jueves, 3 de agosto de 2017

HOY ME APETECE HABLAR A MÍ

HOY TENGO GANAS DE HABLAR

Acerca de la gnosis, por ejemplo. He leído y leeré todo lo que encuentro tanto a favor como en contra de la gnosis y he sacado en consecuencia que sigue siendo tan peligrosa para el orden establecido como lo ha sido siempre. Han cambiado los argumentos y los métodos, pero sigue siendo temida por aquellos que no quieren que nos apartemos un ápice de los cauces establecidos. Hay mucha basura publicada que hay que poner siempre en entredicho. La GNOSIS es muy simple: se trata de llegar a tu verdadero “yo” y descubrir quién eres realmente. Es así de escueto y así de difícil. Para avanzar un poco hay que admitir una cierta trascendencia a la muerte, o sea, creer que después de la muerte, la vida continúa de alguna manera. Y, admitir también, que volveremos a reencarnarnos. Todo lo demás es brumoso. Es cierto que hay una conspiración: primero, durante los tres primeros años de la vida, vamos olvidando no sólo de dónde venimos, a qué hemos venido y, sobre todo, quiénes somos. Esta amnesia que sobreviene no es natural, es contra-natura, porque, si hemos venido a algo, lo lógico es que lo recordáramos. Eso de que Dios quiere que tú resuelvas tus incógnitas por tí mismo, me parece un insulto al mismo Dios, suponiendo que creas en su existencia; o, por lo menos un insulto al Principio, sea el que sea. De la definición que tradicionalmente se da de Dios, se desprende una imposibilidad metafísica de que cometa o sea el responsable de tan inmensa PUTADA.

Se supone entonces, si es que queremos seguir con el tema, que, además de ese Principio y yo, existe algo intermedio empeñado en hacernos la Puñeta: o sea, borrarnos la memoria e incorporarnos a su granja energética. Esta granja tiene animales variopintos, quizá cada grupo con su forma y su figura; pero algo les unifica: tienen mente y capacidad de pensar; tienen capacidad de sentir; tienen capacidad deducir; e, incluso, y esto ya sería el colmo: tienen capacidad de despertar. Y este despertar es el que hay que impedir a toda costa o nos quedamos sin reservas para la batalla final. Esto de la batalla final, sin querer yo profetizar, me lo indican los 7.000 millones de almas que hay ahora mismo en el planeta. Nunca, a lo largo de nuestra historia hemos llegado a semejantes cifras. Ni hambre, ni guerras, ni enfermedades rebajan un ápice el número de habitantes. Tiene que ser por algo.

Desde el momento en que nacemos, el sistema (que cada día es más difícil de definir), al que imagino como un pulpo gigante con millones de brazos, se apodera de tu mente: lenguaje (que se nos olvida de una vida a la otra, aunque sea el mismo), correcta utilización del lenguaje (que es una primera forma de establecer una división entre individuos de un mismo lenguaje), relación con los padres, amigos, relaciones correctas con los amigos, despertar a la sexualidad, relaciones sexuales correctas…… etc., etc.,etc., Capas y capas que en nuestra mente se convierten no sólo en formas de comportamiento, sino también en maneras de pensamiento. Aquí se dan la mano tres instituciones, por lo menos: escuela, religión, poder. Cuando cumples, por ejemplo 30 años, aquel pensamiento sencillo, sano y puro que trajiste al nacer, ha quedado sepultado por tantas cosas que, cuando te quieres dar cuenta, ya casi no hay marcha atrás, te has convertido en un miembro valioso de la sociedad. La sociedad te mima, te premia, te hace un triunfador, te crea necesidades que tú satisfaces con el dinero que la misma sociedad te da. Estás y eres propiedad del GRAN PULPO, que te hará la misma faena una y otra vez, apoderándose de tu alma en cada una de las vidas y reponiendo tu cuerpo que, al ser orgánico, se degenera.

No sólo no sabemos quién somos ni qué hacemos aquí; tampoco sabemos cuántas vidas llevamos vividas, ni cuántas veces los dueños de la graja nos han utilizado. Por supuesto, estos dueños, no están encarnados. Como tampoco Dios está encarnado. Son espíritus que necesitan ayudantes materiales para llevar a cabo sus planes, que por cierto es muy sencillo: acabar con todo y quedarse con la energía que indudablemente nos pertenece. No hace falta enumerarlos con nombres y apellidos, basta con decir que todo el que colabora en la manipulación de nuestra mente y emborrona nuestras conciencias con seculares mentiras, es acólito o colaborador VOLUNTARIO de estos espíritus que no son del mal ni del bien; eso son tonterías con las que nos entretienen; a ellos, el bien y el mal les importa tres pepinos: lo que quieren es que emitamos energía, y cuanta más mejor. Parece que el ser humano emite más energía cuando sufre que cuando es feliz. Por eso la finalidad de estos agentes de manipulación es nuestra desgracia, la privación, el hambre, la enfermedad y, cuando ya no emitimos más porque se nos agotan las pilas, pues cambio de envoltura y vuelta a empezar.

Lo que ocurre es que existe algo que se llama “umbral”. Es una magnitud de la que sabían mucho, por ejemplo, los inquisidores que arrancaban confesiones inverosímiles a los detenidos después de haberles hecho crecer medio metro en el potro. El umbral máximo, en este caso concreto es cuando nuestra mente se va y nuestro organismo pierde toda sensibilidad, o sea, que nos desmayamos. Todos las épocas, gobiernos, clanes, mafias, pandillas, etc. etc. tienen sus “ejecutores” que manejan muy bien la cantidad de dolor que hay que infringir para aque se sienta, pero sin “perder el conocimiento”. Lo que ocurre con el dolor, se da en todas las sensaciones. No notamos el polvo que cae en nuestras manos a lo largo del día, pero, si nos cae un ladrillo, lanzaremos un lastimero ¡ay!.

Hasta aquí, umbrales físicos. Pero, lo mismo que decimos de los sentidos, podemos decir de nuestra mente. Sobre este asunto no hay estadísticas, pero todos los días aparecen artículos con letras grandes sobre los nuevos métodos de manipulación mental que se están inventando o experimentando. En realidad, no son necesarios. Como decíamos antes, nuestra mente es manipulada desde la cuna. Pero pudiera pasar que los “manipuladores” se pasaran de listos. De dos formas, por lo menos: acumulando tantas almas en un mismo momento temporal que no pudieran manipular todas al mismo tiempo. Para estos casos, simplemente pueden retirar el alma y dejar al cuerpo a su aire hasta que se agote solo. Es cruel, pero a ellos no les importa. Todos conocemos a alguien que da la sensación de haber nacido sin alma. Mucho antes de que yo leyera tanto sobre este tema, recuerdo una conversación con alguien cercano a mí:

- Oye, tú crees que a Dios se le pueden agotar las almas?
- Ay, hija, yo qué sé…!! Pregúntaselo a la Sor
- Sor, usted cree que a Dios se le pueden agotar las almas?
Como siempre, la pobre Sor que, en ese momento estaba haciendo tertulia con un grupo más divertido que yo, se quedó patidifusa:
- Pero,…… ¿cómo puede Vd. pensar esas cosas? ¿No vé que ese es un insulto a Jesús?… ande, vaya a la capilla y pida perdón por semejante blasfemia.
- Sor ¿puedo ir con ella? Es que me ha hecho pecar….. mi amiga tenía toda la gracia de su Andalucía

Eso era cuando yo ya había notado que, muchas gente carecía de alma, aunque no pudiera entonces racionalizar ni explicar el por qué de semejante intuición. Hoy estoy convencida de que entonces tenía razón. He conocido y conozco a gente que carece de alma.
Cuando la población rebasa el umbral máximo para el control de almas, empiezan entonces a ocurrir el fenómeno inverso al que pretende el manipulador: algunas almas van despertando por sí mismas: después de plantearse toda clase de preguntas y ver las piezas que no cuadran se lanzan a la búsqueda de su propio yo, que, por supuesto buscan dentro de ellas. No es fácil, porque el radar, un radar gigante compuesto por las mentes ya totalmente manipuladas, las detectan y entonces empieza una verdadera lucha a muerte entre todos a una por todos los frentes contra una pobre alma que lo único que quiere es saber quién es. Los ataques vienen naturalmente de las fuentes autorizadas: culturales (se empiezan a perder amigos; algunos se abandonan porque quieren retrasarte en tu búsqueda o simplemente se ríen de tus problemas, con el consabido: “desde luego, cómo se nota que no tienes problemas…… si tuvieras los que yo” y “¿qué problemas tienes tú?” preguntas la primera vez dejándote llevar por tu natural bondad. Y la interlocutora, suelen ser mujeres, te empieza a relatar toda la retahíla de lo que ella considera problemas insalvables. En ese momento es mejor dejar la conversación, porque todos los problemas que te cuenta los has tenido tú y los has solucionado para dedicarte a lo que de verdad te importa. Pero desde luego, has perdido una amiga); religiosos: en cuanto abres la boca en cualquier sitio, por ejemplo, en internet, acuden como moscas a la miel toda suerte de salvadores que te bombardean con las escrituras, te cuentan lo bien que les va desde que se han entregado a Jesús, te citan salmos, proverbios, con capítulos y versículos y te quieren enseñar, precisamente, lo que tú acabas de apartar como no válido. Estos son peores, porque si no lo consiguen por las buenas, lo intentarán por las malas, retorciendo palabras, intentando razonar en algo que al ser vivencial no admite razonamiento, cambiando tus intenciones, tus escritos o sea, un ataque a nivel intelectual que te deja los pies fríos y la cabeza caliente. A lo mejor, con un poco de suerte, llega el momento en que te dejan en paz. A este mismo grupo pertenecen los francotiradores: personas en solitario, con su verdad particular (por lo general más extremista que lo que tú estás buscando), su propia visión de todo, que generalmente se resume en una o dos frases claves. Aquí hay que distinguir, porque los hay que utilizan armamento punta y otros que utilizan tirachinas. No despreciemos a los tirachinas como hizo Goliat, pero estemos prevenidos contra las armas de última generación.

Una vez que has despertado, aunque lo quieras, ya no vas a parar. Hasta ahí llega la voluntad del Altísimo, sea quien sea y se llame como se llame. Buscas el cómo, o sea, como consigo encontrar mi “yo” auténtico. Y aquí ya te puedes echar a temblar. Si por cada palabra que he leído sobre el cómo se diera un euro a, por ejemplo ACNUR, habría……. Yo creo que sobraría. Filosofía tibetana, hindú, china, mantras, meditaciones, chacras (bien alineados), pero es curioso: ninguno, pero ninguno de estos escritos habla de aquellos que en su día se consideraron heterodoxos y a nadie le interesa leer los escritos ancestrales que, por una razón o por otra, están saliendo a la luz.

En fin, yo os puedo ofrecer algún atisbo de por dónde yo intento andar mi camino: 1) admitir que somos animales; 2) que podemos pensar; 3) que todo lo que se nos ha enseñado como obligatorio es falso. Como corolario al 1) y, porque es algo que se nos prohibe de mil maneras, admitir el sexo como lo más natural del mundo y buscad vuestra propia identidad sexual. Os parecerá una locura, pero hay que empezar siempre por lo que más reprimido está. Y no hay nada que lo esté más. Acordaos que habéis vivido más vidas u no necesariamente con el sexo que os ha tocado en ésta. Huy! No os podéis imaginar cómo de despeja vuestra mente en un momento y caen tabúes por todas partes. Estáis limpiando vuestra mente, estáis recordando. Pero tened en cuenta que, en realidad, somos SERES DE LUZ A LOS QUE SE LES HA ROBADO EL RESPLANDOR. Y, no os fiéis de la luz blanca: buscad el rayo dorado: ese es el camino.

Me gustaría hablar de más cosas, confío que mañana sea otro día.


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