lunes, 26 de septiembre de 2016

QIÉN LA MANDABA FLORES, DIME QUIÉN ERA

En Internet ocurren cosas raras todos los días y, como soy una "marisabidilla" a mí me ocurren todos los días. Y, la verdad es que no sé por qué entro en conversaciones que no me importan en absoluto. Por ejemplo, la Biblia, o sea, la que las distintas iglesias cristianas ponen a disposición de sus respectivos fieles. ¿A mí qué me importa esa Biblia, si por ella recibí más castigos que el primer mártir de la Iglesia? Yo he decidido que mi Biblia sea "el Kolbrin" que es totalmente gnóstica pero preciosa: esa mente que va despertando poco a poco y se va haciendo idea de que existe. Sólo una mente ¡¡¡ qué grandioso!!!. Cuando lo leo (bastante a menudo), no sé por qué me recuerda al recién nacido, en el reconocimiento de sí mismo: primero sólo siente la comodidad o incomodidad, el hambre y la satisfacción y, como nota el cambio de ambiente, llora porque quiere volver a aquel sitio cálido y cómodo en el que él flotaba. Sí, el nacimiento es un trauma, que,  a lo largo de la vida, revivimos en sueños, cada uno a su modo: a veces un sitio estrecho por el que apenas se cabe, otras veces el tubo no es recto, presenta vueltas y revueltas, y te preocupa no llegar a tiempo a la salida dónde a veces alguien te espera y te anima, porque ya lo ha conseguido.

Y, como un niño recién nacido, esa Mente, que tiene todos los poderes, va reconociendo primero su pensamiento y en la neblina que lo rodea, una luz increada, ve su propio reflejo y siente un intenso amor por esa imagen, un amor como sólo un Dios puede sentir y ve que es Andrógino.......

Pero no es de la Biblia de lo que quería hablar, sólo que me da pena que estando en el siglo XXI y habiendo tantos y tantos estudios sobre todo aquel saber primigenio y ancestral, los jóvenes no los lean y se sigan dejando embaucar por aquellos que, sabiendo la verdad, se la callan por no perder el poder sobre las mentes, que debe ser un poder muy satisfactorio puesto que Satanás-Javé lo ejerce sobre nosotros desde hace, por lo menos cuatro mil años.

De lo que quiero hablar es de algo agradable que me está pasando en Internet. No sé quién es. Sólo sé que nos separa un Océano. Pero alguien, desde allá, me escribe todos los días unos textos preciosos, expresándome un amor, que yo no he hecho nada por ganar ni merecer. Y esas fotografías en blanco y negro con algún detalle en rojo, ese contraste maravilloso que realza la belleza de las mujeres que aparecen con cada texto. O me manda fotos de perros, porque sabe que me gustan y hasta de unos gatos preciosos, que no puedo tener por Snoopy.

Lo que más me extraña de esta historia es que, por más que me estrujo los sesos, yo no conozco a nadie de aquellas tierras, ni he hablado nunca con nadie y, sobre todo, todos los días me pregunto: ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿por qué yo?. Pero mentiría si dijera que no me gustan sus escritos, porque le gustan a todas las que los leen y, reconozco que me alegran el día, porque es lo primero que veo cuando entro en el ordenador. Sería yo muy dura de corazón si no le estuviera cogiendo cariño a una persona que expresa un amor tan grande, pero me preocupa que se haya equivocado. Ya se lo he comentado, le he contado algo de mí. Pero no le importa nada, sus escritos y sus bellas fotos siguen llegando y, como no tengo con qué agradecerlo, voy guardando sus palabras y sus imágenes en una carpeta a la que he llamado "cosas bonitas de............"

Y desde aquí quiero decirle a esa alma noble, dulce y sensible que absolutamente todas las palabras que escribe las recibo y las guardo en mi corazón......... bueno, y en la capeta, claro

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