martes, 15 de noviembre de 2016

ESCUCHA, TROVADOR......

Escucha lo que digo, trovador.
Sé que te ofendí
y tú me lo hiciste a mí 
y eras mi amigo.

Me he perdido, trovador,
no sé qué senda
debo escoger, 
y tú te has ido.

Ya no te oigo, trovador
y a nadie hablas
no sé si me mandas
alguno de los mensajes que recibo,
o es alguien que está más allá,
en un punto del tiempo, 
más allá o más acá. 

Yo siempre estuve sola, trovador,
no hiciste bien al presentarte, 
y, para tu orgullo, adivinaste
lo que en mis adentros rebullía
y le diste nombre, como un doctor;
eso es ansiedad, dijiste y acertaste.

Pero igual que yo, trovador
tú tienes tus propios afanes
y no te gustó que yo captara
y entrara en el fondo de tu alma
y viera tu herida en tus adentros,
a pesar que con desprecios la taparas.

Sólo quién ha sufrido, trovador
capta el sufrimiento;
sólo quien ha roto las normas
te capta el pensamiento;
sólo quién no sabe quién es
puede adivinar tu no-ser.

Has hecho bien en irte, trovador
porque no era el momento
para lamernos mutuamente las heridas
hubiera sido aumentar dos tormentos.

Escucha esto, trovador
estoy segura que tú y yo
en un momento del tiempo olvidado
en un sitio sin dónde ni cuándo
hemos jugado, corrido, saltando
por piedras, charcos y cercados.
Porque cuando vi tu rostro tan serio
supe al momento que, si te necesitaba
tú me protegerías, 
porque lo habías hecho en otra vida

Por todo eso, trovador
haces bien en no verme,
este trabajo he de hacerlo sola
tú tienes el tuyo, pero siempre quedan
los juegos que fueron
y volverán a ser y reiremos,
pisaremos charcos, correremos
y tendremos perros y gatos 
y hasta una pantera negra
con ojos verdes, porque nos gustan.

He desechado todo, trovador
excepto el cariño que ya no duele
y que es bonito conservar
para que en la próxima vuelta
tengamos por dónde empezar.


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