspiración. Un libro triunfa o fracasa por su valor intrínseco, la utilidad de las sugerencias hechas y su poder para impulsar la vida espiritual e intensificar la captación intelectual del lector. Si este tratado contiene en sí, algo de la verdad y de la realidad, realizará inevitable e indefectiblemente su cometido; transmitirá su mensaje, y llegará a los corazones y a las mentes de los buscadores, en todas partes. Si no tiene valor ni se basa en la realidad, desaparecerá y perecerá, y es justo que así sea. Todo lo que se pide a quien lo estudie, es que lo considere con simpatía y esté dispuesto a reflexionar los puntos de vista expuestos, con honradez y sinceridad de pensamiento, lo cual le ayudará a desarrollar la intuición, a formular la diagnosis espiritual y a aplicar la discriminación, que le permitirá rechazar lo falso y apreciar lo verdadero.

Las palabras del Buda son oportunas aquí, y constituyen el apropiado final de esta introducción.

EL SEÑOR BUDA HA DICHO: que no hemos de creer en lo dicho, simplemente porque ha sido dicho; ni en las tradiciones, porque han sido transmitidas desde la antigüedad; ni en los rumores como tales; ni en los escritos de los sabios, porque ellos los han escrito; ni en las fantasías que sospechamos nos han sido inspiradas por un deva (es decir una supuesta inspiración espiritual); ni en las deducciones basadas en alguna suposición casual que hemos hecho; ni por lo que parece ser una necesidad analógica; ni por la mera autoridad de nuestros instructores o maestros, sino que hemos de creer cuando lo escrito, la doctrina o lo dicho, está corroborado por nuestra propia razón y conciencia. “Por eso” dice, “les he enseñado a no creer por el solo hecho de haberlo oído decir; pero que cuando crean con toda conciencia, entonces actúen de acuerdo a ello, con plenitud”. La Doctrina Secreta, VI, 84.

Que ésta sea la actitud que adopten quienes lean este Tratado sobre Fuego Cósmico.

ALICE A. BAILEY

NOTA: La sigla D. S., se refiere a algunas citas extraídas de “Lo Doctrina Secreta” de H. P. Blavatsky. El número de páginas corresponde a la segunda edición publicada por la Editorial Kier.

FUEGO

¿Qué dice la enseñanza esotérica respecto al Fuego?

Fuego, el reflejo más perfecto y puro de la Llama Una que existe en el cielo y en la tierra. Es la vida y la muerte, el origen y el fin de todas las cosas materiales. Es sustancia divina.” D. S. I, 174.

Nuestra tierra y el hombre (son) producto de los tres Fuegos. D. S. III, 293.

El fuego y la llama destruyen el cuerpo de un Arhat; la esencia de ambos lo hacen inmortal. D. S. I,54

LOS TRES FUEGOS

I. El Fuego Interno o Fuego por Fricción.
Existe calor interno y calor externo en cada átomo, el hálito del Padre (Espíritu) y el hálito (o calor) de la Madre (materia).” D. S. 1, 134.

II. Fuego de la Mente o Fuego Solar.
El fuego del conocimiento consume toda actividad en el plano de la ilusión, por lo tanto, a quienes lo han adquirido y se han emancipado, se los denomina “Fuegos”. D. S. 1, 138.

III. Fuego del Espíritu o Fuego Eléctrico.
Levanta tu cabeza, ¡oh Lanú!; ¿sobre ti ves una o innumerables luces ardiendo en el oscuro cielo de la medianoche?”
Percibo una Llama, ¡oh Gurudeva!; veo incontables chispas brillando en ella, que no se desprenden.”

POSTULADOS DE INTRODUCCIÓN

La enseñanza que se imparte en este libro titulado Tratado sobre Fuego Cósmico, podría formularse en los términos que se dan a continuación. Sus postulados son, sencillamente, una ampliación de los tres fundamentos contenidos en el Proemio del Tomo I, de La Doctrina Secreta de H. P. Blavatsky.(1) Se recomienda estudiarlos detenidamente a fin de comprender con mayor facilidad este tratado.

I. Existe un solo Principio Inmutable e Ilimitado; una sola Realidad Absoluta precediendo a todo Ser manifestado y condicionado. Está más allá del conocimiento y alcance de todo pensamiento y expresión humanos. El Universo manifestado se halla contenido en esta Realidad Absoluta y es el símbolo que la condiciona. La totalidad de este Universo manifestado comprende tres aspectos:


1. El Primer Logos Cósmico, impersonal e inmanifestado, el precursor de lo Manifestado.
2. El Segundo Logos Cósmico, Espíritu-Materia, Vida, el Espíritu del Universo.
3. El Tercer Logos Cósmico, Ideación Cósmica, el Alma Universal del Mundo.

De estos principios creadores fundamentales surgen correlativamente, en sucesivas graduaciones, innumerables universos que encierran incontables estrellas y sistemas solares en manifestación. Cada sistema solar es la manifestación de la energía y de la vida de una gran Existencia cósmica a quien denominamos, a falta de mejor término, Logos solar. Este Logos solar encarna, o viene a la manifestación, a través de un sistema solar. Este sistema solar constituye el cuerpo o la forma de esa Vida cósmica, y es en sí triple. Este triple sistema solar puede describirse en términos de tres aspectos, o (según lo denomina la teología cristiana) de tres personas.

FUEGO ELÉCTRICO O ESPIRITU
1ra. Persona Padre Vida Voluntad Propósito Energía positiva. 1 D. S. I, 79-81.

FUEGO SOLAR O ALMA
2da Persona Hijo Conciencia Amor-sabiduría Energía equilibrada.

FUEGO POR FRICCIÓN O CUERPO O MATERIA
3ra. Persona Espíritu Forma Inteligencia activa Energía negativa Santo

Cada uno de estos tres se manifiestan también en forma triple, totalizando

a. las nueve Potestades o Emanaciones,
b. los nueve Sephiroth,
c. las nueve causas de la Iniciación.

Estos, conjuntamente con toda la manifestación, el Todo, producen el diez (10) de la manifestación perfecta, o sea el HOMBRE perfecto.

Estos tres aspectos del Todo se hallan presentes en todas las formas.
a. El sistema solar es triple; se manifiesta a través de los tres aspectos ya mencionados.
b. Un ser humano es también triple, manifestándose como Espíritu, Alma y Cuerpo, o Mónada, Ego y Personalidad.
c. El átomo del científico es análogamente triple, compuesto de un núcleo positivo, electrones negativos y toda la manifestación externa, resultado de la relación existente entre los dos primeros.
Los tres aspectos de cada forma se interrelacionan; son susceptibles de interacción porque
a. la energía se halla en movimiento y circula;
b. todas las formas del sistema solar forman parte del Todo, y no son unidades aisladas, y
c. ésta es la base de la fraternidad, de la comunión de los santos y de la astrología.

Los tres aspectos de Dios, el Logos solar y la Energía o Fuerza central (términos sinónimos en sentido oculto) se manifiestan por medio de los siete centros de fuerza –tres centros mayores y cuatro menores. Estos siete centros de Fuerza logoica están constituidos de tal manera que forman Entidades colectivas, conocidas como:

a. Los siete Logos planetarios.
b. Los siete Espíritus ante el Trono.
c. Los siete Rayos.
d. Los siete Hombres celestiales.

Los siete Logos incorporan siete tipos de fuerza diferenciada y en este tratado se les considerará como los Señores de Rayo. Los nombres de los Rayos son:
1er. Rayo Rayo de Voluntad o Poder 1er. Aspecto
2do. Rayo Rayo de Amor-Sabiduría 2do. Aspecto
3er. Rayo Rayo de Inteligencia Activa 3er. Aspecto
Éstos son los Rayos mayores
4to. Rayo Rayo de Armonía, Belleza y Arte
5to. Rayo Rayo de Conocimiento Concreto o Ciencia.
6to. Rayo Rayo de Devoción o Idealismo Abstracto.
7mo. Rayo Rayo de Magia Ceremonial u Orden.

II. Existe una ley básica denominada Ley de Periodicidad.

1. Esta ley rige toda la manifestación, ya sea la de un Logos solar, por intermedio de un sistema solar, o la de un ser humano por medio de una forma humana. Esta ley controla similarmente a todos los reinos de la naturaleza.

2. Existen otras leyes en el sistema que están vinculadas con ésta; algunas de ellas son las siguientes:
a. La Ley de Economía ... rige a la materia, el tercer aspecto.
b. La Ley de Atracción ... rige al alma, el segundo aspecto.
d. La Ley de Síntesis.....rige al espíritu, el primer aspecto.

3. Estas tres son leyes cósmicas. Hay siete leyes que rigen la manifestación de nuestro Logos solar.
a. La Ley de Vibración.
b. La Ley de Cohesión.
c. La Ley de Desintegración.
d. La Ley del Control Magnético.
e. La Ley de Fijación.
f. La Ley del Amor.
g. La Ley del Sacrificio y de la Muerte.

4. Cada una de estas Leyes se manifiesta particularmente en cualquiera de los siete planos del sistema solar.

5. Cada ley entra en vigencia periódicamente y cada plano tiene su período de manifestación y de oscuración.

6. Cada vida manifestada tiene tres grandes ciclos:
Nacimiento vida muerte
Apariencia crecimiento desaparición
Involución evolución oscuración.
Movimiento inerte actividad movimiento rítmico
Vida tamásica vida rajásica vida sáttvica

7. Conocer los ciclos significa tener conocimiento del número, del sonido y del color.

8. El pleno conocimiento del misterio de los ciclos lo posee únicamente el adepto perfecto.

III. Todas las almas son iguales a la Super-Alma.
1. El Logos del sistema solar es el Macrocosmos. El hombre es el microcosmos.
2. El alma es un aspecto de todas las formas de vida desde un Logos hasta un átomo.
3. La relación que existe entre todas las almas con la Super-Alma es la base científica de la creencia en la Fraternidad. Fraternidad es una realidad de la naturaleza, no un ideal.
4. La Ley de Correspondencia explica los detalles de esta relación. Esta Ley de Correspondencia o de Analogía interpreta el sistema y explica al hombre la existencia de Dios.
5. Así como Dios es el Macrocosmos para todos los reinos de la naturaleza, así también el hombre es el macrocosmos para todos los reinos subhumanos.
6. La meta para la evolución del átomo es la autoconciencia, tal como se demuestra en el reino humano. La meta para la evolución del hombre es la conciencia grupal, así como lo manifiesta un Logos planetario. La meta para el Logos planetario es la conciencia de Dios, tal como lo expresa el Logos solar.
7. El Logos solar es la suma total de todos los estados de conciencia dentro del sistema solar.


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